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Triple T por Hitsujichan

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Notas del fanfic:

Bueno... esto ha sido lo más extraño, bizarro que he escrito en mi corta vida xD. Cero coherencia, no se engancha a nada; no tiene ninguna forma. El resumen es falso y el título, Dios mio, no se fijen en él.

Este fic, one-shot o lo que sea está dedicado a dos personitas del grupo en FB IwaOi/OiIwa que les prometí hacer una historia de ellos dos tipo "medieval" para navidad o año nuevo, no me acuerdo muy bien. pero XD, les pido disculpas porque sé que no es lo que esperaban. 

Lo lamento mucho.

Espero que por último se diviertan leyéndolo y pasen un grato momento de felicidad XD. Este fic es una excusa barata para escribir algo de lime/lemon porque hace tiempo tenía ganas de escribir de eso jajajaja.

Nos leemos más abajo~

Notas del capitulo:

Haikyuu!! es de Furudate Haruichi.

No había algún día en la vida de Iwaizumi que no maldijera la existencia de los demonios, de cierto demonio más específico. Y es que como no lo haría si hace ya diez años que es “prisionero” o “sirviente” de uno de los demonios más egocéntricos que ha conocido durante su vida privada de libertad. Oikawa Tooru, el gran rey de los demonios, o así lo había apodado un demonio de clase más baja. Para Iwaizumi no había ser sobrenatural más odioso que aquel demonio.

A pesar de tener unos doscientos años más que él, su comportamiento era de un infante humano de ocho años, todo malcriado y aunque se avergonzara de ese lado suyo el gran rey, no podía negar que era un llorón, sensible y dramático de primera.

Iwaizumi Hajime quien era el sirviente, esclavo o incluso amante del gran rey –según lo tachaban los demás demonios–, conocía las palabras exactas para hacer sufrir a tan temible demonio, pues los diez años gastados a su lado no habían sido en vano. Pero eso no iba al caso; Iwaizumi ya estaba aburrido de él, de su comportamiento mimado, de su egocentrismo y por sobre todo de su odiosa coquetería. Con el paso de los años había aprendido que al gran rey no le interesaba si la persona con quien tendría actos carnales fuera hombre o mujer, a él solo le bastaba el placer y gozo que sentía a la hora de hacer tal acto, lleno de excitación y placer, sin ninguna pizca de amor pues para él tal cosa no existe ya que es solo un sentimiento creado por Dios para que las personas no se sientan tan solas y miserables en la Tierra. Y está bien, al chico moreno no le afectaba en nada la perspectiva que tiene de la vida Oikawa, pero lo que sí le molesta y le emputece es que a causa de esa natural coquetería que tiene su cuerpo, él como sirviente, guardián, lo que fuese del gran rey ya que aún no tenía clara su posición, debía aguantar días enteros a demonios de clases más bajas o alta respectivamente, con interrogatorios tan estúpidos y llenos de irracionalidad con respecto al gran rey demonio, emputeciéndolo y estresándolo cada días más de su vida.

– ¿Por qué mierda deben recurrir a mí para saber si te pueden invitar a salir? – le dijo un día a Oikawa mientras paseaban por la gran y antigua mansión de éste.

– Porque piensan que eres mi amante al estar siempre conmigo~ – le respondió en tono burlón solo para molestarlo.

– No días cosas asquerosas. – le dijo con un tono grave en su voz.

– Ah… – suspiró e hizo un gesto despreocupado con sus manos. – Recurren a ti porque siempre estás conmigo, por ende, es natural pensar que me conoces mejor que nadie, entonces así los puedes ayudar a que me agraden.

– Como si fuera mentira… – masculló en un susurro.

– ¿Qué dijiste?

– Nada.

Ese día había sido uno de los primeros que debió aguantar tantas preguntas que le hicieron con respecto a Oikawa.

Ya con el paso del tiempo pudo acostumbrarse –en contra de su voluntad–, a los interrogatorios que le realizaban los demonios con el fin de conocer más al gran rey Oikawa Tooru. Pero un día, un agradable día para Iwaizumi al sentir como los rayos del sol se impregnaban en su cuerpo dándole una vitalidad tan grande, haciéndolo sudar tanto que tuvo que quitarse su tradicional armadura plateada como todo guardián que era, quedando solo en una camiseta de fibras delgadas para que no le diera más calor, mostrando gran parte de su cuello y clavícula; ese día tan amado por el en ese entonces veinteañero humano ya que los demonios eran un poco débiles ante la fuerte luz que irradiaba el sol, sintiéndose más enérgico que de costumbre, más fuerte e impotente que una raza demoníaca; escuchó preguntas que nunca antes había obtenido con respecto a su maldito salvador, sacándolo de sus casillas, haciéndolo enojar de una manera que ni siquiera el gran rey demonio –dueño de la mitad de su vida–, conocía ese lado de él.

