En uno de los Penthouse ubicado en una de las zonas adineradas de la ciudad se encontraba un hombre de unos veintinueve años, 1.85 de altura, tez bronceada, cabello negro peinado cuidadosamente hacia atrás, con un cuerpo bien trabajando, músculos definidos sin llegar a la exageración, que si bien le gustaba ir al gimnasio no deseaba convertir su cuerpo en uno de fisicoculturista que siempre aparece en la propaganda de los gimnasio, pero sí gustaba de que su cuerpo se viera bien.
Robert W. presidente de una de las empresas más importantes en el país, graduado con honores en administración de empresas, contaduría, relaciones internacionales, (si, ha esa edad ya tenía todos esos estudios, porque dinero e inteligencia XD), apesar de tener todo lo que un hombre a esa edad querría tener, mujeres, dinero, autos, un buen empleo y un amigo con quien pasarla bien, era incapaz de mantener una relación estable, siempre era cosa de una sola noche o si le gustaba se convertía en un contacto para tener sexo y sólo eso, pero aunque él consideraba que no necesitaba a alguien a su lado, sus padres, el ex presidente de su empresa y su madre, seguían insistiendo en que ya era momento de formar una familia, el argumento de ellos era - vamos a morir sin conocer a nuestros nietos- pero al igual que ellos lo que siempre respondía él era - por Dios, es más fácil que muera yo a que mueran ustedes, bien dicen que hierba mala nunca muere, además, no quiero estar con alguien que solo este conmigo por mi dinero, prefiero quedarme solo- y después de esas platicas, y los regaños de su madre por hablarles de esa manera nunca llegaban a nada
Ese a diferencia de otros días tenía que llegar temprano al trabajo ya que por lo general solía llegar a eso del mediodía o simplemente no ir, ( ventajas de ser presidente XD), ese día cerraría un trató de comercio internacional con los representantes de una empresa canadiense en presencia de sus respectivos abogados, el suyo además de ser su abogado también era su mejor amigo desde la preparatoria, con todo eso solo había un ligero problema, no podía darse el lujo de llegar tarde ya que por algunas razones le había costado bastante llegar a un acuerdo razonable con esos empresarios y no quería que por algo así se disgustaron y cancelaran todo, como ya había ocurrido con anterioridad, el problema era que por salir una noche antes de parranda ya iba bastante tarde.
~Robert~
Maldita sea mi suerte, dónde demonios está mi maletín,- decía con bastante molestia mientras rebuscaba en su sala de estar, que por lo general siempre estaba desordenada, si bien él podía contratar a alguien que hiciera la limpieza odia que movieran sus cosas, él decía que a pesar del desorden sabía perfectamente donde estaba todo, (no se ha ustedes pero a mi me pasa eso con mi cuarto u///u), - por fin después mucho buscar encontró mi portafolios debajo de una montaña de ropa que se encontraba en mi sofá, salgo a toda prisa hacia el estacionamiento del edición solo para entrar a mi hermoso deportivo negro, arrojo mi maletín al asiento del copiloto y arrancó a toda prisa en dirección a mí tiraba.
Justo antes de llegar giró hacía la derecha de forma brusca, justo en ese momento comienza a sonar mi celular, el cuál por el movimiento se había caído, me agachó para recogerlo y justo al levantarme observó a un joven que comenzaba a cruzar la calle, alcanzó a frenar de forma brusca consiguiendo que las llantas de mi auto suene estrepitosamente, a pesar de que consigo frenar el auto alcanzado al chico lo suficiente como para derribarlo, bajo furiosos del auto para asegurarme de que éste bien, ya bastante tengo con que voy a llegar tarde a la reunión como para tener que lidiar con un muchacho que no sabe cruzar la calle, justo antes de llegar a él le dije, casi gritándole - !¿Que no te enseñaron a cruzar la calle?!, !¿estas ciego o sólo quieres morir?!,- me encuentro frente y notó que con lo último que dije su rostro tomó un color rojo, en eso veo a un lado y notó un bastón para invidentes tirado a un lado y roto, supongo que gracias al golpe del auto, justo cuando estoy apunto de disculparme el chico, tienta el suelo hasta encontrar su bastón se levanta y con voz bastante molesta me dice
- ¡ERES UN IDIOTA!, !No debería tener permiso para conducir, estaba el paso!
- Me quedo sorprendido de la forma tan grosera de hablarme, y yo pensando en disculparme, justo cuando estoy por decirle que fue su culpa dirijo mi mirada hacía el semáforo para señalar su error, solo para ver que en efecto, él tenía razón, estaba él pasó, cuando vuelvo mi mirada hacía él notó que se había ido, me quedó de piedra sin saber que hacer, estoy entré seguirlo y disculparme por mi error o irme hacía la oficina, en lo que tengo mi debate mental, dirijo mi mirada hacía el lugar donde antes estaba el chico tirado, solo para encontrar una tarjeta de identificación perteneciente al chico que atropelle en la cual estaban todos sus datos y dirección, la levanto y subo al auto, si bien se que me tengo que disculpar, primero están los negocios, ya después podré ir a disculparme con el.