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Gratitud a una escoria mayor por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Hola señores y señoritas, aquí la loca fanficker vuelve con un pedido trascendental

Espero que lo disfruten, me encuentran en facebook como KratSn fics

Notas del capitulo:

Holiiiiiiiii

*rueda por el piso* bueno primero y antes que nada, esto es dedicado para Yumi, es uno de los pedidos que recibí y faltan más jajajja

Bueno el asunto es que éste fic es considerado como extra raro porque si... Yumi es exclusica y así sus pedidos siempre son un reto hermoso

Yo solo quiero hacerla feliz y que ustedes también lo disfruten, disculpen si el lemon no es tan bueno XD pero hice lo que pude teniendo en cuenta la situación 

 

PD: si llegan al final les diré un par de cosillas

PD2: los que se enteraron que hago otro fic RL me disculpo puesto que me morí con este fic y ahora me tardaré en actualizar *se va caminando despacio hasta las notas finales*

 

 

 

Caminar por los pasillos se le hacía agotador, en ese mismo momento podría estar degustando de una copa de vino de los años de su tátara-abuelo ¡pero no! Ahora todos podían verlo dirigirse a esa maldita oficina mientras gruñía bajito. Rezaba porque alguien se interpusiera en su camino,  mataría al desdichado para liberar un poquito de estrés. Los pasos resonaban en el pasillo hasta que el silencio avisó a todos que podían relajarse un poco, aquel hombre de mirada rojiza había llegado a su destino. Como si fuese su propia casa ingresó sin avisar, cerrando de un fuerte portazo, tal vez el otro notaría su enfado con ésta pequeña señal. Soltó un gruñido y se sentó en el primer sofá cómodo que vio

 

 

-¿podrías acaso ser más maleducado? – cierto hombre de porte elegante ni siquiera se inmutó al sentir tal entrada altanera y arrogante, tampoco le importó que su invitado pusiera los pies en la mesita del centro como si no supiera que la fina madera podría estropearse – Xanxus

-ya estoy aquí, maldita sea – gruñó como saludo mientras observaba que el individuo abandonaba su cómodo lugar detrás de ese escritorio inmenso. Porte elegante, el traje fino, el cabello negro y largo atado a una coleta que ondeaba con los movimientos – di lo que quieres y me iré en seguida, escoria

-más cuidado con lo que dices – habló el mayor mientras empujaba los pies de Xanxus con el propio. La mirada verdosa e intimidante no inmutó al recién llegado, quien simplemente bufó enfadado – tienes trabajo que hacer –

-¿por qué demonios tenías que pedir que YO viniera?…– se repuso furioso por ese simple hecho. Tal fue la insistencia del maldito, que tuvo que aceptar dejar su cómodo trono en forma de sillón de piel muy cara, para darse el trabajo de caminar hasta la oficina de ese sujeto – Ricardo, eres un  hijo de puta. Pude  mandar a la escoria de Squalo, pero no… el jodido empresario me solicita personalmente – oh si… ese era su mayor fastidio. Tenía una manada de sujetos  bajo su cargo, quienes podían hacer la odiosa labor de contactar con el solicitante pero no, ¡Puto Ricardo!

-no me levantes la voz, Xanxus – se quejó sin inmutarse por tantas palabras vulgares, él era fino, nada de esas palabras inmundas saldría de sus labios – soy tu jefe y si digo que vengas, lo harás

-¡vete a la mierda! – gruñó levantándose de pronto – soy el líder Varia, solo nos solicitas como parte de tus matones cuando los empleados inútiles que tienes no sirven, puedo quedarme sin hacer una mierda todo el día si quiero… ¡tú jamás serás mi jefe!

-te pago para que cumplas con mis requerimientos

-pagas a la organización. Un jodido niñito rico no me vendrá a querer ver desde arriba – lo miró con la furia contenida. Así era su carácter y jamás cambiaría

-mi dinero paga tu licor, vino, tequila, lo que consumes. Mi dinero cubre tus gastos en carne fina a la hora que deseas… mi dinero te da el armamento que necesitas. No me vengas con que no soy tu jefe, porque sin mí no tendrías esos lujos – sonrió de lado cuando Xanxus pateó la mesita fina haciéndola golpear con algo, rompiendo el cristal y adornos. Ricardo sabía perfectamente que atacó el orgullo de esa bestia

-entonces te libero de ser mi maldita fuente de recursos – dijo mientras se encaminaba a la salida – soy asesino a sueldo, no tu simple recadero

-tengo un trabajo que quiero que realices, te pagaré el triple – Ricardo sonrió mientras veía al azabache girar y mostrarle el dedo del medio. ¿Desde cuándo ese dedo era considerado como una señal obscena? Se preguntaba Ricardo, pues para él no valía nada – disfrutarás haciéndolo seguramente

-¿piensas que con eso cederé, Ricardo? – Xanxus estaba malhumorado, odiaba a ese hombre quien era el segundo jefe de aquella maldita empresa. Los Vongola eran ricos pero detrás de todo ese disfraz de gente fina, estaba la maldita suciedad que Xanxus se encargaba de realizar

-hace mucho que no tienes emociones fuertes – sonrió captando la atención del asesino, conocía perfectamente que los subordinados cumplían con las tareas, pues Xanxus no mostraba interés por la sencillez de las misiones

-habla – su desesperación por sentir esa adrenalina lo superaba. Xanxus había crecido en las calles, sobreviviendo cada día, volviéndose poderoso y de fama, era un maldito sin piedad, eso le gustaba. Pero eso fue hasta que se volvió tan reconocido que la gente le temía. Ahora tenía un ”pelotón” bajo su mando, ellos hacían  todo, le complacían por obligación ya que Xanxus les daba el puto dinero para la comida que se llevaban a la boca, su nombre lo era todo… pero para aquel azabache, la emoción que sentía de joven, aquella incertidumbre de morir en cualquier momento, la misma que se había convertido en su droga personal, ahora Xanxus… sufría porque su ansiada droga desaparecía – habla antes de que me canse de ver tu asquerosa sonrisa

-Denet, Bianchi, ¿te suena a algo? – sonrió viendo de pronto la ligera sonrisa del ojirojo, quien se cruzaba de bazos esperando

-así que esos tipos de la familia Cavallone. ¿Qué pasó? ¿Lío de faldas? – se burló tomando interés y es que reconocía que ese idiota de Denet le causaba náuseas, quería acabarlo a como fuera lugar

-Denet no es el problema – Ricardo se sirvió un poco de ese tequila que adoraba y Xanxus solo lo miró – toma lo que quieras – le dijo y sin dudar el ojirojo se sirvió vaso lleno mientras sonreía con interés

-cuéntame más. Si mencionaste a esa escoria rastrera con aires de zorra fina, seguramente deseas que le haga algo, así que escupe de una buena vez

-Bianchi… mátala – soltó Ricardo mientras el otro solo le gruñó

-¿Qué? ¿Solo eso?... ¿solo por la zorra esa? … ¿por esa estupidez me pagarás el triple?

-tendrás que ingresar a la mansión de Denet, golpéalo un poco si quieres, despista a todos y luego mata a Bianchi – sonrió mientras acababa el contenido de su vaso

-¿por qué demonios me daría ese tremendo esfuerzo?… es una astilla en el culo – bufó mientras de un sorbo terminaba su ansiado tequila – mandaré a Squalo y ya

-quiero que lo hagas tú

-no gastaré energías ni tiempo en esa maldita escoria

-hazlo tú, es la exigencia – se cruzó de brazos ya cansándose de la maldita actitud del otro

-¿por qué no te callas, Ricardo? Soy el líder y decido, tú solo das el trabajo

-mátala con tus propias manos, Xanxus

-¿por qué lo haría? La maldita sufrirá igualmente, ella no me interesa, y si solo hago daño a Denet no vale la pena. Esa mujer es…

-me acosté con ella – dos segundos de silencio y estalló

-¡¿y a mí que mierda me importa sus líos amorosos?! Escorias inmundas y podridas – se sirvió más tequila ingiriéndolo de golpe – ¡mandaré a Squalo y ya!

-¿no tienes nada en contra de ella?... ¿no disfrutarás matándola?

