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Decimooctavo cumpleaños por Dark_Huntress

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Notas del fanfic:

Pues solo por poner mas d18. Enjoy. 

Notas del capitulo:

Mi ultimo d18 del dia. 

Decimoctavo cumpleaños.

Esa noche era su decimo octavo cumpleaños, sus padres habían decidido hacer una gran fiesta en su honor, cosa que no le hizo ninguna gracia. Él era un chico antisocial, no le gustaba relacionarse con nadie y claramente odiaba las multitudes y a su parecer tres en efecto eran multitud.

El gran salón estaba atestado de gente que había ido a felicitarlo y darle regalos. A decir verdad sólo iban por quedar bien con su padre, un poderoso magnate a quien todos querían tener de su lado por claros intereses claro.

Muchos de los asistentes habían ido con sus hijas las cuales trataban de achocarle para que bailase con ellas, lo que querían claro esta era ofrecerlas en bandeja de plata a cambio de una alianza y ya está harto de los padres y sus hijas casaderas las cuales parecían en busca de una presa. Eso le enfadaba él era el carnívoro, no la presa.

Después de un rato logro escabullirse de la gente y se retiro hasta un oscuro balcón, las cortinas le daban algo de privacidad y se contento observando el paisaje nocturno.

— ¿Deseas algo para beber?

Escucho la voz y se giro con el ceño fruncido dispuesto a mal contestar, pero se detuvo al notar que quien le hablaba era un joven rubio vestido de camarero que llevaba en la mano una bandeja con varias copas llenas de un liquido dorado.

—Es champaña Burbuja de Ambrosia. Dicen que es deliciosa.

— ¿Dicen? ¿Acaso no lo sabes?

—Nunca la he probado.

— ¿Por qué no?

—Mi escaso presupuesto no me lo permite, una botella cuesta más de lo que yo gano en un año.

El chico sonreía y se veía lindo, bueno lindo no era la palabra, la palabra seria sexy.

Kyoya tomo una copa y probó un sorbo.

—Sí esta bueno, toma una también.

—Eh, no yo no puedo, sólo debo servirlas jamás probarlas.

—Ni siquiera si yo te la ofrezco. Prueba de mi copa. Es una orden.

El rubio le miro indeciso, pero accedió a probar la champaña y acepto la copa de manos del chico, junto sus labios al cristal justo en el mismo lugar que el moreno lo hizo y se sonrojo al pensar en el beso indirecto. Kyoya pensó lo mismo y se sonrojo también.

—Esta deliciosa, pero sabes no sé si es la champaña o es porque probé el sabor de tus labios en esa copa.

Dijo el joven con tono coqueto y el otro sintió su sonrojo aumentar.

—No digas estupideces. ¿Por cierto como me viste? No estoy lo suficiente escondido.

Bufo irritado, pues temía que alguien más le abordase.

Pasaba por aquí y en ese momento el viento agito la cortina, observe que había alguien, por curioso me acerque pero cuando vi tu belleza no puede evitar hablarte. Lo siento, si quieres estar solo…

—Eso quería, ¿sabes quién soy?

—No realmente, pero pensé que tal vez fueras alguna especie de ángel, una bella nube con forma de ensueño.

— ¿Tu realmente eres así de coqueto’ déjame decirte que tus intentos de seducción son patéticos.

—Ha de ser, no soy seductor en lo absoluto, de hecho soy tímido con las chicas y…bueno nunca me gusto tanto una chica como me has gustado tu, sólo he sido honesto, y no sé quien seas, pero es obvio que eres un invitado un chico de alta categoría, alguien de alcurnia que normalmente no cruzaría ni dos palabras conmigo y sé que técnicamente pierdo el tiempo al intentar coquetear contigo, pero no puedo evitarlo.

—Hum, sí pero a mí no me importan esas cosas. Si te lo pidiera tú ¿abandonarías tu puesto de trabajo hoy? Si estás dispuesto puedes llevarme a algún sitio donde podamos pasarla bien…O no me refiero a nada sexual.

Aclaro sonrojado hasta las orejas cosa que trajo una sonrisa al rostro del rubio.

