Miedo, inseguridad…desesperación.
Este sentimiento punzante que emana de mi pecho.
Codicia, resentimiento…Celos.
Di todo lo que pude dar… ¿Qué hice mal?
Amistad, incondicionalidad…Amor…
Fingir que esta situación no me inmuta…
Orgullo, rencor…Traición.
¿Cómo se puede odiar y amar al mismo tiempo? Aparentar que nada de esto hace ningún efecto en mí, que estoy bien, que no te necesito, que no te extraño, que no me produce ningún tipo de nostalgia nuestro pasado, que te odio, que te aborrezco, que quiero matarte, aniquilarte, destruir cada parte de tu ser hasta que tu existencia sea borrada por completo de la faz de la tierra. Haces que me consuma en pecado, haces que mi camino al infierno sea tan corto, haces que mis noches se vuelvan lúgubres y mis días desesperantes, haces que enloquezca, que lo único que pueda habitar en mi mente sea tu imagen, tu rostro, tu nombre, tu aroma, el sonido de tu voz, tu tacto….Todo tu ser.
Envidia, ira, orgullo, avaricia y lujuria.
Misaki Yata…Misaki…mi flor…mi hermosa flor…mía.
Mi…el contacto que hacen mis labios pronunciando el prefijo de tu nombre, aquellas delicadas letras, “Mi”…aquel contacto, aquella conexión que quisiera tener contigo, son tus labios mi deliro, es tu ser mi tortura. “Sa”, esa suavidad que recorre por mi paladar sin tocarlo, el “Sa” de nuestro pasado, de nuestra inocencia, de nuestro lazo inquebrantable, “Ki”, tosco, abrupto, vulnerable, nuestro presente, nuestra realidad, el ahora.
Mi-Sa-Ki…Misaki…Misaki…Misaki.
Esa sensación de codicia cada vez que pronuncio tu nombre, cada vez que te veo parado al frente mío, desafiándome, odiándome, aborreciéndome.
Miro tus ojos para responder aquel llamado de odio, quiero que me mires, quiero que me desafíes, que te acerques, me ataques.
Me llena de satisfacción ser el único que cuando te mira a los ojos pueda sentir ese sentimiento de voracidad, aquel sentimiento de apogeo al saber que tu pasado me pertenece, que soy el único que te conoce de los pies a la cabeza, de que cada vez que miro a tus pupilas recuerdo un mar lleno de momentos del pasado en donde me pertenecías, es como si momentáneamente fueras mío.
Yo soy la única persona que conoce el pasado y presente de aquel chico de semblante enojado, yo…solo yo…nadie más.
Aún recuerdo cuando solíamos conversar acerca del futuro…nuestro futuro.
Todos los planes que hicimos se quedaron en el feliz pasado del cual formamos parte.
A veces me pongo a pensar, a preguntarme, a cuestionarme si recuerdas todas las promesas que hicimos juntos, si en algún momento de tu día se te da por recordar el pasado y todo lo que fuimos. ¿Será que extrañas lo que éramos? ¿Sientes nostalgia de aquel lugar al que llamábamos nuestra base secreta? ¿Aun recuerdas todos los incoherentes planes que teníamos para construir el lugar que iba a ser destinado para convertirse en nuestra cálida morada?
-¿Qué haces aquí, Saruhiko?-Me preguntas enfurecido, esbozando una mirada llena de odio mientras pronuncias mí nombre.
Amaba que dijeras mi nombre, me enloquecía, aun si fuera despectivamente. Hacía que mi ser se llenara de euforia al saber que aun tus labios y tu memoria recordaban la pronunciación, el sabor, el sonido de mi nombre.
-Lo mismo pregunto…Mi-sa-ki~-Te respondo mirándote directamente a los ojos con ese sentimiento de euforia aun intacto.
Es como si la alegría me invadiera el alma cada vez me miras de esa forma, pierdes esos instantes de tu vida solo para mirarme a mí, para hablarme a mí.
-¡Deja de una vez de joderme, maldito traidor!-Sueltas un grito con destino a mi presencia.
Traidor…
Siempre seré llamado por ti así, siempre seré recordado de esa manera por ti… ¿Por qué?
