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¡¿Atrapados en la Galería de Arte?! por Kuraikun

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FIN POV’S Gouenji.

POV’S Atsuya.

Llegó un momento, en el cual tanto como Afuro y yo no sabíamos de qué hablar, y a decir verdad, de nuevo esa preocupación volvía en mí, no quiero perder a mi hermano; me prometí desde aquel accidente que lo protegería, y por eso si le pasase algo, nunca podría llegar a perdonármelo.

Tal vez si no nos hubiésemos separado para hacer el trabajo, nada de esto estaría pasando, ¡si es que soy un idiota!

Me entraron ganas de romper a llorar, sin importarme que el rubio afeminado, pudiera verme, mas como podía aguantaba esas lágrimas, que tenían intención de salir, sin embargo mi orgullo era mucho mayor, como para hacer algo tan vergonzoso.

-Atsuya.-me llamó como si nos estuviésemos ya mucha confianza, aunque en realidad, preferiría que me llamara por mi nombre.- ¿Te pasa algo?

-No, nada, afeminado-me metí un poco con él, con cariño, con intención de molestarle aunque fuera solo un poco. No sé por qué siempre me encantaba meterme con la genta, quizás sus reacciones de alguna forma me hacían reír.

-¡¿Qué me has dicho?!-exclamó algo alterado diría yo, mientras me miraba con una sonrisa encantadora, pero de esas que dices que no son buenas señales.

-Oh, encima de afeminado sordo, no me esperaba esto de ti-respondí sonriendo algo arrogante, y pude ver como Afuro se levantaba con la intención de golpearme, porque había perdido los nervios.

Así que me levanté de mi asiento, comenzando a correr si quería seguir con vida, por lo menos esto me mantenía entretenido.

-¡Maldito, vuelve aquí!-me gritaba Afuro sin dejar de perseguirme por toda la galería de arte, mientras yo me reía sin parar esquivando tanto a las esculturas como a las personas, las cuales a veces nos regañaban por armar tanto escándalo, a mí eso me importaba más bien poco, y por lo visto al afeminado tampoco o incluso menos que a mí, ya que lo único que tenía en mente seguramente era poder matarme, por haberle dicho aquello.

¡Qué poca paciencia!

Tras unos minutos corriendo sin parar; ya me estaba cansando, sin embargo Afuro no se daba por vencido y me estaba pisando los talones.

A continuación, no sé muy bien cómo pasó, pero menos cuando me lo esperaba; como cuando nos conocimos, estaba en el suelo, con todo el cuerpo adolorido, y lo peor de todo ¡es que ahora tenía un peso extra encima de mí!

Abrí los ojos lentamente, los cuales había cerrado antes del impacto.

Al abrirlos, creo que me dio un infarto al corazón; sentía la respiración de Afuro chocar contra la mía, y como nuestros labios se rozaban, no sabía la razón, quería que el rubio afeminado me…

‘’Espera, espera, ¡¿en qué mierda estás pensando, Atsuya?! A mí me gustan las chicas, no quiero que este maldito pervertido me bese’’

De inmediato lo aparté de mí, sintiendo como mi corazón iba a mil por hora, tan rápido que temía que se me fuese a salir de mi pecho.

Él me miró y sin saber por qué se empezó a reír de mí. Ahora el que tenía ganas de asesinarlo de todas las maneras posibles era yo, y aunque sonase raro viniendo de mí, mejor no a la violencia, o por lo menos aquí si no queríamos que nos echaran de la galería, por el escándalo provocado.

-¡¿De qué te ríes, idiota?!-le pregunté malhumorado mientras me levantaba del suelo.

-Es que estás tan rojo como un tomate, nunca había visto a alguien tan rojo-trató de explicarse sin dejar de reírse de mí.

Estaba tan centrado en imaginarme miles de formas de matar al idiota afeminado, que no me percaté de que mi cara me ardía, ¿qué me pasaba…? No entendía por qué me sentía tan nervioso y acelerado, al recordar que nuestros labios se rozaron, no se podría decir que nos habíamos besado…

-Ya que estamos aquí, ¿damos otra vuelta por la galería?-me preguntó sacándome de mis pensamientos, cuando encuentre a mi hermano le preguntaré sobre esto.

-Vale-accedí ya que no tenía otra cosa mejor que hacer.

FIN POV’S Atsuya.

 

POV’S Gouenji.