—Nunca he dejado botado el trabajo, pero con gusto lo haría por pasar unas horas en tu compañía, no importa que pierda la paga. Conozco un sitio desde donde la vista es preciosa podríamos ir allí y platicar un poco si quieres. No está muy lejos.

El joven asintió. La idea de fugarse de la aburrida fiesta y pasar un rato agradable con aquel sensual rubio le gustaba.

—Pero, como iremos sin que nos  vean, intentarían detenerme.

—Espera aquí, vuelvo en unos minutos.

El chico se fue directo a la cocina donde dejo la bandeja con el servicio y regreso junto a Kyoya. Le tomo en brazos aun con las suaves protestas de este y salió por la ventana con él, llegando hasta el piso de saltos en saltos bajando por las cornisas. El moreno se asunto bastante con el descenso pero no dijo nada. Finalmente ambos estuvieron en el piso y con cuidado fueron bordeando los jardines hasta dar con las puertas de la mansión. Como era un día de fiesta todos los perros de guardia estaban en las perreras y no había impedimentos para salir. Los vigilantes le vieron pero como no parecía estar yendo contra su voluntad ya que ahora caminaba al lado del rubio no le dieron importancia.

Unos minutos después llegaron al lugar del cual le hablo el chico, una elevada colina desde donde podían verse las estrellas y la luna que en esos momentos, lucía redonda y dorada. La vista era muchísimo mejor que en el balcón, además si se miraba hacia abajo podía verse un arroyo iluminado por los rayos lunares que parecía resplandecer, y pequeñas florecitas blancas salpicando un suave pasto verduzco, era hermoso y relajante. Dino le mostro las constelaciones y le conto historias.

Hubo un pequeño momento en que las luciérnagas levantaron el vuelo y brillaron con sus matices verdosos semejantes a fuegos fatuos dando al entorno un aura romántica y sobrenatural.

Kyoya no sintió el paso del tiempo, nunca antes había gozado tanto de la compañía de otra persona y no entendía que tenia de especial ese hombre, aun así hablaron de una y mil cosas.

Ya casi al amanecer se sintió adormilado y recargo la cabeza en el hombro del otro chico este se quedo quieto dejándole así pero unos minutos después le abrazo y el menor se acomodo contra su pecho dormitando un rato.

Fue cuando los rayos del sol se hicieron algo intenso que el chico despertó. Ambos se miraron sonrojados, estaban consientes de que acababan de conocerse y de que eran de mundos distintos, bueno clases sociales distintas. Pero nada de eso importaba por que ambos sentían que se pertenecían.

—Gracias por rescatarme de la aburrida fiesta, hace tanto tiempo que no pasaba un cumpleaños agradable.

—Gracias a ti por permitirme estar a tu lado, ¿volveré a verte?

—Eso me gustaría, aquí estará bien, si te parece ¿Qué día será?

—Los martes son mi día libre. ¿A qué hora quieres que nos veamos?

—Hum a las 6 de la tarde aquí, veamos juntos la puesta de sol.

Dijo sonrojándose pues sabía que eso era algo muy cliché del romance.

—Te traeré un regalo.

Dijo el rubio inclinándose para besar su mejilla.

—Quiero mi regalo ahora.

Dijo el moreno poniéndose de puntillas para alcanzar los labios de su compañero. Aquello había sido muy atrevido de su parte, pero realmente deseaba hacerlo y vio con agrado que el otro le correspondió saboreando sus labios. El beso fue mucho más mágico de lo que había imaginado.se relamió los labios al terminar y salió huyendo antes de que el mayor pudiera decirle algo.

Llegado el martes se presento en la colina nervioso, pensando si él realmente asistiría.

No tuvo que esperar mucho para verlo llegar, el joven le llevaba el regalo prometido una pequeña jaula en la que estaba un canario el cual se convirtió en su más preciado amigo.

Los encuentros en esa colina siguieron dándose en secreto cada semana.

 

 

 

Notas finales:

Y eso fue todo ya que es un shot. espero les haya gustado. 


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