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Amigo secreto de navidad. por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: De seguro esto será algo Ooc, fluffy y marica como yo, incluirá lenguaje obsceno obviamente, hablamos de South Park.


Caricatura: South Park


Pareja: Creek (Craig x Tweek)


Palabras: 1,376 o sea un one shot.


Nota: Este fanfic se lo hice a una amiga, así que Haku si lees esto sabes que este escrito va dedicado especialmente para ti. Esto ocurrirá antes de que se hagan pareja en el último capítulo de la caricatura.

Amigo secreto de Navidad.

Miraba el pedazo de papel con el ceño fruncido ¿en verdad le había tocado tener que regalarle a ese idiota? Tweek Tweak.

No hacía hace mucho tiempo se habían peleado debido a las provocaciones de los cuatro idiotas, pero ahora… en el amigo secreto del aula le había tocado darle un regalo de Navidad al jodido pandero humano.

—   Que mierda—exclamo el chico del gorro azul guardando el pedazo de papel que le obligaba a comprarle un obsequio al rubio, mañana sería el intercambio y había aplazado la cosa por varios días, era justo y necesario que comprará la puta cosa.

Llego al centro comercial de la ciudad y busco entre los aparadores algo que fuera barato y demostrará que le importaba un carajo darle un buen presente al estúpido de Tweek.

Entro a una de las tiendas que tenía todo de segunda mano y miro a sus alrededores ¿Qué cosa podría comprarle al pendejo? De repente como si fuera un destello de iluminación miro como un suéter de Terrance y Philip estaba en una de las mesas de ropa de segunda, sus orbes azules se iluminaron como si hubiera visto oro gratis, corrió para tomar la prenda pero su captura se vio interrumpida por otra mano que agarraba el extremo de la ropa.

—   ¡Suéltalo pequeña mierda! —insulto para luego ver al contrario y darse cuenta que era su repentino dolor de cabeza

—   ¡Ahgh N-no, suéltalo tú, mi-mi-mierda! —insulto con su titubeante voz mientras ambos jalaban las mangas de ese suéter

—   ¡Te partiré el culo!

—   ¡Yo te-te ma-ma-tare!

Nadie daba su brazo a torcer y seguían jalándolo hasta que la catástrofe se dio y este se partió justamente por la mitad mandando a volar a ambos chicos a los extremos.

—   ¡Mira lo que hiciste!

—   ¡Tu-tú también tienes la culpa!

Se agarraron de las camisetas y sus miradas de furia se encontraron, azul contra verde, el cuerpo de Tweek aun temblaba pero le valía una reverenda mierda porque no se dejaría ver vulnerable frente al más problemático de la escuela.

—   ¡Pequeñas mierdas van a tener que pagar por eso! —el dueño de la tienda grito mirándolos con enojo

—   ¡Este imbécil lo rompió!

—   ¡Ahhhhh claro que no!

—   ¡Los dos paguen! —dijo el hombre jalándolos consigo a la caja registradora para cobrarles su desastre.

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Estaban sentados fuera de la tienda con su mitad de suéter, y su malhumor se notaba ante cualquier habitante de South Park que pasaba frente a ellos.

—   ¿Qué ha-hacías aquí? —pregunto el Tweak siendo el primero en romper el silencio, el pelinegro alzo una ceja ante la interrupción de sus pensamientos y le hizo una seña obscena con el dedo— ¡Agh Jesucristo! Eres imposible.

—   Vine a comprar el estúpido regalo para mi estúpido amigo secreto

—   ¡Agh tú también!

—   ¿Qué? ¿Tu igual? Que mierda

—   Lo es ¿Qui-quién te toco?

—   ¡¿Ah?! No es de tu incumbencia

—   ¡Pu-pues no me importa entonces!

Se quedaron callados por un momento y entonces el chico de azul tuvo una excelente idea, aunque la riña de antes le había jodido bastante ahora que tenía al adicto del café allí podría pedirle que le acompañara a comprar su jodido regalo.

—   ¿Quién te toco a ti? —pregunto con su tono hosco y timbre de voz grueso intentando mostrar interés

—   No te diré

—   ¡Entonces jodete! —le volvió a mostrar la seña obscena sacando un chillido del chico de camisa mal abotonada quien le regreso la seña—Hey Tweek vayamos a comprar el regalo juntos…

Le sugirió, creía que si el estúpido le acompañaba a comprar su propio regalo se frustraría al abrirlo y darse cuenta que pudo escoger algo mejor, sonrió levemente ante aquel plan.

—   Bu-bueno… no me pa-parece mala idea—menciono el adicto a la cafeína levantándose de la banca para seguir al Tucker. El del gorro azul esperaba que aquellas compras no fueran un dolor en el culo porque si no golpearía a cualquiera que osara atravesársele en el camino.