Ya estaba al lado del texto y el muñeco de momento no me hizo nada, gracias a Dios…

‘’Hola, Shuuya, no me gusta la soledad, ¡llévame contigo!’’

Fruncí el ceño, por el texto que había leído, más o menos me tranquilicé no parecía que me fuese a hacer nada, más bien se podría decir que era inofensivo, pero mejor no confiarse demasiado, nunca se sabe lo que podría ocurrir en esta galería del infierno.

Lo ignoré completamente siguiendo por el pasillo, pero otra vez volvió a aparecer junto con otro texto, diría yo que no me va a dejar tranquilo hasta que lo lleve conmigo, cosa que no va a pasar.

‘’Oye, ¿por qué no me llevas?’’

Giré a la izquierda, y otra vez apareció, estaba perdiendo ya los nervios.

‘’¿Por qué me ignoras? ¿Es que me odias?’’

No era odio, más bien era miedo, por eso mismo no quería llevarle.

Me siguió hasta por fin encontrar una puerta, mas el muñeco inquietante estaba en frente impidiéndome el paso.

-¿Hasta cuándo vas a seguir siguiéndome?-parecía un loco hablando con un muñeco, pero es que ya me tenía más que harto, que se fuese a molestar a otro.

Bueno, más bien no quería eso, ya que se iría a molestar a Natsuki y a Fubuki y teniendo en cuenta lo miedosos que son aquí dentro, les daría algo, y no algo precisamente bueno.-¡Basta ya! ¡Estoy ocupado y no pienso ser tu amiguito!

Tras decir eso, y dejarle las cosas claras al muñeco, lo cual me seguía pareciendo ilógico, ¿quién lo iba a decir? Shuuya Gouenji ya se volvió loco del todo y hablaba ya hasta con los muñecos. Lo aparté del camino, e intenté abrir la puerta, ya que estaba cerrada.

A continuación salió otro texto en la pared de al lado de la puerta.

‘’LLÉVAME’’

Se escuchó un sonido de apertura, y supe que la puerta se había abierto.

Por lo visto esto era una gran sala con cinco puertas, de las cuales tres estaban abiertas, y las demás cerradas, supongo que ya encontraré las llaves para cada una como siempre.

Fui investigándolas todas, leyendo un pequeño acertijo el cual ponía que tendría que encontrar siete bolas de pintura, para que el camino se colease, ¿qué camino? No sabía, pero eso era la única pista que tenía para poder encontrarme con Fubuki más adelante si eso pasaba, yo solo espero que se encuentre bien.

 Sin percatarnos tanto Fubuki como yo íbamos resolviendo los acertijos, de vez en cuando ayudándonos unos a otros.

También el muñeco estaba por ahí, observándome, no me daba buena espina que estuviera, pero tampoco podría echarlo, ya que siempre volvía a aparecer, así que solo tendría que aguantarme y pasar de él, como hasta ahora.

Pasé en frente de una puerta, escuchando un ruido en su interior; tragué en seco, y me armé de valor para así entrar, esperándome cualquier cosa ya, sin embargo, me llevé una sorpresa, ya que antes en esa habitación no podía llegar  a una bola de pintura, y ahora el camino estaba despejado, me dirigí hacia ella y al cogerla como siempre desapareció, y seguido un libro cayó a mis pies, haciéndome sobresaltar al no esperarlo.

Lo cogí entre mis manos leyendo el título, ‘’obras de Guertena ordenadas alfabéticamente’’ con algo de curiosidad lo abrí, y hubo un título que me llamó bastante la atención; abrí los ojos como platos sin poder creerlo, esto tendría que ser una broma ¿verdad?

‘’Me tengo que reunir con Fubuki antes de que le pase algo’’

El título de la obra era ‘’Natsuki’’, y explicaba que era la única obra de arte que se fijó en una persona real, debido a que se la regaló a uno de sus amigos.

Ya lo entiendo todo, por eso Fubuki la conoce, pero en realidad es solo una obra de arte más…¿Entonces ella ha sido la que nos mandó aquí a los dos? ¿Qué pretende con esto?

Antes de salir de la habitación, noté como algo se escribía en la pared.

‘’Sé el secreto de Natsuki~’’

A toda prisa, me dirigí a la última puerta, viendo como esta vez el muñeco inquietante se había movido, estando al lado de ésta y con un texto escrito al lado, ¿cómo no? Mas había algo diferente, y es que su barriga parecía haber crecido.

‘’He cogido algo bastante bueno, ¡será mi tesoro!’’

