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Tu llegada por Shano OwO

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Notas del fanfic:

Los personajes de Diamond no ace no me pertenecen, todos son propiedad de su respectivo creador.


Notas del capitulo:

Okey, Izaka-san espero que este a la altura de tus expectaivas y te guste tanto como yo al escribirlo :) 


Un joven de lentes se encontraba cocinando frituras a las 4 de la mañana ¿El motivo? Un capricho de su abultado vientre de 6 meses y medio.

 

Lo acarició un poquito, sintiendo una de esas pataditas que a veces no lo dejaban dormir. Sacó las frituras de la sartén y las dejó en un plato con una servilleta para que el aceite absorba. Luego fue a buscar mayonesa, kétchup, mostaza y crema. Delicioso, según él.

 

Después del primer bocado, sus tan esperadas papas fritas fueron llevadas a la basura.

 

— Nada de frituras — Declaró el chico de cabellos negros y pequeños ojos azules, repitiendo lo que el doctor había ordenado.

 

— Unas pocas no harán nada — Se defendió el de lentes, aun estaba antojado.

 

El otro no le contestó, solo se acercó y lo abrazo por detrás. Acariciando con mucho cuidado donde descansaba su hijo o hija.

 

— ¿Qué crees que será? — Preguntó despacio el castaño cambiando el tema, sintiendo las suaves caricias.

 

— Niña — Respondió.

 

— Yo creo que es niño — Habló seguro —Según dicen cuando es varón la barriga se forma en punta— Explicó mientras sus manos contorneaban su vientre.  

 

—Es niña— Repitió.

 

— ¿Quieres apostar? — Interrogó con una sonrisa de suspicacia.

 

—No— Respondió secamente, dejando pequeños besitos en el cuello del mayor. Quien ladeó un poco su cabeza, planeando se venganza.

 

De un momento a otro, el pitcher giró al de lentes y comenzó a jugar con su boca. El otro gustoso le permitió el acceso, y con ello, sus lenguas comenzado a estrujarse y luchar entre ellas en una batalla interminable.

 

El pelinegro se vio en la necesidad de tocar la piel del otro, quitándole la playera y quedando frente a frente con los pezones del mayor. Los suspiros y semi gemidos no tardaron en dar su presencia, con cada succión se volvían más fuertes.

 

Luego de prestarle su debida atención a cada protuberancia, fue bajando lentamente con inocentes besos, dejando una más largo que los otros en la cima del estomago.

 

El de lentes, vio su oportunidad. Satoru tenía un gran bulto semi erecto entre sus pantalones.

 

—Hey, ¿Te acuerdas lo que dijo el doctor?— Preguntó ahogando un gemido por la mano intrusa entre sus boxers.

 

No consiguió respuesta, pero si la atención del pelinegro que tenía un poco de confusión en el rostro.

 

— Nada de relaciones sexuales hasta 3 meses nacido el bebé — Repitió en tono burlón, ganándose una expresión de decepción —Ven aquí — Le extendió sus brazos.

 

El de ojos azules no se hizo rogar, hundiéndose ambos en un cariñoso abrazo. El ambiente era cómodo, silencioso y hogareño hasta que el teléfono lo interrumpió.

 

A regañadientes se separaron, tomando el menor la llamada, miró el reloj eran las 5 de la mañana, ¿A quién se le ocurría?

 

— ¿Si?— Respondió

 

— !!Vengan al hospital Eijun está a punto de parir!! — Dijeron y cortaron, tardó unos pocos segundos en reaccionar, antes de apresurarse tomando los abrigos de ambos.

 

— ¿Quién era? —Interrogo el de lentes aún en su lugar — ¿Vas a salir? —Pregunto viendo que el otro tomaba su abrigo y paraguas.

 

— Iremos los dos — Sentenció extendiendo la mano derecha frente al castaño —Sawamura está en el hospital — Inmediatamente el catcher entendió la situación y se apresuró a salir lo más rápido que su bebé le permitía.