-¿qué insinúas, Ricardo? – esa mirada verdosa y arrogante hacía que Xanxus quisiera matar al primero que encontrara sólo para liberar estrés

-me acosté con ella, es suficiente creo yo – burlón sonrió levemente, esperando alguna reacción… llegó casi instantáneamente. Cómo adoraba molestar a su empleado

-¡púdrete! eso no tiene nada que ver conmigo

-dice que carga con mi hijo. Si eso sucede mi linaje se dañará… encárgate de limpiarlo y ya… te daré el armamento que desees – Ricardo quería tomar una foto a la expresión de furia de Xanxus y es que ese era su placer personal. El hecho de que Xanxus le sirviera era más que suficiente para subir su ego a niveles inimaginables – además que la seguridad es buena, te costará un poco si vas solo

-quiero el cuádruple – gruñó mientras se alejaba directo a la salida –  me llevo tu botella, necesito algo de emoción y así mi cabeza al menos estará tranquila – mostró la botella al aire, salió sin cerrar la puerta o despedirse. Ese asesino… no tenía modales

-disfrútalo – sonrió Ricardo mientras sus ojos verdosos mostraban satisfacción pura y sincera

 

 

 

 

Xanxus dio aviso a toda la escoria que decían llamarse sus subordinados. En seguida los “VOII” de Squalo dio paso a la preparación “¡calla tu enorme boca o te arranco la lengua! voy solo para que los sepas” todos se quedaron con la boca abierta, ¿desde cuándo el señor “soy el único que no es escoria” iba a realizar un trabajo? ¡Era algo trascendental! y como tal en la tarde le tenían preparadas las armas a usar, las municiones extra, el chaleco antibalas porque sí. Si perdían a su jefe en acción llorarían de lo lindo porque el maldito sueldo que recibían era mayormente por la fama dada por el simple hecho de mencionar a Xanxus-sama, apodo dado por el último japonés quien ahora descansaba en paz en el estómago de un tiburón, aunque sonara cliché. Eso había sido divertido pues Xanxus fue quien lo hizo pedacitos para alimentar al que debió ser su mascota consentida pero no… ¡el puto tiburón tenía que vivir en agua salada! y la sal no es buena para tenerla en el “castillo”

 

 

Cuando Xanxus vio el chaleco antibalas lo arrojó directo a la cara del pelilargo tiburón, al único que al menos tenía en casa. Squalo empezó a discutir pero ni por más que el papa le dijera a Xanxus que usara esa cosa incómoda lo haría. El azabache tomó el armamento que consistía en una automática, cabe decir que era una de sus favoritas y una hermosa creación personal que tenía su nombre en el mango, detalles de oro y si… la guardaba cual reliquia sobre un cojín de seda, era especial para esas ocasiones. Xanxus sonrió macabramente mientras se disponía a salir, esa noche tal vez lograra recobrar esa felicidad por sentir que la muerte lo persigue

 

 

La fría calle que tomó como sendero le gustaba, aquella oscuridad, el silencio, era como una sonata que presagia muerte. Xanxus sonrió de lado al ver su objetivo, la pareja salía de un edificio, vestida con finos trajes. Aquella mujer de cabello rosa oscuro, mirada verdosa, tomada de la mano por aquel marido que ni siquiera sabía que le ponían los cuernos. Los cabellos negros del sujeto lo identificaban, era fácil de decir que Cavallone Denet estaba ciego, la zorra a su lado sonreía de forma falsa, Xanxus podía verificar eso a simple vista… Ricardo se la había llevado a la cama, fácil era poco para lo que en verdad pensaba Xanxus sobre la mujer.

Muchas cosas pasaban por la mente del hombre que se retiraba en silencio, ya que terminó de verificar que ese par regresaba a su hogar. Detrás de un edifico lúgubre estaba su transporte, una motocicleta de tono negro, pero eso no la hacía menos preciosa, de grandes detalles, un león como final de mango, brillaba, y el ojirojo la montaba con emoción, sin casco por su puesto ya que le gustaba sentir el viento un poco. Al acercarse a su destino se colocó el maldito casco porque… tenía que guardar el misticismo de la duda. Se paró en el frente de aquella reja enorme que daba paso a la mansión Cavallone, se bajó con calma dejando a su belleza metálica estacionada. Los guardias se acercaron… Xanxus siente la emoción invadirle, el primero le pide identificación, ahí se da la primera detonación, aquella que jamás causó un  estruendoso sonido, el silenciador le daba esa habilidad sin igual. Vio al hombre caer al instante, el siguiente corrió apuntándole, ningún reto, otro disparo, instantáneamente el par de guardias yacían en el suelo, con los ojos abiertos, un hilillo de sangre en sus frentes se deslizaba hasta el suelo, donde un charco de color carmesí se formaba. Sus cuerpos habían caído en posiciones extrañas, tal vez por la sorpresa del ataque, ninguno de ellos se imaginó que terminarían así.

Por su parte el ojirojo ignoró la pestilencia en el suelo, gruñó al sentirse decepcionado, “¿acaso la puta seguridad es tan mediocre? esas escorias son presa fácil” se quitó el casco dejándolo en la cabina del guardia, porque claro, no quería perderlo. Caminó mientras consumía un cigarro, se sentía tan decepcionado al no notar ni siquiera un mugroso y estúpido can que se alertara. En su mente mandó a la mierda a cada ser existente en esa casa por no causarle la emoción que deseaba… bueno eso hasta que escuchó un leve crujido. Sin asustarse siguió su camino pero de pronto sintió el peligro, sonrió satisfecho cuando algo era disparado, ¡por Dios eso era lo que estaba buscando! Una pelea memorable, un instinto asesino, un puto oponente, pero para su satisfacción eran tres. Una batalla desigual y quiso gritarles que trataran de herirlo porque eso le hacía vibrar “Malditas escorias les daré la gracia del primer golpe, VAMOS HAGAN QUE MI TIEMPO VALGA LA PENA” los vio correr hacia él. Xanxus sonrió mientras guardaba su arma solo para darles algo de ventaja, eso era lo que más deseaba, “¡intenten asesinarme jodidas zorras!”

 

 

 

 

 

En la casa…

 

 

 

-Bianchi, será mejor que te des un baño – hablaba el azabache mientras disfrutaba de un vaso de whisky sentado en su sofá

-¿me dejarás dormir sola de nuevo, Denet? – dijo un poco enfadada la mujer, quien trataba de relajar su cuerpo después de aquella salida formal y obligatoria para la imagen de la empresa que los Cavallone representaba

-tengo cosas que hacer – dijo simplemente sin mirar a su esposa

-¿cómo verte con tu amante? – Bianchi sonrió con falsa alegría y exagerando la expresión de sus palabras. Estaba harta de esa vida falsa, anhelando felicidad o emoción, solo le quedaba odiar al mundo, sobre todo al maldito de su esposo que ni siquiera la amaba

-deja eso ya – se quejó – nunca te prometí amor eterno así que resígnate – gruñó cansado ya de tantas peleas, pues lo que aparentaban afuera de aquellos lujos era totalmente opuesto a la realidad

-¿olvidas que llevo un hijo tuyo? – la mujer pelirosa se cruzó de brazos impidiéndole el paso a su esposo, quien se disponía a abandonarla una vez más

-si ese niño es mío lo cuidaré. Esperemos a el nacimiento y exámenes – Denet ni siquiera se quedó a escuchar los reclamos, gritos, insultos. Hace años que el matrimonio arreglado fracasó, simplemente no podía convivir con esa mujer, por mucho que lo intentó, ella era… inentendible. Pero más que eso, era porque en verdad tenía a alguien más esperándolo, de rubia cabellera, de ojos claros, un lindo doncel que también llevaba en su cuerpo a su heredero. Denet sonreía cada vez que lo recordaba, amaba a ese joven… “Dino” bastaba con recordar ese nombre para ponerlo de buen humor y su esposa momentánea, no arruinaría su dicha

-¡maldito bastardo! ¿De quién más será este niño? – se quejó Bianchi mientras lanzaba lo primero que encontraba… pero aunque ella gritara eso, sabía que era mentira, pero jamás nadie le quitaría la dicha de quedarse como la señora de ese lugar. Si se casó al menos tendría dinero, ya que su vida era infeliz, la riqueza lo compensaría, al menos en su desesperación así pensó, embarazarse de cualquiera que cumpliera con las características semejantes a la de su esposo o incluso lograr tener un hijo del propio Denet, le otorgaría su estadía permanente – ¡ESCÚCHAME DENET!

-volveré mañana – dijo simplemente antes de cerrar la puerta principal de su mansión. Escuchó el grito frustrado, no se alteró, poco le importaba. Si ella pensaba que era idiota estaba más loca de lo que pensó, esa artimaña era predecible, era obvio que ese niño no era suyo. Su chofer lo esperaba en la puerta serio como siempre – vamos donde el amor de mi vida – sonrió Denet mientras el chofer solo asentía mostrando una pequeña sonrisa, el hombre fiel que era discreto, necesitaba recompensarlo por los años de servicio.

 

Pronto ellos se perdieron en la segunda salida del lugar, una creada especialmente para que nadie impidiera el paso de Denet, una salida secreta que ni siquiera Bianchi conocía, un subterráneo en su propia mansión. A veces amaba ser rico y poderoso, claro cuando no tenía que aguantar la hipocresía de la gente que iba tras su fortuna, gracias al cielo que encontró al rubio, un ser que inocentemente lo conquistó

 

 

 

Con la oscuridad…

 

 

 

El sonido de una queja un poco ahogada hacía eco en aquel lugar. Xanxus tenía al sujeto entre su llave maestra con la cual sujetaba el cuello del sujeto asfixiándolo poco a poco. Apenas se notaba cansado mucho menos heridas en su cuerpo, en cambio dos cuerpos sin vida se hallaban a escasos metros de él, ambos con un charco de rojo carmín adornándolos, el tercero se quejaba intentando zafarse “malditas escorias, ni siquiera me hicieron sudar, son solo un dolor en el culo”. Terminó mientras con fuerza en un brusco movimiento torcía el cuello del sujeto, un leve crack se escuchó, luego el hombre dejó de moverse. Xanxus lo pateó lejos de su genial presencia, se sacudió el polvo, bostezando por el aburrimiento, siguió con su caminata, hasta ahora nada bueno había tenido, y eso que hizo el suficiente ruido, ¡putos todos que no le dan sentido a su vida!… caminó hasta escuchar unas voces, sin si quiera importarle ser detectado se presentó en la puerta de la mansión. A lo lejos creyó escuchar el sonido de un motor, pero no vio nada, seguramente algo estaban haciendo en los garajes. Sonrió al ver su objetivo, un sirviente que pasaba por allí se asustó pero Xanxus no tuvo piedad, solo era una piedra en su camino, disparó sin vacilar dejando que el empleado cayera al suelo e incluso pasó sobre el cadáver, su irritación estaba a tope, mataría a cualquiera que en su camino estuviese.

