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La peor traición por minima

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Notas del capitulo: Estoy cada vez más decepcionada de la humanidad con las elecciones de E.U. ¿soy mala al desearle a Trump que le ocurra algo como una embolia? ¿Paro cardiaco? ¿Qué lo acusen de algo que tenga que renunciar a su puesto y quede en la ruina? ¿Qué le den un balazo como a Kennedy (aunque no creo que ese se lo mereciera)?... Aunque aquí en nuestro país también tenemos una decepción de presidente, aun guardo las esperanzas de que o cambien para mejor… o les ocurra algo tan horrible que quede en los libros de historia… tal vez si soy un poco mala
~10~

“A veces los encuentros menos esperados son justo lo que uno necesita. Te dan cierta claridad y ayuda que uno no hubiera encontrado por cuenta propia, o simplemente te brindan la suerte que te hace falta.”

Fue a la escuela con más ánimo que los días anteriores, en la clase de Miss Skullnick la lección seguía con el usual ritmo de explicaciones de la materia y quejas por parte de la maestra de cosas como sus antiguos novios o que no se distrajeran en clase porque esto vendría en el examen.

El día transcurrió normal, o lo tan normal para una escuela de adolecentes antes de la llegada de una chica con varita mágica; populares, deportistas, nerds y frikis entre otros tipos de pubertos podían poner en debate el concepto de normal entre todos.

Ejemplo de ello era Hanna.

Hanna tiene fama de ser chica rara, particular en el mejor de los casos, y algo acosadora en el peor. No era mala chica, aunque era conocido que entre sus costumbres se inclinaba el allanamiento de morada a casa de sus compañeros y amigos de escuela (solo quienes consideraba lo suficiente interesantes, como Marco), así como tener basto conocimiento de las cosas más extrañas y peculiares que en el mundo existían, desde conocer los parásitos más extraños y escalofriantes que pudiera tener la mala suerte de contagiarse el ser humano (gusanos que crecían bajo la piel, chinches y pulgas, cosas asquerosas que prefería elegir exponer en las clases de biología y ciencia y que hacían temblar y sentir nauseas tanto a sus compañeros como profesores), hasta conocer la mayoría de las leyendas del mundo que hablaban de monstruos o creaturas raras encontradas a lo largo de la historia de la humanidad (a la hora de pijamadas o salidas con sus amigos o familiares gracias a ese material tenia las mejores historias de terror que se podían contar y poner a todos con la piel erizada).

Marco la conocía desde la primaria si su memoria no le fallaba, y desde pequeña era “singular”. Aunque para el moreno ese tipo de personas podían ser problemáticas, no quería decir que le desagradara la chica, aunque si le daban opción evitaría los problemas que esta traería (como explicar a un profesor por que usaba su casillero como un habitad para su tarántula mascota como ocurrió hace un año, o que los supuestos tatuajes en su brazo eran de gena y no reales de tinta permanente lo cual fue hace medio año, de hecho se decía que por eso usaba suéter en la escuela porque aun tenía mucho de esos tatuajes temporales en los brazos).

De hecho incluso había veces que se preocupaba por ella, como el hecho que se metiera a su casa u otras casas ajenas, en su mayoría ya gente que la conocía ya no le importaba esa manía suya, pero si un policía la atrapaba practicando su inusual hobby o alguien levantaba una denuncia podría terminar en la cárcel, o Dios no quiera, si se metía a la casa de alguien realmente más loco y realmente peligroso, esta podría estar en peligro y resultar herida, esos eran sus pensamientos, y por eso cada vez que tenía oportunidad trataba de decirle que dejara de hacer eso cuando la veía con sus llaves que de alguna forma le había quitado.

Dejando en claro que su compañera de clase era más que peculiar, y a veces perturbadora, hoy tenía un peculiar interés en fijar su mirada en Marco, y esto él lo noto. Normalmente significaba problemas, o que había encontrado algo de interés, pero desde que Star se fue a su reino no creía que tenía algo de interés para ella en esos momentos.

