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Sinfonía Callejera por dei_angel

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Opus 2. “Obertura”

 

     Había pasado la noche en vela, las largas ojeras se marcaban y el fugaz recuerdo de aquella muchacha trabajando en la tienda le golpeó con la suave tonada del Nocturno Op n°1 en Si bemol menor de Chopin, se sentía extraña al recordar semejante cosa sin importancia, con mucha duda se desplazó al baño, se miró al espejo viendo una cara consternada por la ansiedad, no era su primera gira pero era a la primera gira que la invitaba una orquesta, se apresuró a alistarse viendo un arco iris por reflejo de los rayos del sol que débiles se escabullían por la ventana.

     Llevando la maleta en un brazo y su particular bolso de lado, contemplaba lo hermoso de la mañana, en su cabeza empezaba a emerger la  pieza de Grieg “La mañana” le parecía que era perfecto ya que iría a una gira por Asia en un nuevo comienzo por conocer una cultura que le llamaba la atención.

     Como era extraño sonreía por las calles de esa ciudad, una ciudad a la que decidió mudarse por transferencia de su carrera universitaria, la orquesta le quedaba a cinco minutos y como buena fanática de la puntualidad su llegada anticipada despertaba la soledad de ese edificio, saludó educadamente a los conserjes e inmediatamente dejó las maletas en la entrada del salón de piano. Destapó el  instrumento y empezó a calentar con escalas, tanto mayores como menores sin dudar de la posición de manos, añadió ritmos a las escalas y por consecuencia a los arpegios también.

     Suspiró y en medio de su receso escuchó una algarabía que provenía en la entrada, tomó sus maletas y observó que el autobús que se dirigía al aeropuerto estaba por arrancar, la directora le hizo una seña para que tomara lugar, dejó las maletas en mano de la directora y se apresuró a avanzar, subiendo las escaleras con paso firme, se reunió con otras dos personas quienes habían sido invitadas pero que pasaron por desapercibidas para ella, puesto que creía que solo fue la única.

      Se sentó sola puesto que era muy espacioso, se topo varias veces con la mirada de la concertina, desviaba con mucha informalidad y veía el camino tan largo que le esperaba al aeropuerto, no le gustaba viajar, sino estar de una vez en el lugar para tocar. Se hizo muchas preguntas, la que más le llamó la atención era el por qué no tenía vida personal, su carrera universitaria y su instrumento era su carrera personal, no tenía demasiados amigos y pareja, era de preocuparse puesto que no sabía acerca de su orientación sexual, no le desagradaban los hombres pero las mujeres o al menos Silvia no le desagrada tampoco, de hecho, era por la única persona por la quién lloró mentalmente o al menos eso era lo que ella creía.

      Suponiendo tantas cosas no notó que una de las chicas se le sentó al lado y le tocó el hombro, volteó sorprendida para encontrarse con alguien desconocida. Solo se la quedó mirando mientras la otra hablaba y preguntaba sin parar, como le molestaba que la interrumpiesen en su meditación, con monosílabos deprimidos respondía una que otra cosa, no sonreía porque no le interesaba conectar con esa persona, suspiro y sin quererlo preguntó más por impulso desganando que por curiosidad.

-          ¿De casualidad te conozco? – preguntó viendo como la otra con cara de ofendida exageraba la expresión con la intención de hacerla sentir mal.

-          Soy la principal de cello – respondió con obviedad

-          No te había visto – replicó

-          Estoy en tu misma orquesta – dijo molesta

-          Dime algo que no sepa, solo no me di cuenta – volteó a la ventana

-          Que eres una estúpida, por ejemplo, yo que quise saber cómo estabas

-          ¿Por chisme? Exageras – Se interrumpió para observar que sus rasgos eran parecidos a alguien que ya había visto pero que no recordaba.

    Era un sentimiento de frustración, la chica se la quedaba mirando un poco extrañada, si sabía y estaba plenamente consciente de que aquella persona era lo bastante gruñona como para involucrarse con otra persona quien no fuese Silvia, de cual se rumoreaba que estaba enamorada de ella.

       Quiso preguntar pero antes de levantarse escuchó un susurro que no pudo alcanzar siquiera a oír, solamente suspiró y procedió a retirarse.

      Buscó entre sus recuerdos y halló lo que buscaba, eran casi los mismos rasgos que la chica que vio la noche anterior en la tienda. ¿Será aquella chica músico? Aunque parece bastante mayor que la principal de cello cuyo nombre no sabe y ni le interesa saber por ahora. Sentía unas ganas tremendas de componer, revisó en su bolso unas hojas pentagramadas y aunque arrugadas y con un lapicero que ya casi no marcaba escribió.