– ¡Iwa-chan!

Lo llamó con el apodo que lo bautizó una vez que lo salvó hace diez años, agarrándolo de sus fuertes brazos tratando de alejarlo del demonio de clase más baja, quién gracias al sol no tenía su fuerza original por lo que Iwaizumi le ganaba en creces en ese ámbito. Pero para desgracia del demonio Iwaizumi se sentía más fuerte de lo normal, consiguiendo liberarse del agarre impuesto por el gran rey demonio, volviendo al ataque como si de un lobo se tratase y el demonio fuera una frágil oveja.

– ¡Iwa-chan, ya basta!

Pero no escuchaba, su sentido de la audición se había distorsionado por la ciega furia que sentía en esos momentos. Él solo quería golpear, hacer sufrir e incluso matar a ese ser pecaminoso, por lo que al instante recordó las palabras de ese maldito bastardo y su puño comenzó a caer sobre el rostro del demonio con más fuerza y brusquedad que antes.

Oikawa entrando en pánico llamó a uno de los grandes demonios en la colonia, –incluso era de una clase más alta que él–, y le pidió ayuda para detener a su humano.

– Fiu, mira lo molesto que ésta el humano-chan. – murmuró el demonio mientras observaba la escena que se volvería en un asesinato si no la detenían.

– ¡Kuroo-san, por favor haz algo!

– ¿Qué me darás a cambio? –preguntó enarcando una ceja con su particular sonrisa.

– ¿Q-Qué quieres? – preguntó en alerta.

– ¡Ha ha! – rió con sorna. – No te preocupes que a ti no.

– ¿Entonces…?

– Un humano.

– ¡Iwa-chan es mío!

– Ese no Oikawa. – le dijo suspirando, cansado. – Consígueme uno.

– N-No es tan fácil…

– Tú tienes uno. –le dijo señalando a Iwaizumi. – Y vaya humano descontrolado que tienes. Yo también quiero uno pero más pasivo~.

– Está bien. – suspiró relajado.

– Trato hecho. – le sonrió como él bien sabe hacerlo y se dirigió hacia Iwaizumi.

Lo próximo que ocurrió fue en tan solo unos pares de segundos. Kuroo se interpuso entre el demonio casi muerto e Iwaizumi y con uno de sus brazos lo empujó de una forma tan suave que el joven humano llegó a caer a varios metros de ellos, alejándolo de todo el instinto asesino que había originado hacia ese demonio.

Oikawa le dirigió una mirada de pocos amigos al de hebras azabaches y sin esperar su reacción corrió en dirección a donde había caído Iwaizumi, quien al verlo una vez llegado a su lado lo encontró inconsciente en el suelo con ambas manos llenas de sangre, colocando de inmediato nervioso al gran rey demonio, pues en momentos así se cuestionaba quienes eran realmente los malos, si los humanos, demonios o ángeles.
Por supuesto, nunca encontraría la verdadera respuesta.

 

 

 

Comenzó a abrir sus ojos lentamente a la vez que sentía su cuerpo muy pesado. Sus párpados le pesaban, sus brazos y dorso igual, pero lo que más le llamó la atención fue sentir como le ardían sus manos en la parte de sus nudillos. Una vez con la vista más enfocada pudo observar que se encontraba en su habitación, con la noche ya llegada a las afueras, y con sus manos llenas de… sangre. Su corazón dio un vuelco y las imágenes chispearon en su cabeza de inmediato, sintiendo su cuerpo arder de furia una vez más al recordar las palabras de ese vil demonio.

– Bastardo.

– ¿A quién le dices así?

– Oikawa. – lo llamó una vez escuchada su voz.

Desde la entrada de la pieza entró el recién nombrado e Iwaizumi no pudo esconder su facción de sorpresa al ver el rostro del demonio a punto de quebrarse.

– ¿Pasa… algo?

– ¡Eres un idiota eso es lo que pasa!

A una velocidad tremenda llegó al lado del humano y tiró todo su cuerpo sobre él –quien se había sentado en la cama–, escondiendo su rostro en el pecho de Iwaizumi mientras le regañaba.

– ¡Idiota! ¡Iwa-chan tonto!

– Hey, ¿qué te pasa?

– ¡Sabes que no puedes matar a nadie aquí, y tu aun así… aun así!

– Oye tranquilízate, que no he matado a nadie.

– ¡Pero estuviste a punto! ¡A punto! – recalcó.

– Oikawa, sabes que nunca haría algo así.

– ¡Mentiroso! – se separó de su pecho y lo miró a los ojos, dejando su rostro a escasos centímetros del otro. – ¡Ni siquiera sé por qué lo hiciste!