 

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Con cada paso que se acercaba a la sala de partos, podía escuchar todas y cada una de las maldiciones que el de ojos dorados lanzaba, tampoco era una tarea fácil, al pitcher moreno le tocaba experimentar un parto natural triplicado.

 

Miyuki al escuchar todo ese alboroto no pudo evitar asustarse un poco, sabía que Sawamura exageraba pero no podía adivinar que tanto lo hacía. Furuya al ver un poco de esto en el rostro del mayor, tomó su mano y le dio un suave apretón tratando de tranquilizarlo.

 

Fue entonces cuando visualizó a Kuramochi sentado junto a un Narumiya que prácticamente se estaba muriendo de los nervios.

 

—¿No se supone que tendrías que estar ayudándolo?— Preguntó Kazuya en tono burlón, ya se imaginaba lo que había pasado.

 

— Este idiota se desmayó — Culminó el peliverde  con cierto enfado en su voz. No se le daban bien las mañanas.

 

— ¡Ya cállense!— Exclamó el rubio más que irritado.

 

—Oye a mi no m— La queja del short-stop se vio interrumpida por la aparición de Takigawa Yuu en el pasillo, saliendo de recibir a los pequeños en la habitación.

 

El ambiente se acalló unos segundos, la tensión de que algo hubiera fallado era demasiada. Chris estaba haciendo una pausa dramática muy grande.

 

El pitcher orgulloso pensó lo peor, ¿Uno de sus bebés había muerto? ¿Eijun no aguantó? ¿Qué haría él solo con tres bebés? Estaba comiéndose las uñas literalmente.

 

— ¡Ya dilo!— Gritó desesperado, ganándose una risita de todos los presentes.

 

— Todo salió perfecto — Finalizó con una sonrisa, quitándole una mochila en la espalda al rubio.

 

—Gracias— Susurró  tomando la mano del médico —Muchas gracias— Dijo emocionado, el orgullo no era nada en estos momentos ¡Ya era padre! Aun no podía creerlo — ¿Puedo verlos?— Preguntó sin perder el brillo en esos ojos claros.

 

—Claro pero no hagas mucho ruido, Sawamura quedó exhausto — El pitcher rubio solo asintió y se perdió dentro de las puertas para ver a su familia.

 

Furuya no pudo evitar sentirse ansioso, quería experimentar la dicha de tener una familia, la emoción que el otro pitcher sentía en estos momentos, la sensación de cargar y poder jugar con su bebé, solo pensarlo era maravillosa. Faltaban solo 2 meses y medio para ello.

 

Dos horas después del nacimiento de los trillizos, se les permitió entrar y poder ver a la nueva familia. Dos niñas y un varón eran los recién nacidos, las pequeñas tenían un inicio de cabello castaño oscuro, en cambio, el niño lo tenía rubio claro. Los ojos de los tres, aún eran un misterio.

 

La audiencia quedó encantada al ver tan hermosa escena. Un Eijun recién despierto cargaba a sus bebés, besándole la frente a cada uno y nombrándolos según su orden de salida, junto a su esposo. Obviamente todos comenzaron a grabar y sacar fotos que luego se pasarían entre ellos.

 

Cuando ya era el mediodía casi todos se habían marchado, en la habitación solo quedaron Kazuya y Satoru que estaban a punto de marcharse también. Antes de eso, el de lentes quería hablar con la reciente "madre" unos momentos.

 

—Sawamura— Llamó su atención.

 

— ¡Miyuki Kazuya! cuanto tiempo — Respondió con una sonrisa gigante que no se le podía quitar desde hace unas horas — ¿Cómo ha estado *Kaoru? — Interrogó refiriéndose al bebé del mayor — ¿Ya saben qué es? — siguió cuestionando rápidamente.

