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Good Tonight por Moon Missu

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Notas del fanfic:

Hola~

Como podrán darse cuenta (o no), sí, la canción del resumen es una canción de GOT7 y todo nació mientras me reencontraba(? con el grupo. Naturalmente una debe pensar "Debió ser un fanfic de GOT7 instead" pero no(?, a la vez también nació por el hecho de que, en el fandom, abundan los Barista!AU, entonces pensé "¿Por qué no hacer un Barman/Bartender!AU?" Y tarán~

¿Qué decir de esto? Es mi primer fanfic de Seventeen, es algo que nació un día a las 8AM y yo sólo me dediqué a escribir lo que salía, no usé pseudonimos, sólo nombres reales y... ¿Debería callarme ya?

Espero lo disfruten (:

Good Tonight

 

Don’t care too much about it

No one can find us

Don’t hide it

You can be honest today

Slowly come to me

So I can’t see the end baby

 

Good Tonight - GOT7



La música sonaba fuerte, estridente, llenando cada rincón del pub donde trabajaba. Era viernes, el mejor día para trabajar y a la vez el peor día, el lugar estaba repleto, lo peor era que su turno recién empezaba; la cantidad de gente le mareaba, jamás se iba a acostumbrar a esto.

Había un grupo considerable de gente bailando en medio de la pista, derritiéndose en brazos ajenos, bebiendo en vasos y botellines, moviendo su cuerpo al compás de la música. Las luces eran tenues, con un par de luces láser por aquí y allá, un poco de hielo seco a los costados de la pista, un par de mesas alrededor. La barra estaba repleta de gente que miraba lascivamente sus próximas víctimas, ofreciendo cócteles como si no hubiese un mañana.

Los meseros, o más bien sus compañeros de trabajo, corrían de allá para acá, con bandejas llenas de alcohol que producían un coma etílico de solo mirarlas. A pesar de lo repleto del lugar y el aire asfixiante, Jisoo amaba su trabajo; era, quizás, la forma más fácil de compatibilizar con su vida estudiantil, trabajar sólo los fines de semana, sacrificando sus noches por una paga excelente y, bueno, soportar uno que otro ebrio en la barra.

Hong Jisoo era el mejor barman del lugar, sólo seguido por Jeon Wonwoo, quizás por eso siempre solían llamarlos a ambos a trabajar en los mismos horarios, soportando las mismas cosas.

Seungcheol, el jefe de los meseros, se puso a su lado, haciendo sonar los huesos de los brazos, dejando una bandeja con un par de vasos vacíos y una cubeta donde, hace un par de minutos, el había puesto un champagne. Jisoo arqueó la ceja, mientras preparaba un mojito cubano.

 

-Te di esa bandeja hace 15 minutos,- Soltó el castaño, haciendo reír a Wonwoo a su lado. Seungcheol sólo hizo un ademán con sus hombros, bostezando luego, el día laboral recién empezaba y sentía el cansancio venir como un huracán. -¿Pasa algo hoy?

 

-Tenemos una enorme reserva en el sector vip, ¿Wonwoo no te dijo nada?- Seungcheol dejó caer su cabeza en la barra, donde nadie podía verlo. Tenía ojeras bajo los ojos, probablemente debido a la semana de exámenes. Jisoo escuchó un “ups” salir de la boca de Wonwoo, no, obviamente nadie le había dicho nada. Sonrió. -¿Por qué sonríes? Esta gente está bebiendo la cantidad de alcohol que yo suelo beber en un mes.-

 

-Seungcheol, deja de mentir.- Un chico bajo, con el pelo rosa pálido, apareció detrás de Wonwoo, golpeando a Seungcheol con la bandeja. Jisoo rió más fuerte, ocultando su boca con su mano, esas eran las veces que amaba su trabajo. Tomó la cubeta vacía, llenándola con hielo, dándole un par de botellas de pisco, vodka y gaseosa a sus meseros. -Jisoo-hyung, necesito un par de tequila margarita, un mojito cubano y una cerveza, mesa 5.-

 

Sus meseros desaparecieron, dejando un par de pedidos más. Jisoo y Wonwoo moviendo sus manos vigorosamente, llenando vasos y vasos de alcohol, el olor mareandolos, los brazos cosquilleando de dolor por los movimientos. Era sólo cuestión de horas antes del llamado “momento muerto”, donde la gente ya estaba lo suficientemente alcoholizada como para pedir más, dónde ambos sólo se dedicaban a limpiar la barra, hablando con un par de personas, escuchando sus típicos problemas a través del alcohol.

 

Wonwoo se sentó a su lado, dejando caer su cabeza en las pantorrillas de Jisoo, estaba exhausto, y sabía que el castaño no le diría nada. Revisó su celular, 4AM de la mañana.

 

-Jisoo-hyung,- Habló fuerte a través de la música, el otro preparando unos tragos con whisky. Jisoo reparó en su presencia, bajando la mirada mientras salpicaba alcohol fuera del vaso por error. -¿No podemos cerrar la barra temprano?- Agregó, dormitando. Jisoo rió, eran las pequeñas regalías que se daban cada vez que los momentos muertos duraban más de media hora.

 

-Ojalá pudiéramos, pero los chicos del VIP aún celebran un cumpleaños, ¿recuerdas?- Era la sexta cubeta que el castaño llenaba con hielo, la décima botella de vodka, la veinteava botella de soda que Seungcheol llevaba al vip. El pelinegro ya mostraba banderas blancas, ¿cómo era posible que la gente bebiera tanto? Era viernes, por amor a Dios. -¿Quién celebra, a todo esto? ¿Lo conoces?- Inquirió de repente, despertando al chico a su lado.

