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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            Encerrado ahí no tenia noción del tiempo, pero eso no evitaba que ese transcurrir de las horas hiciera que el efecto de su medicamento para el dolor comenzara a desaparecer.

            Se encorvó para mitigarlo un poco, pero muy poco o nada era el alivio que sentía, entonces se abrió la puerta asustándolo.

            -Hola Draco –saludó Bruce- hora de tus medicamentos… ¡oh lo olvidé! Tu no los mereces.

            No era ninguna sorpresa para Draco el no recibir sus medicamentos a tiempo, de hecho sabía que no recibiría nada hasta el otro día.

            -Esos medicamentos que sirven para mitigar tu dolor los está recibiendo alguien que si los merece, no importa quién pero hasta una cucaracha merece algo más que tú; tú no mereces siquiera la lástima que se le pueda tener a una bestia moribunda –dijo inclinándose hasta pegar su frente con la cabeza inclinada de Draco- eres basura, eres  nada, solo un mortífago de mierda.

            Draco permanecía con las manos aferradas al reposabrazos de su silla, con los ojos cerrados con fuerza y la mandíbula apretada.

            -Ahora te crees especial ¿no? –Continuó enderezándose y metiéndose las manos en los bolsillos- con el salvador del mundo mágico viniendo a verte, o lo hace porque es un estúpido o porque no sabe quién eres, no sabe la clase de sangre que corre por tus venas.

            Pero a pesar de la fuerza con la que hablaba, Draco ya no lo escuchaba; a pesar del dolor y del miedo, su mente estaba en sus cromos y en su huevo de Quidditch; físicamente no podía hacer nada pero su mente desde hacía mucho tiempo había aprendido  volar y a alejarse de ahí, de ese lugar oscuro, de ese hombre cruel que le echaba en cara quien sabe que cosas, no lo sabía… o tal vez sí y ya lo había olvidado, pero no importaba pues en esa noche en particular tolerar eso era más fácil porque tenía un secreto escondido bajo su almohada, un secreto que lo había hecho muy feliz.

            -He dejado que te alimente porque quiero ahorrarme el fastidio de verle… y de verte a ti también, tu sola presencia me enferma.

            Merlín… el hombre de ojos verdes le había dicho que su nuevo cromo era Merlín…

            -¡Mírame cuando te hablo! –gritó agarrándolo fuertemente de un brazo.

            -¡Ah!

            -Pero que me espero de una alimaña como tú, no eres nada, no eres nadie…

            Draco permanecía jadeando de dolor mientras sujetaba la mano de Bruce.

            -Esta noche no tengo ánimos para tolerar tu asquerosa presencia, me voy.

            Así que lo soltó y levantó la manta de su cama, se volvió y lo cargó en brazos haciéndolo gritar de dolor y prácticamente lo aventó en el colchón para después cobijarlo con malos modos.

            -Duérmete y no jodas.

            Y sin más se dio la vuelta, apagó la luz y salió de ahí.

            -¡Oh!... –gimió cerrando los ojos quedándose quieto un momento para que el dolor en su cadera y piernas se calmara aunque fuese un poco.         

            Y después de un buen rato los abrió mirando solamente oscuridad, pero a pesar de sus esfuerzos el dolor era demasiado y como solía pasar en algunas ocasiones en que no estaba para soportarlo, comenzó a llorar; pero comenzó a calmarse al recordar lo que guardaba bajo su almohada, así que metió su mano y sacó su huevo; sonrió entre hipidos mientras lo palpaba; entonces lo abrió y la luz dorada iluminó su rostro mientras las escobitas aparecían y comenzaban a volar en círculos sobre su cara.

            Estuvo así un buen rato, de hecho dormía muy poco debido al dolor que solo le permitía entrar en una agotadora duermevela, pero en esa ocasión pudo hacerlo bajo la luz tenue de sus escobas de Quidditch.

 

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            -Lo hubieran visto –dijo Harry pagándole a uno de los gemelos- parecía que le había mostrado lo más genial del mundo.    

            -Obvio, es creación nuestra –respondio George alzando los hombros.

            -Bueno chicos, me voy, debo pasar a otra tienda.

            -Adiós.

            Cuando llegó al asilo se sorprendió al no encontrar a Sally en el modulo sino a otra chica revisando expedientes.   

            -Hola.

            -Hola, eres Harry Potter ¿verdad? –preguntó la chica visiblemente emocionada.  

            -Sí ¿y tu cómo te llamas?

            -Soy Melisa y debo confesar que te admiro mucho.