 

— Habla despacio — Regaño gentilmente — Ha estado bien, ya sabes, antojos, patadas, náuseas, esas cosas — Contestó — Y queremos que sea sorpresa — Habló repitiendo algo con lo que no estaba muy de acuerdo.

 

— Tu si quieres saberlo ¿Verdad? — Cuestionó analizando el rostro del mayor, los años le habían enseñado a ser menos despistado.

 

—Si — Finalizó dudoso, no sabía porqué pero la sinceridad le atacaba.

 

— ¡Entonces díselo!— Exigió recuperando su voz habitual, despertando a uno de sus hijos —No, no, no llores— Cargó a la más pequeña y comenzó a mecerla levemente.

 

— ¿Tú crees que deba? Él puso una cara de felicidad extrema cuando acepte —

 

— ¿Furuya demostrando felicidad? Debo ver eso — Bromeó —Créeme que su felicidad será más cuando sepa lo que es — Aconsejó sin borrar su sonrisa del rostro.

 

—Está bien, y algo más — Kazuya estaba conmocionado ¿Desde cuándo Sawamura era su consejero? Lo más importante, ¿Desde cuándo el pitcher es tan comprensivo? Definitivamente los niños cambian al mundo pensó. — ¿Duele mucho? — Interrogó ganándose un rostro de confusión del pitcher — Ya sabes, parir — Podía jurar que estaba levemente sonrojado.

 

La recién madre estaba haciendo su mejor esfuerzo para contener una gran carcajada que no despertaría solo a sus bebés si no a todo el hospital — ¡Oye no te rías! — Protestó el catcher poniéndose más rojo de lo que  estaba.

 

—Lo siento, lo siento — Dijo sacándole una foto con el móvil al rostro del mayor, aunque no ayudo mucho ya que le agarró un ataque de risa que no podía liberar.

 

—Idiota— Le insultó el mayor.

 

— ¡Oye! Así no te diré nada— Protestó.

 

— Entonces me voy — Decidió el catcher simulando caminar a la puerta.

 

— ¡No! Espera — Se exaltó y soltó un suspiro — Se siente como si... — Estaba buscando las palabras correctas — Como si te apuñalan la espalda y te quiebran los huesos — Sonrió satisfecho al expresarse correctamente.

 

— ¿Estas exagerando verdad?— Cuestionó Kazuya sintiendo un pequeño escalofrío en la espalda.

 

El moreno negó con la cabeza — El dolor es insoportable — Finalizó —Pero vale la pena — Murmuró acariciando una de las mejillas de su hija.

 

—Ya veo —Murmuro no muy convencido.

 

— El doctor me dijo que cada organismo se toma las contracciones de diferentes maneras. Hay algunas personas que dicen que pudieron soportarlas — Explicó tratando de tranquilizar al mayor — De todas maneras, no lo sabremos hasta que llegue el momento — Ensanchó un poco su sonrisa.

 

—Deja de sonreír, pareces un psicópata — Se burló el de lentes

 

— ¡Oye!— Protestó

 

El celular del catcher vibró anunciando la llegada de un mensaje.

 

«¿Estás listo? Ya es hora de almorzar —Satoru»

 

«Si, espérame en la entrada» tecleó rápidamente.

 

—Es hora de irme— Anunció el mayor — Más tarde vendré a visitar a mis ¿Sobrinos? —

 

—Ahijados— Corrigió el pitcher

 

— ¿En serio? — No podía creerlo —Gracias—

 

—Miyuki ve y dile lo que quieres — Alentó el moreno — y avísale a Furuya — Concluyó sonriendo de nuevo. El castaño claro solo asintió y salió de la habitación.

 

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Ya en su casa el de lentes, comenzó su rutina de todos los días, cocinar mientras lavaba los trastes, comer con su esposo y luego ir a descansar, ya que el doctor le había exigido, por lo menos, tres horas de reposo diario.

