FIN POV’S Shirou.
POV’S Atsuya.
-¡¿Qué me has dicho?!-le grité malhumorado a Afuro, ¿quién se creía para llamarme así? Me crucé de brazos en la silla sin mirarle.
-¿Siempre eres así de malhumorado?-preguntó divertido por la situación, mas a mi no me hacía gracia, ¿él no estaba preocupado por su amigo o qué?
-No, es que estoy empezando a estresarme porque mi hermano no aparece.
-No sé por qué tengo el presentimiento de que está con Gouenji, así que no te preocupes, seguro que se saben cuidar-me respondió con una sonrisa en su rostro. Me quedé embobado con ella, era la sonrisa más tierna que había visto en…¡¿En qué estoy pensando?! ¡A mí no me gusta su estúpida sonrisa!
-¿Cómo puedes estar tan seguro?-le pregunté esta vez yo desconfiado y con el ceño fruncido.
-No sé, pero piensa Fubuki, que preocupándote tampoco vas a hacer que tu hermano aparezca, solo sé paciente y vamos a esperarlos-me aconsejó sin dejar de sonreír, de alguna forma consiguió que mi preocupación disminuyese.
Confío en él, y sé que volverá como si nada, y simplemente me dirá que se habrá perdido o algo así, a veces su sentido de la orientación era nulo. Más de una vez he tenido que salir a buscarlo ya sea por la ciudad o por algún centro comercial.
Al pensar en eso, solté una pequeña risa disimulada, si me va riéndome solo pensaría que tengo un serio problema mental.
Después comenzamos de hablar de trivialidades, era raro, nunca solía llevarme bien con alguien desconocido o simplemente solía ser muy borde, ya que soy muy desconfiado, sin embargo con él era totalmente lo contrario, y me sentía muy cómodo.
FIN POV’S Atsuya.
POV’S Shirou.
Tras escuchar eso, asentí levemente, y como no nos fiábamos suficiente de las damas por lo que pasó anterior mente, pasamos por las estatuas sin cabeza.
Menos mal que no se movieron, suspiré aliviado y sonreí, ya me sentía más seguro.
En esta sala se caracterizaban las puertas cerradas o con contraseñas.
Una preguntaba cuántos cuadros de mujeres había y la otra solo pedía una contraseña, la cual de momento no sabíamos.
Con algo de temor, fuimos contando a las damas de todos los colores posibles, con miedo a que alguna nos saltase encima, cosa que no pasó hasta que contamos a la última salimos corriendo despavoridos despintándola de momento; lo más gracioso de esa habitación, era que no había nada de interés, o sea que nos llevamos el susto para nada.
Después nos fuimos a la contraseña, que la tenía el cuadro ‘’El colgado’’ no sabía muy bien por qué, pero me causaba escalofríos, Gouenji apuntaba los números de su camiseta mentalmente, mientras yo no dejaba de mirarle fijamente a los ojos; entonces fue cuando pasó, por un momento se pusieron rojos.
Me agarré fuertemente a él cerrando mis ojos con temor, seguro que nos atacaría o algo. Gouenji me miró confuso sin entender mi comportamiento, ¡¿cómo es que no se asustó con eso?!
-Fubuki, ¿qué te pasa?-me preguntó con tranquilidad, pero con cierta preocupación en su tono de voz, agradecía que se preocupase por mí.
-¿N…no lo has visto?-no pude evitar tartamudear por el sobresalto, abrí de nuevo los ojos, y el cuadro estaba normal, sin los ojos rojos como yo lo había visto, ¿me lo habré imaginado?
-¿Ver el qué?
-No, no nada, creo que me lo he imaginado, este sitio me está volviendo loco-respondí riendo nervioso y separándome de él más tranquilo.
Fuimos a la habitación poniendo la contraseña y entramos. Resolvimos el pequeño acertijo de allí, y enseguida se escuchó un sonido de apertura seguramente otra puerta se abrió.
Lo malo es que más cuadros se habían soltado de sus sitios, siempre de alguna forma u otra nos la arreglábamos para que no nos cogiera y todo gracias a él. Me pregunto si alguna vez podré agradecerle todo esto.
Más cuadros se salían y cada vez nos costaba más esquivarlas, en eso nos fijamos en que había una dama dando vueltas buscándonos mientras una llave descansaba en el suelo, seguramente de alguna de las últimas habitaciones de las cuales aún no se abrían.
