-Y tu regresaste a Seúl...
-Claro Sung Yeol. Pero nunca lo encontré. Baekhyun se embarcó para el Reino Unido, se fue a trabajar allí. Mejor. Ya divorciado, aquí poco le quedaba. Era una gran persona y nunca pude amarlo, ni si quiera desearlo como hombre. Se diría que mi sentido sexual se había atrofiado.
-No digas bobadas, Sehun. Hay personas que se aferran a algo y que nos soportan nada que no sea eso. Pero también hay personas que al encontrar el motivo al cual se aferraban, dejan de tener interés por él... Ten cuidado con lo que estás haciendo, porque yo soy un sacerdote. Mañana puedo estar en Serbia o en Korsovo, o en cualquier otro lugar donde me necesiten un poco más.
Pero a todo esto... ¿qué has visto en el para que digas que es un fantasma?
-Verás, yo entré en la cafetería. Eran las tres o las cuatro de la tarde. Suelo tomar un café antes de irme al despacho que tengo montado en una transversal de la calle Chungmuro. Siempre espero clientes, pero llegan poquísimos. De todas formas, sigo empeñado en ejercer como abogado a la par que trabajo por las mañanas en el banco, si un día prospero en el banco, cerraré el despacho.
-Hablábamos del fantasma de Luhan.
-Y en verdad que es así. Entré en la cafetería y enseguida vi a un hombre, moderno, bien vestido, que se subió a una silla alta ante la barra, y tomaba un café mientras fumaba un cigarrillo. Me pareció el... Y para que no me ocurriera lo de otras veces, di la vuelta a la cafetería, es decir, a la barra y me fui a sentar al frente. Había mucha gente hablando a la vez. Yo metí la cabeza por donde pude y observé al hombre de frente. Con 10 años más, juraría que era Luhan.
-Y en vez de acercarte a el - lo cortó Sung Yeol- viniste rápido a la parroquia contármelo.
-No. Esperé un rato. Vi que terminaba el cigarrillo, que abonaba el café, que se tiraba de la banqueta con agilidad, y enfundado en un traje negro, su cabello era un castaño caramelo, y esbelto, como siempre fue, salió a la calle a paso ágil. Subió a un deportivo descapotable rojo y se alejó rodando Jung-gu* abajo.
- ¿Y tú que hiciste?
-Salté corriendo hacia la puerta, pero solo vi la parte trasera del auto.
-O sea que, suponiendo que efectivamente era el, lo has perdido de nuevo.
-Seguiré visitando esa cafetería, es céntrica y suele estar llena de ejecutivos.
-Veamos, Sehun, él estudiaba, lógicamente, para ser farmacéutico.
-No lo sé. Sé que fue a la universidad a los 16 años. Por su edad pudo ingresar en la facultad. Y era listo, Sung Yeol, muy listo. Yo tenía 20 años.
- ¿Cuánto tiempo se llevaban viendo en el plano amoroso?
-Más de dos años.
-Tú tenías 20, según dices... Un hombre, a tu edad, ya sabe por dónde anda.
¿Qué hacías con él, Sehun?
-Lo que hace un hombre con otro... sencillamente eso.
-Me estás diciendo que hacías el amor con él.
-Te lo estoy diciendo.
-Razón tenían los padres para separarlo de ti.
El ama Eugenia servía la sopa. Ponía en medio de ambos una botella de agua y otra de sangría, y se alejaba dentro de su traje negro y su delantal blanco.
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Jung-gu* : calle del centro de Seúl.