     Visualizó aquella noche el rostro de la chica de la tienda., sus ojos hipnotizados por la rutina y la distracción tan concentrada que poseía en ese momento, sus cabellos recogidos perfectamente y con un delantal para no ensuciarse, de pronto, preguntas atormentaban su cabeza. ¿Por qué tendría el cabello tan bien recogido mientras trabajaba en una noche así? Era absurdo. ¿Una cita? Ya era muy tarde, por lo menos eso fue lo que pensaba un ser humano que nunca ha tenido citas con el sentido del tiempo.

      Cada vez que recordaba a la chica más difuso y borroso se hacía el recuerdo así como más oscuras se hacían la notas que escribía, decidió dejarlo incompleto y guardando todo rápidamente se dio cuenta que faltaba poco, solo el cruce de una avenida y estarían ahí en menos de cinco minutos.

       Se apresuró a bajar del autobús, recogió su maleta y el personal encargado de la gira las llevó hasta donde estaba la orquesta, se presentaron en medio del bullicio y con mucho respeto hizo una reverencia dándose cuenta que los músicos murmuraban a lo que respondió frunciendo el ceño. Se sentó al lado de un cellista quién la miraba extrañada, atrás tenía a una trompetista y a un fagotista, quienes hablaban de los solos que tendrían, el fagot presumiendo de su solo en el primer movimiento de la doceava de Shostakovich y la trompeta de su solo en el cuarto movimiento de la misma, conocía el repertorio para la gira pero no vio la doceava de Shostakovich por ninguna parte.

      Decidió no prestarle atención suficiente a la conversa, centrándose más que todo en la mirada de la cellista que tenía al lado, suspiró y volteó, topándose con la mirada de una niña de cinco años, se sorprendió un poco por la credulidad que emanaba ese músico, solo alejó su vista en el centro y el cerebro le daba vueltas. Se preguntaba extrañada, pues considerándose ella una persona completamente normal no entendía la locura de los demás músicos, solo yéndose despacio con la persona quién  no le quitaba la mirada de encima entendería un poco esa locura interna que estaba a punto de estallar.

-          Tienes el ceño fruncido, tengo un hechizo mágico para que nunca lo vuelvas a fruncir – habló eufóricamente llamando la atención levemente de la orquesta.

-          ¿Cuál? – Articuló sorprendida y con mucha curiosidad

-          Éste – la mano de la cellista se posó en el ceño de Li y con tres golpecitos alivió ese ceño fruncido - ¿Viste?

-          Funciona, de cierto modo pero funciona – susurró contenta, ese simple gesto le subió el ánimo hasta hacerla feliz.

       Li sencillamente no podía creer lo absurdo de eso, ahora bien, le daría más fuerza a los rumores que podía escuchar, los músicos la miraban extrañados, otros fascinados por su apariencia y frialdad, ella se sentía que no encajaba, pero lo más importante es que esto ampliaría su Curriculum musical, respiro hondo y cuando se calmó recordó que en su bolso de lado estaba la pieza que quería terminar, presentía mucho con respecto a esa pieza, el recuerdo la golpeó suavemente y el cambio de tonalidad en la pieza no se hizo esperar, sacó fuertemente y empezó a escribir, las notas y el recuerdo se hacía fuerte hasta que invadió completamente su cerebro,  mientras más rápido escribía más rápido le llegaba la inspiración, guardaba tranquilamente en comparación con su mano derecha, solo sonreía ante ese éxito, quería, pero no podía, ¿Quién era esa chica? Una desconocida que la estaba guiando a componer una pieza para piano. No podía compararse con “Para Elisa” de Beethoven o los nocturnos del poeta del piano, o simplemente “El sueño de amor” de Liszt.

       Solo sonrió cuando la terminó, quería tocarla, faltaba solo una hora para abordar, solamente quería un piano, la ciudad en donde residía era musical, se levantó con las partituras arrugadas y tinta que manchaba sus manos, los músicos y los directivos la miraban extrañada, varias veces le advirtieron que no debía moverse, pero ella en su terquedad y su poca habilidad para convencer a las personas se escapó fugazmente hasta le piano que solo quedaba a poco metros de la orquesta.

      Se sentó y puso las partituras, al principio no le gustó como sonó, pero cambiando algunas notas y rodando la armonía en la mano izquierda y transportando a una tonalidad menor el sonido era más que hermoso, nostálgico ante algo que se va borrando sin remedio alguno, Li estaba inspirada pero sabía que la estarían buscando.

      La gente se le acercaba curiosa, la miraban y detallaban, era bastante elegante, le gustaba vestir bien pero lo que llamaba la atención era la pieza que ejecutaba, nueva para los oídos de aquellos y tan vieja como el olvido. Abrió los ojos en un intento por terminarla ocurriéndosele un acorde partido con acento y un esforzando (sf) la gente se sacudió y decidiendo a través de esta acción que sería un buen final.

