Sus negros ojos quedaron prendados brevemente por la luminosa llama y como si esta danzase para hipnotizarlo se tambaleaba con su pausada respiración. La pequeña flama del costoso candelero, que iluminaba aquella enorme habitación en penumbras era lo único claro en su rango de visión.
La aparentemente valiosa alfombra a sus pies tan extensa le resultaba exagerada, antigüedades y muebles de otra época decoraban el tenebroso entorno.
— ¿Quieres algo de vino?
De entre esas penumbras un hombre rubio vestido de etiqueta se acercó, ofreciéndole la delicada copa de cristal con el rojo líquido en su interior le sonrió levemente.
— No.
— No seas tan serio, Sasuke — los azules ojos del anfitrión le indicaron sentarse en unos de tantos mullidos sofás — eres mi invitado, solo quiero que estés a gusto.
—Enciende las luces — apartando escasamente los mechones negros de su cabello que obstaculizaban la percepción de su ojo izquierdo se sentó, atento a cada movimiento del mayor se abstuvo incluso de alterar su serena respiración, no debía mostrarse intranquilo.
— Ya es algo tarde, dejémoslas así — el rubio imitando la acción del otro quedó sentado en frente del más joven con la bebida rechazada meneándose entre sus dedos.
— ¿Dónde está Itachi? — inquirió acomodándose mejor, Sasuke se cruzó de brazos sin dejar de verle.
— ¿Me lo preguntas a mí? — La clara mueca de sorpresa parecía demasiado honesta — tu eres su hermano, además su turno ya terminó como hace… — dio un vistazo al reloj de pared que casi no se podía distinguir — más de cuatro horas.
— Creía que cada noche le pedias trabajar horas extra — suspicaz quiso desafiarle con la mirada — acabemos con esto de una vez. Dime Minato, ¿qué es lo que quieres decirme?
— Tengo una buena oferta de trabajo que hacerte — el recién nombrado empezó a beber el vino en grandes sorbos — ya tienes veintidós años, ya es tiempo de que contribuyas con las obligaciones familiares.
— Ese no es tu asunto.
— Lo es y tú lo sabes. — al percatarse de que su copa se hallaba vacía volvió a ponerse de pie, dirigiéndose en nueva cuenta a la barra que estaba a un lado llenando otra vez el fino cristal.
— Ya no lo es. — Afiló su oscura mirada como si el hombre rubio mucho mayor que él fuese algún enemigo, — tan solo en seis meses ni mi hermano, ni yo te deberemos nada.
— Eres muy ingrato Sasuke-“kun” — canturreando la última silaba se mantuvo a prudente distancia — los protegí durante años, me encargue de mantener a tu madre en el hospital y atenderte cuando tu enfermaste.
— Que altruista Minato — sonrió con sarcasmo mirándole de soslayo — cualquiera diría que estas restregándome en la cara esa valiosa ayuda.
La risa del rubio pareció hacer eco en el lugar. — No soy yo quien se ha empeñado en saldar las deudas, te recuerdo que fue tu idea.
El pelinegro ya no dijo nada, ciertamente hace años hablando con su hermano mayor acordaron pagarle a Minato Namikaze cada moneda que hubo invertido en ellos y en su madre, la deuda era bastante exuberante por lo que con arduo trabajo estaban reuniendo lo necesario. Pese a lo imposible que pudiese parecer tenía que encontrar la manera de conseguir lo faltante, antes de que su hermano mayor siguiese amortiguando lo adeudado como una especie de “prenda”.
— Pero… — la voz del mayor le regresó de sus cavilaciones — con el trabajo que te ofrezco tardaras a lo sumo un mes en terminar de pagarme.
Sasuke le miró entonces con cierto interés.
— Eres muy competente en tu trabajo Sasuke, sin importar tus recaídas haz sabido cumplir con cada objetivo que te han encargado.
— ¿A quién quieres que mate?
— Que impaciente — el ojiazul volvió a reír momentáneamente — no quiero que mates a nadie por ahora, solo necesito que mantengas a cierta persona alejada de Naruto en cuanto él llegue a Tokio.
— ¿Naruto? — no pudo evitar repetir el nombre de la persona que no veía hace al menos diez años, intrigado por la razón que Minato le pedía algo tan extraño.
— Naruto no ha parado de exigirme el volver aquí, por ahora voy a complacerlo, es mi hijo de todos modos. Pero hay alguien que de seguro querrá aprovechar esa visita… solo quiero que evites que Naruto y él se encuentren si tienes que matarlo me harías un favor.
— Deja de dar tantas vueltas y dime de quien se trata.
— Regresa mañana a esta hora, te daré todos los datos, por ahora solo debes recoger a mi hijo en el aeropuerto a las diez… como un reencuentro de buenos amigos…
— De cuánto dinero estamos hablando — obviando lo que Minato dijo de último se puso de pie.