Quizás quería mostrarle una de sus extrañas cosas y quería ver su reacción, era lo que normalmente hacía para divertirse como una clase de broma. Esperaba que no fuera otro frasco con una rana de dos cabezas en liquido como la última vez, no tenía idea de donde rayos sacaba esas cosas (aparte de algo perturbador le avergonzaba recordar el momento en que dio un grito demasiado agudo, en su defensa en ese entonces sufría horribles cambios de tono de voz, no es que aun hubiera dejado esa etapa, seguía creciendo, estaba en plena adolescencia a fin de cuentas, al menos su voz era más grave ahora, pero en ese entonces incluso alguien que lo escucho llego a preguntar “¿Asustaste a otra niña Hanna?”).

Ignorando en la clase la mirada de su compañera de clase el tiempo paso y la campana del almuerzo sonó, por un momento olvido que ella le había estado observando y fue con sus amigos a comer, este día su madre se había lucido preparando unos deliciosos burritos con frijoles caseros con la receta de nana Díaz (legendarios dirían los de su familia y que incluso según la leyenda una compañía de comida le llego a pedir venderle la receta), también lleno un termo con agua de tamarindo e incluso le había puesto de postre unos dulces de leche que les había dado su abuela al final de su visita, incluso si Hanna llegaba con una cabra con cinco cabezas esta no le arruinaría el apetito con esta buena comida.

-¿Esos son burritos o tacos?- Ferguson pregunto al ver el almuerzo de su amigo.

-Burritos-

-Aww lastima, los tacos de tu mamá son muy buenos- comento el pelirrojo, era sabido que el chico amaba los tacos.

-Lo sé-

-¿Y cuándo crees que prepare de nuevo esas delicias?-

-No sé- el latino alzó los hombros, no es como si hubiera un calendario de comidas como en la casa de Ferguson para saber que se comería cada día de la semana o mes, por ejemplo los martes de tacos y los miércoles de las sobras de martes de tacos –puedo preguntarle luego-

-Genial, cuando los haga resérvame un gran plato de ellos-

-Hola chicos- es la suave voz que llega a sus espaldas que los hace sobresaltar un poco en sus asientos, Alfonzo incluso exhala un gritito aunque jamás lo admitiría en voz alta.

Con pasos tan silenciosos como los de un gato Hanna había llegado hacia su mesa, es otra característica de ella, podía ser tan silenciosa que no te darías cuenta que había llegado a tu lado hasta que ella hubiera hecho un sonido o tacado tu hombro para llamar tu atención, era otra broma característica de ella tomar por sorpresa de esa manera a sus amigos, compañeros de clase y conocidos. Algunos bromeaban diciendo que tenía habilidades ninja, otros que podría ser una espía cuando fuera grande.

A veces Marco pensaba que con esa singular habilidad le provocaría un susto a alguien que le provocaría un infarto, esperaba que él no fuera esa persona.

-Hanna- saludaron los chicos una vez recuperándose de la sorpresa por no decir del susto.

-¿Quieren ver algo realmente sorprendente?- pregunto con ese brillo en sus ojos cuando algo le emocionaba, y lo que significaba que incomodaría o asustaría a sus compañeros.

-Seeee… no lo creo- fue Ferguson quien respondió, le agradaba Hanna, pero la última vez que le enseño algo “sorprendente” a la hora del almuerzo se le había logrado revolver el estómago y para un chico como Ferguson que se jactaba de tener un estomago fuerte era un logro.

-Oh vamos, solo es algo como… esto- en un rápido movimiento la chica metio su mano en el bolsillo de su suéter y saco algo que puso inmediatamente enfrente de la cara de los muchachos, en realidad prácticamente en la cara de Marco.

Por instinto los chicos se inclinaron un poco hacia atrás temiendo que fuera un bicho extraño o una cosa asquerosa, para ser una chica Hanna no se intimidaba al tocar cosas como babosas, insectos peludos o con muchas patas, a veces ambas cosas, o incluso el cráneo de un conejo una vez, según ella lo había encontrado una vez que estaba paseando por las zonas verdes y no tan verdes que rodeaban la ciudad.

Pero no era un insecto, o una cosa viva, o incluso una cosa aparentemente asquerosa lo que Hanna tenía en manos, en realidad era una… ¿piedra?

