SeungCheol permanecía alerta. Había escuchado la puerta de su habitación ser abierta y cerrada con suavidad, lo que lo despertó. La idea de que su novio le fuera a hacer una visita nocturna pasó por su mente, más la rechazó sabiendo que JeongHan estaría en casa de sus padres y que regresaría por la mañana.
Sintió una especie de inquietud cuando el colchón se hundió a sus pies. La persona que invadió su cuarto, ahora hacia lo mismo con su cama. Notó como el sujeto colocaba manos y piernas a cada lado de su cuerpo y paraba toda actividad. Seguramente considerando si aun dormía.
SeungCheol se moría de nervios. Sintió la respiración ajena muy cerca de su cara. Al imaginar lo que venía a continuación sintió un poco de aversión, pero esa sensación se esfumó justo cuando un suave rose almohadillado se posó en sus labios. Quien demonios fuera que lo estaba besando, poseía una agradable boquita. SeungCheol permaneció inmóvil y el individuo no intentó forzar el beso, únicamente permanecía como una caricia cálida. El peso poco a poco fue desapareciendo y por primera vez, desde que ese extraño había invadido su espacio personal, se sintió con frío. La imagen de su pareja volvió a su mente ¿Qué pensaría si supiera que le gustó ese roce? ¿Qué, a lo mejor, anhelaba por más? Ni él mismo lo sabia.
Quizás estaba a punto de cometer una locura de la que al otro día se arrepentiría. Irguiéndose buscó a tientas el brazo del desconocido. Hallando solamente lo que parecía ser una camiseta, tiró de esta hasta acercarlo hacia sí mismo. Plantó un beso en los labios de seda y estos se unieron a los suyos en una lenta danza. SeungCheol buscó la piel del contrario bajo la tela. Era tersa y agradable.
Con ligeros roces de dedos, recorrió la espalda ajena, sintiendo como se escalofriaba tras su toque. Separó sus bocas solo para descender por el cuello en un camino de pequeños besos. Al dar con la clavícula, la mordió, sacando un gemido de esos belfos que tanto le habían fascinado.
A lo lejos, fuera de esa esa atmósfera, la cual comenzaba a cargarse de pasión, se escuchó un golpe, lo suficientemente fuerte como para que la persona frente a SeungCheol se exaltara. Con apuro, empujó al líder y saltó, literalmente, de la cama. Corrió hasta la puerta y salió.
SeungCheol quedó estático. Si no hubiera sido por esa reacción ante el ruido, ¿Hasta dónde hubieran llegado? Estuvo a punto de ser infiel y lo peor, sin saber quien era la otra persona.
Con pesadez se dejó caer de espaldas y tapó su rostro con una almohada. Ahogó un grito de frustración…. Estaba angustiado. Sabía que estaba mal… pero...
...No sentía remordimientos.
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Los rallos de sol se colaron por la ventana. La suave brisa recorría la habitación. SeungCheol sintió unos labios sobre los suyos. El recuerdo llenó su mente, pero se sentía diferente. Era un toque conocido pero no “fascinante”. Con presura abrió los ojos, encontrando la sonrisa de su novio.
–Buenos días, dormilón –le acarició el cabello.
–Hola, ¿Cuándo llegaste? –se apresuró a preguntar. Una parte de él esperaba que dijera que fue en la noche. Una escapada nocturna de casa de sus padres para encontrarse con su novio, sonaría bastante bien en esos momentos.
–Hace unos minutos. Ya sabes, no me gusta quedarme mucho donde mis padres –soltó.
–Si, lo sé –SeungCheol frotó su rostro. Se sentó en la cama.
–Vamos a desayunar, todos ya están despiertos –rio–, hasta el dormilón de JiHoon –el otro solo asintió.
Ambos salieron del cuarto y bajaron a la segunda planta donde unos cuantos chicos charlaban en el comedor.
–Por fin se presenta la pareja –comentó JunHui.
–¿Qué hacíais? –SoonYoung movió las cejas de modo perverso.
–No seas preguntón –reprendió Joshua frunciendo el ceño.
–Vale~, papá –dijo en un tono burlón.
–Al parecer se le pegó lo de JiHoon –aclaró JeongHan, cuidadoso de que el nombrado no fuera a por él.
–Ya sabes, dime con quien andas y te diré quien eres –comentó SeokMin.
–¡Ey! Que hoy madrugó –Chan defendió a su hyung.
–El fin del mundo se acerca –JiHoon golpeó la pierna de Mingyu por debajo de la mesa, haciendo que los chicos rieran.
La pareja se sentó frente al compositor cuando WonWoo sacó a Mingyu de allí, por temor a que el pelirrosa le rompiera una extremidad al más alto.
Los muchachos comenzaron una conversación. Todos salvo JiHoon, quien se notaba más cansado de lo habitual.
En una de las veces en las que SeungCheol separó la vista de su novio, esta se posó en su mejor amigo, sobre todo en la suave marca roja que asomaba de su camiseta. Curiosamente para el mayor, le recordaba a lo que pasó en la noche, ya que justo había mordido la clavícula... Abrió los ojos grande al notar como JiHoon se subía la tela para tapar la zona y lo miraba con ojos recelosos.
–Cheol, ¿Qué sucede?… –cuestionó JeongHan.