            La chica no debía tener más de veinte años, por lo que Harry comprendió que estuviese emocionada.   

            -¿Y la señorita Sally?

            -Pidió el día libre, si nieta enfermó me parece.

            -Qué mal.

            -Sí-

            -Oye… -exclamó recargándose en el mostrador con los antebrazos- ¿Qué sabes tú del paciente de ese cuarto?

            -¿Del paciente invisible?

            -¿Invisible?

            -Sí, nadie puede verlo.

            -¿Y así le llaman entonces? –preguntó sonriendo, intentando seguirle la corriente  a la chica.

            -Ajá, desde que llegó, el medimago Bruce no deja que nadie lo atienda, solo él y Sally, dice que su condición es muy delicada y su estado emocional no le permite ver a nadie; aunque aquí entre nos, eso me molesta pues yo estoy calificada para tratar a cualquier tipo de paciente, pero en fin, él es el jefe y ni hablar; pero me sorprende que a ti te deje verlo ¿lo conoces?

            -¿A quién, al paciente o al medimago?

            -Al paciente por supuesto.     

            -No, es solo que me apena que este tan aislado.

            -Eso mismo opino yo pero Sally no me deja siquiera opinar al respecto.

            -¿En serio? Vaya...

            -Sí, pero la verdad me alegra que al menos tú puedas visitarlo, nadie nunca lo había hecho.

            -Sí, eso  supe… oye, si Sally no está ¿Quién llevará la comida?

            -El señor Miller ¿pues quien más?

            -Ya veo… bueno, voy a pasar.

            -Adelante.

            Cuando entro a la habitación, Draco ocultó su huevo rápidamente, pero al ver de quien se trataba sonrió aliviado.         

            -¿Por qué te asustaste?  ¿Acaso estás ocultando tu huevo?

            Draco sonrió entre nervioso y aliviado mientras abría de nuevo su huevo.

            -¿Y bien, como te la pasaste?

            Draco sonrió ampliamente mientras miraba sus escobas.

            -Bueno, en un ratito mas traen la comida, así que si comes te traje un huevo mas.

            Al oír eso Draco cerró rápidamente el huevo con cara de susto.     

            -¿Qué sucede?

            Draco negó con la cabeza mientras escondía su huevo bajo la almohada.

            Tal como Harry había dicho, Bruce entró poco después con la comida, la cual dejo en la mesa y salió sin decir nada.  

            -Veamos… hoy trajeron sopa de verduras con pollo desmenuzado y un vaso de leche, puedes comenzar –dijo Harry colocándole la charola en las piernas- ¿Qué crees? Hoy si traje todo para tu cabello, en cuanto termines comenzamos.

            Draco comenzó a comer muy tranquilo y sin dramas para complacencia de Harry, quien realmente se sentía muy orgulloso de sí mismo.

            -¿Listo? –dijo cuando Draco le extendió la charola con los trastes vacíos.

            Verdaderamente ansioso, Draco recibió otro huevo de chocolate, esta vez de color morado.

            -Este es otro huevo, ábrelo para que veas de que es.

            Como un niño en navidad, Draco rompió la envoltura de su huevo y esta vez para sorpresa de Harry, no comió el chocolate sino que paso directamente al contenido del huevo de plástico.

            -¡Ah! –jadeó fascinado al ver que del huevito surgía un dragón del mismo tamaño que las escobitas.

            -¿Lo reconoces? Es un  colacuerno húngaro, se supone que debes comprarte muchos huevos para completar una colección.

            Draco miraba como el pequeño dragón volaba alrededor de su cabeza lanzando de tanto en tanto diminutas ráfagas de fuego, por lo que Harry aprovechó para sacar de una bolsa un peine y un spray de liquido desenredante de cabello.

            -Paciencia –murmuraba de vez en cuando, cuando Draco dejaba salir alguna protesta por los jalones de cabello.

            Después de un buen rato, Harry metió su mano entre la rubia cabellera viendo como los lisos mechones escapaban de entre sus dedos.

            -Listo, como nuevo.

            Pero Draco ni caso le hizo por seguir encandilado con su dragón.

            Lo que hizo fue recostarse en la cama y ver como Draco se divertía viendo su dragón; estaba sorprendido del cambio del rubio desde la primera vez que lo vio, le confundía el hecho de que supuestamente estaba recibiendo terapia para su supuesto estado psicológico pero la verdad era que solo con sus visitas había visto el cambio.