Cuando estuvo en la maldita puerta tocó el timbre y esperó… ¡como si eso fuese posible! el ojirojo pateó la gran puerta dos veces, entonces las alarmas se activaron… uno de los empleados apareció por los arbustos, Xanxus le disparó pero por desgracia no le dio… ¡ja! Eso era lo que quería, si el imbécil daba aviso tendría diversión inmediata, así que ignorando al herido, con un balazo más reventó la cerradura. Xanxus ingresó como si fuese su casa, los gritos empezaron y él se reía por ello, amaba cuando la gente empezaba a caer en pánico “LA DUEÑA… ¿DÓNDE ESTÁ LA ZORRA? QUIERO A ESA PUTA” gritó mientras las empleadas corrían al segundo piso. Observó al mayordomo, solo gruñó fastidiado, un vejete que nada podía hacer. Caminó con tranquilidad incluso tomando la botella que ahí estaba. Escuchaba los gritos llenos de pánico, al principio le gustó pero… ahora era un maldito dolor de cabeza “SE CALLAN DE UNA PUTA VEZ O LES DETONO TODA LA MUNICIÓN EN MEDIO DE LA FRENTE” los gritos cesaron, en vez de eso empezaron a huir, era claro que sabían de él “el demonio está aquí… Xanxus” escuchó al mayordomo hablar por teléfono, le disparó antes de que siguiera, no quería molestias con uniforme

Ya libre de los soplones… ¿por qué no divertirse?, seguramente esa maldita mujer estaba oculta en la parte de arriba así que “MALDITA HIJA DE PUTA, SAL AHORA Y TE MATARÉ RÁPIDO… ESCÓNDETE Y VEREMOS CÓMO DISFRUTO” gritó a todo pulmón para terminar riéndose, ese juego le estaba gustando un poco. Con calma subió las escaleras, sus pasos resonaban puesto que todos salieron huyendo, llegando al segundo piso, manchó de lodo y sangre la fina alfombra, bebió el wiski directo de la botella mientras analizaba las habitaciones. Nada en la una, nada en la otra… siguiente, encontró una habitación interesante así que lanzó su botella ya vacía dentro…  bueno ni tanto, un poco de aquel licor quedaba intacto. Disparó y las llamas estallaron, pequeñas, simples pero en un momento se volvería un infierno. Si la zorra moría ahí le ahorraba la búsqueda, pero ningún grito así que cerró la puerta con educación y siguió buscando. Denet sería buena presa pero no tenía que matarlo, la zorra era su víctima y… lo disfrutaría un poco

 

Con paso lento ingresó a la siguiente habitación, oscura en totalidad,  dio tres disparos de aviso, alguien chilló. Xanxus prendió las luces pero solo era una sirvienta, la cual aterrada suplicaba por su vida. Xanxus la vio desesperada tratando de buscar donde correr pero su instinto le decía que no sabía nada “Bianchi” dijo con simpleza, la mujer soltó a llorar, se estaba cansando de la chilladera así que de un solo bofetada la arrojó lejos de él. Volvió a repetir ese nombre, la fémina cantó como pajarito “la señora… ella seguramente está en el fondo, seguramente trataran de escapar por ahí…. Pero por favor clemencia la señora está…” como si fuera así de simple. El azabache la volvió a abofetear, decidió dejarla con vida para que se arrepintiera de la traición cometida, así la propia mente de esa basura le daría el sufrimiento y él se ahorraba energías. Como dijo aquella mujer se dirigió al fondo, trató de ingresar pero el seguro estaba puesto, se reía profundamente como un demente, ni siquiera sabía por qué disfrutaba de perseguir a su presa. Tiró la puerta de un solo empujón con su pierna derecha, el grito de la empleada resonó  como una horrenda canción, seguido por el gruñido y ataque repentino de un hombre, parecía el cocinero o alguien más, poco importaba. No fue un reto acabar con él, en segundos estaba en el suelo sin vida.

Después amenazó a la sirviente que se negaba a hablar por dos razones, ver al hombre con una cicatriz en uno de los lados de su rostro, generada por una quemadura antigua, leve, pero que le daba un toque bastante distintivo por la diferencia de color de su piel algo canela, fue lo único que se necesitó para reconocerlo “Xanxus… Dios mío… el asesino” chillaba la muchacha llorando a moco y baba por la desesperación. El pelinegro hizo lo mismo que con la otra pero al menos esta vez la muchacha era fiel a su señora, no reveló nada. Xanxus vio a su alrededor, sujetando de la cabellera a la mujer le exigió que le dijera donde estaba la pelirosa, pero ella no habló, bueno había otro método… le clavó una de las agujas de tejer que se encontraban en un anaquel. Los gritos desgarradores lo emocionaron, estaba cerca, un poco más, la mujer se desangraba mientras jadeaba un leve “no hablaré” sonrió satisfecho por ver esa lealtad, la dejó ahí.

Tiró las cosas que  se encontraban en esa enorme habitación, todo caía a su paso, anaqueles, cuadros, la cama, todo quitó de su lugar, hasta dar con la pequeña puerta, casi imperceptible debajo de la alfombra de alta calidad. Una vía de escape en emergencias. Ingresó, unas escaleras le daban la noción de un pasadizo secreto,  la maldita había escapado. La siguió por su puesto, ¿cómo no iba a hacerlo? Bianchi era como una rata que se escapaba entre las sombras… un pequeño pasadizo conducía a otras escaleras. Escuchó entonces un sonido leve, suave, casi nada, siguió a paso rápido porque no sabía a donde salía ese túnel, cada vez escuchaba más cercano ese ruido, los tacones le estaban dando la pista perfecta “si no corres te atraparé… haz que esto sea divertido” dijo sonriendo. Su maléfica carcajada resonó entre las paredes, escuchó que el sonido aumentaba, seguramente esa mujer asustada escapaba corriendo, la siguió con algo de prisa. Por unos minutos pensó que ese sitio no tenía fin pero vio una luz débil a lo lejos. Con destreza Xanxus subió las últimas escaleras, la muy maldita por escapar dejó la salida abierta de par en par. Percibió el aroma de la naturaleza, así que estaban afuera… escuchó el llanto desesperado de la mujer, pero ahora también la veía, ella se quitaba los zapatos de tacón y corría con desesperación

Xanxus solo apuntó, una detonación muda hizo que de pronto un grito se escuche, después aquella escoria cayó al piso quejándose. El azabache se acercó despacio, escuchando el alboroto en la casa grande. Ignoró las suplicas, insultos, lo que fuese que esa mujer mascullaba mientras trataba de parar la hemorragia en su pierna, la tomó del cabello y obligó a mirarlo “morirás” le dijo mientras tiraba de ella que cojeando gritaba en busca de ayuda. Cuando el ojirojo  se cansó de esa maldita e inútil manera de tratar de escapar, la lanzó al piso con fuerza, pateó la pierna herida escuchando las quejas. Vio a lo lejos como alguien se daba cuenta de su presencia, dio un disparo, el sujeto cayó… poco le importó que el resto del personal lo persiguiera, tenía trabajo que hacer y sí… esa mujer sufriría en sus manos. La arrastró de los largos cabellos hacia la salida, donde Bianchi gritaba al ver los cadáveres a su paso, lloraba, rogaba, mascullaba maldiciones a Denet quien la dejó sola en casa. Cuando llegaron a la entrada, Xanxus vio su motocicleta, intacta, limpia, tal vez debía matarla ahí mismo pero… por alguna razón quiso hacerlo despacio

 

 

-¡VOOOOIII, maldito jefe bastardo! – se quejaba cierta voz chillona cerca de él. Squalo solo bufaba enfadado al ver tremendo alboroto, seguramente lo siguieron para verificar cual era el maldito trabajo que lo sacó de su descanso habitual

-maldita escoria, cállate, me basta con los gritos de esta puta – arrojó a la mujer al suelo

-así que éste era el trabajo shishishi – un rubio cuya cabellera cubría su mirada siniestra se inclinó hasta ver a la víctima. Se alejó como si de una pestilencia se tratara – nos encargamos desde aquí

-¿quién dijo que les daría a mi presa? malditas ratas de alcantarilla – se quejó Xanxus viendo como las luces, los gritos, y todo en la mansión se hacía un caos

-la policía llegará pronto, así que decide maldito jefe – se quejó Squalo mientras veía como la mujer se arrastraba desesperada