 

-Bromeas, ¿cierto?- Wonwoo se levantó de su improvisado asiento, limpiando su uniforme. -Haré como que jamás escuché esa pregunta.-

 

-Te recuerdo que se te olvidó decirme acerca de la reserva.- Reclamó el mayor, golpeando en el brazo al más alto, el chico río, alzando los hombros.

 

-Aun así, amigo, por Dios, ¿qué preguntas son esas? Todo el mundo ha hablado de ese cumpleaños en la universidad.- El pelinegro abrió una bebida energetica, mirando a su alrededor, esperando que nadie le viera. Los meseros estaban repartidos por el pub medio-vacío; tomó su refresco con libertad viendo la cara de interrogación del mayor a su lado. -Olvidalo, Hong Jisoo, eres insufrible.-

 

Jisoo iba a abrir la boca para hablar cuando sintió la mano de alguien en su brazo, captando su atención. Se sobresaltó en el acto, mirando al dueño de aquella mano intrusa arrugando su camisa.

Jisoo creyó ver a la persona más hermosa del universo frente a sus ojos: su piel nívea, su cabello largo de un color plateado, o al menos eso creyó ver, sus pupilas castañas, dilatadas por el efecto del alcohol, sus labios sonrosados. Tragó saliva, mirando hacía abajo, una camisa negra de satín, abierta en los primeros botones, y un collar en forma de flecha adornando su cuello blanco. Le faltó el aire de repente, recomponiendose luego, por Dios, estaba trabajando y el chico estaba ebrio.

Algo hizo click en la cabeza de Jisoo cuando el chico frente a él abrió la boca. No podía ser.

 

-¿Puedo ayudarte?- Dijo lo más neutral posible, notando el cálido contacto del otro contra su ropa. Debía calmarse. Wonwoo había desaparecido de su lado, pero sentía su mirada encima, como un padre orgulloso.

 

-¿Bailas conmigo?- Dijo el chico frente a él, soltando el brazo para echarse el pelo para atrás y oh Dios santo, eso debía estar escrito en la biblia como un pecado capital.

 

Jisoo era un puzzle indescifrable a esas alturas de la noche, el chico le resultaba tan familiar pero a la vez tan inalcanzable, como un ángel. Arqueó la ceja, del tiempo que llevaba trabajando allí, jamás le habían hecho esa proposición, la gente solía contarle sus problemas pero ¿flirtear con él? ¿estaba eso escrito en el diccionario?

 

-Lo siento, pero estoy trabajando.- Le respondió el castaño, intentando sonar lo más razonable posible porque, se moría por romper las reglas. Apuntó su uniforme y el chico frente a él rió, fuerte, claro y dulce. Jisoo creyó que tenía tanto el infierno como el cielo ganado escuchando esa risa. -¿Te puedo ofrecer un trago? Va por mi cuenta.- No supo de dónde salió eso, pero antes de terminar de pronunciar la frase ya estaba preparando un cóctel simple, sin demasiado alcohol.

 

El pelilargo no quitaba sus ojos de encima, mirando tanto con admiración como con lujuria, Jisoo había visto esa mirada tantas veces pero jamás dirigidas a él. Le tendió el vaso y una corriente eléctrica golpeó su cuerpo cuando los dedos del otro rozaron los suyos.

Señor Jesús, perdóname, he pecado.

El otro le agradeció, tomando un sorbo del cóctel, sintiéndose en el cielo. Le sonrió al barman, giñandole el ojo para luego susurrarle un “Quizás la próxima vez. Me debes un baile” y verlo partir, un caminar elegante, su ropa entallando su cuerpo como si estuviera diseñada sólo para él. Jisoo mordió el labio inferior, perdiendo sus ojos en la espalda del chico del pelo largo, en esos hombros y señor Jesús, soy una buena persona, no merezco estas pruebas.

 

-Dime que, por último, obtuviste su número.- Wonwoo le sacó de su ensoñación, golpeando su hombro. El castaño pestañeó un par de veces, procesando el comentario de su compañero. Negó con la cabeza luego. -Amigo, Yoon Jeonghan acaba de flirtear contigo y ¿no hiciste nada?

 

-¿Quién es Yoon Jeonghan?- Pestañeó confuso, viendo como Wonwoo se sacaba el delantal casi indignado, llamando a Seungcheol con su mano, haciéndole señas de que cerraría la barra. -¿Wonwoo?

 

-Eres un caso, Hong Jisoo, un insufrible caso.

 

Ese día terminó su turno preguntándose si aquel chico era el mismo Yoon Jeonghan del que todos hablaban.

-----

 

-Hansol-ah,- Jisoo fijó su vista en su compañero de cuarto, esperando que el otro se volteara a verlo. El menor fijó su vista avellana en el chico a su lado, arqueando una ceja, esperando. -¿Quién es Yoon Jeonghan?- Preguntó un poco dubitativo, arrepintiéndose luego, la cara de Hansol mostraba un gran “¿Esto es en serio?”

 

-¿Vamos a la misma universidad, cierto?- Contra preguntó el otro, dejando su computadora portatil encima de su cama, sentándose cerca del mayor. Este sólo arqueó una ceja, asintiendo. -¿Entonces cómo es posible que no conozcas al chico más popular de la universidad? Dios, Jisoo, llegué hace seis meses de Nueva York y lo conocí apenas pisé Corea.

 

El castaño soltó un suspiro, fijando su vista en el computador entre sus piernas. Hansol, quién notó la indiferencia del otro, le quitó el aparato, abriendo una pestaña nueva entre las miles que el mayor tenía abierta. Abrió facebook, tipeando el nombre antes mencionado, dejando ver una página creada por fans del chico.

 

-¿No te suena siquiera? Amigo, tiene, incluso, un fanbase dentro de la universidad.- Dijo en un inglés casi desesperado.