Cuando vieron que no había riesgo o amenaza de que la cosa les saltara en las caras se acercaron para ver mejor.

-¿Qué es eso?-

-Eso parece una piedra, pero es algo traslucida… ¿un cuarzo?- Alfonzo movió sus lentes en un tick que hacia cuando estaba tratando de enfocar mejor su vista.

-Miren mejor de cerca- dijo Hanna moviendo un par de sus dedos que sostenían el objeto para que la luz del sol de mediodía lo iluminara mejor.

-Hay algo dentro-

-Una… ¡¿Lagartija?!- Marco se inclinó más de cerca no creyendo lo que veía.

-Muy bien Marco, excelente vista-

-¿Cómo rayos metes una lagartija a una piedra?- Ferguson también se inclinó viendo ya la silueta del animal dentro de la piedra.

-Por qué no es una piedra como tal, es ámbar ¿no es así?- Pregunto Alfonzo fascinado con lo que tenía enfrente.

-Bingo. Esto literalmente es un fósil de resina de un árbol-

-¿Resi qué?-

-Piensa que es como el jarabe de maple endurecido, pero este tiene cientos de años- proporciono Marco no apartando la mirada de la piedra de ámbar. Ya conocía estas cosas, pero jamás había visto una con insectos u otra cosa en persona, a su madre le habían regalado una pulsera con estas piedras, sus tonos cálidos siempre le resultaron atrayente.

-Uhhh ¿Y se puede comer?- pregunto el pelirrojo inmediatamente relacionando la explicación con el sabor dulce del jarabe que le ponía a sus hot cakes.

-Eso sería como comer una piedra Fer- advirtió Alfonzo lanzando una mirada desaprobatoria a su amigo.

-No sería la primera vez-

-Aunque sería muy divertido ver tratar a Fergus comerse una piedra, no te puede permitir que te tragues uno de mis tesoros- sabiamente Hanna aparto un poco más la piedra de ámbar del chico pelirrojo, este podía seguir primero sus impulsos ignorando a las advertencias sus amigos especialmente cuando se trataba de comida o chicas, no se diga cuando se involucraba ambas cosas.

-No sabía que podían quedar atrapadas cosas más grandes que insectos en esas cosas, la lagartija parece estar muy completa- el chico de lentes observo con ojo clínico cada detalle que podía percibir en ese pedazo de ámbar, no era completamente transparente pero podía distinguirse perfectamente las características del animal.

-Como dije, uno de mis tesoros. No es tan común que queden atrapados adentro de estas cosas. Es más fácil que insectos u hojas queden fosilizados dentro de ellas- Explica Hanna con cierto orgullo en su tono.

-Entonces ¿no es como un caramelo?- pregunto para asegurarse el pelirrojo.

-No- respondieron todos a su alrededor, aunque a más de uno el color le recordaba a una de esos dulces, como a Marco que también inevitablemente pensó en un par de ojos que tenían cierta tonalidad similar, no ayudaba que hubiera un reptil dentro del ámbar a despejar ese pensamiento.

¿Le habrían puesto ese nombre por qué sus ojos parecían caramelos?

-Muy bonito, ¿verdad Marco?- pregunto Hanna girando un poco la piedra para que se viera un diferente ángulo de la lagartija en su interior.

-Sí, no creo que usaría la palabra bonito para describirlo, es más bien interesante, llamativo. ¿Cómo la conseguiste?... Espera, mejor no quiero saberlo- a veces las historias de los objetos que llegaba a traer y mostrar Hanna podían ser mucho más perturbadoras que los mismo objetos por tan simples que fueran, como la vez que trajo lo que parecía el colmillo de un animal y dijo que lo había conseguido en el suelo de una arena de lucha libre clandestina de un tipo que había recibido un buen izquierdaso.