¿Por qué tengo que ser yo al que llames traidor?, nunca podría traicionarte mi flor…la única persona quien traiciono este lazo fuiste tú... ¿Quién me dejo de lado? ¿Quién me abandonó? ¿Quién se metió a la fuerza en mi mundo para dejarme así? ¡Me malacostumbraste a tu presencia para luego dejarme aquí desolado como un niño perdido en la ciudad!
¿Por qué tengo que ser el malo? , lo único que quería era tenerte siempre a mi lado, que no miraras a nadie, que solo me miraras a mí, me sonrieras solamente a mí ¡Se suponía que este debía ser nuestro futuro! No tu futuro con ellos…
¿Por qué ellos te tienen? no te aprecian como yo lo hago, ellos no lloraran de la misma manera en la que yo lo hare el día en el cual dejes este mundo, ellos no ansían tu atención tanto como yo la ansío, ellos no te sueñan como yo lo hago, ellos no te recuerdan como yo lo hago, no te piensan como yo lo hago, y sobre todo… ellos no te aman de la misma forma en la cual yo lo hago.
Ellos no te merecen.
Envidia.
Me llena de rabia saber que desperdicias tus preciados momentos con él, con ellos, que gastas las horas que te quedan en este mundo compartiendo oraciones, saludos, frases.
El enojo corre por mis venas cada vez que pienso que cuando yo estoy desolado añorando tu presencia, ellos se encuentran saciándose de tu ser, sumergidos en aquella utopía que yo mataría por tener.
Ellos no deberían estar a tu lado.
Ira.
¿Así querías las cosas? No podía aguantar por mucho tiempo de la misma manera, aunque te amaba, odiaba encontrarme en ese estado, el verte tan lejano pero a la vez tan cercano a mi presencia, como dos líneas paralelas. Es como si te hubieras burlado de mis sentimientos, del inigualable respeto que tenía hacia nuestra amistad. Debía desistir ante aquel espectáculo lleno de dolor, era mi tiempo de dejar la obra, tu obra, Yata Misaki…los reflectores se apagarían para ti aquella vez.
Me canse de que seas el protagonista, de que siempre llevaras las cosas a tu preferencia, arrastrándome hacia el vacío junto a ti, de que manipularas mi mente y corazón para tenerme a merced de tus acciones, por eso déjame ser tu antagonista, déjame desafiarte, complicarte la vida, déjame crearte problemas, déjame la antítesis de tus buenos pensamientos, déjame ser la persona mala de tu cuento.
Ellos no son capaces de mantenerte a su lado.
Orgullo.
Quería tenerte conmigo, monopolizarte, que nadie te tocara. No importaba si hubiera sido necesario encerrarte en una jaula para que nadie pudiera hablarte, mirarte, pensarte, lo hubiera hecho con tal de que te quedaras por siempre a mi lado, respirando junto a mí, viviendo junto a mí, siendo mío…¿Te parece egoísta? Pues a mí no, me prometiste eso desde el primer día en el que te dijiste llamar mi mejor amigo.
Quiero tenerte solo para mí, que solo yo sea aquel que pueda pronunciar tu nombre, tu apellido, ser aquel que solo pueda encerrarme en lo más recóndito de tus memorias.
Ellos no deberían tenerte.
Avaricia.
Quiero que cada parte de tu cuerpo sea mía, quiero adueñarme por completo de tu castidad, dominar en lo más mínimo de tus sensaciones, embriagarme con el aroma de tu anatomía, sentir tu corazón latiendo mientras vivimos el idílico momento en donde nuestro corazón y cuerpo se funden para ser solo uno. Quiero ser el dueño de tus labios, tocarlos, saborearlos, ser el único que tenga el privilegio de ser parte de tu paraíso. Anhelo que grites y solloces mi nombre pidiendo que me detenga, que siga, que trate de saciar tu sed de tacto humano. Quiero dejarte marcas con pequeños coágulos de sangre que puedan lucirse en tu piel dando a conocer al mundo de que ya tienes a alguien a tu lado, haciéndome omnipresente.
Él no debe tocarte.
Lujuria.
Me enloqueces Misaki, haces que pierda por completo mi cordura, que mi ser se consuma en pecado.
