Claramente la noche más candente de mi vida, la noche en que toque el rincón más disimulado de su cuerpo… es una lástima decir que este cuerpo no es sólo mío.
Caminaba como usualmente lo hacía al salir de un bar medio azorado, me balanceaba de un lado a otro en lo que pensaba trivialidades, cuando pase por un fosco callejón a mi mente llego un sonido acosador, parado me quede, esperando ver una escena de terror entre la obscuridad angustiosa.
No obstante lo que salió fue aún más complicado, un chico: cabellos anaranjados, mirada oculta, camisa blanca holgada con escote que permitía ver su pecho, pantalones rotos, pulseras ahogando sus muñecas y botas de agujeta (estilo militar), él salió corriendo, tropezó conmigo mientras cerraba los ojos y desaparecía (“que suerte para un borracho”), seguido de él salió un señor como de 40 años, arrugas en el rostro, la cremallera abierta, el cinturón franco, gritando maldiciones al chico, mientras lamia sus grasosos labios y unía el botón de su pantalón (apenas le cerraba de la gordura).
Camino en sentido contrario al chico, toque el bolsillo de mi pantalón, ¡estaré muy borracho pero mi memoria nunca mentiría!, el chico que me empujo ¡robo mi cartera! Corrí detrás de él, observé muy bien la dirección en la que fue, mientras más corría mejor me daba cuenta del lugar en el que me adentraba -El barrio rojo- me dije.
Hice más lenta mi caminata, mujeres se me ofrecían a lo insolente ¿Qué rayos hacia un chico aquí?, al fondo, en un local muy sucio y aparentemente abandonado ¡lo distinguí!, estaba con una pose de dama irritada, los autos se le acercaban y platicaba para finalmente no recibir nada más.
Caminé hasta donde él platicaba con otro hombre asqueroso, su sonrisa y sus ojos sugerentes, recargado en lo que era la ventana abierta del auto, entonces yo llegue y grite:
SG: ¡oye tú!
*: ¿eh?
Se apartó del auto para mirarme desconcertado, luego abrió los ojos y me señalo mientras decía- ¡ah!, él chico que me estorbo-, ¿Cómo? ¿yo le estorbe? ¡él me robo!, en fin, cogí del brazo al muchacho y le exigí mi dinero.
El me miro con un rostro indiferente y entrego mi cartera, ¿no fue muy fácil?, entonces la inspeccione y noté que me faltaban billetes, lo mire algo juicioso y dije:
SG: falta…
*: ¿en serio?, se me debió caer…
SG: ¡mentiroso!
El auto se fue y el chico gimoteo, su mirada era como culpándome por perder un cliente, se soltó de mí y reclamo:
*: ¿pues qué más da si te robe? ¡ME HAS HECHO PERDER UN CLIENTE!
SG: ¡¿eh?!
*: tendrás que pagarme
SG: pero si tú mismo te has pagado
*: (posando sus manos alrededor de mi cuello) OK, que te parece si nos favorecemos ambos.
Lamio sus labios, ¡esto era peligroso!, tiro de mi brazo para llevarme a otro callejón, pero yo lo detuve
*: ¿Qué ocurre?
SG: ¡yo no lo hare en ese sitio sucio!
*: ¡oh!, ok entonces dime donde lo deseas, por lo que te robe tendrás el servicio completo
Creí haberme sonrojado ¿servicio completo? ¡esto era verdaderamente malo!, lo cogí de la mano entrelazando nuestros dedos y lo llevé a un hotel, pedí una habitación y lo hice ingresar en la misma.
*: (sentando en la esquina de la cama) muy bien que desea hacer… A-M-O
Sus ojos me seducían, ¡odio verme como el inexperto aquí!, me acerque a él, lo levante, tome sus caderas y bese su cuello, el sabor era irresistible, ahora comprendo porque tenía tantos chupetones, con una de mis mordidas él gimió tan fuerte que juraría que la recepcionista escucho.
Baje mis manos hasta sus nalgas, las apreté con fuerza y él chico comprendió enseguida, levanto sus piernas hasta entrelazarlas en mi cadera, coloco sus brazos alrededor de mi cuello y lo estampe contra la pared.
Nuestras lenguas peleaban a más no poder, estaba ansioso de perder el oxígeno con tal de besarlo más profundo, juntos nos incitábamos con las lenguas, colocándolas lo más profundo de la garganta. Al separarnos mis ojos lo miraron lo más gélidos posibles, él chico apenas pronunciaba su miedo, bajó sus piernas y yo acorrale contra la pared, ladee un poco mi cabeza mientras lo miraba con ojos fieros, el otro únicamente podía respirar entre ambos, sus manos se posaron en la pared, el silencio parecía habla por sí solo.
Nuevamente fuimos a la cama, esta vez el que estaba sentado era yo, lo mire aun con ojos ladinos mientras el bajaba mi cremallera,, nuestras miradas no podían apartarse, apreté la sabana con mi mano derecha y tocaba las hebras de su cabello con la otra, era rasposo y sedoso a la vez, deseaba destrozarlo, mi posición era algo inclinada, él tomo entre sus manos mi glande, su lengua lo toco desde la base hasta la punta, lamio el líquido pre-seminal, jugueteo alrededor por unos minutos, al cerrar los ojos sentí como lo engullo por completo en el interior de su boca, verdaderamente este chico tenía una garganta resistente.