-La historia de este hallazgo no es tan asombrosa como mis otros tesoros, en realidad la compre en una venta de garaje cerca de mi casa. Aunque la razón de la venta si trajo una historia interesante, el señor que vivía en la casa era alguien ya muy mayor que trabajo como geólogo y entomólogo, por eso que tenía una gran colección de rocas e insectos las cuales estaban vendiendo en esa venta de cochera, y la razón de esto fue por la muerte del mismo dueño. Al parecer era un hombre solitario y solo se dieron cuenta que había fallecido cuando los vecinos se quejaron de un olor nauseabundo que venía de la casa, llamaron a la policía y entonces lo que encontraron…-

-¡Basta! No necesitamos saber más detalles- Marco interrumpió antes de que fuera más específica con la historia que estaba contando, y Hanna realmente podía ser muy gráfica en sus relatos cuando quería.

Quizás que hubiera traído a la escuela una cabra de cinco cabezas hubiera sido menos perturbador que la historia de su vecino fallecido.

Una historia mórbida y con detalles asquerosos, algo que por desgracia le gustaba contar a Hanna mucho, arruinaría el apetito de cualquiera.

-Aww pero estaba llegando a la mejor parte- la morena sonrió sabiendo que estaba causando el efecto deseado de incomodidad en sus oyentes.

-Mejor… cuéntanos que más comprantes en esa venta de cochera-

-Pues había otras cosas fantásticas aparte de su enorme colección de piedras, como su colección de insectos o un mapache disecado- y así como había parecido tan emocionada de contar la historia de su vecino fallecido y el encuentro de su cadáver Hanna empezó a contar las cosas tan extrañas y únicas que había en la venta.

*+*+*

Después de una severa auto reprimenda mental, Toffee se dio cuenta que contrario a las expectativas iniciales haber sido descubierto por alguien en su tarea de buscar información en la casa de los Díaz no había resultado tan desastroso.

Los peores escenarios que se formaron en su mente fue que aunque la probabilidad era baja que la misma princesa Butterfly o sus padres, o incluso alguno de sus sirvientes lo hubieran descubierto creando una confrontación en la cual no hubiera estado completamente preparado, a su vez que la princesa terminara nuevamente al lado de la familia Díaz, cosa que aunque en cierta forma la tendría más expuesta en la Tierra creando más oportunidades, creía que lo mejor era que dejara de involucrarse con la familia que le acogió en esa dimensión y arrastrarlos en sus problemas y/o caprichos; otra opción sería que la misma persona que lo encontró, aunque no una amenaza real en sí, le informara a los Díaz de su allanamiento de morada, ya sabía que por obvias razones ya era un villano ante sus ojos pero no quería que lo consideraran algo de tan poca clase como un simple ladrón de casas o algo por el estilo.

…l era otra clase de villano.

Pero la chica, la joven adolecente de nombre Hanna, no parecía tener un interés en delatarlo o estar asustada por tener un hombre lagarto de dos metros delante de sus ojos, y por lo que sabía de las personas que vivían en la Tierra el comportamiento normal sería una reacción por lo menos de asombro o aversiva sobre este tipo de cosas, en cambio Hanna parecía muy feliz por tenerlo enfrente de sus ojos.

Podía jurar que incluso le brillaban los ojos de la emoción.

-En las historias que contaba Star en la escuela nunca menciono a un hombre lagarto en traje- reflexiono en voz alta la morena.

Como era de esperarse de la princesa con aires de guerrera presumiría sus hazañas con los que quisieran escucharle vanagloriándose de sus victorias aun cuando fueran contra los patéticos secuaces que eran los subordinados de Ludo, o más bien estos bajo su liderazgo.

Al parecer la joven humana había puesto especial atención en los detalles de la descripción de los oponentes de la princesa, aunque dudaba que sus relatos fueran muy prolíficos con esa mentalidad tan infantil y un vocabulario deficiente, prueba de ello era el diario que había leído.

En esta clase de momentos era solo cuestión de tomar decisiones rápidas, podía quedarse y tratar de deshacerse de este percance, pero no era el tipo de persona que hacia sacrificios innecesarios, además que pensando bien que supiera o no el joven Diaz que había ido a su casa no afectaba tan gravemente sus planes, ¿no?

Solo quizás su reputación y la imagen que tendría de él.

Pero ya había cientos de seres que pensaban cosas horribles de su persona, que un simple humano se sumara a sus filas no le afectaba. Ahora lo que debía hacer era abrir un portal, marcharse y ahora si definitivamente descartar a la casa de Marco Diaz como alguna fuente de información valiosa.

