-"¿Porqué está tan feliz?"- el joven a pesar de saber que ya estaban llegando a aquel lugar de olor dulce, se enojaba por ver a su hermano más entusiasta que él. No lo demostraba, pero se daba cuenta por la ligera sonrisa que éste tenía.
-Tarble. Te ves distraído. ¿Acaso no quieres ir? Ya casi llegamos.
-No es eso, claro que quiero ir. Son sólo cosas mías. - sonrió inmediatamente para que su hermano no notase su aparente preocupación.
En la repostería, Raditz estaba sentado en una de las mesas solitarias, no tardarían en cerrar puesto que era domingo y quería regresar a dormir.
-¿Los estas esperando?- su hermano tomó asiento junto a él, estiraba su cuerpo y después reposaba su cabeza sobre la mesa.
-No...bueno quizá.
-¿Por eso me pediste que apartara unas galletas? ¿Por ese pequeño?
Raditz sólo sonrió de lado y no respondió. Su hermano lo miró extrañado, se notaba aún cansado pero por lo que veía, le había agradado aquel tipo con el que salió durante la noche.
Se preguntaba de que tanto pudieron haber hablado.
-Raditz. ¿Porqué no regresaste temprano anoche?
-Porque...me pareció buena la compañía de Vegeta. Hace tiempo que no platicaba con alguien de mi edad.
Es cierto, el de melena larga había dejado de congeniar con sus compañeros de universidad cuando la abandonó. Sus días se pasaban en ese lugar con su hermano y no hablaba con los clientes más que para atenderlos.
No se daban lujos de días libres por el momento, así que en realidad ambos jóvenes no hablaban mucho con otras personas.
La campanilla de la puerta sonó y en la entrada pudieron visualizar a ambos pelinegros. Tarble de inmediato mostro una tierna sonrisa mientras que Vegeta regresó a su expresión neutra.
-¿Van a cerrar?- su voz salía tranquila, dirigiéndose específicamente al más alto.
-Aún no, en media hora .
Raditz se levantó de su asiento al igual que Kakaroto, éste último fue a la cocina para preparar lo que el pequeño pidiese.
Por su parte los dos hermanos tomaron asiento.
-Se que pedirá la especialidad. ¿Gusta algo más que eso? - el mayor se dirigía a Tarble con una sonrisa.
El joven no pudo evitar sonrojarse ante ese gesto. Su corazón empezó a palpitar a prisa, dejándolo congelado por un momento.
-Tráele unos beignets. - la voz de Vegeta regresó a Tarble a la realidad.
-Bien, entonces traeré eso. ¿Tú comerás?
-"¿Tú? ¿Acaso tan bien se llevaron que se hablan tan familiarmente?"
-No, por hoy no comeré nada. En realidad estoy algo agotado. Pero si me agradaría un café con leche.
-Ya veo, lo traeré de inmediato. Y a decir verdad, yo tambien estoy algo cansado.
Sus miradas se cruzaron fugazmente y el mayor se retiró en busca de la orden de ambos.
Sin darse cuenta, Tarble se enojó un poco al escuchar la pequeña charla de esos dos. ¿Cansados? ¿Qué hicieron? Sólo platicaron ¿No? Aunque no era de su incumbencia pero igual le daba cólera ver que su hermano se estaba llevando bien a sólo unos días de haberlo conocido y él con trabajo cruzaba palabras durante el tiempo que había estado frecuentando el lugar.
-"Regresando a la casa le preguntaré de que tanto hablaron"
La curiosidad lo invadía, pues su hermano seguía viendo aquel punto donde había desaparecido la imagen del mesero. Sus ojos brillaban de una forma indescifrable para el joven.
-"¿Qué le está pasando a Vegeta?"
En la cocina, Raditz preparaba la bebida pedida por el de cabellos de flama y colocaba los platos con la orden que era para el más joven.
-¿No le llevaras algo de tomar al pequeño?
-Ahora que lo dices, lo estaba olvidando. Le llevaré un chocolate caliente. Va bien con las galletas y los beignets.
El de cabellos alborotados se le quedó viendo un momento, miraba con atención su expresión y sus movimientos.
Estaba diferente a lo usual, quería entender el porqué, pero prefirió no preguntar nada en ese momento, lo dejaría para después.
El de melena larga se retiro con charola en mano y se dispuso a colocar las cosas en la mesa donde se encontraban esos dos.
-Aquí está la orden. Disfrútenlo.
Se retiró dejando sólo a ambos, después de todo en ese momento eran clientes y aunque fuesen los únicos en el lugar quería darles su espacio.
Sorbía con lentitud el café con leche, su expresión regreso a ser la misma de siempre mientras que su hermano probaba alegre esas galletas y de apoco comía los beignets.