-llévatela a ese lugar – sonrió el pelinegro dirigiéndose a su transporte – la quiero atada para cuando yo llegue. Maldita escoria gritona, cumple tu trabajo

-JÓDETE – le gritó pero Xanxus ya no escuchaba pues dirigiéndose a la caseta de los guardias se carcajeaba con emoción

 

 

La gente de seguridad venía por los invasores, tres hombres ya llegaban corriendo con armas, Xanxus no se molestó en darles atención puesto que las dos escorias que se decían sus subordinados, abrieron fuego y ahí terminó la “amenaza”. Condujo con cautela, si claro, usó la velocidad al máximo hacia la ciudad. Necesitaba un trago que recargue energías perdidas, su cabeza le dolía después de tantos llantos, gritos y esas cosas. Disfrutó de un buen filete en un restaurante de alta alcurnia en dónde lo conocían perfectamente, brindándole el mejor servicio ya que no querían terminar siendo asesinados. Xanxus adoraba el filete fino, semi cocido, jugoso, tenía la sonrisa de oreja a oreja, sabía que esa noche fue divertida, sabía que no tenía acción desde hace mucho y eso le ponía de buenas “TRAEME OTRA, ESCORIA” gritó para que la mesera le hiciera caso, pronto devoraba su segundo platillo, dejó que cargaran la cuenta a Squalo quien se encargaba de esos trámites y ya… se fue a terminar con el trabajo

 

 

 

Trabajo…

 

 

 

Dolor y agonía, Palabras tan hermosas que Xanxus aplicaría en poco tiempo. La mujer atada, de manos y pies a una silla en medio de un cuarto oscuro, era el típico lugar donde una tortura se daría, pues claro, ya que para ello necesitaba soledad. Desesperación, el hecho de que ella ni siquiera supiera donde había sido llevada causaba todo eso y más. Se sentó en frente solo para verla retorcerse de terror mientras sollozaba

 

 

-¿sabes porque estás aquí? – le dijo en tono cansado pues esto aunque lo hiciera disfrutar un poco, le quitaba el precioso tiempo de la siesta también

-me matarás ¿no? – su voz quebrada salía en conjunto con sus lágrimas

-alguien me dijo que eres una zorra que se acuesta con el primer imbécil que se te cruza – sonrió  mientras la pelirosa se tensaba de miedo

-mienten… yo… yo no… hago eso

-CIERRA LA PUTA BOCA – la abofeteó con fuerza – ¡acepta que te abres de piernas con cualquiera!

-¡tú qué sabes! – trató de sonar enfadada pero no había caso, sus gritos anteriores ocasionaron que su voz bajara de tono

-nada, pero solo me basta con verte

-imbécil

-sabes que no deberías hacerme enojar, soy yo el que está de pie y te sacó a rastras de tu mansión. La bala sigue en tu pierna escoria – gruñó Xanxus mientras con su mano apretaba la zona herida y la hacía gritar

-te… ¿te mando él? – susurró mientras sus lágrimas salían – Denet…

-Denet… ¿el  hijo de puta que se cree un ser superior? – chasqueó la lengua al recordar que no lo vio por ningún lado, eso habría sido interesante

-él te dijo que acabaras conmigo, ¿no? – el silencio llenó la habitación – ¡el maldito quiere que muera llevándome a su hijo! – sollozó mientras se sentía traicionada, vendida, despojada, despreciada

-el hijo no es suyo – gruñó mientras Bianchi lo miraba sorprendida

-es de él… solo quiere deshacerse de mi para irse con ese imbécil de Dino, su amante – reveló todo sin darse cuenta. Su mente no estaba pensando las cosas, solo quería salir de allí viva

-así que también es un perro en busca de buenos culos para follarse – se carcajeó, ni esa escoria tenía los valores suficientes como para ser fiel al matrimonio, ahora sabía que Denet no era idiota

-¡maldito sea, maldito sea!…. ¿Cuánto te paga? – Xanxus solo la miró con desprecio – te pagaré el doble si me sacas de aquí y acabas con él

-hablas mucho, escoria

-si él muere soy rica, hagamos un trato

-¡cállate! – aquella vocecita chillona lo estaba desesperando, las palabras absurdas que salían de esos labios le causaban asco, nada era peor que la traición

-vamos te daré todo lo que quieras, todo… dinero, poder, todo – desesperada trataba de atinar a algo que ese asesino deseara, todo lo que fuera para salir con vida

-¡cállate!

-serás rico también… pero déjame vivir

-SILENCIO – gruñó mientras pateaba la silla dejando que la mujer cayera – no fue él – ni siquiera sabía porque estaba hablando tanto, pero quería ver que expresión pondría cuando Bianchi se enterara de todo

-por favor…. Déjame ir – su última esperanza murió allí, ahora estaba convencida de que ese hombre no cedería por nada

-fue el padre de tu hijo – le dijo, el rostro destrozado de la pelirosa adquirió una mueca de terror – me dijo que matara a la puta que carga con su hijo

-maldito sea…. MALDITO SEA – sollozó destrozada. No esperó que Ricardo la quisiera ver muerta, intentó chantajearlo pero cuando supo que no le daría nada de lo que pedía, tomó su segunda opción. Denet tendría a su heredero

-MALDITA TÚ – le gritó pisándole la herida escuchando ese dolor reflejado en los gritos

-yo… yo

-la maldita que se fue a meter con el bastardo Ricardo eres tú – gruñó enfadado apretando cada vez más – él no quiere que dañes su linaje – la empujó hasta que se hallara de espaldas aun atada a la silla. Golpeó con fuerza usando su pie y vio la madera desquebrajarse mientras la pelirosa gritaba de dolor, repitió la acción disfrutando de todo, hasta que al fin los pedazos destrozados ya no eran una silla fina

-maldito – dijo con el último de sus ánimos – maldito – repitió llorosa, el dolor estaba surcando todo su cuerpo

-me encargaron que te diera una dulce despedida – sonrió mientras arrastraba a la mujer de sus cabellos – así que… ¿por qué no jugamos un rato?

 

 

 

¿Por qué alguien describiría lo que ahí sucedió? A nadie le interesaba saber cómo aquella mujer pedía piedad mientras su carne era desgarrada con cortes pequeños pero numerosos. Nadie tenía que saber cuántos gritos lastimeros, cuantas lágrimas amargas, llenas de dolor se derramaron en el suelo de esa habitación. Nadie necesitaba saber cómo la piel era quemada, arruinada con fósforos o agua hirviendo. Nadie sabe cuántas uñas hicieron un sonido jamás escuchado ya que los gritos agónicos ocultaban la evidencia. Nadie y repito nadie, necesitaba saber cómo la mujer pidió la muerte antes de que otro de sus nervios fuera arruinado por el clavo que atravesaba su mano o pie. Tampoco necesitaban saber las carcajadas divertidas, las sonrisas burlonas, la falta de piedad de aquel hombre de ojos rojos, quien la ayudó a desangrarse de apoco cortando las venas esenciales y cuando se aburrió simplemente la amordazó, destajó el cuello delgado y se fue sin decir nada, cerrando aquella puerta y dejando la evidencia de tal acto horrendo, monstruoso en total oscuridad. ¿Arrepentimiento? Eso era desconocido para un asesino de su clase… lo único diferente era que Xanxus lo disfrutó más de lo que pensó

 

 

 

Después…

 

 

 

Era ya muy tarde, madrugada para ser exacto. Xanxus hace horas que debió irse a dormir, pero qué más daba si se sentía más vivo que nunca, hace mucho que no disfrutaba de esa satisfacción al terminar su trabajo. Las manos de sangre, las ropas manchadas, llegó sin que nadie lo recibiera en su armonioso hogar. Las escorias estaban calladas y eso  le gustaba, nada más hermoso que llegar a escuchar el silencio… su ropa estropeada, se las quitó, arrojándolas a un rincón. Se duchó en agua caliente y pétalos de rosa, si claro… simplemente se duchó dejando que el agua fría calara su piel. De por sí ya tenía la sangre caliente, su cuerpo despedía ira pura, su líquido esencial hervía a cada momento al pensar en la batalla, ese helado contacto con el agua helada mantenía su mente calmada. Las cicatrices en su cuerpo le recordaban la dura vida, eran muchas, algunas sanaban y desaparecían otras se quedaban ahí un tiempo pero tenían el mismo final. Las únicas que no desaparecieron eran las quemaduras, aquellas que su propio padrastro las hizo. Xanxus lo recuerda bien porque lo asesinó cuando encontró el arma adecuada, vegete inmundo que quiso castigarlo, alcohólico de mierda, era gracioso que él ahora  necesitaba diariamente ese licor fino con el cual se relajaba

 

 

 

Clamaba por un buen sueño, tal vez un día completo en su cómoda cama pero no, la mierda de Ricardo le mandó que avisara personalmente cuando terminara el trabajillo. Con pesadez Xanxus se alistó, su cuerpo fresco desprendía una suave estela de vapor, se cambió con paciencia mientras bostezaba. En cuanto tuvo buen ánimo, al menos el mejor que podía encontrar, se encaminó al dichoso edificio, era muy tarde, demasiado así que montar en la motocicleta era un alivio. Aaceleró hasta donde le dio la gana, disfrutaba de saltarse los semáforos, hacer rugir a su pequeña sin importarle nada, aunque no era muy diferente a lo que hacía en el día. Ingresó a la mansión, uno de los empleados le abrió y el ojirojo como si fuese su propia casa caminó sin saludar, gruñendo insatisfecho cuando el mayordomo le dijo que su patrón estaba esperándolo en la oficina principal… o si, el bastardo tenía que seguir trabajando a esas horas

 

 

-tu maldita molestia ya no existe – dijo Xanxus mientras ingresaba sin importarle nada. Grande fue su sorpresa cuando encontró a Ricardo bebiendo muy relajado, en vez de estar en su escritorio revisando millar de documentos

-un trabajo rápido y efectivo – Ricardo se levantó para servirse más de aquel fino licor y de paso ofrecerle algo al invitado. La calma con la que hablaba, la expresión serena, jamás lo había visto tan… desestresado

-¿qué te pasa bastardo? – no despreció del buen alcohol y sentándose con las piernas estiradas, bosteando un poco, esperó alguna reacción – ¿acaso no te da pena el pequeño mocoso que llevaría tu sangre?