Con las manos temblando, cogí el muñeco entre mis brazos y lo abrí por la barriga, cayendo así la penúltima bola, ya solo me faltaba una, y algo me decía que estaba en la puerta, la cual no se abría, o por el momento.

El muñeco en esos instantes saltó de mis brazos mientras se reía, abría la puerta y se metía en ésta.

¡Lo peor de aquello es que yo también me tenía que meter ahí!

Respiré hondo, tratando de tranquilizarme. ‘’Venga, Shuuya no pasará nada, te meterás en la habitación, cogerás la bola de los demonios, y correrás como alma que lleva el diablo’’

Conté mentalmente hasta tres y por fin me metí. Me daba muy mala espina esto…Estaba toda llena de muñecos, y un cuadro al fondo blanco y en frente la última bola.

Corrí hasta ella, y luego como pensé, corrí como alma que lleva al diablo hasta la puerta…

‘’Mierda, no se abre…’’

Noté como del miedo me resbalaba sudor de la frente, mientras no dejaba de pelear para que se abriese de una vez por todas, hasta que percibí un mensaje en esta.

Fin POV’S Gouenji.

POV’S Shirou.

Desde que estaba con Natsuki no dejaba de tener un sentimiento de incomodidad, que no desaparecía del todo, ya que lo único que quería era reecontrarme con Gouenji.

Sin él, esto era totalmente diferente, no era lo mismo abrazarme a ella por los sustos, que abrazarme a él, con él se sentía tan bien y tan extraño al mismo tiempo. Se me aceleraba el corazón, y con cada cosa que hacía, como estrecharme en sus fuertes brazos, o susurrarme cosas para que me tranquilizase, hacía que mis mejillas se tornasen de un color rojo carmesí. ¿Qué era todo esto? Tal vez mi hermano sabría, en cuanto salgamos de aquí, si es que lo conseguimos, ya que cada vez me parecía más imposible, le preguntaría.

Resolvimos todos los acertijos de aquí, y una habitación la cual teníamos que colorearla o algo así, se coloreó dejando paso a una llave que daba a otra que se encontraba cerrada.

Al salir vi como el rostro de Natsuki estaba más pálido de lo normal, y como temblaba, pero no sabía el por qué de esto, y a decir verdad ya me estaba preocupando con respecto a eso.

-¿Natsuki?-pregunté preocupado por ella, mientras me acercaba, y ella de repente se empezó a reír dejándome a mí, sorprendido.

-JAJAAJAJAJA, soy Natsuki, Natsuki, Natsuki-no dejaba de repetir eso histérica, hasta que se fue por la puerta de donde habíamos venido.

Parpadeé varias veces reaccionando, ese comportamiento suyo no era normal, o ya se había vuelto loca por estar en este sitio, que no me extrañaba.

Decidí seguirla, viéndola con el cuchillo de paleta, y apuñalando a una cabeza de maniquí la cual sangraba por los ojos; muy tranquilizador de ver, vamos.

-¡EN MI CAMINO! ¡EN MI CAMINO!-era lo único que decía, y decidí que lo mejor sería era alejarme de ella. En ese momento ese mal presentimiento volvió a mí, y algo me decía que tenía que ver con Gouenji, solo espero que esté bien.

Me fui yo solo con la llave en mano, y al abrir la puerta me percaté de que había escaleras que daban a un piso de abajo, ¿Qué habría? Iba a ir a investigar, cuando Natsuki entró.

-¿A dónde vas, Shirou?-me preguntó con el cuchillo en mano, mientras se acercaba cada vez más a mí, y yo retrocedía a cada paso, ¿por qué no admitirlo? Bastante asustado estaba por su repentino cambio de actitud.-¿Qué haces yendo por tu cuenta? ¡Prometimos estar juntos! ¿Verdad que sí?-hasta que choqué contra la pared, no tenía escapatoria en esos momentos-¿Por qué huyes…?

Fin POV’S Shirou.

POV’S Gouenji.

‘’Hagamos otra búsqueda del tesoro, ¿quién? ¿Quién tiene la llave?’’

Por un momento todo cambió, y escuchaba como campanadas, mientras algo se acercaba por el cuadro cada vez que sonaba una más, supuse que ese era el tiempo.