-¿Qué fue lo que te dijo el profesor?- el silencio había reinado entre ellos y la pregunta la soltó sin mucho interés ya que sabia que posiblemente le habría hablado sobre sus distracciones en clase.
-Nada en especial. No puse realmente atención a lo que decía.- mentía, pero no quería que su hermano se afligiera al saber que tenía conocimiento de lo sucedido en la jornada.
El joven suspiró un poco aliviado pensando en que su tutor se había arrepentido de hablarle de su falta de atención a su hermano y le daría otra oportunidad.
-Mañana habrán actividades deportivas. Los padres de los demás irán a verlos.- hablaba en voz baja, queriendo que su hermano únicamente lo escuchase.
Vegeta dejó la taza en la mesa y cerró los ojos ante las palabras de su hermano y dando un suspiro que consigo llevaba una respuesta.
-Tarble, sabes que últimamente no he podido si quiera tomar mi día de descanso. Tenemos las juntas con los posibles socios y las revisiones de cláusulas para los contratos, no me queda más que el tiempo que saco para estar contigo estos ratos. Quisiera ir pero sabes que será imposible para mi.
Bajó su mirada hacia el plato, no quería que su hermano lo viese.
-¿Quieres que le diga a nuestro padre? Él está libre mientras yo siga a cargo de las cosas.
-No es necesario- el joven levantó la mirada con una ligera sonrisa. - Ya habrán otras actividades, además tampoco quisiera que vieras que me tropiece o algo así.
Vegeta sonrió de lado, sabía bien que a su hermano si le importaba que fuese. Hallaría la manera de recompensarlo.
-Apuesto a que si hacen una carrera te caerás al primer paso.
-Oye, no soy tan torpe.
-¿No? Entonces ¿Cómo es que ya derramaste un poco de tu chocolate sobre la mesa?
-¿Eh?- el pequeño volteo a ver, buscando dónde había derramado la bebida pero sólo pudo escuchar una ligera risa socarrona del mayor.
-Torpe. ¿De verdad te lo creíste?
La pequeña tensión se había esfumado entre ellos; el joven terminó de comer y a pesar de las ganas que tenía Vegeta de charlar con el de melena larga, su cansancio podía más, haciendo que se retiraran al pagar la cuenta.
-¿Cerramos?- el de cabellos alborotados se estiraba mientras que su hermano recogía algunas cosas.
-Si, hay que hacer limpieza y luego nos vamos. Me estoy cayendo de sueño.
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-Has estado distraída. ¿Qué sucede hija?
-No es nada. Sólo me quedé pensando en un muchacho que vi el otro día.
-¿Era apuesto?
-No me fije en eso. Simplemente me parecieron familiares sus facciones. "Estoy segura de que su mirada la conozco pero no logro recordar"
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-Raditz, quiero comer.
-Prepárate algo.
Ambos se encontraban en su hogar, se cambiaron sus ropas y el de melena larga se disponía a descansar pero su hermano no dejaba de hostigarlo.
-Hazme algo de comer. - se recostó junto a él.
-Puedes prepárate un sándwich y ya. A mi dejame dormir.
-Se bueno conmigo. Eres mayor, debes cuidarme, alimentarme y quererme.
-Eres un adulto, cuídate, aliméntate y quiérete sólo.
-A mi no me queda la comida tan rica como a ti.
-Una vez te vi cocinar, así que no seas flojo y ve.
El menor quedó en silencio y se retiró de la habitación, pasaron un par de minutos y Raditz no escuchaba ruido alguno. Pensó que su hermano se había sentido por no haberle hecho caso. No es que le importara pero igual, fue a dar un vistazo.
-Oye, Kakaroto. ¿Estás enoja....?- no pudo terminar de hablar al ver como su hermano picaba algunos ingredientes en la cocina, mientras miraba un tutorial en el celular.
Si bien era un maestro en la repostería, no se llevaba bien con lo salado.
Raditz sonrió de lado al ver como su hermano cocinaba, se acercó y lo comenzó a ayudar sin decir palabra alguna, a lo que el menor no objetó.
-¿Qué harás el día que vivas sólo?
-Irte a ver todos los días.
En definitiva, siempre lo vería como su pequeño hermano a pesar de que ya eran dos adultos.
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-Está un poco fresca la noche, tapate bien Tarble. - Vegeta pasó un momento a la habitación de su hermano, ya ambos estaban listos para dormir.
-Tú también cúbrete adecuadamente.
Vegeta apagó las luces y fue a su habitación, pensando aún en poder hacer tiempo para ver al menos un momento a su hermano durante las actividades que tendría el día siguiente, quedándose dormido con eso en mente.