— Cuatro semanas, en cuatro semanas ni Itachi, ni tú me deberán nada. Serán por completo libres de hacer con su vida lo que les plazca y… como regalo de despedida al cabo de ese tiempo yo pagare la operación de tu madre.
Algo dudoso Sasuke pareció meditarlo. — Tendremos que firmar un contrato.
Al salir de aquel edifico en tonos grises y magenta de inmediato se puso a caminar bajo el manto de la noche, casi toda la ciudad tenía un aspecto deteriorado, todo lucía demasiado monocromático, el mundo entero presentaba la misma fachada, calles apenas transitables, escases de alimento debido a la contaminación y mendicidad en contraste casi inexistente… la principal fuente de órganos humanos venia de allí.
El mundo actual se regía por la ley de supervivencia; siendo los más hábiles, inteligentes o fuertes los únicos capaces de subsistir en una sociedad, donde algunos afortunados se hicieron con los recursos restantes colocándose en la cúspide de la pirámide imaginaria que estaba acabando con la humanidad.
Desafortunadamente para Sasuke entre esa elite parasitaria se encontraba Minato.
Ya pasaba de la media noche cuando llegó al pequeño departamento que compartía con su hermano, con facilidad abrió la vieja puerta que solía trabarse de vez en cuando, el rechinante sonido de las bisagras oxidadas se escuchó en todo el lugar. En medio de la penumbra se asomó a la diminuta cocina llena de trastos viejos buscando a alguien.
— ¡Bienvenido Sasuke!
Al oír la grave voz encendió las luces encontrándose con su hermano, de cabello negro más cenizo que el propio y mucho más largo se parecían bastante, exceptuando las grandes marcas bajo los ojos del otro.
— ¿De nuevo a oscuras? — Inquirió curioso rodeando el mesón del lugar.
— Bueno, acabo de llegar también — el mayor le sonreía levemente — iba a salir de nuevo, tengo un trabajo pendiente.
— ¿Con Minato? — Sasuke le miraba atento, esperando que en esta ocasión Itachi le confesara algún secreto que desconocía.
El de cabello largo negó suavemente sin dejar de sonreír, — lo resolveré en un par de horas, estaré aquí antes del amanecer — dicho eso se encaminó a la salida.
— ¿Quieres… que te ayude? — Algo dudoso se ofreció.
Itachi volteó notando ligeramente ansioso a su hermano.
— No te preocupes Sasuke… será la próxima vez — elevando sus dedos índice y medio quiso golpear suavemente la frente de su menor pero se abstuvo, cada día era más difícil agarrar desprevenido a su hermanito.
Cuando Itachi se marchó, casi arrastrando los pies fue hacia su pequeñísima habitación la cual solo contaba con una cama individual y un baúl donde guardaba su ropa, se dejó caer en la pegostiosa cama exhalando con fuerza cerrando los ojos lentamente, estaba seguro que el día de mañana seria agotador…
Volvería a ver a Naruto de todos modos.
ººº
Podía oír los horribles graznidos de lo que parecían ser buitres rondándolo, volando en círculos encima, en aquel cielo rojizo y blanco esperando ansiosos comerse los colores que envolvían todo su cuerpo… destrozarlo.
Despertó aun cansado, incorporándose recordaba que debía llegar al aeropuerto a las diez. Pudo percatarse de que Itachi no había regresado en toda la noche, de seguro estaría de vuelta más tarde, preparando algo de café salió del lugar con rumbo fijo.
Las grises nubes cubrían casi todo el cielo la mayor parte del tiempo, los escasos rayos de sol se filtraban a través llegando a iluminar algunas zonas de la ciudad, el aeropuerto tan solo consistía en algunas pistas que solo era utilizadas por aviones de carga gigantescos en donde la comida llegaba esporádicamente, siendo el ejercito el encargado de proteger el valioso cargamento destinado en su mayoría a quienes pudiesen pagarlo.
El sobretodo negro que llevaba le cubría casi todo el rostro, se mantuvo esperando por al menos dos horas dando por sentado que el vuelo llegaría demasiado retrasado, se encaminó hacia las derruidas banquetas del lugar para sentarse y seguir esperando. Chasqueó la lengua aburrido, si el avión no llegaba en quince minutos se iría del lugar, que Naruto se recibiese a sí mismo.
Entrelazó las manos apoyando sus codos en las rodillas, no había tenido tiempo de ir al hospital, obligatoriamente debía asistir una vez al día, si no deseaba tener dificultades, pero para ello debía contar con una buena suma de dinero. Luego de pasados los quince minutos se puso de pie dispuesto a marcharse pero el escandaloso ruido de turbinas girando a lo lejos le hizo elevar la mirada, el avión no tardaría en arribar.