-mi hijo debe ser poderoso para seguir con la línea sucesoria – sonrió el azabache mayor mientras se sentaba en frente del otro – no quiero que tenga una madre así

-pues digamos que ya no tienes molestias. Ahora solo págame y quedamos en paz – poco le importó esa mirada llena de paz que el ojiverde mostraba

-que rudo y cruel – sonrió levemente observando el entrecejo fruncido de su acompañante

-vete a la mierda

-y si vienes conmigo – se burló, estaba de buen humor después de todo

-puto Ricardo – para Xanxus el solo ver a el maldito con tanta felicidad por una muerte así, poco le importaba, pero que lo mirara con esa sonrisa de mierda, lo estaba molestando cada vez más

-que maduro

-estás intentando que te mate – sentía la venita de su cuello saltarle, solo el maldito de Ricardo podía enfrentarlo de esa manera. En parte le agradaba ya que al menos tenía con quien pelear, ¡aunque ese alguien fuera un bastardo ricachón que piensa que  la vida es fácil!

-no serías capaz

-¿lo dudas?

-soy la fuente de oro para Varia – deslizó el líquido con calma disfrutando del ardor en sus labios y lengua, algo que solo esa bebida ocasionaba de forma armoniosa

-y yo un asesino sin escrúpulos – Xanxus bufó recordando el día en que le dio ese nombre a todas esas escorias que querían ser asesinos junto a él. “Varia” ni siquiera se lo pensó mucho, a los demás tampoco les interesó ya que al menos así podían identificarse y sentirse orgullosos de pertenecer a esa organización 

-no quiero pelear Xanxus

-entonces me largo asquerosas escoria

-festeja conmigo un poco, te vendrá bien un VIP en licores – el ojirojo lo miró desconfiado pero… ¡que más daba! Licor gratis era licor gratis – ¿acaso no compartes mi alegría?

-jódete – tomó el wiski en su vaso, con ánimos lo bebió puro, era su favorito después de todo, aunque estaba cansado ¿qué mal le haría quedarse un rato?… grave error

 

 

 

 

 

 

¿Cuándo sucedió eso?... ¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué?... Xanxus estaba meditándolo mientras trataba de zafarse de una maldita ves, pues claro, su gusto por el buen licor le ganó la partida. El cansancio lo dominó, bastó con un cabeceo para que esto pasara y no… ¡PUTA VIDA, ESO NO ESTABA BIEN! Al menos eso pensaba uno de los involucrados, mientras el otro solo sonreía divertido. Explicar la situación sería lo más conveniente, pues todo pasó tan rápido que el individuo que ahora estaba en el suelo necesitaba que alguien más se lo explicara. Solo podía sentir algo frio rodear sus manos, levantó su vista admirando el metal

 

 

-¿pero qué diablos? – Xanxus gruñó mientras movía sus muñecas ahora ¿atadas? O ¿encadenadas?

-recién reaccionas – sonrió Ricardo quien sujetaba el metal con fuerza impidiendo que el más joven se moviera

-puto Ricardo ¿qué demonios haces? – le dolía la espalda por el golpe repentino. En un abrir y cerrar de ojos debido al sueño, se vio siendo atrapado entre el suelo y el cuerpo del mayor que ahora estaba sobre él, a gatas

-¿qué crees Xanxus? – sonrió mientras el otro parecía no entender la situación – solo quería verificar algo y al parecer… esto será divertido

-¡quítate de una puta vez, escoria! – se quejó intentando separarse pero el otro presionó su pecho impidiéndole levantarse. Quiso golpearlo en donde más le duele pero el maldito lo aprisionó con su rodilla, posicionándola encima de su pierna

-¿disfrutaste matándola? – Ricardo colocó su rodilla presionando la pierna de Xanxus mientras la otra la colocó entre las piernas del que ahora estaba frunciendo el ceño y luchando por zafarse con más ímpetu

-lo disfruté mucho imbécil, pero no me cambies de tema… QUÍTATE DE UNA PUTA VEZ – exigió mientras tiraba sus manos pero las cadenas solo lograban marcar su piel. Se removió incómodo, furioso por la situación

-¿por qué lo disfrutaste tanto? – susurró en el oído del ojirojo que solo gruñó tratando de morderlo pero Ricardo se aportó de inmediato

-PORQUE SI, BASTARDO – apretó sus dientes furioso mientras maldecía el hecho de no darse cuenta de aquella trampa, su cuerpo… ¡mataría al jodido Ricardo!

-¿acaso sentiste celos de ella? – sonrió prepotente mientras acariciaba el pecho del otro quien se removía incómodo –

-PUTO RICARDO, ¡ACABA CON ESTO DE UNA MALDITA VEZ! – gritó enfadado removiéndose desesperado mientras entendía la razón por la que el calor se encendía en su interior

-ella estuvo en mi cama y eso te molestó ¿verdad? – presionó su pierna contra la intimidad del ojirojo quien solo maldijo entre dientes – parece que el afrodisiaco funciona – se carcajeó

-¡puto de mierda! – gruñó mientras lo observaba acercarse. El ojiverde empezó de forma brusca a besarlo introduciendo inmediatamente su lengua y obligándolo a respirar por la nariz. Xanxus se quedó en shock por unos segundos, sintiendo como exploraban su cavidad, hasta que lo empujó y antes de liberarse lo mordió con fuerza hasta sentir el cálido líquido resbalar entre sus bocas

-¿tan alterado te pongo? – se burló limpiándose con el dorso la sangre que brotaba de su herida

-escoria – gruñó escupiéndole en la cara con desprecio, su saliva y la sangre de ese sujeto formaron una mancha rojiza en la mejilla ajena – SUÉLTAME SINO QUIERES QUE TE MATE

-no te dejaré ir Xanxus – gruñó para apretar el abdomen del más joven entre sus dedos haciendo que Xanxus se quejara bajito debido al temblor que recorrió su cuerpo. Ricardo sonreía satisfecho por esas reacciones – ¿acaso crees que no me fije en tu extraño interés hacia mí?

-no me jodas – dijo intentando que su cuerpo no reaccionara ante la caricia dada en su intimidad. Caricia que pasó de ser delicada a ruda en segundos, haciéndolo temblar pues el calor estaba subiendo. Empuñó sus manos, luchó pero el maldito tenía fuerza, si claro… – ¡te mataré maldito! – gruñó, usando todas sus fuerzas  empujó al ojiverde lejos. La idea era soltarse y matarlo, trató de quitarse las cadenas y usarlas para torturar al desgraciado pero había un pequeño problema, no solo eran cadenas sino esposas también

-si eres rudo, esto se pondrá un poco intenso – sonrió jalando de la larga cadena que colocó al final de las esposas en la muñeca de Xanxus

-HIJO DE PUTA – le gritó lanzándose para atacarlo. Lo mataría a golpes por tremendo atrevimiento hacia él “El todo poderoso Xanxus-sama” – ¿qué crees que haces despreciable basura? – atinó el primer puñetazo con fuerza pero al intentar lanzar el segundo fue derribado y su rostro pronto golpeó el suelo. El malnacido era rápido o él se estaba rindiendo antes los efectos de esa droga inmunda

-me gusta que seas rudo – se reía bajito mientras hacía que el rostro de Xanxus tocara el suelo alfombrado, dobló el brazo del ojirojo hasta aprisionarlo en su espalda – esto lo hace aún mejor – susurró en el oído del menor que solo se removía intentando liberarse ignorando el dolor en su hombro, toda su extremidad se entumecía. Ricardo no quería dejar escapar a su presa, esposó la otra mano del ojirojo y ahora la cadena detenía los movimientos bruscos debido a la poca movilidad. Las manos sujetadas por la espalda con una cadena terminada en esposas brillantes, eso se veía muy bello

-ESCORIA SUÉLTAME, TE TORTURARÉ HASTA QUE ME PIDAS QUE TE MATE – gritó sintiéndose humillado por la situación, forcejeó quitándose de encima a Ricardo quien solo le sonreía. Le hizo frente pero no podía golpearlo, la atadura en su espalda le impedía siquiera mover sus brazos, gruñó mientras forzaba a sus brazos pero no servía. Trató de levantarse pero…