Temblando y con los nervios a flor de piel, empecé a buscar la llave, abriéndoles la barriga a todos esos seres espantosos, encontrándome piedras, pelos, e incluso un líquido extraño en uno de ellos. El tiempo se me estaba acabando, la llave parecía no querer aparecer, y aquel ser cada vez estaba más cerca, estaba ya su cabeza sobresaliendo del cuadro, deseando poder matarme.

Al borde de la desesperación, y dándome casi por venido revisé en otro encontrándola. Antes de que el monstruo aquel me pillase corrí como nunca antes en mi vida, hacia la puerta, por unos momentos sentía que la llave no encajaba y por fin la pude abrir cerrándola a mi espalda. Me salvé por los pelos.

Estaba jadeante por el pánico y la carrera antes dada, sin embargo todavía me quedaba encontrar a Fubuki así que no me podría relajar.

La puerta que faltaba por abrirse ahora estaba abierta, y vi escaleras que daban a un piso superior, y sin pensarlo dos veces subí viendo una escena un tanto aterradora.

-¡No te acerques más!-me sentía como un súper héroe que llegaba a tiempo para salvar a la persona en peligro.

Para alejarle de él, la empujé con todas mis fuerzas, haciendo que perdiese el equilibrio y que se diese con una cabeza de maniquí que había por allí, quedándose sin conocimiento.

-¿L…la has matado?-me preguntó Fubuki acercándose a mí, y yo no dudé en abrazarlo, necesitaba sentirlo cerca de mí, él me hacía sentir miles de emociones, pero sobre todo hacía que todas mis preocupaciones se esfumasen, por eso no quería que se volviera a separar de mí, si no hubiese llegado a tiempo, tal vez él no seguiría con vida.

Se le notaba muy nervioso y algo asustado, seguro que porque vio su vida pasar por delante por sus ojos, al igual que yo en aquella habitación.

-No, además ella no es la verdadera Natsuki, es solo una obra de arte-Fubuki al decirle aquello se separó algo de mí mirándome sin poder asimilar aquello.

-¿En serio?-me preguntó incrédulo.

-Sí, pero bueno, lo más importante esa loca ¿te ha hecho algo?-al ver que negaba con la cabeza me quedé mucho más tranquilo, y decidimos avanzar.

 

La siguiente sala era muy rara, parecía estar pintada por lápices de colores, además de que olía bastante a aquello, tanto que por momentos me estaba empezando a marear, aunque no le di mucha importancia.

Antes que nada, como de costumbre investigamos todas las puertas que se podían abrir, y al llegar a una, ambos nos sorprendimos para luego sonreír ampliamente, emocionadas y por así decirlo con las pilas recargadas.

‘’Para poder entrar aquí, en la galería de arte, hay que encontrar la llave, que está en la caja de los juguetes’’

-¡Entonces sí que hay salida, Gouenji!-me decía el peliplateado emocionado, abrazándome por tal, yo me reí levemente ahora nuestra moral estaba bastante alta, y así podríamos trabajar mejor.

-¿Ves? Si es que yo siempre llevo razón-respondí dándome aires, haciéndole reír a él también ante eso.

A pesar de que sabíamos que la salida estaba cerca, los acertijos de aquí eran realmente difíciles, mucho más complicados que los anteriores, por lo que estábamos tardando más de lo normal.

Al terminar de resolver uno, entramos en una habitación, la cual estaba dividida como en dos partes, la primera tenía una mesa y varias estanterías y nada importante mientras la otra, un pequeño armario con un cubo de agua y un peluche.

-Tal vez el cubo sea para algo-me dijo Fubuki algo inseguro, y a decir verdad yo tampoco sabía si eso nos serviría algo o no.

Íbamos hacia la puerta, cuando noté pasos acercándose a  esta, así que por instinto le agarré por la cintura atrayéndolo a mi cuerpo, mientras nos escondíamos entre las paredes que separaban una parte de la otra.

Sabía que iba a protestar ante aquello, así que antes de que pudiese decir algo le tapé la boca, notando como se tensaba sin entender la situación.

-Shhh, se acerca alguien-le susurré en su oído con la intención de que lo que fuese que se estuviera acercando, no nos descubriese.

-Shirou, Gouenji, ¿por qué os escondéis?-decía una voz muy conocida para nosotros caminando, acercándose cada vez más donde nos encontrábamos.- No os preocupéis, no os haré nada…-no me fiaba ni un pelo.

¿Qué pasaría ahora? ¿Nos encontraría o se marcharía sin más? La segunda opción era la más deseada por parte de ambos, sin embargo la más improbable…


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