#Capitulo 2. Alaska
Bajé del taxi y Mordecai bajo detrás mio, vi el gran cartel con luces en grande que decían Alaska en colores verdes, el lugar era nuevo, y tenía curiosidad de saber ya como era por adentro. Ya nos habíamos anotado en una lista para pasar así que solo teníamos que hacer una fila corta, había varios hombres de otras filas mirándome.
- Podrías bajarte un poco el short – Comento Mordecai mirándome de reojo mientras estaba apoyado en la pared.
- Podrías ser menos celoso – Digo mientras miro mi reloj, eran 00:17 Am.
Todavía era temprano, entendía lo del shor, se me veía un poco la nalga, pero solo el ras, eso no le hacía daño a nadie, y además a mi me encanta que me miren.
Cuando entramos me gusto bastante el lugar, sentí una mano en mi cadera, solo era él, fuimos a una área donde había unos sillones, justo paso un hombre con una bandeja con copas de cocteles, tome una y me senté un momento para charlar y reír con Mordecai. Después de un rato nos levantamos y fuimos a bailar.
Amaba bailar.
Además de que pasaban muy buena música, y el hecho de que bailáramos juntos era mejor, sabíamos el ritmo de cada uno, lo tenía enfrente mio, luego detrás tocando mi cintura y mi cadera, luego sintiendo nuestras caderas pegadas, moviéndose a un ritmo sincronizado , sin parar.
De pronto escucho que cambian de tema repentinamente, era “Earned it”, una canción que conocía bien, era una de mis favoritas. Sonrió y bailo lentamente, de manera sensual, sintiendo el agarre de sus manos sobre mi cuerpo más fuerte. Y rio, me siento feliz como hace tiempo n lo hacía, y también siento que el me susurra al oído.
- Recuerdas… hace 2 años cuando teníamos 21… - Mientras decía eso empezaba a besar mi cuello… - Aquella noche en nuestras vacaciones, en esa habitación de hotel, haciéndolo una y otra y otra vez, nunca podré olvidarla ¿Sabias?
Y mi piel se estremece completamente, mi cuerpo tiembla y solo logro escuchar su sonrisa.
“Adoro cuando llamas inesperadamente, Por que odio cuando el momento es esperado.”
Me doy la vuelta teniéndolo de enfrente, y me muevo lentamente aferrándome a su pecho mientras le susurro;
- Yo tampoco lo olvidare cariño – Y lo menciono sobre la piel de su cuello.
Después de seguir bailando me siento en un sillón y él se va un rato afuera a fumar, siento un peso en el cojín de al lado, veo a un chico castaño, era muy atractivo para ser sincero tenía una contextura física parecida a la de Mordecai, de pronto me mira y me sonríe, era una sonrisa con confianza, una contagiosa, así que también sonreí.
- Me llamo Thomas, y tú.. – Dijo esperando.
- Soy Rigby, ¿Eres de la ciudad? – Le pregunto coqueto.
- Soy del centro…, y tu… - Volvió a hacer lo mismo, lo cual me causo gracia y me encuentro soltando una que otra risa.
La conversación sigue y trata sobre cosas básicas y sin importancia con un chiste cada tanto, es un chico divertido que me ha caído bien, me pregunta si tengo numero celular, le pido que me pase su teléfono, mientras anoto mi número y lo agendo siento una mirada sobre mi, Mordecai se dirige rápido hacia mi, me toma molesto de la muñeca, la retiro lo más pronto que puedo y lo miro enfadado, saludo a Thomas y salgo hacia fuera a pedir un taxi, y el me sigue a pasos molestos detrás mío.
Apenas llegamos a casa, me toma molesto y llega a subirme a su hombro, le digo que me baje y no me presta atención, al pasar el umbral de nuestra habitación me tira sobre su cama.
- No puedes andar coqueteando por ahí – Murmura sobre mi, lo tengo demasiado cerca, y lo que dice me causa gracia en mi interior.
- Te atreves a decirme eso, cuando tu estas con esa zorra – Le reclamo separándolo de mi – No seas hipócrita.
- ¿Me vas a decir que no te encanta que te haga esto? - Y de pronto toma mis piernas y las pone sobre sus hombros y nuestras caderas chocan sacándome un jadeo.
- Lo puedo hacer con cualquiera – Le respondo intentando alejarme un poco, en cualquier momento yo cedería.
- ¿Cualquiera haría esto? - Y empieza a dar embestidas a pesar de las ropas, toma mis piernas con más fuerzas sintiendo sus grandes manos en mis muslos.
Un poco más y cedería…
- Sabes que amo cuando insultas a esas zorras que me siguen – Y de pronto cambia la posición y lo tengo debajo mío con nuestras caderas en contacto.- Y odio cuando otros ven cosas que solo yo debo ver o escuchar, como cuando ríes.
Y cedi…