-Junsu ah~, por dios que bien lo haces – gemía descontrolado un hombre recostado en una cama de hotel, mientras era atendido por unas pequeñas manos inexpertas-
-¿Hyung te gusta? ¿Lo hago bien? – decía el jovencito mientras metía y sacaba de su boca aquella extensión de carne del mayor.
-Si bebé, perfecto, de… masiado… uh… bien…- Hyukjae no podía mantener los gemidos dentro de su garganta, no mientras esas pequeñas manos y esa dulce boca lo atrapaban y lo mandaban al cielo en un solo momento.
- No aguanto… - gimió- no… no sigas, cambiemos – el menor dejó su anterior labor y se sentó a horcajadas sobre la pelvis de su acompañante.
-Hyung… no sabes cuánto he esperado por esto, por favor… hagámoslo… - El brillo en sus ojos, sus mejillas sonrosadas, su hermoso y delgado cuerpo perlado por el sudor y ese rebelde mechón que caía sobre su rostro, pronto resultaron muy tentadores a los ojos del mayor, por lo que después de preparar y repartir caricias al menor, se introdujo dentro de él, apresó sus labios para mitigar en algo el dolor que le podría estar causando.
-Lo siento Junsu ah, pero… dios… estás tan… - el mayor no podía articular ni una sola palabra coherente por la evidente excitación de tener a Junsu sobre el gimiendo por el dolor y el placer que le estaba brindando – Susu… solo un … poco… más – aumentó la velocidad, los gemidos se hicieron más fuertes y se volvieron gritos de placer, el aire se volvió más pesado dando así aviso de que el final estaba cerca –Es… estás bien- dijo HyunkJae todavía agitado - ¿Te hice daño?.
-No… no te preocupes, no lo hiciste- el más joven buscó la mirada de su amante y entrelazó dedos y apoyó su cabeza en el hombro desnudo a su costado- Te amo hyung… te amo mucho-
Esas palabras le hicieron recordar que lo que acababa de pasar estaba realmente mal, Junsu no era más que un niño y él estaba a punto de casarse e irse del país, sentía algo de remordimiento en su pecho, pero el placer que había experimentado momentos atrás era indescriptible, prefirió omitir lo malo de sus acciones y apegó un poco más a Junsu a su cuerpo en un abrazo.
- Gracias… ahora a dormir…- quería decir algo más, reconfortarlo o por lo menos mentir y decir que lo amaba, algo dentro de él no le dejó y con ese simple “gracias” desprovisto de amor se dispuso a dormir.
…
Había llegado el lunes y un par de días pasaron luego de ese encuentro, el fin de semana junto a HyukJae se pasó volando. Junsu llegaba corriendo a clases, se había quedado completamente dormido pues había llegado muy tarde a casa el día anterior. Maldecía por dentro el que su compañero de cuarto no lo haya despertado, corrió por un par de minutos más y llegó jadeando a la puerta de su salón.
-El profesor me matará- pensaba mientras recuperaba el aire y se acomodaba un poco la ropa – Bien… ahora a enfrentar al monstruo- tocó la puerta y se disculpó con el profesor quien le advirtió que, ese día, su descanso se convertiría en una productiva clase de matemáticas por haber llegado tarde, volvió a suspirar y a hacer una leve reverencia hacia su maestro con la promesa de que no volvería a demorar.
– Vaya a sentarse Kim, que la clase ya se retrasó por usted- Junsu suspiró y entre un gesto de molestia y sorna sacó su lengua hacia el profesor pensando que este no lo veía.
- ¡Kim! ¡Si se sigue burlando de mí, le prometo que esta clase de matemáticas se puede extender hasta las 5 y más allá!- Junsu suspiró y con un “disculpe, no volverá a suceder”, se sentó en su asiento.
-Rayos…- habló quedito, cruzó sus brazos apoyándolos sobre la meza y recostó su cabeza sobre estos.
