En un pequeño departamento de dos habitaciones y un baño, se encontraba aun durmiendo un pequeño joven de 1.65 de altura, de apariencia andrógina, una piel clara como el mármol, cabello largo y negro como la noche, y uno hermosos ojos azules, que tristemente para su dueño, sin vida ya que desde nacimiento estos no le habían permitido ver el mundo, aunque para Dan esto nunca le impidió disfrutar de lo que la vida tenía para ofrecerle.
~Dan~
Despierto gracias al molesto ruido del despertador, quien me indica con voz de robot que son las 6:30 am, éste al igual que mi reloj de mano es bastante útil ya que no sólo marca la hora sino que también la dice, es uno de los artefactos que en mi condición hace bastante fácil mi vida, ya que así evitó llegar tarde a los lugares a los que tengo que ir. Pero se preguntarán, ¿qué hace un adolescente invidente levantándose tan temprano un día lunes?, pues la respuesta es muy fácil, lo mismo que hacen los demás adolescentes, prepararse para ir a la escuela, aunque en esta nos enseñan de otra manera algunas cosas como la escritura y algunas otras que normalmente se aprenden con ayuda de la visita, pero de allí en fuera, a mi parecer, todo es igual.
Regresando un poco a lo anterior, mi rutina por la mañana es bastante aburrida, me despierto, me baño, me pongo lo que encuentro en mi armario que me indique que está limpio y listo, una de las ventajas de no ver es que no pierdes el tiempo pensando en que te vas a poner o en si te ves bien o no, no es algo que me quite el sueño a mi como a los otros chicos de mi edad, lo único que arregló, gracias a las constantes quejas de mi madre, es mi cabello, el cual para mi suerte solo lo peino un poco en la mañana, rezó por que se vea bien, y así lo dejó el resto del día, y hasta ahora nadie se ha quejado de como se ve,así que supongo que funciona bien de esa manera.
-Ahora es mi reloj de mano el que suena indicandome que si no salgo en los próximos cinco minutos llegare tarde a la escuela, las alarmas que pongo son las que cumplen la función de mis padres para que no llegué tarde a ningún lugar, y no es porque no tenga padres, de hecho tengo una adorable madre y un buen padre a quien quiero mucho, quienes al momento de decirles que era momento de vivir sólo, se pusieron en plan papas gallina para poner cuánto pretexto se les ocurrió para que no viniera solo a la ciudad a estudiar, que si bien yo aun no quería irme de su lado, en el pueblo dónde vivía no había escuelas para mis necesidades y aunque mis padres se ofrecieron en venir conmigo a continuar mis estudios, sabía que para personas como ellas que siempre se han sustentado del campo iba a ser muy difícil sobrevivir aquí, no era justo que dejarán la vida que conocían por mí culpa.
Y aunque fue una pelea de todas las vacaciones al fin conseguí que me dejaran hacerlo, clara con ciertas condiciones, como que cada que saliera se lo informará a la casera, una amable abuelita que vivía de las rentas del edificio de cinco pisos en el que actualmente yo vivía, él cuál quedaba a diez minutos de la estación del metro, y algunas otras más.
Y así fue como el día de hoy comienzo mi primer día en la preparatoria.