-Yo la distraigo, y tú coges la llave ¿te parece bien?-le propuse algo temeroso, pero, era lo único que podíamos hacer por ahora sino queríamos que la dama nos atacase a los dos. Él me miró preocupado, sin estar muy seguro de querer hacer eso.
-¿Estás seguro?-asentí y me dispuse a entretenerla, y él cogía la llave, justo en el momento que la cogió, la dama que me perseguía ya se había perdido; y vi como la que estaba a su izquierda salía para atacarle.
No sé muy bien como lo hice, pero cogí valor, y me tiré encima de él para que no le hiciera nada, mas ella consiguió hacerme algo de daño en mi pierna, y un pétalo de mi rosa se cayó produciéndome algo de dolor, pero que por suerte podía soportar.
Me levanté rápido y le ayudé a levantarse saliendo corriendo de ella dejándola atrás, como las otras, persiguiendo no es que fueran muy listas.
-Lo siento por mi culpa, saliste herido-me decía tratando de coger aire por la carrera que nos habíamos dado en unos segundos.-Es la segunda vez que me salvas.
-No te preocupes, estoy bien-le respondí restándole importancia, en eso caí en que en una de las habitación había un jarrón. Le pedí que me siguiera metí la flor en agua y enseguida todo se me pasó.
Seguimos adelante, y nos encontramos varias estanterías una ventana, y un sofá.
-Parece que ésta estantería se puede mover-podía echarse a la izquierda o derecha; a la derecha tapaba la ventana. Eso me recuerda a que las damas no saben abrir puertas, pero podían entrar por la ventana.
-Muévela a la derecha-él me hizo caso y seguimos investigando la habitación, en eso me doy cuenta de que había un cuadro con una familia, me eran muy familiares y era normal ya que ¡se encontraban mis padres adoptivos y mi hermano! Pero ¿cómo? Solo espero que estén bien.
Eso hizo que mi moral bajara, esta situación podía conmigo, solo quería salir y verlos, y comprobar que estaban bien.
Dios…¿Por qué tuvo que pasarme esto?
Gouenji vio cómo me encontraba en ese momento, y sin decir nada me abrazó tratando de consolarme, sin preguntarme nada.
Fin POV’S Shirou.
POV’S Gouenji.
Me quedé observando el cuadro cuyo título era ‘’familia’’ viendo como uno de los chicos se parecía demasiado a Fubuki, le miré y parecía estar como en un especie de shock, parecía que de un momento iba a romper a llorar allí mismo.
Le abracé dejando que se acomodara en mi pecho, esta situación podía con él, y no me extrañaba.
Le acaricié sus cabellos plateados, tratando de consolarlo de alguna forma, y en eso siendo que mi pecho está algo mojado. Estaba llorando, así que le abracé más contra mí, queriendo darle mi apoyo, él no estaba solo en esto, y yo haría lo que fuese por encontrar una salida y que consiguiéramos salir de aquí los dos.
Una vez que se tranquilizó, me miró al rostro, y sonrió levemente, eso me gustaba más.
-Gracias Gouenji-kun, ya estoy mucho mejor-me dijo haciendo que me tranquilizara, le iba a preguntar qué que le pasaba, mas él como leyéndome la mente prosiguió hablando respondiendo a mis dudas.-No sé qué hace aquí este cuadro, pero la verdad es que esta es mi familia, estoy empezando a preocuparme, no sé si estarán bien.
-Seguro que si-traté de animarle aún más, y en forma de cariño le despeiné.- Cuando salgamos, te los encontrarás sanos y salvos, ya lo verás.-él tras despeinarle, hizo un mohín a forma de protesta.
-¡Eh! No me despeines-se quejó infantilmente, y me dirigí a la puerta para abrirla ya que no había nada más interesante allí.
Lo peor de todo eso era que ¡la puerta que antes estaba abierta, ahora estaba cerrada!
-Fubuki…-le llamé con voz temblorosa con cierto miedo, a pesar de que me mostraba serio como solía ser.- La puerta no se abre-vi como se sorprendía ante eso y luego se rió.
-Vamos Gouenji-kun no trates de asustarme.-se creía que era una broma, sin embargo no era así, más que quisiera yo que solo fuese eso. Se acercó para abrirla, comprobando por él mismo que estaba cerrada.- Oh Dios, ¡no me estabas gastando una broma!-gritó histérico y de nuevo le abracé para que se tranquilizase. No íbamos a ganar nada perdiendo la calma.