Estaba completamente dentro, su lengua alrededor del mismo, comenzó un vaivén lento, pronto el ritmo acelero, sus labios eran expertos en el arte de lamer miembros, sus dientes parecían no existir, su lengua era picara cuando pasaba por mi pene.
Después de una sacudida en la que su saliva pareció saborearme, eyacule, sin pensarlo apreté su cabeza con ambas manos, apreté su cabello y lo hice tragar todo mi semen, él únicamente clamó, se separó de mí y tosió, al recuperarse se posó encima mío e intento quitarse la playera, yo lo detuve y le dije- déjatela puesta, solo súbela, para que pueda ver tu cuerpo-, obedeció y se recargo en mis rodillas mientras movía sus caderas rozando su pantalón con mi miembro, sacaba la lengua lamiendo su labio superior.
Pasaba mis manos por todo su torso, tomaba sus tetillas y las apretaba, coloque una entre mis dientes y la mordisque, la jalaba y hacia llorar al chico del placer que le otorgaba.
Entonces no aguante más, lo tire en la cama y las posiciones cambiaron, mientras yo me quitaba la camisa, él retiraba sus pantalones con todo y ropa interior, el silencio era parte de nuestro show, cogía sus piernas y las extendió hasta que me dejase ver por completo su cuerpo.
El torso perfecto, sus caderas libidinosas, su pene duro como roca y su entrada tan rosa y abierta (como era de suponer), a pesar de aquello toque la punta de sus pies y deslice mis dedos por toda su pierna hasta llegar a su entrada, coloque dos dedos los cuales saque al instante, pues el chico se paró y me beso, estaba hincado en la cama, cuando nuestros labios se separaron, escuche su respiración más rápida que hace un momento, su miembro no había recibido atención durante horas.
Puso sus manos en la sabana, apretaba la tela, mientras su rostro me miraba recostado en el colchón, sus caderas se me proponían, sus rodillas tocaban la sabana al igual que los dedos de sus pies, la única palabra que el chico pronuncio fue: - Fóllame lo más duro que puedas…- dejo un breve silencio, yo metí mi miembro, para nada fue difícil, apenas coloque la punta entro como si nada (era obvio que ya estaba usado).
Una vez dentro, el gimió, sus manos apretaban con fuerza la sabana, acerqué mis labios a su oído, mis manos las pose en sus tetillas y empujaba con fuerza, entonces dije- llámame por mi nombre-, el chico no dijo anda más que gemir como toda una mujer- grita Suga-, entonces el peli anaranjado grito mi nombre todo el rato que me moví dentro suyo.
Tome sus caderas mientras entraba como si mi vida dependiese de lo profundo que ingresase, entonces lo voltee, su pierna izquierda estaba en el colchón, la derecha encima de mi hombro, mis manos se acercaban a las sabanas y él escondía su rostro en las planicies, aun las apretaba con sus extremidades superiores ahora más cerca por la posición.
Me facilitaba la entrada, él estaba exponiéndose a la pared, a cada toque que yo le propinaba escuchaba más su voz ahogada, entonces tome su rostro y lo hice mirarme, lo empuje con mayor fuerza en lo que lo besaba, nuestras lenguas se lamian una con la otra.
La posición era placentera, pues era casi como hacer “la cuchara” pero con las piernas del peli anaranjado extendidas, acelere el ritmo para por fin venirnos, pero él dijo- ¡ESPERA!-, yo pare y lo mire con duda, el literalmente me obligo a salir para sentarse y tirarme en la cama, se posó de espaldas y me dijo:- ¡te dije que te daría el trato completo!, abrió sus nalgas y puso mi miembro en medio, lo comenzó a frotar, sentía que me venía enseguida y pienso que él también por su respiración tan agitada.
Entonces tome su trasero y empuje un poco al chico hacia enfrente y volví a entrar, rápidamente me pare y comencé a empujarlo, él no excuso nada, únicamente se dedicó a gritar: - Suga… Suga-, cuando los dos parecíamos venirnos por fin el tomo mi trasero con sus manos y me ordeno- Eyacula dentro, hazlo dentro mío hasta que quedes vacío Suga Hyung-, entonces me excite un poco más, al parecer mi miembro se hizo más grande pues el chillo por la sorpresa. Empuje una vez más y él tenso su entrada, los espasmos aparecían dentro suyo, me apretaba incitándome a sacarlo todo y ¡eso hice!, una estocada y suspire en el cuello dulce del chico, por el contrario, el de cabellos anaranjados hizo todo un quejido sintiendo mi semen dentro suyo, mientras se venía decía cosas como: - está muy caliente dentro mío Hyung-.
Ambos caímos rendidos, el peli anaranjada boca abajo mirándome a su lado y yo no resistí, besé con delicadeza su blanquecino cuello, esta vez nos vimos más de cerca y así nos quedamos por 1 minuto.
Él se levantó de golpe y tomo sus calzoncillos, pantalones y zapatos, yo tome su mano y la sujete con fuerza mientras preguntaba:
SG: ¿Cuándo te volveré a ver?
*: (con una sonrisa traviesa) ven nuevamente por mí y será gratis (acercándose a los labios del pelirrojo) sólo para ti S-U-G-A
SG: ¡no te vayas! (dijo con rostro desesperado)
*: (sin apartar sus ladinas miradas) mi nombre es Jimin.
Aparto su mano del pelirrojo y corrió hacia la puerta y la cerro, Suga se quedó tendido en la cama.
¡sin duda esa fue una noche candente…. ¡Y la mejor!