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Después de un tiempo de que su revelación se asiente en su cerebro regresa a casa con su familia y sus cachorros, encuentra que sus padres están en el jardín trasero con el nuevo proyecto de su padre. Después de pedir ayuda y pagarle a unos vecinos lograron mover lo que alguna vez fue su celda a la parte de atrás de la vivienda, le trae recuerdos no muy agradables pero su padre a logrado transformar un símbolo de pesar en algo que asemeja a esperanza, o esas son las palabras de su padre.
Ahora es una bonita mesa, o mas bien la base para colocar una fuente en el jardín, despues de todo el esfuerzo su padre utilizando todas sus herramientas no pudo moldear la roca como fue su idea original pero no se rindió en hacerlo algo bonito, un proyecto mas de arte para decorar su hogar.
Con las flores y masetas que su madre coloco alrededor crea un bonito efecto como si fuera un pequeño oasis.
Encuentra a sus padres junto a la nueva fuente de jardín abrasandose y repartiéndose mimos. A pesar de que como a cualquier hijo que ve a sus padres con ese comportamiento demasiado romántico entre ellos aparta la mirada para ver otra cosa, el piensa que quiere tener una relación parecida en un futuro, llena de amor y de afecto, solo que esta fantasia ahora se desvanece un poco porque ahora sabe que la coprotagonista no es Jackie ahora.
-Oh, hola Marco. Bienvenido a casa- saluda su madre al verlo por fin.
-Hola mamá, hola papá. ¿Ya está listo?- pregunta refiriéndose a la fuente.
-Aun no del todo, aún le falta “algo”, cuando termine será toda una obra de arte- dice su padre, al hombre le apasionan sus creaciones y compartirlas con su familia, esta no será la excepción.
Aunque aún incompleta la nueva fuente según su padre él opinaba que había hecho un buen trabajo, ya se podía imaginar la gente alrededor de ella admirándola en fiestas o reuniones familiares.
*+*+*
No es como si su comportamiento haya dado a entender a su contraparte de este trato de intercambio de información a tomar confianzas hacia su persona o si quisiera realmente escuchar cualquier otra cosa aparte de la tan preciada información del libro de hechizo, en otras palabras Toffee estaba usando el uso de su paciencia para tolerar la cascada de palabras sin sentido de la boca de Hanna de algún chisme que había ocurrido en la escuela.
Si había logrado soportar a Ludo esto era tolerante, aunque no dejaba de ser fastidioso.
-He estado buscando en mis libros de ocultismo para ver si es una señal de los últimos tiempos, fue algo realmente impactante y que me tomo por sorpresa- comentaba con cierta exageración la pelinegra mientras ojeaba uno de esos dichosos libros de ocultismo, uno especializado en astrología y señales proféticas de catástrofes –casi me ahogo en la hora del almuerzo al escuchar la noticia- y seguía y seguía.
No era la primera vez que tenía que sentarse frente a alguien y escuchar sus desvaríos esperando sacar algo de información, pero eso no quería decir que disfrutara del proceso.
Mientras que Hanna descartaba el libro para tomar otro volumen trato de ver el punto positivo en esto, ahora toda la atención de la humana estaba lejos de sus intereses biológicos en ciertas partes de la anatomía de su cuerpo, lo malo es que los pensamientos de la joven también estaban lo suficientemente dispersos como para brindarle información a menos que la encaminara de nuevo a la plática que deberían tener en esos momentos como el acuerdo que habían tenido entre ellos había quedado. Para eso tenía que intervenir en el monologo de la chica.
-Entiendo que estas recientes “preocupaciones” ocurridas en tu día te estén agobiando, pero te agradecería volver a enfocar tu atención en asuntos más esenciales-
-¿Eh?- la chica le miro como si le hubiera hablado en una especie de lenguaje ininteligible, o al menos para ella lo fue.
-¿Podríamos proseguir con nuestro acuerdo de intercambio de información?- trato de decirlo con palabras más simples, a veces quisiera encontrarse más a menudo con individuos con más vocabulario o intelecto.