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Pasaron todo el tiempo discutiendo y argumentando en cada tienda que visitaban hasta dar con una que les llamo la atención, de alguna manera a pesar de las peleas verbales… el pelinegro se la estaba pasando genial al lado de la gelatina humana.

—   ¡Agh Jesucristo! Mira Craig…—menciono el chico  señalando con su dedo dos figuras de acción de Terrance y Philip que estaban en especial—Se miran geniales

—   Lo están…—dijo con asombro para luego desviar su mirada a una bufanda de Terrance y Philip que era perfecta para él ya que era de su color favorito, chasqueo los dientes al ver que tenía solo el dinero exacto para comprarla, miro hacia las figuras y noto que el precio era similar al de la bufanda ¡Maldita mierda!

—   ¿Te gus-gusto esa bufanda Cra-Craig?

—   Sí, pero solo tengo el dinero suficiente para comprar el estúpido regalo de mi amigo secreto—gruño

—   Entonces yo la com-prare pa-para que te de en-vidia—dijo divertido el rubio aunque con un tono de broma, aquello enfado al de orbes azules quien lo empujo levemente

—   ¡Entonces yo comprare las figuras antes que tú, estúpido saco de mierda! —le dijo de regreso tomando el último paquete del juguete para pagarlo

—   ¡Mal-maldito!

—   ¡Cierra la puta boca!

De nuevo discutían y de nuevo eran sacados de la tienda pero con ambos obsequios, al final habían comprado lo que el otro había querido.

Craig Tucker llego a su casa con las figuras de sus comediantes favoritos y se la dios con pesar a su madre para que lo envolviera, le jodia mentalmente el tener que darle un regalo que le gustaba tanto a una macarena como lo era Tweek Tweak.

—   ¡Hey Stripe! —le dio a su cerdo pigmeo un saludo y lo tomo entre sus brazos hasta que este subió a su hombro como era su costumbre.

Su madre le llevo el regalo envuelto en un papel verde brillante y torció la mueca en un gesto desplaciente, al final había comprado un regalo que le iba a gustar al estúpido imbécil de Tweek, que puta mierda de plan.

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A la mañana siguiente llego al salón donde todos los idiotas se arremolinaban con sus obsequios y entonces miro a su amigo “secreto” traer un paquete con papel azul brillante.

—   Hey Tweek—dijo con su monótona voz

—   Hey Craig—le devolvió el saludo a lo que el señor Garrison alejaba a todos y los mandaba a sentarse en sus lugares

—   De acuerdo mocosos intercambien sus estúpidos regalos—dijo con un tono molesto mirando como todos se quedaban quietos— ¡Maldita sea a ver Stan ¿a quien te toco darle regalo?!

—   A Kenny

—   ¡Entonces entrégalo maldita sea!

Y así fue mencionando a todos para que se intercambiaran los presentes con su amigo secreto

—   ¿Quién te toco Craig?

—   Toma Tweek—dijo con un tono seco aventándole el paquete a un sorprendido rubio

—   ¡Agh Jesucristo era yo tu amigo secreto! —grito con su usual paranoia

—   ¡Basta ya! Por Dios haces mucho escandalo ¿Quién es tu amigo secreto Tweek? —pregunto el maestro irritado

—   Bueno… toma—dijo el de camisa verde extendiéndole el regalo a un sorprendido Craig

—   ¿Qué?

—   Miren… que pareja de maricones, les toco regalarse entre ellos… cuidado chicos… no se estén regalando condones—dijo Erick Cartman con su usual tono burlón

—   ¡Cállate gordo! —dijo Kyle defendiendo a los otros

—   ¡Sí, cállate estúpido! —ataco Craig

Y así fue el intercambio… un completo caos como todo lo festejado y celebrado en South Park, Colorado.

Paso el día y el del gorro azul volvió a su casa con el obsequio azul, subió hasta su alcoba y allí lo abrió con entusiasmo.

Sí, era la bufanda que tanto le había llamado la atención.

Una leve sonrisa se asomó en su rostro y se la coloco encima, de alguna manera la estúpida gelatina humana no era tan detestable como creía.

Además de que la sonrisa que le había dado cuando recibió su regalo había sido adorable

—   ¡¿Adorable?! —bramo con un sonrojo al haber pensado en eso, lanzo la caja brillante contra una pared y se tapó con una de sus almohadas.

Estaba pensando como un imbécil.

Pero a pesar de todo sabía que no le desagradaba tanto como pensaba ya que en una esquina de su cuarto conservaba ese suéter partido a la mitad, producto de su estúpida pelea.

Fin.

Notas finales:

¿Comentarios?

Los esperare ansiosa.


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