Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Symphony of the night por JokerFunthom

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

oh sí, he vuelto con una historia basada en mi saga de vampiros y anime  favoritos. ¿Adivinan cuál es? Disfruten n.n

 

 
 
Soma suspiró cansinamente antes de recostarse sobre la barra. La luz mortecina del lugar bañaba sus cabellos y los hacía ver de un débil tono cobrizo mientras la música jazz amenizaba la velada. Ya había dado por perdida la noche. A esa hora no había caballeros con historias interesantes; había simplemente borrachos que iban a perder dinero en apuestas con cartas.
Dió un sorvo a su limonada antes de volver a lamentarse, pero en ese preciso instante un joven de cabellos negros se sentó a su lado.
- Dame una copa de tinto - ordenó. Y el cantinero que estuvo a punto de soltar una carcajada le obedeció de inmediato tras ver la seriedad en su rostro - ¿ha sido una mala noche? - inquirió sobresaltando al joven.
- Sí - contestó Soma, inseguro de si era a él a quién ese extraño le había preguntado - vivo de escribir historias y últimamente no he tenido ideas. A veces entrevisto a dos o tres personas en una noche. Pero en sus relatos no hay nada en especial que me sirva para escribir algo bueno.
El mayor sonrió - Si es así - musitó sacando el reloj de bolsillo a propósito para que el moreno lo contemplara.
- ¿Puedo verlo? - pidió.
- Por supuesto - asintió el mayor entregándoselo cuidadosamente en la mano y Soma advirtió por primera vez que tenía puesta una gabardina negra y las manos enguantadas.
- Vaya... es precioso - dijo maravillado al contemplar las incrustaciones de piedras color zafiro y rubí que lo adornaban.- parece que es de otro tiempo... y también extremadamente costoso.
- Lo es - reconoció, arrebatándoselo antes de que se diera cuenta - tiene una historia interesante.
Soma fijó los ojos atentamente en el caballero. Su silenciosa proposición despertó en él una gran ansiedad.
- Si acepta, me gustaría invitarle un trago en un lugar más privado... donde podamos conversar adecuadamente.
- Con gusto - convino y Soma sonrió, pero en un segundo el gesto se discipó - pero debo advertirle una cosa - dijo con una voz difente y extraña, con un eco gutural - soy un demonio. Pero no te preocupes, no pienso hacerte nada. Si estás consciente de ello, vamos, te seguiré.
El oji ámbar no supo que responder. Un escalofrío recorrió su espalda. Su mente se puso en blanco y lo único que distinguó entre sus desordenadas ideas fue la figura de ese extraño de gabardina negra. Parecía un buen actor, y si lo que acababa de decirle era cierto o no, no le importaba en lo absoluto. Lo único que sabía era que en él había nacido un extraño interés por conocer esa historia.
- Por aquí - susurró. Y lo condujo fuera de el bar.
 
 
 
°~°~°~°~°~°
 
 
 
- Comencemos - dijo poniéndose de perfil contra la ventana y Soma contempló las delicadas facciones que componían su rostro. - ¿Qué estás esperando? Enciende la luz.
- Pensé que a los demonios no les agradaba la luz - respondió, colocando a tientas el casette en la grabadora.
El demonio lo miró con una sonrisa socarrona y extendió una mano hasta conseguir que su sombra alcanzara el interruptor sin siquiera molestarse en cruzar la pieza. Soma enderezó la cabeza atónito y por primera vez contempló la figura del caballero sin la imponente gabardina. Era de complexión delgada y piel tersa y blanca, sus cabellos eran negros como el carbón y sus ojos rojos como el fuego. Era muy hermoso.
-¿Le he asustado? - quiso saber con curiosidad sincera. Tenía años que no se mostraba así ante un mortal - ¿todavía quiere entrevistarme?
- S-sí - repuso con nerviosismo sin haberse recuperado por completo de la impresión -podemos empezar ahora mismo.
- ¿Cree que sea suficiente cinta? - cuestionó el demonio.
- Suficiente, si es una buena historia - respondió.
-¿Suficiente para la historia de una vida que ha durado más de un siglo?
- Tenga la confianza de que así será - aseguró - Usted es un demonio - comenzó apuntando hacia él el micrófono y comenzando a grabar con el pequeño aparato- ¿siempre lo ha sido?
- Es una respuesta sencilla - sonrió y el brillo de unos blancos colmillos alertó a Soma - sin embargo, responder a algo tan simple no resulta divertido. Merece una respuesta complicada. Te contaré la historia de ello.
"Los demonios existimos en numerosas formas y categorías,  dependiendo de la cultura o región nuestros nombres cambian. Yo soy de la clase que se alimenta de almas por medio de sangre; algo que se conoce en todo el mundo como vampiro.
 
