Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡¿Atrapados en la Galería de Arte?! por Kuraikun

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-¿Y a dónde me llevarás?-me preguntó con cierta curiosidad, pero tenía claro que no se lo iba a decir hasta que llegásemos.

-Lo sabrás cuando lleguemos-volví a sonreír antes de despeinarle, y ver como hacía un mohín que a mí me parecía de lo más tierno, o más bien Fubuki en sí me parecía una monada.

-Joo-comenzó a quejarse de manera infantil, me había dado cuenta en este corto período de tiempo que el chico a pesar de tener cierta madurez, en algunas ocasiones era de lo más infantil, mas eso le daba un toque especial a esa personalidad suya, que le hacía ver único-¿Me voy a tener que esperar?

-Sí, pero no te preocupes, que llegaremos pronto.

Estuvimos unos escasos minutos caminando hasta que llegamos por fin. Era el parque de la torre, aquel al que siempre iba para estar un rato solo y despejar mi mente, o ver a un chico un tanto peculiar que entrenaba con una rueda. Creo que se llamaba Endou Mamoru, y en pocos días cogimos verdadera confianza, y de vez en cuando le ayudaba para que mejorase como portero.

Subimos las escaleras, y le enseñé las increíbles vistas, y aunque las haya visto millones de veces nunca me cansaba, eran simplemente geniales.

Observé a Fubuki que estaba maravillado, y se acercó a la barandilla apoyando los codos en esta para ver todo aquello mejor. Solté una leve risa al verle tan emocionado, y era normal, yo también me quedé así la primera vez que la vi.

-¿Te gusta?-pregunté mientras me acercaba a él, yo en cambio, solamente tenía la vista en el chico. En cierta manera estaba un tanto nervioso, me iba a declarar, y no sabía lo que iba a pasar a continuación, lo que me hacía sentir un poco nervioso e inseguro, aunque claro, no lo demostraba.

-Sí, me encanta, muchas gracias por traerme-ahora fijó la vista en mí, y pude percibir un leve rubor, se estaba avergonzando, pero ¿por qué?

-Tengo algo importarte que decirte-empezamos a decir los dos al unísono, y a la vez nos empezamos a reír ante tal coordinación.

-Tú primero-volvimos a decir, y sin poder evitarlo nos empezamos a reír aún más. Esperé varios segundos, hasta que por fin no volvimos a hablar a la vez.-Venga, tú primero-le alenté.

-Bueno, no sé por dónde empezar-vi como dejaba de apoyarse en la barandilla para mirarme a mí fijamente, mientras como signo de nerviosismo no dejaba de jugar con sus dedos, además que ese rubor suyo no desaparecía, lo que me daban ganas de achucharlo y nunca soltarlo, ante tanta ternura. Dios, este chico que me estaba volviendo loco.-Sé que nos conocemos desde hace poco, pero siento que te conozco de toda la vida, además cuando estábamos en la galería sentía un extraño sentimiento, cuando me protegías y sentía que estabas tan cerca de mí, sin poder evitarlo mi corazón se aceleraba, y sentía miles de mariposas revolotear por mi estómago, aparte de que me ponía demasiado nervioso. No entendía esto hasta que decidí preguntarle a uno de mis amigos, y entonces pude entender, que…-cada vez estaba más sorprendido, y ¿para qué mentir? Estaba de lo más nervioso, ¿se me estaba declarando o era mi imaginación?-Que…Bueno, tú…yo…¡Me gustas! ¡Te amo!-terminó de decir dejándome a mí con la boca abierta literalmente, tanto que temía que llegase hasta el suelo. Creí que había terminado de hablar, pero prosiguió-Pero entenderé si no correspondes a mis sentimientos, quiero decir, es imposible que puedas fijarte en un chico como yo-se rascó la nuca mucho más ruborizado que antes, y sin que él se lo esperase, lo abracé contra mí, riéndome un poco, tanto por su torpeza, como por sus pensamientos negativos, si ni siquiera me había dado tiempo a hablar.