 

Jisoo vio un par de fotos, el lugar lo conocía muy bien, la misma ropa, el mismo pelo cayendo por sus hombros. El título del álbum decía “¡Feliz cumpleaños, ángel!” y una decena de fotos del chico en cuestión, celebrando su cumpleaños en el pub. Era él.

 

-Ah, él.- Soltó de repente, quitándole importancia y el laptop al menor.

 

Hansol se giró con impaciencia, alegando paciencia al cielo.

Jisoo sabía, luego de ese importantísimo detalle, que Yoon Jeonghan estaba totalmente fuera de su liga.

¿Había estado siquiera?

---

 

El pub estaba extrañamente vacío ese día.

Habían pasado aproximadamente dos semanas desde el día en que Yoon Jeonghan reparó en su existencia, y no, no había estado contando los días como colegiala, eran hechos concretos.

Aun así, era usual verlo en el pub, el chico tenía una vida social envidiable, a decir verdad. Solía sentir su mirada fija en él, pero cuando intentaba buscar ese contacto visual, no lo encontraba. Se sentía estúpido, ¿cuándo el chico más popular de la universidad se iba a fijar en él? Mirando los hechos, Jeonghan tenía muchísimas opciones detrás de él, muchísimos pretendientes tanto fuera como dentro del entorno estudiantil. Jisoo sólo era un barman, un barman que aseguraba el otro no le recordaba. Un barman aburrido, con una paciencia infinita a la hora de escuchar a otros y un sentido de la caballerosidad casi extinto.

Era muchísimo mejor así. Dos mundos diferentes no podían chocar.

Limpiaba un par de vasos, Wonwoo se había tomado el día libre, aludiendo cuánto necesitaba una noche de día viernes para él, sin tener que soportar a la gente rodeándolo, drenando la energía que tenía en cada trago preparado. Era un día flojo, quizás la barra cerraría temprano y, al fin, podría irse a casa a una hora prudente, nada que Seungcheol y Jihoon, el chico de pelo rosa, no pudieran lidiar. Se agachó para buscar un par de botellas en su estante, aprovechando de ordenar un poco. Al levantar su mirada vio a un chico sentado en la barra, su cara apoyada en una mano, jugando con su cabello plateado.

A Jisoo casi se le cae el vaso de las manos.

 

-Hey,- susurró el chico frente a él, playera blanca, chaqueta negra entallando su cuerpo, sus hombros fuertes. El pelilargo sonrió, sin despegar la vista. Era una sonrisa preciosa, que podía iluminar hasta el peor infierno si se le permitiera. Jisoo se golpeó mentalmente porque eso sonaba tan cliché que le dolió. Él no conocía en nada al chico frente a él, ¿qué eran esos enamoramientos? -¿Qué tal?- Agregó el chico, estaba sobrio.

 

¿Cómo era entonces que le recordaba?

Hace dos semanas le había hablado casi llegando a un coma etílico, Jisoo esperaba que su cara no fuera reconocible para Jeonghan, es más, esperaba que no le recordara, dolía menos. El pelilargo parecía tan inalcanzable que Jisoo prefirió mil veces hacerse a un lado, pasando por al lado del chico en la universidad, notando que el otro no tenía una pizca de reconocimiento en sus pupilas.

Aun así, a veces sentía la mirada del mayor sobre él, como una sombra entre la gente, analizándolo, buscando el momento propicio para atacar. Wonwoo incluso le susurraba un “Hey, mira quién te está devorando”, sin lograr ver de quién hablaba.

Este era el momento, al parecer.

 

-H-Hola.- Se reprimió por tartamudear, por ponerse nervioso. Escondió sus manos para que el otro no las viera temblar. El chico rió de nuevo, mirándolo con una dulzura extraña, combinada con algo que Jisoo no pudo reconocer. -Bien, no me puedo quejar,- Iba a agregar el por qué de su comentario, pero se mordió la lengua. Sacó una botella de vodka. -¿Quieres algo de beber?

 

El chico asintió, tomando el brazo del barman antes de que este se dispusiera a preparar el brebaje. Se arrepintió por el atrevimiento, ocultandolo con una sonrisa. -Soy Yoon Jeonghan, a propósito, aunque ya debes saberlo.- No sabía si era orgullo o resignación en su voz. El barman le miró confuso, para luego sonreír. Se veía tan bello sonriendo, pensó Jeonghan.

 

-Hong Jisoo,- Respondió el barman de forma cortés, extrañando la calidad de la mano del otro al notar que ya no estaba tomando su brazo. El castaño se preguntó cómo era posible sentirse así sin siquiera conocer a una persona. Le tendió una copa con un radiante Cosmopolitan. Los ojos del otro brillaron como si viera un juguete. -¿Por qué debería?- No debió decirlo, es más, estaba esperando que el otro olvidará su comentario.

 

-¿No vamos en la misma universidad?- Inquirió el mayor, mordiéndose el labio al reprimir un “me diste el mejor regalo de cumpleaños en mi vida”, no quería abrumar al barman, es más, ni siquiera sabía por qué estaba haciendo eso. Jisoo se limpió las manos con un pedazo de tela, que había conocido años mejores, mientras le dedicaba una sonrisa tímida. Jeonghan se preguntó si iba a lograr salir vivo de aquel pub aquella noche. -O sea…

 

-¿Estás presumiendo tu distinguida posición?- Interrumpió el barman, riendo largamente, sintiéndose extrañamente ligero y libre al bromear con él. Jeonghan abrió los ojos en sorpresa, moviendo su mano al frente de su cara.

 

-¿Eh? ¡No, claro que no!- Se apresuró a decir el mayor, casi ahogándose con el cóctel que bebía. Jisoo le miró con preocupación. -Es sólo que es extraño.-

 

Estar rodeado de tanta gente y sentirse tan solo.