Dejaría este desafortunado desliz atrás.

Pero la chica logra ver a través de su rostro inexpresivo para darse cuenta de sus intenciones de marcharse por lo que suelta un comentario que no esperaba.

-Espera, solo quiero preguntar unas cosas. No le diré nada a nadie-

Hanna podía ser extraña, y a la vez tener la suerte de encontrarse cosas aún más extrañas, pero eso no quería decir que no ponía de su esfuerzo para saber de ellas o comprenderlas. Quizás era su ansia de conocimiento y la manera de conseguirlo lo más problemático en ella.

El internet podía tener mucha información y era de fácil acceso, pero muchas de esa información podía ser falsa, prefería los viejos métodos para saciar su curiosidad, investigar en persona o de libros que podía tener entre sus manos.

Su cuarto tenía toda una pared dedicada a sus investigaciones y un librero repleto de temas como criptozoologia, misticismo, magia, astrología, entre otros.

Ha, ¿pero cuando volvería tener la oportunidad de tener a una creatura como esta cara a cara? Bueno, desde la llegada de Star Butterfly esas probabilidades se habían aumentado considerablemente con cada día que esta había estado en la Tierra sin lugar a dudas.

-No tengo ninguna razón para responder tus dudas- fue la tajante respuesta de Toffee dando por terminado este encuentro, o eso creyó él.

Pero con esa negativa solo había dado a entender a Hanna que ella le debía de dar un motivo por lo cual quedarse y saciar su curiosidad.

Hanna no era tonta, quizás un poco ensimismada en las cosas que le gustaban dando poca importancia a lo demás, pero ella podía ser una chica tan inteligente y racional para solucionar problemas especialmente cuando estos tenían que ver con las cosas que le interesaban. Y en este momento este hombre lagarto era de su interés, o más bien la información que este podría darle.

La mayoría de creaturas que venían a la Tierra este semestre o eran estudiantes de intercambio, (si, Hanna en su mente no pensaba en Star como un “humano” y lo más cercano a “persona” había sido “creatura”, según ella las creaturas también podían llegar a ser racionales y hablar si su inteligencia les alcanzaba, y podían ser mucho más agradables que algunos humanos) o monstruos que buscaban la barita que siempre portaba la barita la princesa de Mewni, o eso era lo que había salido de la propia boca de Star.

Y como era obvio que este hombre lagarto no era ninguna princesa o cosa que se le parezca, entraba en la segunda categoría.

No tenía la barita, pero en su raciocinio tenía algo casi igual de valioso.

INFORMACI”N

-Solo tengo curiosidad con todo eso de viajes dimensionales, monstruos, la magia. Y como te vez como todo un hombre de negocios, ¿Por qué no hacemos un trato?-

Toffee alzo una ceja por la notable persistencia de esta humana, no creía que pudiera tener cualquier cosa que le interesara.

-Información por información, ¿Qué te parece?-

Eso… si llego a llamar su atención levemente.

*+*+*

Al sonar de la chicharra de final de clases Marco se dirigió a su casillero a dejar algunos de sus libros que no ocuparía y otros que necesitaba para hacer la tarea, era una de las grandes ventajas que veía en la secundaria en comparación de la primaria, ya no tenía que cargar una tonelada de libros en su mochila y con el casillero podía guardar varias cosas aparte de sus libros necesarios para la escuela.

No planea nada especial para el día de hoy, jugar con los cachorros, comer con sus padres, tal vez poner una de sus películas favoritas de karate para ver después de hacer la tarea.

Una monótona rutina sin princesas con baritas mágicas o monstruos que buscaban pelea, solo lo que un chico de su edad estaba acostumbrado hacer.

Cuando termina de cargar su mochila con las cosas que necesita cierta la puerta del casillero para encontrar a Hanna recargada al otro lado.

-Hola Marco-

-Hanna-

Marco se siente un poco orgulloso porque esta vez no se sorprendió (asusto, aunque él no usa esa palabra) por una de las apariciones sorpresas de su compañera. Aunque esa sonrisa que traía no le tranquilizaba, era difícil saber que era lo que estaba pensando la chica a veces o que es lo que se traía entre manos, quizás porque los dos eran tan diferentes.