-¿Por qué sacas conclusiones precipitadas tan pronto? Si ni siquiera me has dejado hablar, tonto-él sin dudarlo me correspondió al abrazo escondiendo la cabeza en mi pecho, como si no quisiera verle tan avergonzado, no me importaba que hiciese eso, pero seguro que de esa manera iba a notar mis acelerados latidos de mi corazón.- Fubuki…Bueno, yo también te amo-confesé sintiendo como mis mejillas ardían también de la vergüenza. Y pensar que yo era el que se iba confesar primero.

-¿En serio?-levantó la cabeza pudiendo ver sus hermosos ojos, los cuales brillaban un poco de la emoción.

-Claro, ¿acaso me ves con cara de bromear con esto?-se comenzó a reír y vi como negaba con la cabeza. Poco después no me pude resistir a sus labios, y me iba acercando lentamente para así acortar la distancia, pero antes de eso, noté como el albino me lo impedía con sus manos.

-¡Gouenji, no!-me soltó de repente, haciendo que por mi parte frunciese el ceño, y poco después apartó sus manos de mi boca, esperando una explicación de su parte, aunque ya lo entendí, le daba vergüenza que nos besáramos. Sin poder aguantar más, me comencé a reír, no de él, sino de la ternura que me producía aquello.-¡Jo, Gouenji no te rías de mí!-me miró un poco molesto, y paré de reírme.

-Vamos, si no pasa nada.

-Ya, pero es que nunca he besado…

-Ni que yo fuera ahora un experto de besos-de nuevo me reí, y le contagié mi risa.

Poco después logré que se tranquilizase, y por fin dejó que diéramos el primer paso de nuestra relación. De nuevo estábamos abrazados, él por mi cuello y yo por su cintura. Esta vez yo no era el único que se estaba acercando, sino los dos a la misma vez con cierta vergüenza, y nervios. La distancia entre los dos era tan pequeña, que podía sentir su respiración en mi rostro, hasta que por fin sellé mis labios con los suyos.

El beso era tierno y algo torpe, por parte de los dos, pero eso no quitaba que estaba siendo una sensación de las más bonitas que había sentido en toda mi vida.

Seguimos con el beso un poco más, hasta que decidimos separarnos, tanto como él como yo estábamos algo ruborizados por la vergüenza, y sin poder aguantar por mucho más tiempo, volvimos a besarnos deseando poder sentir aquella sensación un tanto rara. Mis labios cálidos, contra los suyos los cuales se encontraban un tanto fríos. Hielo y fuego mezclados.

Fin POV’S Gouenji.

POV’S Shirou.

Me encantaba como se sentía sus labios contra los míos, era una sensación de la cual estaba seguro de que me volvería totalmente adicto, o más bien me volvería adicto a todo Gouenji que sin poder yo evitarlo, me volvía loco con toda acción que hacía. Nunca pensé que a tan corta edad llegaría a tener pareja, esperaba encontrarla en la universidad o algo así, entre otras cosas lo pensaba porque todos mis amigos ya tenían pareja, y ninguno de ellos me llegaba a atraer, pero con el rubio todo era muy diferente.

Poco después de habernos besado, decidimos irnos a su casa, ya que después de todo no teníamos nada que hacer ya por aquí, además de que empezaba a hacer un poco de frío, y aunque en parte estaba acostumbrado al clima de Hokkaido, aún así no pude evitar tiritar un poco. Gouenji pareció notarlo, y por esa misma razón decidimos volver a su casa.

Por el camino, estuve bastante nervioso debido a que íbamos los dos cogidos de la mano, y me producía bastante vergüenza, en esto del amor era demasiado tímido, y en estos momentos lo estaba comprobando, porque sabía que lo era, pero no esperaba tanto, y eso parecía divertir al contrario, el cual me miraba con una sonrisa ladeada sin dejar de mirar mi enorme rubor.