 

-¿No te gusta estar rodeado de gente? ¿Hay problemas en el paraíso?- No esperaba estar en esa situación, con el chico más lindo de la universidad frente a él, contándole parte de sus problemas. Era obvio que todos tenían un universo de cosas en su mente, pero Jeonghan parecía lidiar con su vida tan excelentemente bien que Jisoo dudó.

 

A decir verdad, si no fuera por su trabajo y por Chwe Hansol, Jisoo estaría completamente solo, en un lugar dónde se sentía un intruso. Corea seguía pareciendo un lugar extraño, abrumador, donde sólo su guitarra fue su fiel compañera hasta que su compañero volvió de Nueva York, hace unos meses atrás.

Jisoo sí conocía a Jeonghan, ¿quién no podría? su personalidad irradiaba alegría, un aura atrayente tanto para hombres como para mujeres, pero estar cerca de él le causaba un desenfoque en su zona de confort. Él, siempre solo, tocando su guitarra en los lugares más escondidos de la universidad, mientras que Jeonghan se codeaba con un millar de gente, como si fuese un mar arrastrándolo.

Sus mundos no podían chocar.

 

-Hm.- Murmuró el mayor, terminando su trago. Dejó la copa cerca de las manos de Jisoo, rozandolas con los dedos. -A veces sólo te envidio un poco.- Soltó de la nada, haciendo que Jisoo se sonrojara, ocultandolo perfectamente bien con la luz tenue. -Te he visto en la universidad, disfrutas muy bien de tu soledad, a veces me gustaría estar solo un momento.

 

-Ahora lo estás.- No quiso decir eso, o sonar grosero, pero Jeonghan soltó una risa un tanto timida, haciendo un ademán con los hombros. -Digo… ¿Viniste solo?

 

Antes de que Jeonghan pudiera formular una respuesta, unos brazos rodearon el cuerpo de Jisoo, atrayéndolo hacia él. Olía a canela, cigarro y a perfume, una mezcla que Jisoo supo reconocer muy bien. Alguien susurró en su oído un “Jisoo-hyung” con acento chino que hizo sonreír al castaño.

 

-¿Junhui-ah?- Jisoo vio como la cara de Jeonghan se contraía en una extraña mueca, riendo ante la panorámica. Quién no conociera a Wen Junhui pensaría que el chico estaba coqueteando con él, cómo debía estar pensando el mayor. -Te esperaba aquí hasta la otra semana.

 

-La verdad era que no podía permitirme que la gente aquí no disfrutara de mi presencia,- Jisoo río, soltándose del abrazo del chico y Jeonghan sintio tantos celos. ¿Quién era él, empezando? Estaban teniendo una grata conversación hasta que el otro apareció, quitándole la atención del castaño.

 

¿Por qué se sentía así?

El pelilargo suspiró, sintiéndose desplazado. Debía suponer que era algo a lo que debía acostumbrarse, por un momento había pensado que Jisoo era diferente, y sabía que lo era, pero ansiaba tanto ser parte de su mundo que dolía tanto. Se levantó del taburete en silencio, deslizándose como una sombra fuera del campo de visión del barman, que estaba animosamente hablando con el chico.

Jisoo sintió la ausencia del otro, buscándolo con la mirada. No lo encontró y Jisoo no sabía si sentirse aliviado o aquejumbrado, estaba teniendo un agradable momento, debía reconocerlo.

Lo que no vio Jeonghan fue a un rubio con el cabello rizado, golpeando a Junhui con una bandeja, vitoreando cosas en chino mientras Jisoo sonreía. Si había alguien que podía controlar a Wen Junhui, ese era Xu Minghao. Jisoo ocultó su boca con su mano, extrañaba a ese par de chinos en su trabajo. Junhui se sonrojó, murmurando cosas en el oído de su novio, asintiendo como un niño regañado.

Lo último que escuchó Jisoo, en un perfecto coreano, fue “Wonwoo-hyung va a matarte”.

 

----

 

-¿Te gusta Jeonghan?- Escuchó una semana después, en su habitación, de la boca de Hansol. Wonwoo, a su lado, reprimió una risa, mirándolo fijamente. Jisoo sintió sus orejas arder, maldiciendo por lo bajo. -Hey, se supone que no debes maldecir.-

 

-Lo dice alguien que ha insultado hasta la madre del papa en un rap,- Soltó Wonwoo, golpeando el brazo del menor, riendo fuertemente. Hansol rodó los ojos, pidiéndole paciencia al cielo.

Era un tranquilo día jueves en los que compartían un par de cervezas en la habitación de los estadounidenses. Wonwoo estaba recostado en la cama de Hansol, con un audífono puesto, con los ojos medio cerrados. Hansol alzó una ceja, esperando una respuesta.

 

-¿Por qué preguntas esas cosas?- Respondió nervioso el mayor, apretando el botellín que llevaba en la mano. Podría romperlo si quisiera.

 

-Amigo,- Exclamó Hansol en inglés. -Si no te conociera tan bien, no te haría estas preguntas.

 

-Encima Minghao me contó cómo Junhui arruinó tu perfecto momento, en serio, ¿cómo es que no lo he matado?- Agregó Wonwoo, apoyando su cuerpo en un hombro, se veía más joven con el cabello revuelto y los ojos pequeños. Jisoo suspiró, dejando la botella medio vacía en el piso de su habitación.

 

¿Le gustaba Yoon Jeonghan? Oh, Dios, sí.

“A veces me gustaría estar solo un momento”

Las palabras de Jeonghan resonaban cada día en su mente, como un torbellino destruyendo su capacidad de sinapsis. Muy en el fondo sabía lo solo que se sentía el chico, unas ganas de abrazarlo y apartarlo del mundo, de tocar música para el, alejados del gentío del que el mayor estaba tan acostumbrado, pero se sentía fuera de lugar a su lado, una persona tan brillante a su lado, se sentía como la luna, intentando captar la atención del sol. Día a día se repetía que Jeonghan era más un amor platónico, una persona inalcanzable, ¿que pasaría si a Jisoo no le gustaba su personalidad? ¿qué pasaría si Jeonghan se aburría de su soledad?