 

Normalmente solo se sentaba a mirar alguna serie en la televisión o charlar con su bebé de lo que le esperaba una vez fuera. Hoy se sentía cansado, solo quería dormir de una vez, pero tenía una cosa que se lo impedía. Hablar con su pareja.

 

Romper un acuerdo no es fácil, ya que ambos se tomaban seriamente la palabra del otro. Con cierta timidez, gentileza de las hormonas, Miyuki se acercó a donde se encontraba el pelinegro.

 

El pitcher estaba alimentando a su pequeño perro en el jardín, mientras lo esperaba, Kazuya se sentó en una de las sillas a conjunto con la mesa de exterior marrón. Él no sabía cómo empezar ¿ser directo servirá? ¿Se enojará? Qué tal si.. Después de esto quiere divorciarse...

 

— Creo que — hizo una breve pausa — Tenemos que hablar — Soltó el mayor.

 

El de ojos azules quedó parado en su lugar. Esa frase no era muy alentadora, de todas maneras, se sentó frente  mayor y esperó a que diga lo que sucedía. Su mente no estaba tranquila como su rostro demostraba, había oído a mucha gente decir que el "tenemos que hablar" era lo peor que podía pasar en una pareja.

 

— ¿Sabes? Estuve pensando — Ese no era un buen inicio — Quiero saber el sexo del bebé — Dijo decidido el catcher — Lo siento, sé que habíamos acordado no saberlo, pero no creo poder aguantar — No una, sino varias lágrimas se escapaban de sus ojos.

 

El pitcher suspiró con alivio, con ambos pulgares atrapó suavemente el recorrido de aquellos pequeños hilos de agua, acariciando las mejillas ajenas.

 

— ¿Estas enojado? — Preguntó en un susurro, el menor se sentía afortunado de ser el único en poder ver aquella actitud tan tierna.

 

Negó levemente ¿Cómo estarlo? Si ya el mayor estaba a punto de regalarle un hijo, abandonando su trabajo por más de seis meses. Ni siquiera podía pensarlo.

 

— Vamos mañana — Ofreció el de ojos azules. Recibió un asentimiento y una sonrisa también inusual en el de lentes. Sin poder evitarlo, la *sonrisa se le fue contagiada.

 

Luego de una agradable merienda, aunque era temprano, ambos decidieron irse a dormir. Estaban lo más juntos posible que Kaoru los dejaba, frente a frente. Antes de sumergirse totalmente en el mundo de los sueños, el mayor sintió un mínimo golpecito en su estomago, junto con otro, y otro.

 

Durante las mañanas y las noches su bebé acostumbraba a ser muy inquieto, además, de que se se hacía notar por la fuerza. Solo bastaban unas dos horas de respuestas a sus pataditas y se volvería a dormir, o por lo menos, tranquilizar.

 

Aunque el de lentes se quejase, adoraba sentir a su niño. Era una prueba de que se encontraba sano, y ansioso de conocer a sus padres junto con el mundo. Miyuki sabía que ese pensamiento era infantil y tonto, pero por alguna razón le era imposible no verlo así.

 

Cuando las pataditas se detuvieron, por fin el castaño se permitió el lujo de descansar. Esperando unos minutos por si volvían a comenzar y luego si hundiendo ciegamente en las aguas de los sueños.

 

Horas después, cuando ya era pasado el mediodía, leves sacudidas fueron lo que despertaron a Kazuya de su pesado trance. Como siempre, antes de abrir los ojos se negaba a despertar ocultándose debajo de las sabanas o refregándose la almohada por el rostro. Pero luego de varios intentos, logró desperezarse un poco.

 

— Buenos días — Saludo Satoru depositando un beso en la frente ajena.

 

— Buen día  — Devuelve con voz ronca, rascándose los ojos suavemente.

 

— ¿Qué quieres desayunar? — Preguntó el de ojos azules, ayudando al de lentes a levantarse de la cama.