-Oye, Fubuki-me llamó haciendo que en vez de mirar al frente, me centrase en esos ojos oscuros que me volvían totalmente loco, y que me hacía sentir miles de mariposas revolotear por mi estómago-¿Te importaría que ahora que estamos saliendo, y que tenemos más confianza te llame por el nombre?

-No, no me importa, siempre y cuando tú también me dejes llamarte por el nombre-le respondí con una sonrisa dulce, lo que causó que esta vez el que se ruborizara fuera él. Si es que nadie puede resistirse a mis encantos.

-Me parece un buen trato, Shirou-terminó la oración llamándome por mi nombre, lo que me hizo darme cuenta de que de sus labios sonaba mucho mejor.

El amor me estaba volviendo totalmente atontado.

En unos escasos minutos llegamos a su casa, sacó sus llaves, y entró en esta, seguido apareció una niña pequeña de no más de once años, la cual de lo más emocionada se tiró encima sin exagerar de Gouenji, y él la cogió entre sus brazos riendo levemente.

-¡Shuuya, por fin llegas, te he echado de menos!-decía de lo más emocionada, repartiendo un montón de besos por su mejilla, lo que me hizo reírme esta vez a mí, era de lo más linda.

-Yo también te he echado de menos, pero deja de babearme la cara, por favor-le pedía entre risas, y la dejó en el suelo, y ella se acercó a mí sin querer esa enorme sonrisa de oreja a oreja.

-Hola, me llamo Yuuka Gouenji, encantada de conocerte-me dijo una vez se percató de mi presencia.

-Yo también estoy encantado de conocerte, me llamo Shirou Fubuki-me presenté también con una sonrisa, y tras eso la chica toda llena de energías nos cogió de los dos de las manos, sin dejarnos tiempo a reprochar, y nos arrastró por el pasillo, hasta llegar al salón.

-¡Juguemos al just dance 2015!-soltó de repente nada más llegar a éste, y vi como Gouenji hacía un facepalm, seguramente porque quería estar a solas conmigo hablando tranquilamente en su habitación, y no ponernos a jugar con su hermana pequeña.

A decir verdad ninguno de los dos nos pudimos negar a sus encantos, ya que Gouenji al negarse, Yuuka utilizó sus encantos de hermana pequeña, y puso cara de corderito degollado, esa que en alguna ocasión Atsuya utilizaba para salirse con la suya, y como era de esperar ninguno de los dos pudimos negarnos ante ese rostro tan mono, que con tal solo verlo daban ganas de achucharla y no soltarla.

Gouenji encendió la wii y nos tendió un mando a cada uno, mientras a él se le veía sin ganas de bailar, pero bueno, si no bailaba bien, yo tampoco es que lo hiciera, así que no iba a ser el único que iba a hacer un poco el tonto, porque soy bastante torpe.

Sin más dilación, Yuuka puso una canción, además de estas que pareces más gay de lo que eres bailándola. Sí, puso la de problem de Ariana Grande, el rubio sin apenas emoción tan solo movía el mando para ganar puntos, mientras Yuuka daba todo en aquella pista de baile, y yo bueno, me movía como podía, haciendo pasos que no se parecían en nada a los que aparecía en pantalla. Por más extraño que pareciese, y sin haber jugado antes en mi vida, acabé el primero, la hermana de Gouenji la segunda, y éste el último claro, si solo se quedó durante toda la partida agitando el mando.

Después de haber estado bailando sin parar y entre risas de parte de los tres, que de vez en cuando nos chocábamos debido al poco espacio que había entre los tres como si quisiéramos estar lo más juntos posibles, Yuuka para rematar nuestro cansancio, nos puso una última canción y por si fuera poco era de lo más difícil, era la de Bad Romance Extreme, y a pesar de que por lo menos la canción iba por la mitad ni llevaba ni tan solo una estrella, era de lo más penoso. Pero por lo menos no era el más, porque a Gouenji solo le salían cruces, indicando que no daba ni una, y Yuuka y yo nos reíamos de él.