 

-Aparte piensa que Junhui es tu novio.- Escuchó decir a Hansol, escudriñando con esos ojos color avellana. Se sintió desprotegido, bajando la mirada. ¿Por qué se preocupaba tanto?

 

Los mundos no podían chocar.

---

La siguiente vez que Jisoo vio a Jeonghan, creyó verlo abrazado de un chico alto, quizás estaba llorando, era algo que Jisoo no alcanzó a notar. El chico, besó la frente de Jeonghan cariñosamente y Jisoo quiso que la tierra se abriera y se lo tragara.

---

 

Un mes después, Jisoo se encontró mirando a Jeonghan bailar en la pista de baile en el pub donde trabajaba cada fin de semana. Podía ver como el mayor se movía con una gracia única, como si hubiese nacido para moverse de esa manera. Tragó saliva, sabiendo cuánto necesitaba a Dios en esos momentos. Jeonghan abrió los ojos, fijando su mirada en Jisoo, guiñandole un ojo lascivamente.

“¿Estará ebrio?” Pensó Jisoo, desviando la mirada. Hacía un mes que Hansol le había preguntado si le gustaba el mayor, no respondiendole en ese instante, pero no podía mentirse. Yoon Jeonghan le encantaba.

Seungcheol se paró a su lado, dejando caer una bandeja, asustando al barman. El pelinegro intentó enfocar dónde Jisoo miraba tanto y sonrió, era todo tan obvio. Fijó su mirada en el castaño a su lado, poniendo un brazo alrededor de sus hombros, susurrandole un “¿Me harías un favor enorme?” al oído. Jisoo asintió. No debió haberlo hecho.

 

El estadounidense no recordaba que las cajas de vodka pesaban tanto, ¿por qué Seungcheol le había pedido tal favor? Todo el mundo sabía que el pelinegro podía, perfectamente, levantar un camión si quisiera. Dejó caer la penúltima caja con suavidad cerca de la barra, la música sonando fuerte en sus oídos. Le hizo una seña a Wonwoo para que le ayudara, pero el otro no le tomó atención. Se dio la vuelta cuando se encontró frente a frente con Yoon Jeonghan.

 

-Me debes un baile.- Dijo el mayor serio, echándose el pelo hacia atrás, mientras que con la otra tomaba a Jisoo por la cintura, acercándolo a él de una manera casi brusca que hizo que todas las células del cuerpo del americano vibraran. -¿O al tal Junhui le molesta?- Percibió veneno en su voz, una especie de reproche que más que enojarlo, le entretuvo. Bajó su mirada a los labios del mayor, el pecado capital.

 

-No creo que le enoje más que al chico que te acompañaba.- Jisoo se sorprendió de su respuesta, fijando sus orbes castañas en las del mayor, chispas saliendo de ambas. Sentía la mano del mayor quemando bajo su uniforme y se sintió en el infierno, el calor emanando de ambos cuerpos. Jeonghan se mordió el labio, enviando miles de corrientes eléctricas al cuerpo de Jisoo.

 

-¿Mingyu? Está más ocupado coqueteando con tu mejor amigo,- Sintió el aliento de Jeonghan chocar contra su cara, una mezcla entre alcohol y menta que le mareó, sus piernas flaqueando, le faltaba el aire. Si no fuera por el fuerte agarre que tenía Jeonghan sobre el, ya habría caído al piso. Fijó sus pupilas en las de Jisoo. -Baila conmigo, Hong Jisoo.- Su nombre en la boca de Jeonghan le producía cosas, un millar de fuegos artificiales en su interior.

 

-S-se supone q-que estoy t-trabajando,- Odiaba tartamudear, odiaba sentirse así de débil, pero ¿qué más podía hacer? el otro no se la estaba poniendo fácil entre un costado de la barra y su cuerpo. Deseó con todas las fuerzas tomar esos hombros que le quitaban el sueño, pero sus manos se encontraban muertas a un lado de su cuerpo.

Jeonghan deslizó sus manos por la cintura del menor, desabrochando el delantal negro que vestía, pasándolo por encima de su cabeza, tirándolo lejos. El castaño le miró con confusión, sintiéndose desnudo, sintiéndose mareado y perdido en los ojos del mayor.

¿Qué debía hacer?

Escuchó la voz de Wonwoo en su mente, casi gritandole un “¡Rompe las reglas de una maldita vez, Jisoo!”

 

Se vio asintiendo dos segundos después.

 

---

 

La pista de baile estaba increíblemente atochada de gente, su cuerpo rozando unos otros, la luz láser cegando a ratos, el humo del hielo secando su garganta. Tenía a Jeonghan bailando tan cerca de él, tan cerca que dolía. La verdad es que no sabía en qué momento Jeonghan había apoyado su espalda contra su pecho, sus brazos atrayéndolo, acariciando sus mejillas sonrosadas. Jisoo se sentía al borde del infierno, su cuerpo moviéndose al compás del otro, sus manos firmes en la cintura de Jeonghan y se sentía tan jodidamente bien. Apoyó su cabeza contra el cabello de Jeonghan, aspirando el olor a lavanda que expelía, sus caderas chocando levemente con las otras y el aire faltaba, faltaba cada segundo que pasaba.

Jeonghan se giró en redondo, poniendo una pierna en medio de las de Jisoo y éste creyó ver un universo bajo sus ojos, el pantalón apretando más de lo que debería, Jeonghan mirando fijamente los labios del menor, con hambre, con una lujuria desmedida. El mayor se acercó a sus labios sin tocarlos, rozandolos con el aliento, volviendo loco al americano. ¿Qué pretendía con eso?