En ese momento se empezaron a escuchar golpes por la ventana, y en una pared, joder ¡¿qué iba a pasar ahora?!
-Tengo el presentimiento de que tendremos que correr.-le dije y seguido le cogí la mano, por si acertaba para que no se quedase atrás y no perderlo de vista.
De un momento a otro una de las paredes se rompió dejando un hueco para salir, y de ahí entró una de los diabólicos cuadros.
-¡Corre!-grité alarmado mientras corría junto con Fubuki para que no nos atrapasen, todos los cuadros se habían vuelto locos e incluso las estatuas sin cabeza nos perseguían, si no encontrábamos una salida de aquí rápido esta sería nuestra tumba.
De nuevo comenzamos a correr sin un rumbo fijo hasta que me percaté de que la última puerta que anteriormente estaba cerrada, ahora estaba entreabierta, ¡bien era nuestra salida!
Nos dirigimos hacia allí, cerré la puerta y a pesar de que ya no nos perseguían corrimos un poco más por ese pasillo que parecía infinito.
Notaba como Fubuki estaba exhausto de tanto correr, y a decir verdad yo también, tendríamos que buscar un lugar para descansar.
-No puedo más Gouenji-kun, mis fuerzas se me van-me dijo poco antes de caer desmayado entre mis brazos, ya que logré cogerle a tiempo.
Me preocupé bastante y comencé a agitarlo para que despertara, pero era en vano. Si me hubiese dado cuenta antes de que estaba tan cansado no habría pasado esto.
Lo cogí en estilo nupcial y busqué un sitio para que descansara y de paso yo también, encontré una habitación muy cerca con un cuadro que era inofensivo, junto con estanterías con libros y un jarrón.
Me senté en el suelo con la espalda pegada a la pared, y tumbé a Fubuki dejando que apoyase la cabeza en mi regazo.
Ahora que estaba más cerca de mí y dormido, pude fijarme en que los rasgos de su rostro eran muy finos como los de una chica, y su piel era realmente pálido, parecía un muñeco muy frágil de porcelana, el cual tenía que proteger.
No sé por qué tenía esa sensación.
Poco después de que se quedara dormido debido al cansancio y todas esas carreras que nos tuvimos que dar por culpa de los malditos cuadros, Fubuki no dejaba de removerse inquieto, parecía tener una pesadilla; no sabía qué hacer, si despertarle, o dejarlo dormir un poco más, sin embargo tener una pesadilla no era para nada agradable.
Realmente no me hizo mucha falta pensar mucho en eso, porque mientras me hacía una paranoia mental sobre qué hacer, él se levantó sobresalto y algo de sudor cubriéndole la frente.
-¿Estás bien?-pregunté con cierta preocupación por él.
-H-he tenido una pesadilla-miró el lugar extrañándose, supongo que era porque antes estábamos en ese pasillo.-¿Dónde estamos?-se le notaba algo desorientado.
-Oh vaya lo siento-le dije con respecto a la pesadilla.-realmente no me extraña con todo lo que hemos visto.-le expliqué donde nos encontrábamos y luego le volví a recostar apoyando de nuevo la cabeza en mis piernas.- Será mejor que descanses un poco más. Lo siento, si me hubiese dado cuenta antes, nada de esto habría pasado.-iba a seguir hablando mas Fubuki me interrumpió dándome una cálida sonrisa.
-No te preocupes Gouenji-kun, no tienes la culpa, en realidad yo para ti soy una carga ¿verdad?-me quedé sorprendido por eso, no me lo esperaba y rápidamente negué con la cabeza, no me gustaba que tuviera ideas equivocadas en su cabeza.
-Que va. No quiero que pienses eso, porque me has salvado dos veces la vida, estoy muy agradecido contigo, si no me hubieras encontrado, seguramente estaría muerto-busqué algo en mi chaqueta y aunque no era mucho, le di un caramelo.- Sé que no es mucho, pero toma. Te prometo que cuando salgamos te compensaré de otra forma.
-N-no hace falta-se le veía algo avergonzado y eso de su parte me parecía muy tierno, este chico tenía algo que me atraía, mas no sabía el qué.
-Sí que hace-y así empezamos una pequeña discusión que por supuesto gané yo, y luego nos empezamos a reír, ¿cómo pudimos pelearnos por algo tan tonto como eso?