Son estos pequeños momentos en donde puedo degustar de tu presencia, en donde la casualidad juega a mi favor y en donde otras veces manipulo el destino para que nuestros caminos se entrecrucen, todo por ti.
-¿Aun me sigues llamando así?... ¿Cuándo serás capaz de superarlo? Mi-sa-ki~
Bang. El detonante para que te decidas a mover una extremidad dirigida a atacarme.
Sé que estoy acostumbrado a esto, sé que siempre el final de estos inesperados encuentros termina en lo mismo.
Tengo que redimirme, aceptar que el pasado es pasado, que el dulce Misaki del cual estaba profundamente unido ya no está, que aquella persona que se preocupaba por mi bienestar se alejó.
Él…solamente el, mi amado Misaki, si hubiera sido por mi pasaría cada instante junto a ti…
Desearía poder decirte todo esto, sé que no soy una persona honesta, ni contigo ni conmigo, que todos estos pensamientos están profundamente guardados en lo profundo de mi corazón, de mi subconsciente que no puede admitir que te necesita, que te ama, que eres la razón por la cual este cuerpo frio y vacío tiene la energía para levantarse cada día.
Soy el pasado y el presente unido en una sola alma atormentada por tu lejanía.
¿Cómo no he de vivir atormentado?
Me hiciste sentir por primera vez amado, que aunque sea una persona lloraría por mí el día en el cual muera, que por fin terminaría mi soledad. No sé si fue error mío por depositarte toda mi alma, o culparte de haberme engañado, de haberme estafado.
-¿Por qué siempre tiene que ser así?- Musitas algo cansado y agobiado mirando al vacío mientras te señalo con mi espada.
-¿Qué quieres decir? –Pregunto asombrado ante tan inesperada interrogación.
-Nada…-Respondes decepcionado mirando hacia un lado.
¿Por qué pones esa cara? Yo no tengo la culpa de esto, yo solo anhelo que me mires como antes, que me quieras como antes, aun si lo que sientas hacia mí es solo odio y rencor, lo quiero todo, quiero que pienses en mí, aunque sea solo para aborrecerme.
-¡Fushimi!-Una voz femenina familiar se oía a lo lejos.
-Awashima-san… ¿Qué hace aquí? –Pregunto molesto por interrumpir este único momento que tengo con Misaki.
-Yo debería estar preguntando eso, tenemos una misión, no podemos perder tiempo Fushimi.
Molesto y triste no me queda más opción que guardar mi espada y aceptar el hecho de que de nuevo me alejaría de Misaki, y que no lo volvería hasta que el destino quiera cruzar nuestros caminos. Me acomodo los lentes y me alejo lentamente de Misaki, deseando que cada paso sea eterno, giro mi cabeza para darte un último vistazo y te observo mirándome con unos ojos tristes llenos de odio, es como si esos ojos hurgaran en mi alma, en donde cada pestañeo es una tortura.
La nieve es muy fría ¿No?, la lluvia es muy lúgubre ¿no? Al igual que nuestro presente, cada copo, cada gota, que suena como un gran estruendo cuando choca contra el suelo, es un golpe a nuestro amor unilateral.
Me voy alejando poco a poco, mientras te observo acomodar tu gorro y tomar tu patineta para marcharte, ahora lo único que veo es tu espalda alejarse poco a poco, desapareciendo entre los copos de nieven que caen sublimemente desde el cielo.
¿Esto será lo correcto? ¿Es así como deberá terminar todo siempre?
Tal vez esto sea lo que en verdad el destino deparo para mí, para nosotros…
Es curioso ¿no?, es como si siempre tratáramos de generar incendios en la nieve, y aun peor, generar incendios en la nieve, con una lupa enfocada a la luna.
Esto no es un adiós, será un hasta luego, hasta que te cruces de nuevo en mi camino y me desafíes de nuevo.
Nunca será un adiós, nunca lo permitiré…
-Hasta luego, Misaki...-musito mirando tu figura distorsionada por el horizonte
Sí…
Hasta luego…mejor amigo.
Hasta luego…amor mío.
Hasta luego...eterno traidor.
Hasta luego…Misaki Yata.