¡....! - Trataba de zafarse de los brazos de quien le tenía aprisionado, sin poder gritar porque esa persona le cubría la boca con una de sus manos, estaba indefenso y completamente a la merced de su secuestrador. Pasaron minutos y decidió darse por vencido, rindiéndose ante el destino que le había tocado. Al notar que el chico ya no ponía resistencia, el mayor le soltó y lo dejó caer, completamente debilitado.
Levantó la vista e intentó mirarle a los ojos, pudiendo distinguir una sonrisa burlona en los labios de aquel alto hombre. Petrificado por el miedo que la figura le provocaba, intentó retroceder arrastrándose en el suelo de madera, sin percatarse lo suficiente de que todo lo que se había resistido en anteriores momentos, había sido en vano ya que una cadena le rodeaba cada uno de sus tobillos.
Volvió a levantar la mirada y el hombre seguía mirándole. ¿Que había hecho para merecer tal destino? Lo único que recordaba era el dulce aroma del café de esa mañana, preparado por su sirvienta más cercana, también lo solo que estaba para desayunar, lo limpio y liso que se encontraba su uniforme... todos esos recuerdos no le aportaban siquiera mínimas pistas para adivinar como había llegado hasta aquel lugar y terminado en esas deplorables condiciones.
Pasaron minutos hasta que las luces de la habitación de prendieron, parecía un sótano lo bastante antiguo como para que sus muros sean de piedra, Pero... ese lugar se le hacía extrañamente conocido, se parecía demasiado a uno de los sótanos del su palacio. Sin duda era uno, ya que uno de los cuadros genealógicos con el símbolo de su familia se encontraba en la pared delante de el. ¿Como había llegado allí? Por su mente no logra encontrar momento alguno en el que haya bajado por X motivo, más que nada porque allí no había nada de su interés.
Su secuestrador se acerca lentamente y se inclina, lo suficiente como para mirarle fijamente a sus ojos y poder comprobar que aquella persona que le había encerrado en su propio sótano, no era nadie más que su primo mayor, el heredero al trono.
Sin poder dar crédito a lo que veía, trató de balbucear unas palabras pero esté lo acalló con un inesperado beso, en el que su lengua buscaba la suya con fervor e impaciencia, dejándole escapar unos irreconocibles gemidos. ¿Porque su primo, el heredero al trono, casi un hermano, le había puesto en semejantes condiciones? Tantas preguntas sin respuestas solo lograban hacerle perder la poca calma que podía mantener en ese momento.
"... Alan..." - Balbuceó el mayor de los dos, finalizando el beso dejando que un hilo de saliva les uniese. Abrazando su cuerpo desnudo fuertemente, como si quisiese protegerle de algo que solo el podía ver.
"..." - El chico solo atinaba a mirarle aterrado, intentando encontrar una respuesta a sus recientes acciones.
"..." Sin decir una palabra, ni intentar hacerlo, comienza a descender por el cuello del chico, chupando y succionando en forma ascendente, disfrutando el sentir estremecerse al azabache en sus brazos. Mientras que acercaba su mano hacia el trasero del menor y acariciaba ejerciendo leve presión al rededor de la zona sensible de este.
El chico trató de alejarle empujándole con sus, a comparación del otro, pequeñas manos. Pero fue un intento notablemente inútil, por que el contrario seguía lamiendo sin cambiar el ritmo.
El mayor colocó al chico sobre sus piernas y inclinó para atrás el cuerpo del menor para tener paso libre a continuar con sus pezones, jugando con estos y humedeciéndolos con su lengua, para tironearlos levemente con sus dientes delanteros. El chico se retorcía del placer que intentaba evitar reconocer, gimiendo levemente con la voz entrecortada, aferrándose a los hombros del otro fuertemente con sus frágiles manos.
" Jes... Jester..." - Balbuceaba el pequeño, tratando de controlar los leves espasmos que le provocaba el ser tocado de esa manera. Jester baja la mano que le quedaba libre hasta el miembro del chico, para aprisionarlo dentro de ella y comenzar a mover su mano al rededor de este, estimulando el glande. Masajeando constantemente el miembro sin dejar de estimular los pezones de este, aumentando la velocidad de su mano y ejerciendo más fuerza en cada pezón, haciendo sentir a Alan que en cualquier momento podría explotar de placer. Sintiendo como su mano se mojaba por la venida del chico, sonrió satisfecho, separándole de su cuerpo para cargarlo y dejarlo en la cama de vigas de metal y sabanas blancas que daba la impresión de haber sido preparada poco tiempo antes de que lo trajese.
"... Que haces...?" Preguntó confundido, al ver como el mayor le dejaba las cadenas puestas imposibilitando cualquier intento de huida, y se alejaba para subir la escalera que le guiaría fuera del sótano.
"Nos vemos mañana, mi pequeño Alan." - Dijo para cerrar la puerta y dejar a la fría habitación totalmente a oscuras, y a un chico desnudo que no tenía ni la mas mínima idea de lo que le iba a suceder después de ese día.