      Suspiró y al levantarse se sorprendió de los aplausos, a pesar de que eran pocas personas llenaban más su espacio que cualquier público en el mejor teatro de París o Italia,  reverenciándose ante su público se acordó que el vuelo salí en media hora, se despidió y caminó rápidamente hasta donde se encontraban los otros músicos, algunos la miraban expectante, otros ni la miraron y la cellista solo se la quedaba mirando con mucha curiosidad, se sentó al lado de esta y lo único que hizo fue recriminarse mentalmente de no haberse grabado puesto que cambió la pieza de tal manera que ya no recordaba donde y cuando debía aplicar esos cambios.

      Estaba a punto de fruncir el ceño cuando recordó el hechizo, posó su mano y dio tres golpecitos, la cellista de nombre Ana se la quedaba mirando con tanta ternura que no disimuló el sonido de una risita traviesa. Li volteó a verla y solo pudo sonreír, esa persona sin duda emanaba buena energía al punto de hacerla sonreír muchas veces al día.

     Estiró su mano formalmente en una presentación amistosa, nunca se presentaba a alguien con un apretón de manos, se dirigía a todo el mundo con una reverencia, tenía tendencia a alejarse de las personas, se encerraba en su mundo pero quizá con esta persona sería diferente y con la única que tal vez socializaría en la gira.

      La  chica miró extrañada ese gesto, simplemente tomó la mano que estaba estirada y con una sonrisa se presentó.

-          Mi nombre es Clara Amstuden – pronunció con gracia

-          Li Haswen – Susurró encantada con la dulzura de Clara.

      Li esperaba a que llamaran para abordar el avión, miraba el reloj de su muñeca izquierda de manera constante, la ansiedad la estaba consumiendo poco a poco, veía a la gente caminar de manera tan lenta que le desesperaba, observaba todo desesperada, aunque no poseía tics del tipo físico se destacaban los mentales, contaba hasta mil, luego en reversa, sacó su teléfono celular  lo miraba y trataba de distraerse con los juegos que descargó.

      Pronto se escuchó la voz del interlocutor anunciar el vuelo, suspiró y siguiendo a los músicos de la orquesta se dirigió al pasillo para poder montarse en el avión, miraba el piso de cerámica y lo que venía a la mente eran las dudas que tenía acerca de la pieza que había compuesto, si le gustaba, pero no entendía le porqué de hacerla para alguien que ni siquiera conocía y que, dicho sea de paso podía ser familia de uno de los músicos invitados a la gira. Todo era un caos, este día hacía las cosas por instinto más que por pensamiento cosa contraria a lo que ella era y por completo a lo que representa la música.

      Una vez sentada en el avión miraba por la ventana a las nubes que lucían de muchos colores, soplo sonrió vagamente al recodar su infancia, tenía tendencia a aislarse de las personas, sus ojos ámbar reflejaban cosa distinta a lo que ella era, una persona noble de mucha bondad pero que en su álter ego representaba  a alguien de carácter ácido e imponente solo para ocultar el miedo que le daba confesar sus verdaderos sentimientos y el hecho de admitir que es una llorona.

-          No creo que tu nombre sea Li, ¿Es acaso un diminutivo? – Preguntó Clara interrumpiendo la meditación de Li – Li no puede ser un nombre – arrugó el ceño

-          Hey, no hagas eso – susurró aplicándole el hechizo mágico que le había enseñado

-          Woa, pensaba que te lo habías tomado como un juego, ¿Pero ves que de verdad funciona? – Habló emocionada con los ojos abiertos por completos.

-           

      Li quedó nuevamente extrañada, ¿Acaso eso del hechizo no era un juego? Por supuesto que lo pensaba así, pensaba que era un juego, pero prefirió mentir ante la mirada maravillada de su compañera de viaje, primera vez en mucho tiempo que  mentía aunque no solo para seguirle la corriente a Clara sino que también para no desilusionarla.

-          Escuché un poco de la pieza que estabas interpretando en el aeropuerto, era muy bonita, ¿De qué compositor es? ¿Es contemporáneo? – Preguntó

      No sabía que responder ante aquello, se sorprendió de sobremanera, no sabía que contestar mucho tiempo para ella pasó pero en realidad eran segundos,  miró esos ojos tan grandes en  busca de cómo mentir, sin embargo esa habilidad innata de ella para esconderse era anulada por Clara.

-          Pues – balbuceó, estaba resignada, diría la verdad – la compuse yo – susurró avergonzada

-          Increíble – susurró Clara acomodándose en su puesto – Es muy bonita tu pieza, me trae recuerdos muy tristes ¿Estás así por alguien? – Preguntó cautivada por la sinceridad de Li

-          No lo sé – respondió dudosa – Pero tienes razón, Li no es un nombre, es un diminutivo.

 

Notas finales:

Disfruten!!


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