Las manos de Jeonghan recorrieron el torso ajeno, deteniéndose en el cuello de la camisa, apretandolo con fuerza, lo necesitaba, necesitaba tanto la cercanía. Miró a Jisoo a los ojos, ojos grandes y dilatados, los labios secos, los músculos tensados bajo el tacto. El menor apretó su cintura, acercandolo más, friccionando su cuerpo con el del mayor y fue tan maravilloso escuchar como Jeonghan suspiraba contra su boca antes de tomar la decisión de besarlo con furia, un choque de dientes, nariz y alientos que dejó al menor en shock. Atinó a subir sus manos, viajando por la cintura del otro, el torso, los poderosos hombros que tanto anhelaba hasta llegar a su cabello y tirarlo con fuerza, acercandolo más a el, haciendo el beso más necesitado, más ardiente. Jeonghan gimió en el beso, abriendo la boca, dejando que sus lenguas exploraban la cavidad ajena como si lo hubiese hecho toda la vida.

Tiró más del cabello del otro, separándose de él, mordiéndole el labio inferior al mayor en el camino, bajando hasta su cuello, oh Dios santo necesitaba detenerse.

Jeonghan le tomó la cara con sus manos, obligando a que el otro lo mirase. Se lamió los labios sin despegar su mirada de Jisoo y este se derrumbó.

 

-No vuelvas a hacer eso,- Le susurró contra sus labios, sus pupilas fijas en las dilatadas pupilas del mayor, pudiendo ver un deje de ternura entre tanta lujuria contenida. Jeonghan rió, alzando una ceja, haciéndose el desentendido. -Me pasan cosas cuando lo haces.

 

“Y a mi me pasan cosas contigo, Hong Jisoo” le escuchó susurrar, su nombre pronunciado con una lentitud tortuosa. Jisoo volvió a besarlo sin reparos, sin preámbulos ni temores, tomándolo de la base de la nuca para no soltarlo más, para respirar en la boca del mayor. Se sentía tan vivo.

 

---

¿Que pasaba después?

Jisoo creyó en la idea de un sueño, un sueño demasiado real, demasiado cercano, demasiado hermoso y a la vez demasiado doloroso.

 

---

 

La universidad estaba más silenciosa desde el momento en que decidió abandonar su guitarra en casa. Había roto cuatro cuerdas, cuatro cuerdas que le recordaban la frustración y el enojo que mantenía guardado desde hacía dos semanas.

Dos semanas sin saber si lo que vivió fue un sueño o no.

No ayudaba en nada ver a Jeonghan rondar por la universidad, tan feliz como siempre, tan rodeado de gente, tan inalcanzable. Evitaba cruzar miradas con él, evitaba respirar el mismo aire que él, evitaba caminar por el mismo sendero que él sin saber la razón. O más bien la sabía, el problema era hacerlo real y tangible.

 

-Hong Jisoo,- el aludido se sobresaltó, mirando hacia arriba. Se encontraba sentado en su espacio favorito, un balcón rodeado de plantas de estación. Hansol le dedicó una mirada de reproche, de preocupación y de algo que Jisoo no supo reconocer en el momento. -¿Hasta cuándo?

 

-¿Hasta cuándo qué?- Respondió seco, mirando hacia un lado. Odiaba con el alma que Hansol le mirara así, analizándolo con esos ojos avellana, que hiciera esa típica mueca que demostraba lo enojado que estaba. Se conocían hace tantos años que podía adivinar cuándo el menor estaba o no de buen humor. Hoy no estaba de humor y Jisoo deseó que se lo tragara la tierra en el acto.

 

-¿Dónde está? ¿Dónde está el muy maldito?- Susurró el menor, los puños apretados, los nudillos blancos, la sangre recorriendo rápido, como una tormenta eléctrica. Jisoo hizo un ademán con los hombros, desesperando a su compañero de habitación. Esto no podía seguir así.

 

Jisoo, como adivinando las acciones que pasaban raudas por la mente del otro, le tomó del brazo, atrayéndolo al piso. Hansol suspiró con rabia, sentándose a su lado, en silencio. El mayor le tomó la mano, calmandolo, era complicado lidiar con un genio tan volátil.

 

-Vernon,- Susurró Jisoo, el menor tensando los hombros. Que le llamara por su nombre estadounidense significaba seriedad. Hansol le apretó la mano en respuesta, no queriendo subir la mirada.

 

Estalló a los dos segundos.

No me gusta verte sufrir, Joshua.

 

---

 

Habían pasado tres semanas. Lo sabía porque, en esta ocasión, sí contó los días.

Mismo lugar, misma gente, misma música, misma rutina, una y otra vez.

Había decidido dejar de pensar en el asunto, dejándolo en un lugar recóndito de su mente, a veces rememorando, como si hubiese sido el sueño más hermoso que haya tenido en años.

A pesar de que todo el mundo le dijera lo contrario, para Jisoo había sido un sueño, y así debía quedarse, por su salud mental, su cordura y su bienestar.

El pub estaba repleto, teniendo que compartir la barra con un callado Junhui y un escandaloso Wonwoo, con la dotación de meseros casi completa, con las botellas que rodaban bajo sus pies cada vez que se acababa el licor, corriendo, esquivando los charcos que formaba el hielo derretido, moviendo sus brazos, preparando una y otra vez una decena de tragos distintos.

 

-Oh por Dios, Junhui-hyung, si vuelves a convencerme de seguirte en tus trabajos de medio tiempo, te juro que volveré a China.- Era extraño ver a Minghao enojado, o siquiera verlo con una mueca en su cara, pero su cara mostraba un cansancio único. Había contado unas 10 veces en las que el rubio corría por el lugar, bandejas repletas de licor, cubetas de hielo y bebidas energéticas. Jisoo rió, extrañaba tanto reír por idioteces como esas, sentirse tan acompañado por sus compañeros. Junhui alzó los hombros, entregandole otro pedido. Minghao suspiró cansado.