-Oh sí, me emocione demasiado, jamás he visto un evento apocalíptico así que pensé que Marco dejara de estar enamorado era una señal de un evento catastrófico- la ilusión de ver un desastre sobrenatural de grandes magnitudes en persona era lo que emocionaba a la morena más que la situación amorosa del castaño, sabía que algunas señales de catástrofes podían parecer insignificantes para otros pero cuando se sumaban daban a entender que algo grande pasaría, por eso investigaba en los libros algo relacionado con este evento tan inusual.
-… ¿Disculpa?- no pudo evitar que a la mención del joven Díaz su atención se centrara en lo dicho por la morena.
¿Acaso había pasado otro evento como el de la reina Moon encerrándolo en sus calabozos? O ¿Era otra creatura o ser relacionada por su interacción con la princesa Butterfly quien le amenazaba ahora?
-Tal vez para ti no sea de vital importancia, es solo que Marco Díaz ha dejado de estar enamorado-
Más que aclarar esa declaración le confundió aún más, ¿de quién se había enamorado el castaño? ¿de la princesa? Eso simplemente sería una enorme molestia lidiar con problemas románticos, en táctica se podría utilizar como posibles puntos débiles pero ahora simplemente escuchar que el humano estuviera interesado de esa manera en la mewmana le resultaba simplemente repelente.
-Hasta llegue apostar con mis amigos de detención si Marco seguiría suspirando por Jackie Lynn Thomas hasta el final de sus días o al menos se atrevería invitarla a salir antes que nos graduemos de la escuela, creo que ahora le debo de pagar a Ingrid esos 20 dólares, ella fue la única que aposto que algo parecido a esto pasaría- Hanna ya se lamentaba por ese dinero perdido, en un principio uno pensaría que Ingrid planteo ese tipo de escenario de desamor porque era la más negativa de todos en su grupo, pero también era observadora a pesar de preferir estar apartada de la gente y hablar en su lengua materna para que casi nadie la entendiera cuando hablara.
Tal vez ella vio cosas que incluso a Hanna se le escaparon y noto que el enamoramiento tan arraigado en Marco no dudaría mucho más.
Así que Marco había estado enamorado de una Jackylin algo y ahora ya no lo estaba… eso lo dejaba satisfecho, ya se había imaginado algunos escenarios inconvenientes sin tener realmente fundamentos o pruebas de ellos, dudaba que el moreno en realidad sintiera afecto o interés romántico en la princesa de Mewni después de todo lo que había pasado.
-ahora… ¿me dirás hoy si al menos se parece al de un cocodrilo o al de algún mamífero?- pregunto con cierta picardía la morena.
Inhalo y exhalo suavemente, en serio a veces deseaba encontrarse con personas con un poco más de intelecto en estos días de su vida.
*+*+*
-Ya te dije, no debes saltarte los pasos, son esenciales para este hechizo-
-Ug, está bien, es que son tan tontos-
Habían estado practicando y aun no lo lograba, era tan irritante, lo único que había logrado sacar eran pequeños unicornios en vez de toda una estampida de belicornios, ya quería lograrlo pero su impaciencia hacia que se saltara los pasos haciendo que fallara continuamente.
Glossaryck la seguía observando mientras la chica se proponía a hacer el enésimo intento de ese día, es sabido que cuando hay motivación la gente se esfuerza, las princesas no son diferentes, con cada una de ellas tenía que haber estudiado el tipo de motivación que las lograría impulsar mejor y llegar unas buenas reinas.
Esta no era el tipo de motivación que había pensado que en un principio Star usaría.
La chica es impaciente, imprudente y algo caprichosa, pero con todos y sus defectos la mayoría de las veces trataba de hacer lo correcto y no había tanta malicia en ella. Los recientes acontecimientos cambiaron varios aspectos en ella ahora.
En la tierra la joven podía desarrollarse si la constante presión de la familia real y crear su propia conciencia de sus acciones, aunque aún seguía siendo muy dependiente de las personas que le rodeaban en este nuevo mundo para ella aunque no lo admitiera abiertamente, en este caso su guía, apoyo y guía moral en más de una ocasión, Marco Díaz, ya no estaba a su lado, y ahora la chica había sufrido un desbalance total.
