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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            -Usted sabe que lo averiguaré de todos modos –respondio alzando los hombros- lo mejor sería que usted me contara la versión correcta.

            Para esos momentos el señor Pierce ya no sonreía, sabía que Harry decía la verdad; en todo ese tiempo había ido conociéndolo y había descubierto en Harry algo que muchos aurores no tenían o que simplemente habían perdido y era ese simple sentido de honestidad y curiosidad, esa necesidad de saber que ocurre, de saber en donde se está parado y que se puede hacer al respecto; sin proponérselo, Harry era uno de los mejores aurores, no por su juventud, pues había colegas que le triplicaban la edad, ni por su experiencia, pues a pesar de lo que había vivido había cosas que solo con el pasar del tiempo se podía aprender; no… era esa obsesiva necesidad de averiguarlo todo, cualidad o defecto que allí como en Hogwarts terminaban llevándolo a actuar de una o de otra forma, muchas veces tan solo por su instinto, instinto que le había salvado el pellejo en innumerables ocasiones, curiosidad que muchos aurores ya no tenían y por lo cual se conformaban con cumplir con sus obligaciones e irse a casa.

            Pierce observó los profundos ojos verdes que lo miraban con ese brillo característico de cuando sabía que había algo más y que solo era cuestión de buscarlo.

            -Promete que lo que diré no saldrá de esta oficina Harry.

            -Jefe, no puedo prometer algo de lo cual no estoy seguro, lo único que puedo prometer es que seré discreto con este asunto.

            Pierce ya no pudo evitar sonreír ante la absoluta honestidad de Harry, para después exhalar un suspiro diciendo:

            -Sí fueras otro, ya te habría mandado a volar.

            -Lo sé jefe, y créame que agradezco su confianza.

            -Bueno… pues Lucius y Narcisa Malfoy no están desaparecidos exactamente, sabemos perfectamente en donde están.

            -¿Y donde están? –pregunto muy intrigado.

            -En Malfoy Manor.

            -¿En Malfoy Manor?... pero esa mansión está abandonada por lo que sé ¿Cómo es posible que no hayan dado señales de vida viviendo ahí?

            -Eso es porqué no pueden dar señales de vida, están muertos y están en el mausoleo familiar.

            Harry literalmente se quedó con la boca abierta mientras el señor Pierce se cruzaba de brazos y se recargaba en el respaldo de su silla esperando que Harry recogiera su mandíbula del suelo.

            -¿Qué? –Exclamó al fin- ¿Cómo que muertos? ¿Cómo es que una noticia así no salió en los diarios?

            -Fue hace poco más de cinco años, cuando terminó su proceso en el que finalmente quedaron exonerados con sus reservas de la ley.

            -Sí, me entere de eso por “El profeta”.

            -Pero aun así el ministerio les confisco toda su fortuna y los Malfoy quedaron en la completa ruina, solo se quedaron con su mansión ancestral, pero no podían mantenerla con el poco dinero que les quedó, así que intentaron venderla pero nadie quiso comprarla sabiendo que ahí habitó Voldemort, por lo que decidieron emigrar a Francia en donde comenzarían de cero, pero aunque quedaron exonerados tenían que notificar su salida del país, si que dos aurores los esperaron en el ministerio para dar la autorización final a su traslador… cabe decir que nunca llegaron, así que fueron a su mansión y bueno… ¿sabes Harry?... yo era uno de los aurores que los esperaba para autorizar su salida, así que fui yo con Campbell a buscarlos a su casa.

            -¿Y qué pasó? –pregunto sin darse cuenta de que continuaba sentado en el borde de la silla.

            -Por Merlín… en todos mis años como auror y eso que son muchos, nunca había visto tanta sangre esparcida… como si los hubiesen arrastrado por el techo y paredes.

            -Lucius y Narcisa…

            -Estaban muertos, no había necesidad de tocarlos para constatarlo, créeme…

            -¿Y Draco Malfoy?

            -A él lo encontró Campbell en el jardín, al parecer lo dieron por muerto, inmediatamente fue trasladado a san Mungo y a Malfoy Manor llegó el mismísimo ministro con algunos asistentes, se decidió llevar la investigación en el más absoluto secreto, se designó un grupo especial y se ocultó esta noticia a la gente.

            -¿Por qué?