– Hyung… Junsu hyung- de repente sintió que alguien lo llamaba suavemente mientras lo sacudían un poco, pero no le tomó importancia; no se dio cuenta en que momento comenzó a rememorar todo su fin de semana junto a su amante –Junsu hyung…! – esta vez el llamado no era ya tan suave, se removió un poco al ver que cada vez la voz aumentaba su intensidad y se le hacía más y más familiar.
-Chan… Changmin?- preguntó somnoliento- ¿… que pasa…? - dijo mirando extrañado a su compañero, hasta que la voz de su profesor se hizo presente-
– Le diré que pasa joven Kim…- Junsu salió de su enseño asustado por haber sido descubierto por el “cruel” profesor de matemáticas – … a usted poco o nada le interesa esta clase, así que por favor vaya con el director en este instante – le dio a Junsu un papel de castigo y con su mano dirigida hacia la puerta y su ceño fruncido le señalaba la salida
- prof… profesor… - Junsu tartamudeaba tratando de dar lástima al maestro.
- No me haga repetirlo joven Kim, vaya de inmediato a la oficina del director- el hombre frente a él estaba furioso y mientras más se demoraba, las orejas de este se ponían más rojas, así que prefirió no hacerlo enojar más, tomó sus cosas y salió del salón en silencio.
Sus pasos retumbaban en los pasillos vacíos del salón y con su bolso en brazos se dirigió perezosamente a la oficina del director.
- aaaah~ las cosas que me pasan por andar pensando en ti Hyukie- suspiró y abrazó más fuerte su bolso, poco a poco se acercaba a la sala del director y pudo ver la figura regordeta de su secretaria, puso su mejor cara de arrepentimiento y se acercó a ella luego de un suspiro – Señora Lee… ¿se encuentra el director?- preguntó mordiéndose solo un poco el labio
La mujer levantó la vista al escuchar la vocecita triste y cantarina que la llamaba- ¿Por qué jovencito, le han castigado? – la secretaria no podía ser muy dura con el lindo chico frente a ella, su cabello rojizo, piel clara, labios gruesos pero pequeños y nariz respingada hacían que este tuviera un rostro dulce para cualquiera que lo viera y eso Junsu lo sabía, por eso lo mejor que podía hacer, era usar todos sus encantos para zafar de este pequeño problema.
– Si… es que estaba un poco distraído, sabe me han pasado mil cosas estos días, pero parece que al profesor de matemáticas no le importa- habló dibujando un pequeño mohín con sus labios mientras encogía los hombros; por dentro él estaba riendo, no estaba bien lo que hacía, pero lo que decía no era del todo falso. La encargada soltó un suspiro en señal de empatía, Junsu supo que había ganado la “batalla”.
- Junsu, hoy te cubro, pero que no vuelva a pasar por favor, presta más atención a tus clases ¿sí? Eso te asegurará un futuro prometedor- le sonrió tan maternalmente que por un instante le hizo sentir culpable.
- lo sé, no se preocupe, de ahora en adelante no dejaré que mis problemas personales influyan en mis estudios- el pelirrojo hablaba con una sonrisa brillante para luego darle un abrazo a la señora – entonces… ¿puedo retirarme? – la mujer asintió y luego de buscar algo en su cajón le mostró al menor un grupo de llaves en su mano
–lo mejor es que vayas a la azotea, no dejes que te vea nadie mientras no estás en clases y vuelve ni bien suene el timbre del receso- Junsu asintió fuertemente y salió corriendo rumbo a su escondite.
Abrió sigilosamente la puerta y la cerró tras de si- ufff… de la que me salvé esta vez- dijo triunfante – no es ni la primera hora y ya me han castigado por andar distraído- gruño un poco y con algo de molestia desordenó un poco su cabello – no importa, incluso si me expulsan, sé que Hyuk cuidará de mi- con una boba sonrisa se recostó en el piso del lugar y cayó en un profundo sueño.