            Entonces la puerta se abrió dejando entrar a Bruce, quien nuevamente sin decir nada tomó la charola y se fue; pero el cambio en Draco fue tan evidente que hasta Harry se sorprendió aun sabiendo el miedo que el chico le tenía al medimago.

            -¿Qué sucede? Solo vino por los trastes.

            Pero Draco había cerrado su huevo sabiendo que Bruce lo había visto y simplemente le fue imposible a Harry hacer que lo abriera de nuevo.

            -¿Qué sucede Draco, él te maltrata? –preguntó poniéndose en cuclillas frente a su silla mientras le tomaba una mano, pero Draco solo inclinó la cabeza mientras oprimía los labios- confía en mí, quiero ayudarte ¿Qué pasa?

            Pero por mas que insistió no obtuvo ninguna respuesta.

            -De acuerdo, no te presionaré mas –dijo levantándose- pero recuerda que puedes decirme lo que quieras ¿de acuerdo?

            No supo si Draco escuchó aquello pues siguió sin recibir respuesta, por lo que se dedico a intentar hacerlo reír de nuevo.

            -Mira, te traje otra rana ¿la quieres? –dijo mostrándosela sin que el rubio hiciera caso. Por lo que la abrió mostrándole el cromo- mira, salió Uric el chiflado… vamos Draco escúchame por favor.

            Draco alzó el rostro y esbozando una muy pequeña sonrisa tomó el cromo.

            -¿Quieres otro huevo mañana? –preguntó al ver que por fin era escuchado, pero sorprendentemente Draco negó con la cabeza- ¿pero porqué? Te habían gustado mucho.

            Draco solo sonrió mientras giraba su silla y se retiraba hacia la pared dejando a Harry lleno de contrariedad.

            -Bueno… -dijo exhalando un suspiro- creo que será mejor que me vaya, pero escúchame… -exclamo dándole vuelta a la silla para mirarlo de frente- estoy aquí para ayudarte, puedes confiar en mí.

            Cuando Draco quedó solo, arrimó su silla lo mas que pudo hacia la pared viendo aterrorizado la puerta… lo sabía, sabía que algo pasaría.

            Y tenía razón, pasado un buen rato la puerta se abrió asustándolo como de costumbre.

            -¡Vaya!... mira nada más, hasta peinadito estás… -exclamó Bruce sabiendo que ningún ruido salía fuera de la habitación debido a un hechizo- Dámelo… ¡Dámelo! –repitió arrebatándole de las manos su huevo y su cromo- ¿Dónde está lo demás? Porque a mi no me engañas –dijo dirigiéndose a la cama y levantando la almohada encontrando los demás cromos y el otro huevo- eres todo un tramposo… ¿pero sabes qué hago yo con los tramposos? –Pregunto plantándosele enfrente- esto… -dijo tirando uno de los huevos al piso y aplastándolo con el pie.

            Draco no hizo nada, solo dejó que una lagrima escurriera por su mejilla.

            -Maldito mañoso, ya me voy a encargar de que tus trucos no sirvan mas para llamar su atención.

 

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            Esa mañana Harry despertó sintiendo un peso en la cama.

            -Buenos días dormilón –saludó Chris dándole un beso en una mejilla.

            -mmm.

            -Levántate mientras preparo el desayuno ¿vale?

            -Ok…

            Casi una hora después bajó a la cocina en donde encontró a Chris sirviendo café.

            -Hola –dijo echándole un ojo a los platos servidos.

            -Hola.

            -¿Dormiste bien?

            -Sí, gracias.

            Después de sentarse y comenzar a comer, Chris le tronó los dedos en la cara.

            -¿Qué?

            -Eso digo yo ¿Qué pasa? –Pregunto el chico- he estado hablándote y tu ni me pelas ¿sucede algo?

            -No, nada…

            -Pues ese “nada” te tiene con expresión preocupada –respondio sirviéndose más café.

            Y es que había algo que había estado molestándole desde que había despertado… o tal vez desde antes de acostarse, pero había algo que hacía que su estomago resintiera la comida que estaba recibiendo.

            -Ya no tengo hambre –dijo alejando el plato.

            -Pero si ni has comido y mis Waffles de avellana son tus favoritos… ¿Qué pasa Harry, puedo ayudarte en algo? –preguntó preocupado mientras ponía su mano encima de su antebrazo.

            -No es nada… es solo que siento algo aquí que no me deja estar en paz –respondio señalándose el estomago.

            -Estás preocupado pero ¿de qué?

            -No lo sé…. O más bien sí, creo que es como un presentimiento.

            -¿Un presentimiento?