"Era el año de mil setecientos noventa cuando llegué de Francia  a  América entre la servidumbre de la familia Durless cuando les fueron cedidas algunas extensiones de tierra colonizada. Yo era un joven privilegiado. A mis veintidós años fui nombrado mayordomo de la casa; figura principal de la sevidumbre y responsable de mantener el orden, disciplina y limpieza en la mansión. La familia de mi amo se componía por Albert Durless a la cabeza, su esposa Claudia, Angelina, Frances y Vincent.
 
" Era gran aficionado de la astronomía, literatura, historia  y artes, por eso era también  tutor de Angelina, la hija menor del matrimonio. Ella era muy bella, debo añadir, porque siempre me gustó el escarlata intenso de su cabello y su piel lechosa, pero mi atención siempre estuvo fija en otra mujer.
 
"Meyrin era bastante torpe a la hora de hacer las labores domésticas, como es el trabajo del ama de llaves, pero siempre me impresionó la destreza y facilidad con que manejaba las armas. Ella tenía veinticuatro años entonces, y yo encontraba delicioso el contemplarla mietras leía por las noches, con el cabello vermellon suelto y sus ojos chocolatosos clavados en la página. Era de una belleza inigualable, tanto que me daba un profundo pesar que simpre llevara las mejillas sucias y los vestidos remendados con telas demasiado gastadas.
 
"Pasabamos días tranquilos en la nueva tierra. El clima de Luisiana siempre favoreció las plantaciones de mis amos y su riqueza se acumulaba. Al año siguiente una extraña peste azotó la región. Los muertos eran cada vez más numerosos y una oleda de pánico se desató en los alrededores. Nadie sabía lo que sucedía pero extrañamente la muerte rara vez tomaba a los varones mientras dormían; siempre aparecían los cadáveres flotando sobre las aguas verdosas de los pantanos. Las damas eran las únicas privilegiadas de que se les arrebatara el aliento mientras se encontraban en brazos de Morfeo. Todos ellos se encontraban con la piel pálida y marchita.
 
"Por desgracia para mí, Meyrin comenzó a perder la vista gradualmente y fue echada por la señora  de la mansión. La medicina de entonces evolucionaba a un paso lento y no existía tratamiento alguno para su estado. Yo me preocupaba todo el tiempo por ella porque no era de utilidad para casi ningún trabajo. Me abstuve durante cinco semanas de tener mis tres comidas diarias porque siempre guardaba mi cena para ella. Iba a verla casi todas las noches.
"Pero la tragedia fue inevitable. He dicho antes que ella era muy hermosa; fue llevada como concubina de un pérfido noble que vivía al otro extremo de la ciudad y la enfermedad llegó a ella. La pulmonía la consumió durante el invierno y no tuve oportunidad de verla de nuevo sino hasta el día que me fue notificado que había muerto.
 
"No tenía familia aquí, así que me encargué de escribirle a su hermano Finnian y de sus arreglos funerarios. Aunque con mi paga no podía hacer mucho. Lamenté infinitamente su pérdida porque la quería, aunque nunca la consideré como mía, porque mi posición como mayordomo me impedía contraer matrimonio en cualquier lugar y tiempo. Visitaba su tumba cada que mis labores me pertían hacerlo y cierta vez, mientras contemplaba el ramo de rosas que dejaba cada domingo sobre la lápida de mármol que inmortalizaba su nombre, una figura extraña apareció. Me sentía fatigado, deprimido y decepcionado de mí mismo. No había podido evitarlo. Había hecho esto tanto tiempo que el camino que marcaban las lágrimas seguía inscrito en mi rostro, aún cuando ya no tenía más por derramar. Y sin darme cuenta, poco a poco fui cayendo en un pozo de profundo resentimiento contra Claudia.
 
>> - ¿Vas a llorar otra vez? - le escuché decir con voz serena.
>> - Mis disculpas mi señor, pero no es algo que le incumba - respondí lo más educado que pude, aunque realmente quería mandarlo al demonio.
>> - Te he visto hacer lo mismo durante quinientos trece días - replicó.
>> - ¿Tanto ha pasado? - dije con sarcasmo y asombro - ¿por qué ha hecho semejante cosa?
>> - ¿No sientes que te falta algo? - musitó con voz felina, y aunque me giré para encararlo lo unico que escuchaba era la hojarasca crujir bajo sus pies mientras caminaba alrededor de mi.
 