            -Sí esto se sabía iba a desatarse una cacería de ex mortífagos, todos iban a querer hacerse justicia por mano propia animados por lo que alguien le hizo a los Malfoy y una paranoia de parte de estos; las heridas de la guerra aun ahora están muy frescas y el ministro no permitió ninguna fuga de información.

            -Y yo lo entiendo, pero ¿ocultar una noticia así?... ¿y usted estuvo de acuerdo?  

            -Soy el jefe del departamento de aurores, pero yo no pongo las reglas Harry.

            -Y los culpables… ¿Qué pasó con la investigación?

            -Nunca los atrapamos, si fue una sola persona o varias nunca lo pudimos averiguar, aun así el ministro decidió conservar todo el secreto, esto fue un par de meses antes de que ingresaras, de todos modos no hubieras sabido nada.

            -¡Vaya!... –exclamó impresionado- pero aun así no es correcto olvidarse del asunto así como así.

            -¿Acaso crees que no lo sé? Pero así son las cosas Harry, son ordenes directas del ministro y si esto sale a la luz, no seré el único desempleado, el ministro se asegurará de deshacerse de toda la unidad completa, aunque claro, tú por ser quien eres seguro esto se te pasaría por alto.

            Harry frunció el ceño por la insinuación del jefe, pero no dijo nada, estaba acostumbrado a que siguieran tratándolo como el salvador del mundo mágico.

            -Bueno y ¿Qué pasó con Draco Malfoy?

            -Fue una verdadera proeza el que los medimagos salvaran su vida, pero la verdad es que quedó muy deteriorado, estuvo internado un par de meses en San Mungo pero no podían tenerlo ahí para siempre, así que se buscó un lugar para él.

            -¿Y por qué no podía estar ahí?

            -Pues…

            -Era porqué no había quien pagara su hospitalización ¿verdad?

            -Pues si… esa es la verdad, el caso era ¿Dónde enviarlo?... el asilo de ancianos no lo quiso, en el de niños ni pensarlo, en el de indigentes era muy inseguro, finalmente se quedó en la institución psiquiátrica en donde el medimago Miller lo aceptó sin ningún problema, desde entonces está ahí.

            -mmm… seguramente fue por eso que el medimago Miller se molestó tanto cuando entre sin permiso a la habitación de Draco Malfoy, pero supongo que ahora que estoy al tanto ya puedo hacerlo ¿verdad?

            -Harry… -exclamo Franklin alzando una ceja- ¿estás buscando problemas?

            -Para nada, solo respuestas.

            -Respuestas que ya tienes ¿Por qué no dejas el asunto por la paz?

            -¿Sabía que Malfoy ha intentado suicidarse tres veces?

            -¿Tres veces? –Repitió sorprendido- no lo sabía… vaya, eso es terrible, aunque bueno… si consideramos lo que vivió, pues no me sorprende mucho realmente.

            -Estoy pensando…

            -Sí –interrumpió- eso es lo que me preocupa.

            -Qué gracioso… bueno, estoy pensando en algo.

            -A ver.

            -Sí Draco Malfoy no tiene a nadie y físicamente está incapacitado, significa que el gobierno está a cargo de él ¿cierto?

            -Así es, por eso está en esa institución.

            -Técnicamente Bruce Miller está a cargo de él porque nadie más ha respondido ¿no?

            -Sí… -respondio entrecerrando los ojos- ¿en qué estás pensando?

            -Sí yo reclamo su custodia, podré visitarlo cuando yo quiera y estar al tanto de su tratamiento ¿no?

            -Harry ¿Por qué haces esto?

            -“Buena pregunta” –pensó abriendo la boca sin que ninguna respuesta saliera de ella.

            -Harry… -insistió Franklin Pierce- nuestro trabajo en sí no es nada fácil, solo recuerda como saliste esta ultima vez de Azkaban, tu vida ha sido muy complicada desde que eras niño; ya tienes cierto control sobre ella ¿para que buscarte dificultades innecesarias?

            -Sí, sí, ya sé… -respondio pasando los dedos entre su alborotada cabellera- es solo que… señor Franklin, si usted lo hubiera visto…

            -Yo lo vi Harry y también a sus padres, recuerda quien fue a Malfoy Manor.

            -Sé que está mal decir esto pero me dio lástima… y pienso que lástima solo se le tiene a un animal o algo así.

            -No te sientas mal, para serte franco yo sentí lo mismo, ese chico me dio lástima.