 

-No te quejes, sólo con tus propinas podremos pagar el alquiler de todo un año.- Bromeó Junhui, dejando caer en una copa un brebaje de color turquesa pálido. Minghao le susurró algo en chino, quizás un insulto, a juzgar por la cara de espanto del más alto. Tomó su bandeja antes de correr raudo.

 

-¿Ocurre algo hoy que este lugar está a reventar? ¿Me perdí otra reserva, Wonwoo?- Alzó la voz, gritandole al menor quien estaba muy ocupado batiendo una coctelera. El pelinegro arqueo una ceja, intentando recordar algún detalle no dicho anteriormente.

 

Casi se le cayó el recipiente de las manos. -Dios, lo he olvidado. El VIP está reservado y han pedido un barman para la barra, Seungcheol estaba encargado de la distribución en el vip pero, ya sabes, se enfermó,- Entregó el pedido antes de que siguiera desperdiciando alcohol con su ineptitud. Jisoo arqueo ambas cejas en asombro. ¿Desde cuándo se podía hacer eso? Se sintió demasiado nuevo en el rubro, a pesar de que llevaba tiempo trabajando allí. -¿Qué? El VIP tiene barra propia, pero jamás lo usamos porque tenemos suficientes meseros, hasta hoy.

 

-Que vaya Junhui, en ese caso.- No le agradaba la idea de estar aislado, sólo en una barra llena de gente, le agradaba trabajar acompañado, más si eso implicaba ver como los meseros caían exhaustos a su lado, quejándose de la gente, maldiciendo en voz alta, en como Wonwoo quejaba con ellos, mirando con incipiente odio.

 

-Ni hablar, eres el mejor aquí, la gente que reservó el VIP pidió expresamente el mejor barman y bueno, lo eres.- Algo en la mirada de Wonwoo le hacía desconfiar, primeramente porque el menor jamás reconocía tal cosa, segundo porque tenía un diabólico brillo en sus orbes negras y tercero porque era Jeon Wonwoo, la persona menos confiable en su círculo social.

 

-Per---

 

Jihoon apareció como un torbellino, interrumpiendo su grata excusa, literalmente arrastrando al mayor al sector vip, vociferando cosas que Jisoo no entendía por la música.

El sector vip se encontraba en el segundo piso, un par de sillones y sitiales aquí y allá, una barra muy completa de la que Jisoo desconocía totalmente y una pequeña pista de baile en el centro. Jihoon le dejó en la puerta, para luego desaparecer en silencio.

Jisoo se percató que no había nadie en el VIP al entrar, las luces eran tenues y la música sonaba estridente. Reconocía la canción, más no la letra.

Caminó lento hacia la barra, sentía el aire pesado, caliente, la garganta seca y al girarse vio a alguien sentado en uno de los sofá, piernas cruzadas, cabello hacía atrás, bañado por las luces de neón.

Yoon Jeonghan.

El mayor se percató de la mirada sobre él, fijando sus orbes en el castaño, analizandolo de pies a cabeza como si estuviera estudiando a su próxima presa. Llevaba una playera blanca simple, con una chaqueta de cuero encima, unos jeans que se entallaban tan bien a sus largas piernas, el cabello suelto hacia los lados. Jisoo tragó saliva, lenta y dolorosa por su garganta, así no se podía vivir.

¿Qué pasaba ahora?

Le temblaban las manos, bajando la mirada, sintiendo como el mayor analizaba cada movimiento, cada respiración. Decidió moverse, estaba allí por un motivo. Rodeó la barra, buscando la entrada cuando sintió la mano del mayor aprisionando su muñeca, girando al menor en redondo para que le mirara a la cara. Jisoo se preguntó en qué momento el otro se había levantado del sillón, pero analizando los hechos, el sector vip era relativamente pequeño a comparación del sector normal.

Jeonghan tenía las pupilas dilatadas, los labios rojos, unos mechones de cabello cayéndole por las mejillas, el menor deseó con todas sus fuerzas acomodar detrás de la oreja tales distracciones. El pelilargo le miraba con una extraña fascinación, la cercanía estaba logrando estragos en el cuerpo del castaño, el pantalón apretandole en zonas que no debería y su mente recriminando absolutamente todo.

Fue un sueño.

Jisoo negó con la cabeza, intentando soltar el agarre en su muñeca, el ardiente agarre que tenía el otro sobre el. Quería pensar coherentemente, quería pensar en que eso también era un jodido sueño, quería dejar de pensar en Jeonghan.

Jeonghan le soltó la muñeca sólo para tomarle la cara y besarlo, aprisionando al menor entre la barra y su cuerpo, sus torsos tocandose, sus caderas frotandose, sus labios moviéndose a un ritmo casi salvaje. A la mierda la coherencia.

La mente del menor era un torbellino de sensaciones que él quería reprimir con una furia desmedida, tomándole el cabello al mayor, tirandole con fuerza para acercarlo más, sus dientes chocando mientras en sus bocas ocurría la batalla campal. A la mierda. Jeonghan gimió en el beso al sentir el agarre tan violento en su pelo, tomando la cintura del castaño, sus dedos intentando marcar la nívea piel cubierta por la ropa.

Jisoo rompió el beso, mirando los labios rojos del mayor frente a él, las respiraciones entrecortadas. Tenía tantas preguntas, tantas dudas que quiso huir, dejarlo solo. ¿Qué estaba pasando?

 

-Tengo miedo,- susurró Jeonghan contra su boca, y Jisoo creyó sentir que su corazón se detenía. Le miró a los ojos intentando procesar lo que había escuchado, no entendiendo nada. -¿Me odias, Jisoo?- El aludido abrió los ojos de manera desmesurada, ¿a qué iba todo esto?