– El maldito me buscó. – respondió de mala gana.

– ¡Mentira!

– Ese hijo de puta. – bramó recordando y enojándose nuevamente.

– Iwa-chan tú no eres así.

– Pero es que–

– ¿Te dijo algo? – se levantó un poco y se sentó sobre los muslos de Iwaizumi para estar más cómodo.

– Nada. – desvió sus ojos.

– ¡Te dijo algo! – afirmó y volvió a acercar su rostro al contrario. – ¿Qué te dijo?

– Co-Cosas de ti. –murmuró en tono más grave.

– ¿De mí? ¿Qué cosas?

– Cosas.

– Iwa-chan.

– No quiero recordarlas. – anunció de forma tajante.

– Ya lo has hecho. Dime.

– No.

– Puedo cancelar nuestro trato.

– ¡Argh! ¡Odio cuando me amenazas con eso!

– ¡No me queda otra opción! De verdad quiero saber que pasó ahí.

– Está bien. – respondió cansado de lo mismo.

Siempre lo amenazaba con romper su trato y eso no era cualquier cosa. Eso equivalía a la muerte instantánea de Iwaizumi; así son los tratos con los demonios, más si uno de éstos te salvan la vida.

Dobló sus rodillas sobre la cama causando que Oikawa pasara de sus muslos a sus caderas, lo cual no molestó a ninguno de los dos ya que no era primera vez que se sentaban en tal posición, quedando Oikawa un poco más alto que Iwaizumi por lo que éste debía mirarlo hacia arriba para poder observar su rostro, su estúpido pero atractivo rostro, soltándole lo que le había molestado hace horas atrás.

– El demonio, como todos, comenzó a preguntarme cosas de ti, lo que te gusta y lo que no. Pero pasado del medio día no sé qué pasó exactamente pero comenzó a preguntarme otras cosas de ti.

– ¿Otras cosas? – inquirió curioso.

– Básicamente, como eres en la cama. Que si la tienes grande. Si te gusta que un hombre te la meta. Qué cómo te corres. Que si le haces sexo oral a cualquiera. Que sí–

– ¡Ya entendí Iwa-chan! – le censuró avergonzado.

– Luego habló de lo bien que te haría sentir en la cama. Me dijo todas las cosas que te haría, y yo… bueno, reaccioné como lo hice.

– ¿Y por eso te enojaste tanto? – dijo con aires despreocupados.

– Para que sepas nadie, ningún hombre o mujer me había hecho esas preguntas de ti. – le miró molesto. – Es obvio que me enojaría.

– ¿Por qué? – preguntó interesado.

– Aunque sea contradictorio ya que te trato mal, odio cuando hablan mal de ti.

– ¿De verdad?

– No, era broma. – le dijo sarcástico.

– Aguafiestas~. Pero, creo que ya sé por qué ese demonio te hizo tales preguntas.

– ¿Por qué?

– Sabes que tenemos ciclos para aparearnos, ¿no?

– Seeeh. – respondió de forma desinteresada.

– Él seguramente estaba en su ciclo, y bueno, cuando uno está así solo piensa en eso.

– ¿Así?

– Sí… – hubo una pausa y reveló con una sonrisa ladina. – A decir verdad, yo estoy así ahora~

– Oh mierda, no, bájate Oikawa.

– No quiero.

– ¡Vamos ya! ¡Bájate maldito!

– ¡No! – exclamó testarudo. – Hace varios días lo he estado pensando y creo que tú Iwa-chan, ya puedes ser mi amante~

– Argh mierda, ¡no digas eso!

Trató de quitárselo de encima pero su cuerpo le dolía demasiado como para hacer más fuerza en ese día. Vio como Oikawa acercó su rostro al suyo e hizo que sus narices se rozaran extrañamente de forma dulce, hasta que el gran rey demonio sacó su brillante lengua a causa de lo humedecida que estaba gracias a la saliva, pasándola sobre los labios de Hajime de una forma tan exquisita, quién solo cerró sus ojos y se tensó una vez sentida la lengua del demonio, volviendo a tratar de quitárselo de encima.

– Vamos Oikawa, bájate.

– Tu no quieres que me baje~

– ¡Diablos, si quiero! ¡Bájate!

– No invoques a papá.

– ¡Maldita sea Oikawa, ya salte de encima!

– ¿O si no qué?

Y comenzó esa tortura que Iwaizumi había visto un par de ocasiones cuando Oikawa tenía amantes hombres. El demonio comenzó a refregarle su trasero sobre su entrepierna incitándolo a caer en la perdición, de una forma tan elegante que le estaba costando mantener la cordura al humano. En un intento de detenerlo puso sus dos manos manchadas con sangre en el dorso de Oikawa y lo alejó de su rostro, de su boca, pero el efecto en el demonio fue el contrario y notó como éste arqueaba levemente su espalda y colocaba cada una de sus manos sobre las de Iwaizumi, apretándolas y moviéndolas un poco para sentir el tacto en sus pechos, mostrándole al humano esa faceta seductora suya que hace días quería que viera, notando el enojo que se había originado en Iwaizumi.