-acepta que necesitas a alguien que te domine – no lo dejó pararse, lo derribó una vez más

-MUÉRETE, MIERDA DE RIQUILLO

-yo seré quien ponga de rodillas al asesino en jefe de Varia – empujó de forma brusca al menor estampándolo contra el suelo, causando que este se quejara ya que sus extremidades eran maltratadas por la posición en la que estaban

-INTENTALO, TE MATARÉ LENTA Y DOLOROSAMENTE – gruñó mientras sentía el pulsante dolor en sus muñecas y espalda por la caída

-te haré gritar de placer mi querido Xanxus – sonrió malicioso besándolo con desesperación, brusquedad, lujuria, recorriendo con sus manos el pecho, abdomen pectorales del más joven que se removía insistentemente

-¡jódete, marica de mierda! – gruñó cuando logró morderlo de nuevo para que lo soltara – si alguien será activo, debo se yo – sonrió puesto que no podía zafarse por lo menos no  permitiría que ESO pasara – el que gritarás serás tú

-atado como estás… no harás nada – se burló mientras de un tirón abría la camisa del menor quien gruñía furioso – además el activo es mi papel – dijo mordiendo el cuello del ojirojo con fuerza

-¡maldito imbécil! – se quejó pero al sentir la presión en su miembro reprimió un jadeo. Su cuerpo ahora estaba demasiado caliente, su respiración empezaba a agitarse… maldito sea el momento que aceptó esa copa de coñac que le supo un poco raro – así que éste era tu plan

-el afrodisiaco fue un extra – Ricardo sonrió divertido mientras deshacía de los botones del pantalón del menor, quien solo movía sus piernas impidiendo que el trabajo fuera fácil para el desgraciado que presumía de ser su jefe – pero es un gran detalle si quiero que lo disfrutes

-¡muérete, Ricardo! – de un tirón sintió como era despojado de su ropa y maldijo que ese santo día no hubiese dormido lo suficiente. El alcohol, afrodisiaco en su bebida, el cansancio, todo estaba en su contra y ahora el frío que le golpeaba en la piel, lo estaba haciendo temblar

-te haré disfrutar – sonrió posicionándose encima del más joven que solo intentaba arrancarle a mordidas parte de la oreja en cada oportunidad, el ojirojo parecía un perro callejero que jamás ha recibido un poco de cariño

-¿por qué me sentiría satisfecho contigo? – dijo burlándose, intentando que en esos momentos un poco de su orgullo todavía se mostrara, cosa difícil puesto que estaba semidesnudo y encadenado a merced del señorito

-porque me amas – sonrió sujetando el mentón del menor que lo veía sin entender las últimas palabras – ¿o acaso eres tan estúpido para no darte cuenta?

-púdrete, ¿quién demonios te ama? – gruñó sintiendo como su rabia crecía y un tic se mostraba en su ojo, ¡el maldito tenía el descaro de decirle eso!

-lo haces desde hace tiempo, incluso tu comportamiento con Bianchi me lo dice – sonrió Ricardo mientras se aflojaba la corbata y empezaba a masturbar a Xanxus, quien se tensaba ante la caricia – ¿celos?... qué lindo

-muérete, hijo de… puta – se tensó al sentir el placer empezar a invadirlo, sentía la necesidad de suspirar pero juraba que por su orgullo, no lo haría

-nunca te vi tan furioso por algo – sonrió mientras abría las piernas de Xanxus y se colocaba entre ellas, sujetándolas con fuerza y viendo como el ojirojo se estremecía. Ya tenía la cara roja, la respiración irregular y una erección apetecible – ¿así ahuyentas a las mujeres que me siguen?

-jódete – solo podía insultarlo porque su cuerpo vibraba ante cada roce, se sentía humillado pero… su cuerpo reaccionaba. Intentó patearlo pero sus fuerzas iban desapareciendo y el placer le nublaba

-pues me daré el gusto de tomar la virginidad del mejor asesino… al menos por aquí atrás – sonrió mientras posaba su cuerpo encima del de Xanxus, rozándolo, acariciándolo, apretando esos botones y escuchándolo aguantar los ruidos que cualquiera ya hubiese soltado. Ricardo tenía que aceptar que Xanxus tenía un aguante excepcional

-imbécil… me drogaste y quieres que acepte todo – las caricias rudas lo estaban enloqueciendo pues el calor que dejaba huella le quemaba el alma. Ya de por si su cuerpo era fuego puro pero con todo lo que el mayor le hacía… ¡lo mataría tan pronto como le fuese posible!

-te haré disfrutar tanto que me rogarás después – susurró en el oído del menor para enseguida darle vuelta  y hacer que levantara su cadera. Aun podía ver la chaqueta negra pero poco importaba por el momento, ese redondo trasero dejaría de ser virginal en sus manos – apuesto que nadie te ha tocado así – Ricardo lo obligó a pegar la mejilla contra el suelo mientras el deslizaba sus dedos por las piernas y ascendía con lentitud hasta aquella zona que jamás ha visto la luz

-muérete Ricardo… bastardo… escoria – murmuraba mientras sentía el dolor en su erección, quiso zafar sus manos pero solo generaba presión, las marcas se formarían al siguiente día. Podía sentir un pequeño hilillo de cálida sangre en sus muñecas, se estaba lastimando con las esposas, pero ahora ya estaba indefenso y  ¡odiaba eso!

-tu mataste a Bianchi solo porque estuvo en mi cama – susurró mientras introducía el primer dedo en las entrañas del ojirojo, quien solo se mordía el labio hasta sangrar – cosa que es lo que desearías tu… reemplazar a esa mujer en mi lecho

-ni en tus sueños – dijo mientras sentía el dolor de otro digito en su interior, pegó su frente al suelo sintiendo como el movimiento hacia afuera y dentro, tijeras y demás, lo hacían sentir extrañamente bien, pero claro… jamás lo diría en voz alta. Se mordió el labio aguantando el jadeo que amenazaba escapar, apretó sus manos mientras tensaba el agarre en las cadenas, ahora ya estaba  indefenso, sus piernas no el respondían bien, el calor insoportable, quería eyacular con urgencia y los dedos en su interior jugaban con habilidad – ¡HIJO DE PUTA!

-que boca más sucia – dijo antes de meter el tercer dedo y verlo arquearse – suelta tu voz – sonrió mientras introducía sus dedos una y otra vez, sintiendo como eran succionados. La calidez, humedad, todo eso hacía que su propia erección le doliera, ¿cuánto tiempo imaginó eso?… y sabía que lo iba a cumplir dentro de poco – jadea, gime… grita de placer

-bastardo – gruñó mientras su vista se nublaba, perdido en el placer de las drogas sexuales. Se mantuvo cuerdo hasta que sintió una zona diferente siendo torturada, se arqueó inevitablemente, separando sus labios pero sin emitir ni un solo sonido

-te daré más placer que solo esto – decía el ojiverde  mientras liberaba su propia erección y se colocaba sobre Xanxus, tocando la espalda contraría se inclinó para susurrarle algo al menor – lo meteré

-no te atrevas – gruñó pero fue inevitable, ya sin fuerzas solo sintió la punzada de dolor. No gritó, no sollozó, solo mordió la alfombra para no gritar

-que cálido – susurró mientras suspiraba agarrando las caderas del menor, de una sola estocada ingresó y ahora solo esperaba que el otro se moviera. No era tan desgraciado como para disfrutar solo, si el ojirojo no aceptaba que estaba disfrutándolo también, eso sería considerado violación

-escoria – dijo mientras intentaba no  moverse pero el placer le ganaba, su cuerpo temblaba,  sus brazos entumecidos, su mirada llorosa, el jadeo que casi no soportaba ocultar… terminó haciéndolo… sus caderas se movieron en busca de contacto, a pesar del dolor, solo quería sentirlo

-que bien que colaboras – dijo Ricardo burlón mientras empezaba a embestirlo con fuerza, dándole en el punto dulce y viéndolo arquearse – ¿qué tan bien se siente que tu jefe te la meta?

-jó…dete – susurró apenas sintiendo como una corriente lo traspasaba, le dolía pero lo estaba disfrutando, así que… gimió bajito, lo hizo y después se quedó callado, el sentirse lleno y vacío alternadamente lo hizo vibrar. La respiración agitada del mayor cerca de su cuello, las mordidas rudas, el dolor combinado con el placer, sus pezones siendo apretados, todo su cuerpo estaba reaccionando tan fácilmente

-delicioso – susurró cerca del oído del menor quien solo jadeó bajito mientras separaba sus labios – gime para mi… dulzura

-¡no! – su orgullo se lo impedía pero el placer del sexo era insoportable, sentía como se correría pronto y trató de no hacerlo pero era necesidad del cuerpo

-grita – le dijo mientras sujetaba las caderas y se daba impulso hasta el fondo, sintió el apretón y el ligero arqueo de Xanxus y si...  encontró ese lugar – te haré ver estrellas – le dio una, dos, tres veces y al final lo escuchó… un gemido que se escapaba de la garganta de Xanxus, quien trataba de mantenerse cuerdo ante el mar de sensaciones – Xanxus

-aah – soltó lo que le ahogaba, estaba disfrutándolo como nunca, jamás pensó que su cuerpo vibrara de esa forma. Suspiró mientras trataba de controlarse pero un nuevo sonido salió de su garganta y más lo siguieron… “¡puta vida, eso se siente bien!”