 

-¿Qué intentas decir?

 

-Hansol-ah me ha contado todo,- La música ya no sonaba tan estridente, las luces ya no le molestaban y pudo ver cómo las pupilas del mayor se llenaban con algo muy parecido al terror, deseando con todas sus fuerzas abrazarlo porque ahora todo era tan real. Hansol no había logrado mantener su encantadora boca cerrada. En parte le agradecía, en parte quería partirle la cara.  -E-Es la primera vez que me siento así.-

 

Inhala, exhala, repite.

El menor suspiró, llevando sus manos a la cintura del otro, rodeándola con ambos brazos, escondiendo su cara en el hombro ajeno, el olor a lavanda inundando sus sentidos. No podía mantener la mirada con Jeonghan, no podía aunque se moría por hacerlo, porque sentía sus piernas flaquear, las lágrimas agolparse en sus lagrimales, habían pasado tres malditas semanas. Jisoo quería entenderlo, porque también se sentía así, desenfocado, saboreando las primeras veces con un deje amargo.

 

-No fue un sueño, Jisoo,- Susurró Jeonghan en su oído, enviando miles de corrientes eléctricas por su cuerpo, apretó más el agarre, el otro tomó aire. -Debes pensar que soy un imbécil y sí, lo soy, porque pasé tres semanas quebrandome parte del cráneo intentando hilar una frase tan simple como es “lo siento”.- Jeonghan le tomó la cara, obligando al otro a que lo mirase. -Y lo siento, lo siento demasiado en herirte, es sólo que,- Se mordió el labio, y el castaño deseó con todas sus fuerzas no haber visto eso en primer plano. -Me haces sentir cosas que jamás había sentido y me da miedo.-

 

>>Puede sonar extraño pero contigo me siento bien, me siento feliz, libre, siento que podría abrazarte en silencio y estará bien, que no importa estar rodeado de gente si te tengo a mi lado y me duele, me duele pensar que tu eres de un mundo tan distinto al mío, que me hace sentir extraño, como si mi presencia te encandilara y te alejaras por inercia y no quiero eso. Quiero que compartas tu silencio conmigo, tu risa conmigo, tus penas, tus alegrías, tu música, oh Dios, ¿sabes cuántos años llevo mirandote sentado en ese balcón?,- Jeonghan soltó tanta información que la mente le falló, llevando las lágrimas reprimidas por sus mejillas.

 

-¿A-Años? ¿No he sido invisible para ti?- No podía creer lo que escuchaba, no podía y a la vez si y su corazón saltaba en su pecho a un ritmo demasiado anormal que temió que, en algún momento, se detuviera. El mayor sonrió, una sonrisa limpia, dulce, agradable, que le derritió la poca cordura que le iba quedando al menor.

 

-Tu jamás serás invisible para mi, Hong Jisoo,-

 

Lo último que Jisoo recordaba, era tomar la cara de Jeonghan entre sus manos y besarlo larga y pausadamente, con la calma debida, cada célula vibrando en su cuerpo.

 

---

 

Jeonghan acorraló al otro contra la pared, sus cuerpos frotandose, el menor gimiendo quedo mientras el pelilargo le sostenía la frente con una mano, su boca ocupada con el níveo cuello del americano y su mano libre viajando por el vientre del otro, colándose en su pantalón, rozando la zona que hizo ver a Jisoo el universo entero. Jisoo sentía la dureza del otro contra su trasero, frotandose descaradamente contra su cuerpo, la mano de Jeonghan acariciando su miembro y no recordaba cuándo había sido la vez que se había sentido tan bien.

Arqueó la espalda, apoyándose más en el mayor, lo necesitaba, lo necesitaba más cerca, más rápido. Alzó el cuello para dejar que el otro le marcara como quisiera, los dientes del mayor quemando la nívea piel de su cuello, la mano moviéndose más y más rápido.

“J-Jeonghan-hyung.”

“No sabes lo que me produce escucharte decir eso.”

 

---

 

Estaba sentado en el balcón de siempre, su guitarra entre sus piernas, los apuntes desperdigados por el piso. Su aliento salía en forma de humillo de su boca, el día estaba frío, sus dedos intentando coger calor tocando las cuerdas de la guitarra.

La música inundó el pasillo, y extrañaba tanto sentirse así, tan lleno de vida, tan feliz de poder volver tocar su instrumento favorito sin frustrarse en el camino. Las notas salían claras, limpias, hermosas. En silencio anotaba un par de notas en su cuadernillo, en silencio volvía a tocar, en silencio volvía a ser el mismo.

Alguien se sentó a su lado, apoyando la cabeza en su hombro, el olor a lavanda le hizo sonreír. Dejó la guitarra a un lado, entrelazando los dedos con los del mayor. Este le sonrió, esa sonrisa angelical, limpia y dulce que sólo le dedicaba a Jisoo.

Ahora alguien acompañaba su silencio, y no podía estar más satisfecho con eso.

 

“Gracias”

“¿Por qué?”

“Por permitir que nuestros mundos chocaran”



--

Don’t think about anything

My heart won’t change

Come a little closer

Don’t hesitate, show me your all


Good Tonight.

Notas finales:

¿Qué tal?

Sé que parece un tanto largo, pero no supe como dividirlo como para subirlo como two-shot so, lo dejé así.

Como para aclarar un poco el panorama post lectura:

Jisoo/JeongHan/SeungCheol van en cuarto año de carrera.

WonWoo/Mingyu/Jun/MingHao van en tercer año de carrera

Hansol va en segundo, y como se menciona en el fanfic, pasó un semestre en EE.UU.

No sé que decir, la verdad(? Espero que les haya gustado, con eso me doy por pagada. Cualquier comentario, queja, ehm, critica constructiva y destructiva(? todo es bien recibido (:

See ya next time!


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