Después él prefirió sentarse a mi lado, y antes de seguir comenzamos a hablar de trivialidades, y decidí contarle una anécdota mía entre algo vergonzosa y divertida.
-Bueno, no sé si lo sabes, pero yo en mi instituto estoy apuntado a uno de los clubs que es de fútbol, porque me encanta, y un día que iba hacia los entrenamientos me resbalé y me caí por las escaleras. Como la enfermería estaba más lejos que club decidí ir para allá y coger el botiquín de primeros auxilios. Como bien sabrás el alcohol en las heridas escuece y varios compañeros de mi equipo vinieron para cambiarse, pero al escuchar esos quejidos míos decidieron quedarse fuera, los muy hijos de su madre pensaron que estaba haciendo otra cosa-expliqué sin querer decir esa palabra, porque delante de él me daba algo de vergüenza.- Uno de ellos intentó explicarle lo que hacía a otro porque no entendía a lo que se refería, y al explicárselo de manera extraña, entendió que era un hombre-abeja, así que cada vez que venían más respondía ‘’Gouenji es un hombre-abeja’’-me reí levemente al recordar eso y vi como Fubuki también se reía, eso era bueno, no me gustaba verle triste.-Hasta que por fin uno explicó a lo que se refería el otro, después este mismo preguntó ‘’¿En quién creéis que estará pensando mientras lo hace?’’ Su novio le miró confundido y le preguntó algo así qué como sabía que lo hacía mientras pensaba en alguien y contestó por experiencia y ya llegaron los comentarios de ‘’Fudou-san hace eso’’ ‘’Es un pervertido’’ Pero el que más gracia fue el de su novio que todo sonrojado le gritó ‘’Tu puta madre, Fudou, tu puta madre’’-intenté imitar su voz y poco después estallamos de nuevo en risas, mis experiencias en el club de fútbol eran únicas.
-Tus compañeros eran unos malpensados-trató de decirme entre risas incluso se le saltaron las lágrimas, no sé cómo pude entenderle.
-Bueno, ¿seguimos?-pregunté levantándome y luego le tendí la mano a él para ayudarle, la cogió enseguida y continuamos.
Esto estaba más tranquilo que antes y ambos lo agradecíamos ya que podríamos por aquí con más tranquilidad sin tener todo el tiempo alerta.
Aunque luego nos llevamos un pequeño susto, eso me pasa por hablar, bueno esta vez más bien por pensarlo.
Estábamos en una habitación con cosas sin importancia, libros que no decían nada y un cuadro con el título de ‘’separación’’ Al leerlo las luces se apagaron y me tensé.
-¡Las luces!-grité sorprendiéndome a mí mismo de lo asustado que sonaba.- Fubuki ¡¿sigues ahí?!
-Sí-cuando me respondió sentí que se pegaba a mí con miedo, era normal, y a decir verdad yo también lo estaba, podría pasar cualquier cosa en esta oscuridad.
-Se me olvidaba tenía un mechero-busqué en mi bolsillo y lo encendí.
En el suelo y las paredes aparecieron letras de diferentes colores, horrorizado decidí leerlo.
‘’Ayuda, no, para, no quiero morir por favor’’
No sabía a qué se referían estas palabras, mas tampoco quería saberlo. Cogí de la mano a Fubuki que temblaba del miedo como cachorrito abandonado muerto de frío, y salimos de allí, encontrándonos con otra sorpresa.
En esas paredes estaba escrito con rojo una advertencia de que aquí no se podía hacer fuego.
Estaba ya harto de esta galería y de estos sustos que nos daba, solo quería encontrásemos ya la salida de una vez por todas.
-Gouenji-kun.-me llamó Fubuki con voz temblorosa, de nuevo esa expresión de miedo estaba plasmada en su rostro, y no esa sonrisa cálida.- ¿Seguro que podremos salir de aquí? Llevamos ya un buen rato aquí, incluso podría decir que horas ya no sé qué pensar.
-Vamos, no te preocupes, estoy seguro de que si hay una entrada, ¿por qué no habría de haber una salida? No pierdas las esperanzas-asintió y sonrió algo más feliz por mis ánimos.
Seguimos adelante, y abrimos otra puerta cuando de repente, me choqué con algo o más bien alguien, ¿quién sería esta chica que tenía delante? No parecía ser un cuadro…