– Iwa-chan~ – jadeó su nombre mientras se movía.

– Sale ya. Enserio.

– No~

– Oikawa.

– ¿Es que nunca lo has querido hacer?

– ¿Qué cosa?

– Sexo.

– E-Eso no te importa.

– ¡Vamos Iwa-chan! Yo sé que tú quieres.

– No inventes cosas.

– ¡Oh! – exclamó con sorpresa y alejó sus manos de las del moreno. – Eso no me dice tu parte baja~. – y acercó su rostro al de Iwaizumi solo para quedar con sus labios rozándose entre sí.

– Cállate Oikawa. – le dijo mientras lo miraba a sus ojos.

– Entonces no niegues que quieres~

– Yo… yo no he dicho eso. – habló apenas bajando su campo visual hasta los labios de Oikawa.

– Pero quieres que me aleje de ti. – le comentó falsamente dolido.

–…

– ¿Lo quieres? – suspiró a la vez que topaba sus labios con los de Iwaizumi.

– ¿Qué cosa? – se sentía… raro. Desorientado y sediento, muy sediento.

– Que me aleje de ti. – sonrió levemente y le miró sus labios.

– Yo… no-no lo sé…

– Iwa-chan… – jadeó su nombre.

– Oikawa…

Y la poca distancia se desvaneció al instante. Oikawa enredó sus dedos en el cabello de la nuca de Iwaizumi y apegó su cuerpo al moreno lo más que pudo, sintiendo claramente los rápidos latidos del corazón del humano. Iwaizumi en el momento en que sintió los labios de Oikawa posarse por completo sobre los suyos, cerró sus ojos por auto reflejo y deslizó sus manos desde los pechos de Oikawa hasta la cintura de él, rodeándola con ambos brazos esbeltos, fuertes, apegando sus cuerpos más de lo que ya estaban.

Se sentía bien, endemoniadamente bien. Para ser el primer beso de Iwaizumi no estaba nada de mal. Podía seguirle el ritmo al gran rey e incluso sintió que Hajime quería llevar el ritmo del beso de vez en cuando. Sus labios pegados, rozándose y acariciándose se sentían demasiado bien. Cabían exquisitamente; se complementaban a la perfección.

Y aunque Iwaizumi sentía que estaba en lo mejor del momento, sintió como un invasor húmedo quería adentrarse en su boca, estremeciéndose al instante en que su lengua chocó con la de Oikawa, ahogando un sensual y ronco gemido en la boca del otro, moviendo sus manos hacia los glúteos de Oikawa y apretarlos con fuerza a la vez que comenzaba a mover sus caderas contra él, sintiendo lo delicioso de la frotación de sus cuerpos. Ante eso Oikawa gimió y dirigió sus manos al borde de la camiseta de Iwaizumi solo para separarse de su boca por tres segundos exactos y sacarle velozmente la prenda dejándolo desnudo para arriba.

El beso lo retomaron con prisa e Iwaizumi fue quien lideró en esta ocasión, llenando la boca de Oikawa con su lengua y humedad, comenzado ambos a emitir deliciosos sonidos de completa excitación y placer mientras sus partes bajas aún seguían frotándose, duras entre sí.

– Oikawa… Oika-wa. – jadeó mientras lo besaba.

– I-Iwa-chan… – suspiró a la vez que sentía como el chico alejaba su boca de él.

– Quiero… mierda, no.

– ¿Qué quieres? – le tomó el rostro con ambas manos solo para mirarlo a los ojos.

Iwaizumi retiró sus manos de donde las tenía y copió lo que Oikawa hizo tomándole su rostro gentilmente solo para mirarlo a los ojos.

Se sostuvieron las miradas por unos largos segundos, mirada jade contra chocolate, hasta que Hajime cerró sus ojos y antes de volver a besarlo, murmuró.

– Quiero cogerte. 

Notas finales:

Si llegaron hasta aquí, que genial por mi :D jajaja.
Sé que está raro y todo eso pero en el próximo capítulo se entenderá todo mejor... o eso creo xD.

Gracias por darle la oportunidad a esto XD y espero que hayan pasado un grato momento leyéndolo :)

Cualquier duda u opinión diganla con confianza XD. No creo demorarme mucho en los demás capítulos ya que serán solo dos más. 

Así que nos vemos en el próximo capítulo :'D.

Y no sé que más decir así que bye XD. Gracias por leer :D


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