-falta aquí – Ricardo gruñía sintiéndose extasiado por tomar el cuerpo de aquel asesino bajo su mando. Deslizó su mano hasta la intimidad contraria sincronizado la frenética penetración y la masturbación. Sentía cada vez más ese delicioso apretón en su falo y mordió el cuello de Xanxus para escucharlo gritar, con ello llevarlo a su liberación

 

 

 

La respiración agitada de ambos se escuchaba retumbando en la habitación, el semen escurriendo de la entrada recién usurpada manchando la fina alfombra en donde  también reposaba la evidencia de que Xanxus llegó al orgasmo. El ojirojo se desplomó jadeante mientras cerraba sus ojos con fuerza sin imaginar que gritaría al momento de llegar al clímax. El placer del orgasmo había sido tan intenso que ahora un par de lágrimas se resbalaban por sus mejillas. Maldijo su cuerpo, maldijo el afrodisiaco, maldijo a las mierdecillas del planeta… pero sobre todo maldijo a la maldita escoria mayor de nombre Ricardo, quien al salir de su interior se quedó admirándolo con una media sonrisa satisfecha. Xanxus por su parte aún estaba caliente, así que… ese afrodisiaco si era potente “esto solo es el principio” Ricardo sonrió soltando los agarres de las muñecas y posicionándose encima del ojirojo asesino porque quería verlo completamente, quería que lo rasguñara, que colaborara con todo ese acto pasional. Inició el beso y por increíble que suena, Xanxus correspondió ésta vez, dejándose llevar. El menor solo quería sacarse ese calor infernal y si volvía a sentir ese éxtasis de nuevo… colaboraría hasta sentirse satisfecho completamente

 

 

 

 

Del cielo al infierno…

 

 

 

 

Las cosas se rompían, los platos salían volando, los empleados corrían asustado por el mal humor de su jefe, ¡uno que superaban cualquier maldito día de su puñetera existencia! Y es que Xanxus nunca supo cuando empezó a disfrutar de esos encuentros. Ricardo lo veía sonriendo cuando se encontraban para las reuniones, que no eran más que encuentros sexuales, pocos, solo cuando el ojirojo quería desahogarse pero terminaban sin dormir la noche entera y… ¡jodido y asqueroso afrodisiaco! Xanxus solo quería matar a Ricardo por haberlo llevado a eso, pero en la intimidad era diferente. El mayor lo dominaba, lo penetraba con la fuerza que necesitaba, para que el placer fuera de ambos. ¡Mataría al hijo de puta! Pero si hacía eso se quedaría sin el buen sexo salvaje ocasional… destruyó su habitación cuando empezó a meditar los hechos, rompió vidrios y arrojó cosas desquitando su frustración. Golpeó a Squalo quien era uno de los pocos en darle verdadera pelea, dejó malherido a Belphegor cuando captó una pequeña semejanza entre la sonrisa de esa escoria con la de la escoria mayor que decía ser su jefe  ¡QUE TODOS SE FUERAN AL PUTO INFIERNO!

 

 

 

¡Era un dolor en el culo! Literalmente ya que apenas la noche anterior se había quedado con Ricardo fuera de la ciudad, en donde nadie escucharía nada, donde no hubiese testigos a los que asesinar porque eso era UNA PUTA MOLESTIA para Xanxus. Sin darse cuenta había pasado unos tres meses desde la primera vez, ahora se encontraba recostado en el sofá mientras miraba el techo, jugando con su arma favorita, bostezando ya que no durmió mucho. De pronto se sintió más relajado, así que… un buen wiski le caería bien. Salió de su habitación caminando entre los pasillos en dónde los novatos corrían después de darle una reverencia en forma de saludo, el ojirojo ni siquiera los miraba, solo quería beber, lo demás que se fueran al infierno. Encontró a Squalo en el salón, “VOOOIII al fin sales de tu guarida, jefe bastardo” lo ignoró pues en parte tenía razón, llevaba como una semana sin salir más que para pedir algo en la cocina

Esa extraña relación física con Ricardo lo estaba poniendo de malas “¿de nuevo empezarás a beber? Pensé que nos liberamos de ese gasto”  Xanxus miró al peliplata quien solo maldecía y decía cosas que no escuchó, pues el jefe de Varia estaba meditando todo. Si mal no recordaba la necesidad de alcohol se perdió hace casi dos semanas, ¡cómo pasó eso!... Tal vez el mal humor fue el causante, pero que más daba. Se sentó en el sofá más cómodo mientras Squalo reclamaba que al menos le pusiera atención mientras le informaba de las futuras misiones “CÁLLATE DE UNA MALDITA VEZ ESCORIA” se sirvió una gran copa mientras veía al pelilargo estallar en gritos e insultos, se rio antes de consumir el líquido y disfrutarlo, o si… eso era el cielo. El ardor en la garganta, el calor en el estómago… el dolor en el abdomen, espera, ¡eso no estaba bien! Xanxus se quejó mientras  se levantaba de golpe, se apretó el abdomen sintiendo el punzante dolor, su rostro formó una mueca e incluso Squalo se asustó, corriendo a ayudar a su jefe que se quejaba bajito mientras respiraba agitadamente “te llevaré a un médico”

 

 

 

Dos meses después de eso estaba cabreado, más de lo normal, entró a la oficina de Ricardo dispuesto a matarlo. Disparó un par de veces amenazando al maldito quien estaba preparado y ahora se apuntaban mutuamente. Pelearon verbalmente por varios minutos, la causa era desconocida para el mayor quien solo escuchaba “por tu jodida calentura, maldita escoria, te castraré hijo de puta, maldigo al animal entre tus piernas, se te caerán o las corto” centenares de cosas más que Ricardo no le daba ni pies de cabeza. Pelearon, Xanxus parecía haber visto al diablo y robado el maldito pecado capital  de la ira “me voy maldita basura, los Varia se van conmigo, solo a los que se me da la gana de llevar, los demás están bajo tu puto mando”. Tan repentinamente como llegó se fue, sin dar explicaciones, solo lanzó un fajo de documentos cerca del rostro de Ricardo “las renuncias imbécil”. El ojirojo tiró algunas cosas de la casa mientras se encaminaba a la salida, para después perderse en la oscuridad de la noche dejando a un confundido ojiverde que solo miraba el desorden y suspiraba “después de la reunión me escucharás” gruñó pues sus negocios estaban primero

 

 

 

El caos en la mansión se dio, pues mudar a las pocas escorias que en verdad querían seguir a Xanxus por lealtad, era un trámite tedioso. El jefe los miró con furia para que se callaran pues estaba de un humor de los mil demonios para aguantar todo. Los demás sintieron el deseo de sangre de su líder y sin decir nada tomaron sus maletas. Se embarcaron al viaje a Dios sabe dónde, pues el jefe no era una persona pensante, así Varia se mudó. Los que quedaron dejaron ese nombre de lado por voluntad propia y porque Xanxus se despidió diciendo “cualquier escoria malnacida que use el nombre Varia será degollado. Tengo propiedad sobre ese nombre y ninguna basura se mete con lo que es mío”. Cuando Ricardo se enteró de esa situación, echaba humo debido a la furia, mandando a un grupo en la búsqueda. Más fue inútil ya que los escuadrones de búsqueda terminaban volviendo en las últimas o simplemente no volvían

 

 

 

Espera…

 

 

 

Un año y medio, ¡un maldito año y medio sin saber nada de Xanxus! para Ricardo fue una sorpresa tal desaparición repentina, peor aún fue leer los archivos de renuncia que el ojirojo le dejó. Después de resolver sus problemas de negocios, regresó a averiguar el por qué la actitud del otro, pero se topó con la sorpresa de que Varia en verdad se fue sin dejar rastro, por lo cual, pensó que la explicación estaba en esos papeles. Los leyó, todas las renuncias, hasta que el último papel fue la de Xanxus. Nada fuera de lugar excepto por dos cosas: primero, Varia no era un grupo de empleados normales, no tenían relación directa con él ni dependencia laboral, las cartas de renuncia eran solo formalidades sin sentido puesto que los pago iban a la cuenta en el extranjero que a su vez solventaba los gastos de esos asesinos… segundo, al final de la renuncia de Xanxus había una nota “REVISA EL PUTO ANEXO 2” si bien esto parecía un chiste de mal gusto, reunió toda la paciencia que todavía le sobraba y buscó el vendito anexo que estaba atorado en la uno de los sofás

 

“RECUERDA QUE TODO LO QUE ESTÉ BAJO MIS BRAZOS SERÁ MÍO Y DE NADIE MÁS, ÉSTA COSA ME PERTENECE, NO TE ATREVAS A ACERCARTE… para mayor información leer el anexo 3

(El jefe no quería que lo supiera así que esto se quede entre nosotros Ricardo. Atentamente Lussuria