-Sois unos pequeños demonios-comenzó a decir, pasando de nuevo tan solo a agitar el mando para ganar puntos-Esto es imposible de bailar, ¿acaso quieres matarnos, Yuuka?-ésta no respondió y tal solo se siguió riendo del pobre de Gouenji, mientras sus risas se me pegaban, y al final el rubio acabó por reírse con nosotros.

Menos mal que tras esa no puso ninguna más, porque de verdad estaba de lo más cansado, sin exagerar bailamos por lo menos diez canciones y estaba de acuerdo con la teoría de Gouenji, para no levantar sospechas seguro que nos quería matar debido al cansancio. Y poco después, lo que parecía ser una niñera o algo parecido, nos avisó de que la cena ya estaba servida, y que podíamos ir ya para allá. La verdad es que era de lo más amable, y los dos hermanos parecían tenerle un montón de cariño.

Creía que íbamos a comer tan solo nosotros tres, pero al cabo de unos escasos segundos, se escuchó la puerta de la entrada abrirse, y como un hombre de rostro tan intimidante incluso más que el de Gouenji en ocasiones, hacía acto de presencia mirándome a mí fijamente, como analizándome.

-Hola, padre-decidió romper el silencio incómodo Gouenji, y yo me sorprendí un poco, cuánta formalidad, ni Atsuya ni yo le decíamos padre al nuestro adoptivo.

-Hola-respondió éste helándome la sangre, y poniéndome los pelos de punta, su voz era tan intimidante como su rostro, tal y como yo me lo había imaginado-No sabía que teníamos visita.

-Hola-dije esta vez yo con algo de inseguridad, y es que tenía bastante miedo de fastidiar, y decir algo que no debía debido a mis nervios, cosa que a veces me pasaba-Me llamo Shirou Fubuki, encantado de conocerle señor-dijo con tanta formalidad que incluso, vi como sonreía levemente, un gesto casi imperceptible.

-No hace falta tanta formalidad joven, encantado también de conocerle, y que aproveche-respondió suavizando un poco su tono de voz, y antes de desaparecer por la cocina, le revolvió el pelo a Yuuka, haciéndola reír.

Al cabo de unos minutos, terminamos de cenar, y al no conocer bien la casa de Gouenji este me llevó hasta su habitación, y luego se fue a acostar a Yuuka a dormir, se notaba que era muy buen hermano mayor. Al volver, a pesar de sus quejas, le ayudé a sacar su otra cama, y a colocar las sábanas para no pasar frío, y a decir verdad me costó un poco convencerle era muy cabezota, y se podría decir que tanto como yo.

-¿Nos ponemos el pijama para estar cómodos, y después vemos algo en mi portátil?-asentí con la cabeza y me acerqué a mi mochila de la que saqué el pijama que me había traído, mientras el rubio se iba a su armario para sacarlo.

-Shuuya, no vayas a mirar ¿vale? Que me da vergüenza-admití tal y como le había dicho con algo de vergüenza, y es que con estas cosas soy de lo más tímido, y que el chico que me gusta pueda verme completamente desnudo, hacía que mis nervios aumentasen, y que mi corazón latiera a mil por hora.

-Está bien, no miro-me contestó soltando una leve risa por mi extrema timidez, y me di la vuelta para que no me viera, y por mi parte tampoco verle, que aunque no era mi cuerpo, también me daba algo. Primero me quité el pantalón, poniéndome rápidamente, el del pijama, y luego me quité la camiseta. Pude asegurar que Gouenji no me estaba haciendo ni caso, porque sentía su mirada sobre mí, como si tuviese ojos en la nuca o algo parecido. Eso provocó que me ruborizase, la cara me ardía.

¡Me miraba descaradamente!

-¡Te he dicho que no me mires!-alcé un poco la voz, cogiendo la camiseta que anteriormente me había quitado y se la lancé a la cara, y le di de lleno, mientras él por su parte no dejaba de reírse de mí-¡Jo, que malo eres!-se quitó ésta de la cabeza, y cuando cogí la del pijama para ponérmela, sentí como me abrazaba por la espalda rodeando su cintura con sus brazos.