"Era tarde, muy tarde. Sentí que debía irme pero un impulso extraño me tenía clavado a la tierra húmeda. Por primera vez lo medité con la cabeza fría. Los días se habían vuelto tan monótonos y solitarios desde que ella había muerto que había perdido la noción del tiempo. Ni siquiera los dulces versos de un buen libro me inspiraban emoción alguna. Tenía razón, algo le faltaba a mi vida. Pero no sabía qué.
 
>> - ¿Has pensado alguna vez en ser rico? Gozar de los privilegios de ser el amo y no el sirviente, de la increible satisfacción que produce el tener el poder de hacer cumplir cualquier deseo tuyo - dijo caminando lentamente en mi dirección y por fin se aventuró a salir desde la espesa maleza de los árboles que crecían frente a mí. - ¿Jamás has notado el increíble parecido que tienes con Vincent?
 
"Suspiré. Su piel era tan blanca como la de  un cadaver, el cabello era tan negro y lustroso como el mío y sus ojos eran increiblemente sensuales y atrayentes. Era una criatura fascinante a primera vista.
 
 >> - ¿Qué quieres decir? - inquirí, claramente interesado.
>> - Que la peste - repuso él, dándo un sarpazo a un tronco cercano para coger ágilmente una rata. Me sorprendió la rapidez con que actuó y lo imperceptibles que me parecieron sus movimientos. El roedor chillaba por la poderosa presion que ejercía sobre su pescuezo. - puede llegar a la casa Durless y acabar con la familia entera. Pareces un buen actor. No dudo que suplantar al hijo heredero sea un problema para ti.
 
"Dicho esto mordió al animal, que chilló fuertemente y dejó de moverse, siendo arrojado bruscamente a no sé dónde. Y unas gotas de su sangre habían quedado en la comusura de sus labios. Me tomó un momento reaccionar. Estaba frente a un asesino. Él era la misteriosa peste que había matado cientos de inocentes. La escena me resultó desagradable y confusa.
 
>> - No hay nada que me interese - contesté - el oro no puede regresarme algo que se ha ido.
>> - ¿Estás seguro? - replicó con una sonrisa, y pude ver sus pulidos dientes. - De acuedo, quizá tengas razón. Claudia merece estar ahora sentada junto a la chimenea al lado de su esposo mientras tú te lamentas en el frío del cementerio la soledad a la que te condenó.
 
"Lo analicé de pies a cabeza. Vestía un fino traje de seda azul rey y una capa de terciopelo; prendas demasiado costosa y finas, como si perteneciera a una familia de abolengo. Volvió a sonreirme. Y por un segundo lo consideré.
 
>> - Te esperaré aquí mañana cuando caiga el crepúsculo - musitó muy seguro de que aceptaría. No recuerdo cómo fue, pero cuando desperté sobre mi cama sentí que todo había sido un sueño muy confuso.
 
" Mientras servía el desayuno a mí llegó em nombre de Claude, y pensé en él y en su palabras durante todo ese día. Vi a mi ama Claudia tomar el té y pasear por los jardines de la mano de su hija Frances mientras esperaban al señor Albert llegar. Angelina y Vincent habían ido a una reunión importante y para la hora de la comida toda la familia se sentó a la mesa, conversando y riendo amenamente. Para mí eso debía ser suficiente, el ver la felicidad de mis amos. Pero las noches serían las mismas; solitarias en la oscuridad de mi habitación, sin poder detenerme un momento en la estancia de la biblioteca porque me invadía la tristeza de los dulces recuedos de Meyrin leyéndome a la luz de la vela cuando el resto de la casa dormía. Fue un alto egoista, pero por primera vez mis sentimientos se interpusieron en mi deber como mayordomo. 
 
"Esa noche no esperé ni siquera a que pasara la hora de la cena. Emprendí el camino hacia el cementerio a las siete, antes de que el sol se ocultara sin importarme la reprimenda que me esperaría al regresar, si es que decidía hacerlo. Acaricié los contornos de las letras negras de la lápida y el sol descendió suavemente bañando el paisaje entero en colores rojizos. Lo observé ocultarse lentamente, sin saber que sería la última vez que  lo vería en lo que restaba de mi existencia."
 
 
 
Notas finales:

¿Qué les pareció? 

Saludos  y felices fiestas! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).