-Hey, tengo algo para ti-

Esas palabras ponen en alerta a Marco inmediatamente, esto podría ser una de las bromas de Hanna o realmente quiere darle algo, pero en bromas a veces Hanna se pasa demasiado, en vez de dar la típica lata de mani de broma llena de serpientes de resorte de juguete ella pondría una serpiente de verdad, o si tenía la intención de dar algo podría ser un animal disecado.

-No gracias Hanna, sea lo que sea que…-

Pero Hanna no acepta protestas y saca su mano de su chaqueta para ponerla en frente de la cara del joven Diaz, y el chico que ella no le daría un puñetazo aunque el movimiento lo parecía pero teme por lo que contenga en su mano por lo que cierra los ojos instintivamente tratando de evitar ver la cosa que le quiere entregar la chica.

A veces no sabe si el comportamiento de su compañera es una clase de coquetería pesada o una forma de ponerlo incómodo y nervioso por diversión de ella, supone que es más lo segundo que lo primero.

-Hey abre los ojos, esta cosa no muerde-

Y porque tiene que abrir los ojos tarde o temprano, no porque confié mucho en que lo que dijo Hanna, mira por fin que es lo que tiene delante de la cara.

-¿Eh? ¿Tu piedra de ámbar?-

De todas las cosas que hubiera esperado de Hanna esta era la más inesperada, pero la chica es un manojo de sorpresas.

-Admítelo, te llamo mucho la atención-

-Pero es tuya, parecías muy emocionada hablando de ella en el almuerzo-

-Sí, pero tengo más de estas además con arañas e insectos raros-

-Err- aún no está seguro de aceptar este presente o no. A veces Hanna puede ser pesada, extraña así como presentar estos extraños casos de desinterés, pero no sabe la causa de este en particular.

-Las lagartijas son de buena suerte, y chico, tú la necesitas más que yo-

-Espera ¿Qué?-

-Ferguson me conto de tu última aventura, ya decía yo que si Marco Díaz faltaba un día de clases sin avisar a los profesores era una de las señales del apocalipsis o de una catástrofe o quizás estabas en riesgo de vida o muerte, hubiera sido interesante si fuera la primera en vez de a segunda-

No sabe si sentirse irritado porque Ferguson le contó a Hanna sobre su incidente casi mortal, pero conociendo a su amigo y la persuasión de Hanna que entre sus varios dones y extrañezas sabía cómo y con que convencer a alguien para que le brindara información, o sorprendido por que muy a forma de Hanna al parecer se mostró un poco preocupada por él.

-Con que buena suerte ¿he?- extiende su mano y deja que la piedra caiga en su mano. No le caería mal tener un amuleto o dos al alcance en estos días. –Gracias-

-No hay de qué. Y si vez que te falta tu cuaderno de matemáticas digamos que lo tomo como pago-

Marco mira nuevamente a su casillero, así que no había olvidado su cuaderno en su casa como había supuesto en un principio.

-Solo tomare algunos apuntes, prometo que lo regresare lo más intacto posible-

-¡Hanna!-

Pero la chica ya se había ido a hacer lo que sea que haga en sus tardes no tan típicas de adolecente normal y con una muy vaga promesa de que vera su cuaderno de matemáticas en un futuro no muy cercano y posiblemente no tan intacto como le gustaría. Así como tiene habilidades en meterse en casas ajenas la adolecente también las tiene para abrir cosas como casilleros o cerraduras, no debería de extrañarse por parte de ella su invasión a su privacidad.

Suspira y mira la piedra con la lagartija adentro, si le había llamado la atención pero no sabía que hacer ahora con esta cosa. ¿Transformarlo en llavero o pisa papeles?

-A ver qué tanta buena suerte puede traer esto- guarda su nueva adquisición en el bolsillo de su sudadera pensando que algo de buena suerte le caería bien.
Notas finales:

Por si las dudas y si no actualizo algo para el 25, FELICES FIESTAS 


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