            -¿Sabes Chris? debo salir –exclamo poniéndose de pie.

            -¡Pero…!

            Pero Harry ya había salido de la cocina.

            Ya en la calle caminaba de prisa, sintiendo que algo andaba mal  y que tenía que llegar al asilo.

            -¿Señor Potter, usted aquí en sábado? –exclamó sorprendida Sally en cuanto lo vio entrar.

            -Buenos días señorita Winter, vengo a ver a Draco pero eso usted ya lo sabe –dijo deteniéndose solo un par de segundos.

            -¡Espere! –dijo saliendo detrás de su modulo para alcanzarlo.

            -Conozco el camino, muy amable –dijo  de mal humor.

            -¡Es que esta vez no puede pasar!

            -¿Por qué no? –preguntó deteniéndose al sentir que le sujetaba de un brazo.

            -Es que Draco esta mañana esta indispuesto.

            -Pero ayer lo deje muy bien.

            -Pues sí, pero…

            -¿Indispuesto en qué sentido? –pregunto al verla nerviosa.

            -Pues creo que sería bueno esperar al señor Miller.

            -Pasaré a verlo de todos modos, pero no se preocupe que no lo molestaré –dijo dándose la vuelta y siguiendo su camino.

            Sally sabía que nada de lo que dijera detendría a Harry, por lo que ya no hizo intento por detenerlo.

            Harry abrió la puerta y encontró a Draco en su silla, pero lo que vio lo dejó literalmente con la boca abierta.

            -¿Draco? –dijo cerrando la puerta y acercándose al chico que estaba en la silla, viendo que tenia las muñecas atadas y su cabello… -¿Qué te pasó?

            Preguntó viendo su cabello cortado, disparejo de  tal manera que parecía que se lo habían cortado salvajemente. Levantó su rostro y quedó impactado al verle un ojo morado y el labio roto.

            -¿Qué te sucedió? –murmuró acuclillándose frente a él, sintiendo más que nada que necesitaba sentarse.

            Pero Draco solo volvió a inclinar la cabeza y antes de que pudiera decir algo mas, la puerta se abrió dejando pasar a Bruce.

            -¿Sacrificando tu precioso sábado por venir aquí, Potter?

            -¿Qué le sucedió, porqué esta así? ¿Por qué está atado? –preguntó poniéndose de pie.

            -Ayer comenzó a golpearse contra la pared después de que te fuiste, comenzó a arrancarse el cabello así que tuvimos que cortárselo, está atado para que ya no se lastime a sí mismo.

            -¡Pero ayer que lo dejé estaba bien! –respondio verdaderamente enojado.

            -Estaba, ya lo dijiste tú; algo lo alteró mucho, algo que rompió su rutina y le provoco una crisis psicótica, fueron esas cosas que le trajiste, por eso tuvimos que retirárselas y te pido que no lo vuelvas a hacer mas, solo lo trastornas y te vas de aquí dejándonos a nosotros el problema ¿Por qué crees que está aislado?... es un paciente peligroso para sí mismo y tu no lo tomas en serio, te crees más inteligente y listo que nosotros y ahí tienes las consecuencias.

            -No te creo –respondio plantándosele firme.

            -¿Y eso a mí que me importa? Lo que importa es la situación tan evidente de este paciente, lo más indicado sería que dejaras de visitarlo si no quieres empeorar mas su estado mental y con ello, su salud física.

            -Bien… -dijo Harry sonriendo mientras se ponía las manos en la cintura- cuando otro medimago me dé un papel en donde diga que mis visitas lo perjudican, dejaré de visitarlo.

            -Muy bien, hoy mismo…

            -Pero yo traeré a ese medimago para que lo valore y me confirme lo que acabas de decir –interrumpió sosteniéndole la mirada.

            Bruce lo miró apretando la mandíbula, a lo que Harry respondio:

            -¿Y bien? Dime cuando lo traigo.

            -Ya te dije Potter, los extraños lo alteran.

            -Entonces no habrá papel que diga que mis visitas lo perjudican ¿verdad?... muy bien, entonces aquí me quedo; si gustas puedes ir a hacer tus rondas o lo que sea que hagas a estas horas, por nosotros no te preocupes, estaremos bien.

            Se retaron con la mirada durante algunos segundos más, cada uno firme en su posición, hasta que Bruce no tuvo más remedio que irse de ahí.

            -Te lo advierto Potter, no lo desates o cualquier daño que se haga será una causa segura para prohibir tus visitas, no importa que tu tengas su custodia.

