Precisamente así eran las noches de invierno, frías y solitarias madrugadas llenas de recuerdos y pensamientos. Pasaban ya de la una de la madrugada y el se encontraba aún bajo el manto de estrellas mirando desde el cofre de su automóvil como estas brillaban en tan despejada noche.
Hacia frío, el viento soplaba fuertes ventiscas heladas y la nieve cubría ligeramente las calles de Seul. Era una noche triste después del día completamente despejado que tuvo, pocas actividades con el grupo y finalmente se dirigió a la estación para otra noche de Blue Night que daba fin a un buen y productivo día; sin embargo, algo le había faltado todo el día.
Trato de descifrar y desmentir a sus impulsos que le gritaban que de una vez llamara al número que había buscado inmediatamente salió de la estación. Tenía la cabeza hecha un lío, no hallaba lo necesario para detener a ese impulso que le estuvo cosquilleando tras el paso de las horas: él quería verlo.
Baya que quería verlo, se había pasado todo la tarde pensando en la mejor forma de evitarlo, de la misma manera en la que sucedió en la mañana durante la sesión de fotos, quería cumplirle al orgullo y evitar ese enredo de sentimientos que subían por su garganta.
Pero llamo finalmente al número, sabiendo que no contestaría de primera vez, ya que lo mas seguro es que se encontrará dormido, aunque ya cuando el tono comenzó a sonar el pulso le acelero discretamente mientras él trataba de ignorarlo.
"Hola" cuando la voz del otro lado por fin vibro hizo que su cuerpo se estremeciera.
Se levanto del cofre "Kibum" ese arranque de felicidad en su voz hizo que después hundiera mas su mano libre en su chaqueta dando pasos cortos hacia la puerta del piloto para calmar un poco sus ansías.
"¿Hyun?" Oyó timbrar esa voz adormilada, un poco sorprendido quizá.
"Mm" trato de afirmar mientras subía al auto y cerraba la puerta tras de sí. Oyó como el más joven se quejaba del otro lado antes de contestarle, mientras el hundía la cabeza en el asiento forrado de cuero negro de su automóvil.
Era una estúpidamente idea y lo sabia "¿Sabes qué hora es?" No, no lo sabia así que prendió el motor y miro en el estéreo la hora: 2:37 A.M
Puso en marcha el auto girando la llave y acomodándose el cinturón "Casi las dos" contesto y ya sin remordimiento dio seguimiento a su camino andando calle abajo, esperando la respuesta del otro.
"De la madrugada" se quejó "la gente normal suele dormir a estas horas" el no era normal, o al menos no lo que sentía.
Le detuvo el alto del semáforo "Acabo de salir de la radio" afirmó mas para sí que para la persona del otro lado de la línea.
"No creo que sea excusa" no lo era, se dijo a si mismo mientras ponía en marcha de nuevo el automóvil al indicio de luz verde.
"Tengo la excusa perfecta" Sonrío reflejando lo que ahora sabia que era verdad
Las calles estaban casi vacías y las luces formaban casi parte de la noche "No creo que sea tan buena" escucho y río, realmente no tenía algo planeado mas que la necesidad de verlo.
"Necesito verte" por eso quizo ser sincero.
Espero en silencio mientras daba vuelta en un retorno ".... Podemos vernos mañana" su respuesta le hizo ensanchar mas su sonrisa.
Piso el acelerador dejando que la aguja subiera rápidamente "Necesito verte ahora" Las palabras se sintieron seguras saliendo de su boca.
"...que es tan importante que no puede esperar hasta mañana"
Bajo la ventana, se sentía un poco adormilado y le gustaba como el aire golpeaba su rostro.
"La noche hoy es fría, quiero pasarla contigo"
Quería ser sincero ante todo
"... Deberías parar esto, estoy cansado, ve a casa"
Quizá el tenía razón
"Iré a tu casa"
Pero el estaba decidido
"Ni se te ocurra molestar, ve a casa" no parecía molesto, nunca lo estaba de verdad
Piso de nuevo el acelerado "No puedo, he tenido este necio deseo de verte todo el día" no tenía intención de detenerse ni dar vuelta.
"Olvídalo, ve a casa" Esa era su última respuesta, el sonido de que él había colgado se había hecho presente.
No había podido responderle pero kibum ya estaba al tanto de que él iría. No quería ser necio, tampoco quería rogar un poco de tiempo junto al menor. Pero aunque lo pensó de nuevo, dar vuelta no parecía la mejor opción.
Cuando llego fuera del edificio, estaciono su automóvil y subió por el ascensor directo a su departamento.
Se detuvo frente a la puerta blanca adornada con una elegante perilla plateada la cual giro, y esta, casualmente, se encontraba sin cerrojo.