Todo por una simple decisión, no era vidente, pero como ya había vivido cientos de años y conocido a varias princesas podría suponer algunos escenarios que implicaran que Star hubiera aceptado destruir la varita, ciertamente muchos de ellos no eran muy alentadores y algunos se presentaban demasiado catastróficos pero al final al menos en la mayoría aun seguiría a su lado Marco Díaz.
Aunque jamás lo admitiera en voz alta, la presencia del humano era de gran apoyo en el desarrollo de Star. O al menos así había sido hasta ahora.
Ahora había toda una nueva gama de posibilidades a manejar.
*+*+*
Cinco minutos, es lo que ella había dicho.
Después de recibir una llamada inesperada de su madre por el celular Hanna había pedido cinco minutos más o menos, al parecer su madre había olvidado algo y tenía que regresar a casa para recogerlo, y contraria a su hija ella no se tomaría tan bien que un extraño estuviera a solas en casa con su hija, y más si este extraño era mayor, ah, y que fuera un hombre lagarto con la capacidad de hablar era otro factor que no tomaría tan bien.
Es por eso que ahora estaba afuera al aire libre tomando cinco minutos más o menos esperando a que llegara la madre de Hanna y recogiera las cosas que había olvidado y luego regresar dentro de la vivienda para continuar con su intercambio de información.
Esto distaba mucho de profesionalismo, al menos con este descanso imprevisto podía lidiar con el ligero dolor de cabeza que le causaban ciertas preguntas invasivas de la chica. Ya estaba empezando a dudar que eso fuera solo curiosidad científica y más morbo. Adolecentes, ¿Por qué tenía que lidiar con adolecentes?
Bueno, sabía que no todos eran así… al menos sabia de uno que no parecía ser así. El chico no parecía que llegaría hacer preguntas tan descaradas en su vida, ¿o tal vez si?
*+*+*
Miro la imagen, una foto de una joven doncella luciendo un esponjoso y adornado vestido rosa con moños y lazos, muy típico de una princesa, pero su expresión distaba de ser la de una joven heredera dócil y educada sino más bien a alguien que va a la batalla, esta era la persona a quien debía de encontrar y eliminar.
No era el trabajo más noble de todos pero era eficiente en lo que hacía, al menos la mayoría de las veces.
Tomo su cierra y rasgo la tela de espacio tiempo que dividía una dimensión de otra pensando en su objetivo, encontraría a esta princesa y se la traería a su contratista.
Cuando atravesó el portal no encontró precisamente lo que esperaba, no un castillo lujoso o una gran mansión, no una imponente construcción o algo que resaltaba a realeza, sino que se encontró parado en lo que parecía ser una especie de camino de color negro en medio de unas casas no tan diferentes unas a las otras como una especie de aldea.
No era precisamente el dominio a lo que se esperaba de alguien de la realeza, ¿quizás la princesa de vestido rosa se encontraba paseando por aquí?
Ahora el problema, a pesar de que un artículo mágico tan poderoso como tijeras dimensionales, en su caso su cierra, era la mayoría de las veces muy precisó al llevar a su portador al destino que quería a veces había cierto margen de error, especialmente si no pensabas muy bien el lugar a donde querías o desconocías la ubicación o el destino a donde quería llegar. Por lo que no había aparecido justo al lado de la princesa por estas razones.
Solo quedaba buscar a esta princesa, si era tan rebelde como su contratista le había dicho era probable que ni siquiera tuviera escolta consigo, podía presentar un poco de pelea pero él ya era un veterano en batallas, una princesita no lo vencería tan fácilmente.
…l mismo sabía que no todas las princesas resultaban ser dulces damiselas e inofensivas, lo vivió en carne propia, pero confiaba en sus capacidades para lidiar con una que solo sabía trucos de escapismo con broches para el cabello en cerraduras y diálogos anarquistas, o al menos esa fue la información que le dio su contratista.
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