-¡Despierta!.- el de cabellera larga movía con algo de brusquedad al joven de cabellos alborotados, se encontraba en la habitación del menor.
Al parecer ya era de mañana, las cinco de la mañana para ser exactos. El menor estaba abriendo poco a poco los ojos, su hermano prendió las luces causando un ligero mareo al de cabellos alborotados.
-Waaa...tengo sueño...- se rascaba los ojos mientras se sentaba a la orilla de la cama.
-¿Tú crees que yo no? No queda de otra, tenemos que ir a preparar todo. No tienes ayudantes, sabes que por eso tardas más en preparas las cosas.
Raditz salió de la habitación de su hermano, dejándolo para que se alistara.
Se podía notar que el hogar era algo estrecho, un simple departamento con dos habitaciones, sala, comedor, cocina y un baño.
El de cabellera larga dio un suspiro pesado, detestaba eso de levantarse temprano para empezar a limpiar y oler ese fastidioso, a su parecer, olor dulce.
Se estaba cambiando de ropa, a lo lejos podía escuchar el escándalo que hacia su hermano en la habitación, todas las mañanas era lo mismo, lo levantaba y al dejarlo para que se arreglase, el de cabellera alborotada revolvía su habitación dejando todo desordenado.
-"Ese tonto, si sigue haciendo ruido iré a golpearlo"
Raditz se colocó unos jeans obscuros, una camisa manga larga color vino y unos zapatos negros. Al llegar a la pastelería sólo se cambiaría la camisa por una blanca, claro, después de haber hecho la limpieza. Pasó el cepillo un par de veces por su cabellera, a primera vista está lucía áspera, pero al acercarse era todo lo contrario, se sentía cual seda por los dedos.
-Ya estoy listo.- el menor se asomó al cuarto de su hermano, Goku llevaba puesto un pantalón de mezclilla, una camisa manga corta blanca al igual que sus tennis.
-Bien, entonces vámonos.- el mayor estaba saliendo de su habitación, pasando a un lado del menor dispuesto a salir de la casa.
-Espera Raditz. ¿No podemos desayunar algo primero? Me estoy muriendo de hambre.
El de cabellera dio un suspiro pesado, pero no podía negar que el tambien tenía hambre, por lo que decidió preparar algo rápido.
Tal vez detestaba los dulces, pero era bueno cocinando cosas normales, no era un excelente cocinero pero por lo menos no le quedaba mal.
Al terminar, se dirigieron a la pastelería, caminaban en silencio, no era incómodo, en realidad no tenían ganas de hablar a esas horas.
No tardaron mucho en llegar, Raditz abrió la puerta y entraron encendiendo las luces.
A pesar de haber limpiado cuando cerraron el día anterior, ellos tenían la idea de que había que volver a limpiar al abrir, la higiene era primero.
El menor fue a la cocina a limpiar, mientras que Raditz se encargaba del resto del lugar, no fue muy tardado, pero después de la limpieza, el de cabellera larga revisaba la cuentas. Por su parte, Kakaroto se había cambiado la ropa y puesto aquel traje blanco para comenzar a hacer las mezclas. Era un trabajo arduo para él sólo.
Todo estaba listo, la tienda estaba por ser abierta, el mayor se cambio la camisa por una color blanco.
Mientras la tienda era abierta justo a las doce en punto, al otro lado de la ciudad, un automóvil algo lujoso, dejaba a un joven frente a lo que parecía ser un instituto estudiantil.
Desde la entrada de dicho instituto, podía notarse la alta clase con la que contaba, no era la más lujosa escuela, pero si era de las más caras que podían verse en el estado.
Del auto bajaba un joven de cabellos negros y pequeña estatura, éste se asomó un poco al conductor de dicho auto.
-Te veo más tarde hermano.
El joven se disponía a retirarse, pero la voz del otro hombre lo detuvo.
-Espera Tarble, hoy te vendré a buscar. - la voz de aquel hombre joven se escuchaba bastante varonil y autoritaria.- Saldré temprano para poder venir, así que espero encontrarte aquí.
-Pero...
-Sin peros, si no te llego a encontrar, entonces me temo que no podrás seguir quedándote conmigo.