            Y sin más salió de ahí cerrando la puerta de un portazo que hizo respingar a Draco.

            -Tranquilo, ya se fue –dijo sentándose en la cama y jalando la silla frente a si- calma, voy a desatarte.

            Desató las correas que sujetaban las delgadas muñecas mientras Draco permanecía con la cabeza inclinada, sin dar señales de haberlo oído, entonces Harry le tocó una mejilla haciéndolo respingar otra vez.

            -Shhh soy yo, no te lastimaré –susurró levantándole el mentón- solo mírame.

            Draco levantó la vista dejando ver uno de sus ojos completamente rojo debido a un derrame ocular haciendo que Harry apretara la mandíbula reconociendo un derrame ocular por golpe.

            -Mierda… -mascullo inclinando ahora él la cabeza sintiendo que todo aquello lo rebasaba.

            Levantó la cara y vio que Draco había vuelto a agacharse, como si la chispa que había descubierto en el chico en esos días se hubiese apagado.

            -No te pierdas de nuevo –susurró sabiendo que no lo escuchaba, hablando más que nada consigo mismo- ya sé –dijo levantándose y sacando su varita- comencemos arreglando tu cabello.

            Tomó la jarra de agua y la vació en el fregadero del pequeño baño y junto con su vaso de plástico los transfiguró en un peine y unas tijeras.

            Mojó un poco el cabello de Draco y comenzó a cortarlo intentando emparejar los horribles cortes que tenía.

            -Listo, justo como lo tenias en el colegio –dijo regresando los objetos a su forma original desapareciendo después los restos de cabello y sentándose frente a él- este si eres tú, no con ese cabello tan largo que no iba con tu personalidad, de hecho no sé cómo es que dejaron que te creciera tanto, no iba contigo… me quedó bien el flequillo ¿no? recuerdo que así lo usabas en sexto año.

            Exhalo un suspiro de exasperación al ver que no obtenía ninguna respuesta, como si la persona que estaba en esa silla fuera solo un muñeco.

            Se levantó mientras se quitaba las gafas y se frotaba la cara.

            -Tengo que sacarte de aquí –pensó dejando las manos en su cara- este lugar está acabando contigo.

            Las bajo para mirar al chico, pensando algún modo de hacerlo reaccionar de nuevo, entonces se le ocurrió un modo y para eso sacó su varita.

            -Expecto Patronum.

            El plateado ciervo revoloteó alrededor de Draco sin lograr siquiera que se moviera.

            -Anda Draco… solo míralo… -susurró sentándose frente a él- es un ciervo, míralo…

            Nada… no hubo nada.

            -Draco, regresa –exclamó dejando su varita en la cama provocando que el ciervo despareciera- regresa… -dijo tomando su rostro en sus manos- ¿me recuerdas?... ¿me recuerdas Draco?

            Draco lo miró sin expresión, como si estuviera viendo la pared, Harry suspiro con desaliento y estuvo a punto de soltarlo, pero entonces una mano de Draco se movió lento y poco a poco se levantó hasta tocar con la punta de su dedo, las gafas.

            Esos ojos verdes… los había visto en algún lado… ¿Dónde?

            Esperanzado Harry se quitó las gafas dejando que Draco hiciera lo que quisiera, dándole el tiempo que requiriera. Cerró los ojos cuando el índice del rubio toco delicadamente sus negras pestañas, después los abrió cuando ese dedo recorrió su ceja.

            -¿Me recuerdas? –Dijo acariciándole el cabello- soy Harry, te traje un huevo de Quidditch.

            Draco suspiro con cansancio y retiró su mano mientras alejaba su silla haciendo que Harry inclinara la cabeza sintiéndose derrotado, vio a Draco y miró como éste se agachaba de nuevo.

            -Voy   a sacarte de aquí –dijo poniéndose de pie y sabiendo que no era escuchado- de eso me ocupo yo.

            Y salió de ahí dándose cuenta de que Draco no lo notaría siquiera.

            -Señor Potter… -dijo Sally al verlo acercarse; pero Harry la ignoro y pasó de largo haciendo a la mujer ponerse más nerviosa si eso era posible; la expresión que vio en el rostro del chico no era nada buena y sintió miedo… si ese hombre se había enfrentado a Voldemort y lo había derrotado… ¿Qué era entonces capaz de hacer?

 

 

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Notas finales:

Hasta aqui x hoy y a todos los que me dejaron comentarios, muchas gracias, eso me da mucho animo para apurarme, en serio!!

 besos!!


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