Pero fue en ese momento que el sonido de varios motores se oyeron mucho más cerca, se giró bruscamente viendo como cinco camionetas blindadas se acercaban a toda velocidad, los encapuchados que iban dentro empezaron a disparar a diestra y siniestra provocando que las pocas personas que habían por allí huyeran corriendo.
De inmediato Sasuke se alejó para cubrirse de los disparos, podía oír gritos demenciales de esos criminales que de seguro buscaban atacar el avión para quedarse con todo el cargamento que trajese, fue entonces que los soldados respondieron el ataque utilizando incluso granadas para desaparecer cualquier amenaza.
Se alejó más entrando en los enormes galpones, lo más probable seria que el avión no aterrizaría por ahora, el oxidado lugar apestaba a humedad, cientos de barriles estaban apilados contra las paredes, suspiró aburrido, no tenía ánimos de meterse en asuntos que no le incumbían.
Pero algo llamó su atención, un extraño sonido provenía entre el metal y los escombros; algo parecido al tronar de huesos, como si alguien o algo estuviese retorciéndose.
Sasuke se fue acercando con cautela, podría tratarse de alguna alimaña escondida, por precaución posó su mano sobre el mango de la katana que portaba, dio un par de pasos más olfateando una fragancia metálica que recorría el ambiente, afilando la mirada pudo percatarse de que se trataba…
Una diminuta risa hizo eco en el lugar, un par de afilados colmillos se retiraban del cuello de la víctima, una mujer caía al piso como muñeca de trapo, con la piel pálida como si le hubiesen drenado toda la sangre que recorría sus venas y de eso se trataba exactamente.
Un figura mucho mayor se erguía lentamente, con los brazos casi extendidos suspirando ruidosamente dio un paso hacia Sasuke, pero este ni se inmutó, alejándose de las sombras se dejó ver con claridad.
Fue entonces que los ojos de Sasuke se abrieron algo más al distinguir por completo la figura de aquel depredador.
— ¿Naruto? — sus labios se movieron solos pronunciando ese nombre como si fuese una pregunta.
—Cerca, pero no.
La voz de esa otra persona se le antojaba familiar, como si no le fuera ajeno del todo.
— ¿Con quién tengo el placer? — Se fue acercando más y esta vez Sasuke retrocedió dos pasos — ¿Nos hemos visto antes? —Un hilillo de sangre resbalaba por sus labios hasta descender a la barbilla goteando por esta. Tenía los cabellos negros y alborotados, los ojos de un rojo intenso como alguna bestia salvaje y una sonrisa socarrona dándole un aspecto intimidador…
Pero aun así se parecía demasiado a Naruto, aquellas marcas en cada mejilla no podían ser mera casualidad. — Menma — Sasuke afiló la mirada al llegar a esa conclusión.
— Bingo.
El nombrado entonces se lanzó en su contra buscando hacerle algún tipo de presa, pero Sasuke fue más rápido, desenvainando el filo de su katana quiso abrirle las entrañas.
De una brillante evasiva Menma retrocedió sin siquiera haber sido rozado, con agilidad dio un brinco quedando a varios metros, — aun no me has dicho quién eres, debo admitir que tengo la impresión de haberte visto antes.
Pero se abstuvo de contestar, podía conocer su nombre pero jamás le había visto en persona, fue Naruto quien le hablo del gemelo que tenía, hermano que había desaparecido cuando apenas tenía ocho años sin dejar rastro, dándolo tristemente por muerto, hecho que se estaba desmintiendo en ese instante. Atando cabos con rapidez de seguro era Menma aquel sujeto que debía mantener lejos de Naruto, empezó a moverse dando pasos cortos para acercarse lo más que pudiese a la salida.
— Como veo que no vas a decirme cuál es tu nombre, tendremos que terminar esto lo antes posible… aún estoy hambriento.
Mas risas resonaron entonces alrededor de Sasuke, moviendo sus pupilas con rapidez buscaba el origen del sonido notando de inmediato como de las esquinas del lugar más personas se acercaban, casi vestidos como vagabundos cuatro sujetos se acercaron con barras metálicas en manos.
— ¿Porque no intentan matarlo? Se ve que tiene algo de habilidad —Menma sonrió retrocediendo un poco más.
Como si fuesen una especie de monigotes los sujetos se abalanzaron contra Sasuke tratando de molerlo a golpes, pero este pudo esquivar los ataques con precisión logrando volarle un brazo a uno mandando la extremidad amputada por el piso, dejando un reguero de sangre y un alarido de dolor brotando de la garganta del desafortunado.