 

— Galletas con crema— Respondió, había notado que tenía un fetiche reciente con esa sustancia — Iré a preparar el baño — Comentó caminando hacia la tina ayudándose con una mano en su espalda.

 

El pitcher no iba a dejar que haga algo tan riesgoso solo, así que se le adelantó y abrió el grifo nivelando las temperaturas. Segundos después cuando el mayor entró al baño, el de ojos azules ayudó gentilmente a desvestirlo.

 

— Puedo hacer algo más que dormir y comer — Aseguró el de lentes con un poco de enojo en su voz, apreciaba tan hermosos gestos pero parecía que lo trataba como invalido.

 

— Lo sé — Contestó besando brevemente la mejilla ajena. Para luego irse a preparar el desayuno o más bien el almuerzo para ambos.

 

Luego de 20 minutos el catcher estaba bañado y perfumado, vestido con una holgada camisa junto con el pantalón del pijama.

 

— ¿Por qué tan arreglado? — Burló un poco la vestimenta un poco formal del menor.

 

— Iremos al médico hoy — Le recordó, posicionado un tazón de arroz y las galletas con crema frente a Miyuki.

 

— ¿A qué hora? — Interrogó agarrando los palillos de madera— Gracias por la comida — Agradeció probando el primer bocado.

 

— A las 15:00 — Respondió tranquilo.

 

— Oh, ¿Estas tan ansiado que te arreglaste 4 horas antes? — Habló de nuevo con tono burlón.

 

— Falta media hora... — Advirtió el de ojos azules.

 

— ¿Qué? — Soltó al aire, viendo por primera vez el reloj en el día — Debiste despertarme antes — Protestó yéndose para la habitación lo más rápido que podía.

 

— Debes comer — Exigió el pitcher pero solo fue ignorado.

 

Luego de que el mayor se arreglara y comiera algo, pidieron un taxi y se dirigieron a recorrer la distancia de 15 minutos que separaba su departamento del hospital. Una vez allí, fueron atendidos por su *obstetra de confianza: Takigawa Chris Yuu.

 

— Me sorprende que hayan cambiado de opinión — Se dirigió con formalidad y amabilidad el médico.

 

— Si, es que estamos ansiados — Contestó el mayor también con tono formal.

 

— Eso me alegra, vengan pasen por acá — Señalo el lugar donde normalmente hacen los ecografías.

 

Como hacía una vez al mes desde hace 6 meses, Kazuya se subió a la camilla, y levantó su camiseta dejando a la vista a su tan preciado estómago. El doctor, esparció un poco de gel en todo el ancho del abdomen, para después pasar el transductor transmitiendo la imagen del interior del vientre.

 

—Sigue muy saludable — Felicitó a los dos adultos que estaban tomados de la mano — Veremos es — Comenzó a buscar aquella partecita que distinguía el género de una persona — Una hermosa niña.  Felicidades —

Notas finales: Lo deje en ese punto porque quiero que ustedes lo imaginen, supuestamente, cuando se sabe el género del bebé a los padres les da una súper mega emoción.

*Kaoru: Según yo sé, es un nombre que se aplica tanto a varones como a mujeres.

*Sonrisa de Furuya: ¿Alguien se la imagina? Aunque no me guste mucho Furuya creo que se vería realmente bien con una sonrisa en el rostro

*Obstetra: Normalmente, aquí se pone ginecólogo pero este no se ocupa del monitoreo de bebe a lo largo del embarazo.

Cualquier otra cosa, no duden en decirme.

Creo que ya esta todo, espero que les halla gustado o entretenido. La verdad me divertí mucho imaginado y escribiendo esto.

¡Ah! No me pude resistir a Eijun embarazado, es demasiado lindo

Perdonen las faltas ortográficas o de cualquier tipo que pude haber cometido. Ahora si, nos vemos en el próximo capitulo.

Beshos *3*

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