            -Ni que fuera un perro o un gato… -exclamó con pesar.

            -Bueno Harry, tampoco podemos evitar sentir eso, ese chico da lástima, es la verdad.

            -Pues si… la verdad sí.

            -¿Y entonces?

            -Yo… tomaré la custodia.

            -Estás loco Harry ¿y luego qué?

            -Pues simplemente quiero ver que Miller lo tienda mejor.

            -El señor Miller es muy competente Harry, a pesar de lo que parezca, además no estaba obligado a aceptar a Malfoy ahí.    

            -Eso no lo discuto, es solo que con Malfoy, pues… no sé, quiero ver que tratamiento le da.

            -Insisto, estás loco.

            -¿Puede arreglarlo señor?      

            -Mira, si tan seguro estás de hacer eso, yo te aconsejo otra cosa.

            -¿Qué cosa?

            -Reclamar su custodia significa hacerte cargo de su atención y eso puede resultar muy costoso, lo mejor sería que el gobierno te entregara a ti su custodia, algo así como un oficial de libertad condicional, aunque Malfoy técnicamente esta libre, pero ciertamente el gobierno lo que menos quiere es que ese asunto salga a la luz, no me imagino a nadie buscando a alguien que se interese por ese chico, mucho menos al gran Harry Potter y no me hagas esos gestos que bien sabes que el mundo mágico siempre te tendrá presente por lo que hiciste con Voldemort.

            -mmm si… ¿y entonces? ¿Usted no puede arreglar eso, jefe?

            Pierce vio la expresión zalamera de su auror y no pudo menos que exhalar un suspiro de derrota mientras rodaba los ojos; por lo general no era así de permisivo con sus aurores, pero el caso de Harry era diferente no por ser el salvador del mundo mágico, sino porque el chico era una de esas personas que solían llegar antes que todos e irse después de todos, una persona realmente entregada a su trabajo y eso no se le había pasado por alto.

            -Bueno… -respondio exhalando un suspiro- no creo que haya problema con eso, Draco Malfoy nunca saldrá de ese lugar y todo seguirá prácticamente igual, creo que puedo arreglarlo, solo es cuestión de trámites y tengo un amigo en el ministerio que puede ocuparse de eso.

            -Gracias señor.

            -Solo no te mezcles demasiado en esto, de una forma u otra los Malfoy son sinónimo de problemas.

            -Lo sé señor, créame que desde que tenía once años lo averigüé –respondio poniéndose de pie.

            Dos días tardó en llegar el tan ansiado documento a las manos de Harry y cuando por fin lo tuvo en frente no  supo que pensar.

            -¿Ya te arrepentiste? –pregunto Pierce sonriendo.

            -No, claro que no… es solo que se me hace raro volver  ver  mi compañero de colegio en estas circunstancias.

            -Puedo romper el documento si quieres.

            -No, pero agradezco su preocupación.

            -¿Cuándo piensas ir de nuevo?

            -Hoy mismo.

            -De acuerdo, pues buena suerte.

            -Gracias jefe, nos vemos mañana.

            -Adiós.

            Harry ni siquiera fue a su casa, se dirigió directamente al hospital en donde Sally lo recibió nerviosamente.

            -Señor Potter, usted no debería estar aquí, el medimago Miller se molestará.

            -Buenas tardes señora Winter, también me da gusto verla.

            -Entiéndame, no es nada personal –respondio apenada.

            -Lo entiendo, no se preocupe.

            -Señor Potter… -escuchó Harry de repente, volviéndose- pensé que había sido muy claro la última vez.

            -Hola Bruce –saludó Harry con naturalidad- yo también fui muy claro la última vez.

            -Sí no te retiras de aquí, te reportaré al ministerio.

            -Qué bueno que lo mencionas –respondio sacando un sobre de su chaqueta y entregándoselo- porque fue el mismo ministerio quien me entregó la custodia de Draco Lucius Malfoy, por lo que desde ahora deberás reportarme a mi cualquier asunto relacionado con él.

            Estupefacto, Bruce le arrebató el sobre abriéndolo bruscamente para después mirarlo con ira contenida mientras decía:

            -Vaya… ¿Por qué querría el grandioso Harry Potter hacerse cargo de un simple inválido?

            -Eso no te concierne, ahora si me permites quiero ver a este paciente.