Los tres restantes buscaron aprovechar la oportunidad, pero de igual modo que antes el pelinegro evadió cada ataque y hubiese seguido de aquel modo hasta acabar con cada uno de no haber caído torpemente al piso sin creérselo ni el mismo.
Oía risas mientras se levantaba con dificultad. — Ahora no — murmuró para sí. Un agudo dolor trepaba desde su pierna derecha como si algún parasito estuviese carcomiendo sus huesos, maldijo en sus adentros, se supone aun contaba con bastante tiempo.
Menma le miraba atento, analizando cada movimiento del otro pelinegro que parecían haberse vuelto más torpes en cuestión de segundos, pero aun así pudo hacerle un corte vertical a otro individuo ocasionando un espectáculo grotesco de roja sangre fluyendo copiosa.
Pese al dolor que aumentaba gradualmente Sasuke no perdía detalle de su entorno, estaba seguro de que en cualquier momento Menma lo atacaría aprovechando la mínima oportunidad y aun no se hacía una idea clara de que podría tratarse… un humano no bebe la sangre de otro. Y sucedió, en cuestión de milésimas el gemelo de Naruto había desaparecido de su rango visual, algo confundido no pudo esquivar el golpe que uno de los tipos le propinó en un hombro, retrocedió lo más que pudo sintiendo más flojas sus piernas. — Muévanse — ordenó a su extremidades inferiores como si estas fuesen a dejar de funcionar en cualquier momento.
Volvieron a lanzarse en su contra, pero Sasuke pudo retroceder más para tomar el impulso necesario y utilizar el rostro de uno de los sujetos como escalón aplastándolo para así saltar hacia el andamio metálico que estaba en una de las paredes. Se sujetó con fuerza utilizando por completo los brazos porque sus piernas se adormecían lentamente.
— ¿Ahora si me dirás tu nombre?
La voz de Menma resonó en sus oídos, se giró apreciando los ojos rojos del otro, sabiéndose en clara desventaja Sasuke optó por intentar hacerle un corte en el rostro y aprovechar la diminuta distracción para lanzarse por la pequeña ventana que estaba a un par de metros.
Cuando quiso sujetar a Sasuke para evitar que escapase extendió su mano para alcanzarle, la luz exterior que alcanzo a rozarlo le hizo retroceder como si esta le quemase.
— Esto se ha llenado de soldados Menma, es mejor irnos por ahora, ya tendrás oportunidad de visitar a tu hermano — una nueva voz apareció en escena.
— Tienes razón — suspiró en silencio relamiéndose los labios — de todos modos no vine solo por Naruto.
···*···
Pese a no haber caído desde muy alto, Sasuke resintió varios golpes al impactar con el piso, cuando vio de nuevo hacia la ventana por la cual había salido se dio cuenta de que nade lo estaba siguiendo. Se puso de pie con dificultad, debía ir al hospital cuanto antes, guardando su arma y casi cojeando empezó a caminar notando de inmediato como muchos soldados custodiaban el lugar y en cuanto lo vieron no dudaron en apuntarle con sus armas.
— ¡Alto ahí! ¡Se ha restringido el acceso de civiles a esta zona! — le gritaron y lo rodearon de inmediato.
— No soy un civil — respondió con cierta prepotencia.
— ¡Arréstenlo! — fue la orden de uno.
— ¡Esperen!
Y antes de que Sasuke pudiese responder de forma poco pacifica la inconfundible voz de Minato se hizo oír.
— Señor Namikaze — los militares se hicieron a un lado dándole espacio al rubio que llegó con quienes parecían ser tres guardaespaldas.
— Sasuke donde te habías metido, se supone que esperarías a Naruto — miró al pelinegro de pies a cabeza notando algunas manchas de sangre en su ropa — ¿encontraste al alguien?
— Deberías saberlo mejor que yo — presionando los puños y caminando lentamente pasó al rubio de largo sin importarle el tumulto de soldados reunidos.
— ¿Cuándo fue la última vez que recibiste tratamiento? — El de ojos azules siguió hablando pese al que el más joven se alejaba — le dije a Naruto que no tardabas en llegar… está esperándote Sasuke.
El nombrado se detuvo un par de segundos.
— ¡Oh! Casi se me olvida… Itachi está en el hospital — Minato prosiguió, calmado como quien habla del clima — me dijeron que está en coma o algo así.
Fue entonces que Sasuke se volteó incrédulo sin estar seguro de lo que acababa de oír.
— ¡Sasuke!
Y una voz tan idéntica a la de Menma se escuchó a lo lejos haciéndole girar de nuevo… tan parecido, un hombre de la misma complexión de quien lo atacó se acercaba con una amplia sonrisa, los cabellos esta vez rubios y los ojos azules los identificó de inmediato con Naruto.
I.- Contact