-Lo siento, es que no puedo resistirme a mirar, me vuelves loco, y me encantas Shirou, adoro tus tiernos sonrojos-me susurró en mi oído haciéndome estremecer, y ruborizándome más si aquello era posible.

-¡Maldito pervertido, suéltame!-decía de lo más nervioso, se podría decir que incluso temía que me diera un infarto ahí mismo y que me tuvieran que llevar al hospital con tal de reanimarme.

Intenté zafarme de su abrazo, el cual me estaba encantado, pero él me abrazó aún más fuerte, y entonces noté su respiración en mi cuello, aquel punto tan sensible mío, y aquello que temía se hizo realidad, Gouenji repartió unos cuantos besos por mi cuello, haciéndome estremecer de tal sensación tan extraña y a la vez un tanto placentera.

-S-shuuya, p-para-le pedí de lo más entrecortado, y haciéndome caso dejó de repartir esos ardientes besos por mi cuello, sin embargo me dio la vuelta, y sin dejarme apenas tiempo para darme cuenta de lo que estaba sucediendo, me robó un beso en los labios dejándome en el proceso casi sin aliento. ¡Joder, besaba demasiado bien!

-Bueno, ¿y qué quieres ver o hacer?-preguntó como si nada una vez que nos separamos del beso, y con una sonrisa ladeada, como diciéndome he logrado mi cometido, hacerte ruborizar.

-Idiota, te odio-le respondí obviamente de broma, y me puse la camiseta del pijama por fin, vamos veía que a este paso la próxima vez que me quedase a dormir en su casa, me daba duro contra el muro, y no, no quería dolor de trasero, o por lo menos no de momento.

-En realidad, no te puedes resistir a mis encantos-decía dándose aires, y resoplé todavía sintiendo mi cara arder por la vergüenza pasada hacía escasos minutos, y de nuevo nos fundimos en un beso. Y lo peor es que tenía razón, no me podía resistir a sus encantos.

Tras eso, vi como colocaba la almohada contra el cabecero de la cama, y que cogía el portátil, y abrió un poco las piernas dando golpecitos con la mano en el hueco libre, y entonces lo entendí, quería que me recostase sobre él y ver alguna cosa juntos en esa postura que estaba seguro que iba a ser a bastante cómoda. Así que haciéndole caso me senté en aquel pequeño hueco apoyando mi espalda en él, y seguido colocó el portátil en mis piernas.

Decidimos ver una película de comedia, ya que después de haber vivido una película de miedo literalmente en vivo, y haber temido por nuestras vidas, decidimos reírnos por un largo rato.

Se me hacía un poco raro, por lo serio que solía ser Gouenji, pero se estaba riendo bastante junto conmigo soltando carcajadas, y eso a mí me encantaba, su risa era de lo más contagiosa, y creo que me estuve riendo más por el simple hecho de escuchar su risa, que por la película, pero bueno igualmente me encantó, y me lo pasé realmente bien.

Era cerca de las doce y media cuando terminó, y decidimos irnos a dormir, o más bien decir eso, y seguir hablando. Estábamos los dos en la misma cama, abrazados, sintiendo los latidos de su corazón acompasados, y tranquilos al igual que los míos.

Cabía decir que desde hacía unos minutos había empezado a llover, y además de forma torrencial, e incluso se escuchaban las gotas de lluvia en la ventana. Con algo de miedo me abracé algo más a él, rogando interiormente para que no hubiera truenos, aquellos que me recordaban al accidente que ocurrió hacía años, cuando Atsuya y yo solo éramos dos críos.

Gracias a las caricias de Gouenji sobre mi espalda, me fui tranquilizando, y cerré mis ojos para dormir por fin.

-Buenas noches, Shirou-me dijo al ver que me estaba quedando completamente dormido, y me besó en la frente.

-Buenas noches, Shuuya, te amo-le respondí con voz somnolienta.

-Yo también a ti-y cuando estuve a punto de quedarme completamente dormido, muy cerca de aquí, se escuchó el primer trueno…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).