PD: el jefe ni siquiera sabe que las cartas de renuncias solo eran para camuflar esto. Lo convencimos que así te enfurecerías más y… ¡si se entera nos mata!... la PD2 está en el siguiente anexo XD, por cierto yo solo intento imitar al jefecito)”

 

 

El ojiverde tenía una venita saltando en su cuello. A veces se sorprendía que Xanxus aguantara a toda esa sarta de raritos, aunque claro, asesinos mejores que ellos no había. Con paciencia revisó el anexo 3

 

 

“EL EXAMEN TIENE UNA EFECTIVIDAD DEL 99.9%.... RESULTADO POSITIVO

EVIDENCIA DE EMBARAZO CONFIRMADO

EL PADRE DONCEL SE ENCUENTRA EN GESTACIÓN CON ALREDEDOR DE 12 SEMANAS

PD2: Desearía ver su expresión porque nosotros casi nos morimos al enterarnos~ por si lo duda el hijo es suyo supongo, porque el jefecito está maldiciéndolo una y otra vez~ además que todas las palabras aquí escritas son solo resúmenes de lo que nosotros escuchamos~

Muchos besos querido futuro padre~

Los Varia siempre fieles a la causa se van con el boss a cuidar de que ese pequeño venga al mundo en las mejores condiciones~ 

<3”

 

 

 

¿Alguna vez se han desmayado? Pues Ricardo jamás… él era un hombre de respeto. Esa simple noticia no le afectó, simplemente se sentó leyendo una y otra vez los documentos, sintiendo que su cuerpo se tensaba debido a la rabia “así que te fuiste con mi hijo a cuestas, maldito Xanxus” de ahí hasta la situación actual nada cambió. El enfado de Ricardo con Xanxus seguía pero con mayor proporción ya que el muy maldito había desaparecido sin decir nada, si no fuera por el afeminado rarito que acompañaba a Varia no se hubiese enterado jamás que el ojirojo, a pesar de todo ese porte de macho, era doncel y aparte engendró un hijo… SU HIJO, el examen de embarazo adjunto lo demostraba

 

 

 

Cierto día hermoso y soleado cuando Ricardo descansaba en su sala bebiendo un fino vino del 89, consumiendo un tabaco normal,  escuchó un pequeño alboroto en la entrada de su casa. No se inmutó mientras sus empleados resolvían ese asunto, pero se levantó de golpe al escuchar ciertas voces conocidas

 

 

-Varia está de vuelta~ - esa voz chillona era de Lussuria, lo vio entrar mientras saludaba con su mano como de una damisela de siglo medio se tratara, incluso tenía su pañuelo blanco ondeando

-que atrevido – gruñó mientras intentaba no estar molesto y concentrarse en lo que importaba – dime donde está Xanxus y te perdonaré la vida

-VOOOOIIII aparte de que regresamos para tomar nuestro poderío de nuevo y de paso traerte al maldito mocoso, ¿nos hablas así? – Squalo se mostraba de pronto cargando una maleta blanca con bordados en oro lleno de… ¿cosas infantiles?

-¿dónde rayos está?

-pues afuera… ya mismo entra. El maldito jefe está que no se aguanta al mocoso shishishi – el rubio lanzaba al suelo otra maleta mientras escuchaban todos el alboroto en la entrada

-pues más les vale tener al niño a salvo porque si no… - Ricardo estaba molesto y la mirada llena de ira lo demostraba

-pues te lo dejo – entró Xanxus, mostrando lo que llevaba en la mano, para ser exactos a quien sostenía en la mano. Agarrando la ropita del bebé lo llevaba como si fuera una  bolsa de compras, pero al contrario que otro niño normal, éste se reía mientras movía sus manos y atrapaba sus pies – el mocoso es tuyo después de todo – gruñó el ojirojo mirando de mala forma a los otros

-al fin te apareces Xanxus, ¿quién te crees que eres para desaparecer llevándote a mi heredero?... bastardo – enfureció mientras veía que el otro usaba su cabello más largo, estaba con el ceño fruncido mientras levantaba a niño a la altura de sus ojos y el pequeño intentaba tomar los cabellos de su papi mientras se reía

-oye maldito jefe bastardo, si lo botas se golpeará y se volverá estúpido como tú – se quejó Squalo alterado al ver al pequeño moverse divertido

-¡cállate escoria! es mi mocoso así que hago lo que se me dé la gana – gruñó molesto mientras golpeaba la frente del bebé – además salió muy raro y le gusta como lo trato – el bebé sonreía mientras aplaudía y balbuceada “pa… bu… pa… esh” – ¿no es verdad mocoso? – le sonrió al infante, cosa que a todos sorprendió, bueno dicen que un bebé cambia la actitud de los padres… un poquito al menos

-solo tú puedes engendrar algo así shishishi –

-el nombre – exigió saber Ricardo ya harto de que lo ignoraran – dime como se llama mi hijo y una buen explicación para que te fueras sin decir nada

-Dante – sonrió mientras cargaba normalmente a su hijo – el mocoso se llama Dante y… ¡a ti que mierda te importa mi vida!

-soy el padre, exijo saber

-el jefe no quería que lo vieran con la pancita – canturreaba Lussuria – además fue un tiempo difícil para nosotros que aguantamos todo el proceso – se reía mientras esquivaba el biberón que Xanxus le lanzó

-pero parece que eso le sentó bien, ahora ya no se enfada tanto shishishi – antes de ser asesinado Belphegor salió riéndose mientras Lussuria se despedía con besos volados

-tendrán mucho de qué hablar. Nosotros nos instalaremos de nuevo, los demás están impacientes por volver a la mansión de los Varia – sonrió Squalo mientras con un leve apretón de mejillas se despedía del bebé, quien seguía en brazos de su papi y se chupaba los dedos

-Dante, conoce a tu padre – el azabache ojirojo tomó al niño y se lo dio al padre que simplemente no sabía cómo tomarlo. Ricardo lo sostuvo como pudo, tomándolo con las dos manos y levantándolo un poco para analizarlo. El bebé sonreía mientras movía sus manitas tratando de alcanzarlo, tenía una piel un poco bronceadita, esos ojos verdes característicos del padre, el cabello negro y liso, nadie negaría quienes eran los progenitores del niño

-bueno te lo dejo porque tengo asuntos importantes que tratar con las escorias – sonrió Xanxus al ver el pánico en la mirada verdosa

-un momento, ¿cómo que te vas? – había esperado mucho por conocer a su hijo pero… era diferente a encargarse del niño, no sabía anda acerca de eso

-¿te da miedo quedarte con tu hijo? No que lo querías tener a tu lado

-es tu hijo también

-y no pienso abandonar a mi sangre – sonrió burlón – pero lo aguanté nueve meses y los demás para que estuviera sano, ahora te toca

-no te atrevas a desaparecer, Xanxus – amenazó solo por si acaso

-volveré por el mocoso en la noche, las escorias lo tratan como su juguete personal así que ni locos se separan de él y no quiero que den lata

-vuelve en la noche y quédate aquí, si tienes a mi hijo tendrás que mudar…

-VETE A LA MIERDA – le gritó y aunque pareciera extraño, el niño ni siquiera se asustó – vivo como se me dé la gana

-pues eso cambia ahora

-púdrete Ricardo, ya tienes al heredero que querías. No es hijo de una puta, es mi hijo y tiene sangre de un guerrero

-tendrás que estar a mi lado, querido

-VETE AL DEMONIO, ESCORIA – dijo antes de irse pero regresó para despedirse del mocoso – mocoso diviértete y cuida del imbécil – se burló mientras apretaba las mejillas del infante con rudeza y se alejaba de inmediato dando paso a la risita del pequeño que estiraba las manitas hacia el padre que ahora se retiraba – si llora te mataré, hijo de puta

-¿cómo quieres que cuide de un niño si jamás lo he hecho? – o sí, estaba dudando de como sostenerlo bien entre sus brazos

-pues aprende escoria

 

Ricardo se quedó solo entonces, mirando al niño que empezaba a sollozar al ver que su progenitor se iba. Entró en pánico mientras llamaba a las sirvientas en busca de ayuda, jurándose mentalmente que sea como sea tendría en su cama nuevamente a Xanxus y quien sabe, otros herederos serían buena idea… pero claro primero a recobrar el tiempo perdido, el sexo era su prioridad

 

 

 

 

Notas finales:

¿Les gustó?

Bueno ya que llegaron hasta aquí sin morir en el intento jajajjaja na mentira, pues personalmente me gustó hacerlo auqnue me traumé un poco en el proceso y por eso llegó el bloqueo, no importa por el momento jejejejej

Como dije les contaré algunas cositas

Me tardé mucho en decididrme el nombre del peque, pero ñeee me gustó Dante

Hice el lemon con un sonrojo brutal y es que fue el  más dificil que he hecho y pueda que haya quedado medio malo

Me traumé porque Xanxus es Xanxus y ya

Usé más malas palabras que en toda mi vida, y es que no estoy acostumbrada a eso pero lo intenté

Los amo a todos

Besos sensuales!!!

y cualquier duda, insulto, queja o lo que deseen es buen recibido en un review

bye-bye 


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