El joven dio un suspiro y asintió.
-¿Te veré aquí entonces?
-Si, Vegeta.
El joven dentro del auto sonrió de lado y se dispuso a irse, era muy parecido a su hermano en apariencia, sin embargo su ceño era fruncido y su cabellera estaba completamente alzada imitando una flama.
Por su parte, Tarble entró a la escuela, estaba demasiado pensativo, él tenía pensado ir a la pastelería en cuanto saliese de clases pero al parecer sus planes se vieron estropeados por su hermano.
-"¿Cuál será la especialidad de hoy?"- el joven caminaba entre los pasillos aun perdido en sus pensamientos, al llegar a su salón, se dispuso a tomar asiento en la primera fila. -"Debo encontrar la manera de ir"
El aula se llenó de estudiantes, quienes tomaron asiento ya que al parecer el profesor estaba entrando.
-Buenas tardes jóvenes, guarden silencio que la clase dará comienzo.- aquel maestro no era para nada feo, en realidad podía presumir de su atractivo no sólo de su rostro sino que físico, se veía que todavía era joven, su cabello obscuro lo llevaba corto y la ropa un poco pegada al cuerpo lograba robar los suspiros de varias jovencitas.
-"Biología. No quiero tomar la clase hoy. ¿Será posible escapar de la clase?"
El profesor estaba leyendo sobre la mitosis, los jóvenes tomaban algunas notas apresuradas a excepción de Tarble, a lo cual el maestro pudo darse cuenta, por lo que aclaró su garganta llamando la atención del joven.
-Tarble. ¿Acaso mi clase es aburrida?
-¿Eh? No, claro que no lo es.
-¿Entonces porque se encuentra tan distraído? ¿Acaso piensa en su novia?
Los colores se le subieron al joven al rostro, era ridículo para él que le dijeran eso.
-No profesor, no es por eso. Solamente pensaba....en postres.
El maestro arqueo una ceja y miró fijamente al joven.
-¿Cree que bromear en medio de una es correcto?
El joven agachó un poco la mirada, un par de segundos bastaron que el profesor se le acercase hasta la mesa.
-Quiero que se quede al finalizar la clase. Por el momento no perdamos más tiempo y continuemos con la lección.
El joven simplemente asintió y comenzó a anotar todos los datos que el maestro proporcionaba.
La clase finalizó, habían sido unos duros cincuenta minutos para el joven, al salir los demás alumnos del salón para el cambio de clase, Tarble se acercó al escritorio donde se encontraba el profesor, inmediatamente el docente dio un suspiro su relajó su tez.
-Tarble. ¿Qué es lo que te sucede? Has estado distraído en clase, no sólo hoy y por lo que otros profesores me han reportado, no es sólo en mi clase. - el joven maestro dio otro suspiro y posó su mano en su frente.- No solamente soy tu profesor de biología, también soy tu tutor y mi deber es ayudarte en cualquier inconveniente que te afecte en la escuela.
-Perdóneme profesor, pero no tengo realmente ningún inconveniente, y respecto a lo que dije en clase, es cierto, pensaba en postres. Lamento haberlo hecho, me concentraré más, lo prometo.
El mayor se le quedó viendo un momento, después de unos segundos, tomó el maletín que se hallaba en su escritorio y sacó lo que parecía ser una barra de chocolate.
-No es algo sofisticado, pero si con esto te puedes mantener por el momento concentrado en las demás clases, entonces cómetelo.
El joven tomó con timidez aquella barra, curvo sus labios en una sonrisa y agradeció a su maestro. En verdad le gustaba el chocolate, quizá eso lo distraería de pensar en escaparse para ir a la pastelería.
El profesor se le quedo viendo al joven mientras salía, al quedarse completamente solo en el aula, sio un pesado suspiro.
-"¿Qué hiciste Gohan? Ese chocolate era tú favorito"- el joven maestro se levantó de su asiento y acomodó sus libros, saliendo del salón pensando en que gracias al joven, a él se le antojaban ahora algunos postres. - " Saliendo del trabajo iré a esa pastelería de la que tanto habla el director, espero y les quede algún postre con chocolate."