            Bruce se quedó inmóvil unos instantes en una clara lucha interna para finalmente decir:

            -Sígueme.

            -Sé en donde está su habitación, gracias.

            -Este paciente no ha visto a nadie en mucho tiempo, solo confía en mí, además esta idiotizado, quedó muy mal de sus facultades mentales.

            -Tenía entendido que no.

            -Ya te lo dije una vez y te lo vuelvo a decir, el medimago soy yo.

            -De acuerdo –respondio un poco fastidiado.

            Bruce se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el pasillo para finalmente abrir la puerta de la pequeña habitación. Harry se sintió de repente muy nervioso, su jefe le había dicho que Draco Malfoy no estaba ahí necesariamente por estar mal de sus facultades mentales pero en realidad ¿Qué sabía del verdadero estado de salud de Draco?... nada; no tenía la mínima idea de cómo reaccionaría, ni siquiera sabía si lo reconocería, por lo que decidió esperar en la entrada de la habitación.

            Cuando Bruce abrió la puerta, Draco se tensó inmediatamente, se encontraba sentado en su silla y por la forma en que lo miró, supo que Bruce estaba de mal humor; aunque hacía mucho tiempo que ese hombre siempre estaba enojado.

            -Draco… -dijo Bruce mirándolo fijamente al tiempo que recargaba sus manos en los reposabrazos de la silla- alguien ha venido a verte, espero que te comportes ¿de acuerdo?

            Draco no entendió nada, lo que si entendió a la perfección fue la mirada escalofriante de Bruce, suficiente para quedarse encogido en su silla; Bruce se enderezo y sin mirar a Harry salió de la habitación.

            Harry se quedó quieto en la entrada mientras miraba a Draco escudriñándolo sin poder evitarlo; el que alguna vez fue su compañero más odiado, tan altivo y arrogante, se encontraba ahora en una silla de ruedas, estaba muy delgado, con las pálidas manos aferradas a la silla, vestido con una bata de hospital dos tallas más grande y un pantalón blanco que dejaba ver solamente la punta de sus pies descalzos.

            Se sorprendió verlo con el cabello tan largo que casi le llegaba a la cintura, dándole un gran parecido a Lucius Malfoy.

            Draco no lo miraba, tenía la cabeza inclinada, con varios mechones de cabello rubio cubriéndole el rostro; finalmente se decidió y entró a la habitación cerrándola tras de sí.

            -Draco… -exclamó dudoso, viendo como Draco se movía un poco, pero sin levantar el rostro, por lo que se animó un poco más en insistir- Draco ¿me recuerdas?

            Draco oía que lo llamaban y la voz se le hacía vagamente familiar, lo extraño de todo eso era el tono en que lo llamaban… no había enojo en esa voz, por lo que tímidamente comenzó a levantar la vista para encontrarse con unos pies calzados en un par de tenis negros, unos jeans azules, una camiseta y una gastada chaqueta de piel; se detuvo ahí, ese no era Bruce Miller… por lo que confundido volvió  bajar el rostro.

            -¿Draco? –Insistió dando un paso provocando un sobresalto en Draco- tranquilo, no voy a hacerte nada –añadió en un tono tranquilo y pausado.

            Draco alzó finalmente el rostro atreviéndose a mirarlo.

            -Yo… yo te conozco… -pensó mientras sus ojos grises recorrían el rostro de Harry.

            -¿Te acuerdas de mí? –Preguntó Harry sonriendo amable- soy Harry… Harry Potter.

            -¿Potter?... –pensó sin dejar de mirarlo con curiosidad.

            -Fuimos compañeros en Hogwarts, yo era de Griffindor y tu Slytherin.

            -¿Hogwarts? –pensó desviando la vista del rostro de Harry que lo miraba expectante- Hogwarts…

            Harry vio como Draco desviaba la vista hasta perderse en algún punto de la pared, como si la poca atención que había logrado captar del rubio se esfumara en un instante; por lo que sin hacer movimientos bruscos se sentó en la cama sin dejar de observarlo; descubrió que nunca había mirado bien a Draco Malfoy, pues sus encontronazos no daban lugar para mirarse con detalle; lleno de curiosidad estudio su rostro sin ningún reparo, los claros y enormes ojos grises estaban vestidos con unas largas pestañas y miraban fijamente hacia la pared; lo vio ladear la cabeza y fruncir ligeramente el ceño como si de repente intentara recordar algo.

 

 

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