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El heraldo del lobo y el hijo del Inframundo por elenaa

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Notas del capitulo:

Hola ha pasado mucho desde la última vez que actualisze, jeje perdón.

jejeje no me vallan a odiar pero, he modificado un poco la idea que tenía al principio, pero es que mientras leía el libro del martillo de Thor las ideas fluyeron y una cosa llevo a otra así que por favor no me odien.

Si han leído las pruebas de apolo y los libros de Magnus entonces entenderán algunas cosas no hay mucho spoiler, pero si hay, poquito pero hay.

Una última cosa la historia se sitúa el mismo día en que Magnus se vuelve a reunir con Annabeth.

 

 

 

Mientras esperaba a su valquiria Nico no pudo evitar pensar que talvez no se encontraria en esa situación si no hubiera terminado con Will dos meses atrás, ya que en vez de estar ayudando a su padre toda la mañana y parte de la tarde, talvez ese día hubiera estado todo el día en el campamento mestizo con el rubio esperando a Hazel con Frank y Reyna. Pero aunque las cosas habían funcionado bien por un tiempo con el hijo de Apolo, al final las cosas no habían resultado. Quería  a Will más como un amigo que como un novio.

También no pudo evitar pensar, en por qué se encontraba en esta situación, cuando el campamento mestizo y romano tenían la amenaza del triunvirato de emperadores malvados. Le habia costado mucho poder contactar con Hazel, ambos habían acordado verse para pedir ayuda a su padre con el problema de los malvados emperadores.

Por eso se habia adelantado a hablar con él, pero su idea no habia resultado como el habia esperado, su padre no tenía información que pudieran usar en su batalla contra nerón y los demás emperadores, por lo que solo le quedo ayudar al dios a clasificar almas. Y para rematar su mala idea ahora estaba muerto en el Valhalla.

Antes de que pudiera pensar en otra cosa, el ruido de alguien tocando a la puerta, lo saco de sus cavilaciones.

Así que rápidamente se levantó dispuesto abrirla para conocer a su valquiria y saber por fin que estaba pasando. Sin embargo antes de que pudiera llegar, la puerta se abrió, y entró una chica: la misma que él habia intentado salvar.

Y por primera vez Nico le presto detenida atención a la joven, ya que cuando fue a ayudarla no se habia fijado en la apariencia de esta. Un pañuelo verde le rodeaba el cuello, dejando que la larga melena castaña le cayera con soltura sobre los hombros. Su vestido blanco tenía runas vikingas bordadas alrededor del cuello y de los puños. De su cinturón dorado colgaban un juego de llaves anticuadas y un hacha.

—Tu eres mi valquiria— inquirió todavía observando a la chica.

—Un gusto Nico Di Ángelo soy Samirah al-Abbas, pero puedes llamarme Sam y efectivamente seré tu valquiria esta noche— dijo Sam estrechando fuertemente la mano de Nico sin dejar de mirarlo curiosa.

—Un gusto conocerte pero esto es un error—

—No, hay ningún error Nico ven te acompañare a la cena—

Nico salió al pasillo junto con Sam y pudo ver salir a sus compañeros de piso, cuando Hunding lo habia llevado a su habitación se habia fijado un poco en los nombres de estos, pero ahora los estaba viendo en persona.

Los observo curioso un segundo antes de que Sam lo arrastrara, después de haberle dicho algo muy rápido a un hico de ojos bicolores, con cabello negro y verde.

Sus vecinos parecían una combinación muy variada pero los que más habían llamado un poco la atención del hijo de hades habían sido: el chico al que Sam le habia dicho algo y una chica pelirroja, ya que sus rojos cabellos le habían recordado un poco Rachel el oráculo del campamento mestizo, quien ya tenía un tiempo de no ver.

Antes de que se diera cuenta Sam ya lo habia llevado hasta el ascensor—Te llevaré al comedor antes de que se abran las puertas principales. Así podrás familiarizarte con el sitio—

Nico asintió levemente y guardo silencio, mientras escuchaba de acompañamiento, música de ascensor nórdica «genial» pensó, preguntándose qué le esperaría cuando las puertas del ascensor se abrieran y la genial música de ascensor se apagara.

Las puertas del ascensor se abrieron. Y Sam lo guio a un salón del tamaño de un estadio para conciertos.

—Bienvenido al Salón de Banquetes de los Muertos— le dijo Sam.

Y los ojos de Nico se abrieron inmensurablemente observando, las gradas con largas mesas como asientos de un estadio que se curvaban hacia abajo desde la sección más elevada.

En el centro de la sala, en lugar de una cancha de baloncesto, se alzaba un árbol más alto que la estatua de la Libertad. Las ramas más bajas debían de tener unos treinta metros de altura. El manto de hojas se extendía sobre todo el salón, rozaba el techo abovedado y sobresalía a través de una enorme abertura situada en lo alto del todo. Por encima, las estrellas brillaban en el cielo nocturno.

—Esto definitivamente es un error— dijo el hijo de hades observando como un equipo formado por cuatro robustos guerreros llevaba un gran cubo dorado con unas varas sobre los hombros. Con el objetivo de permanecer debajo de una cabra peluda y muy gorda, solo para poder recoger los chorros de su leche.

—La cabra es Heidrún— dijo Sam notando en donde Nico tenía la vista— Con su leche se prepara la hidromiel del Valhalla, es deliciosa, ya lo verás.

—No lo dudo, pero enserio esto es un error— le dijo Nico, con la idea en su cabeza de que esa hidromiel seguramente sería como el néctar y la ambrosia.

Antes de que el hijo de hades pudiera observar otras de las particularidades de los nórdicos la voz de Sam llamo su atención— Ya te dije que no lo es, ven hay que buscar tu sitio antes de que… de repente alrededor del perímetro de la sala, se abrieron cien puertas de golpe. Y todos los huéspedes del Valhalla entraron en tropel.

Una ola gigantesca de guerreros hambrientos entraron a raudales por todas partes, empujando, bromeando y riéndose mientras se dirigían a sus asientos—Agárrate dijo Sam— mientras cogía a Nico de la muñeca y volaba por los aires, igual que Jason Grace.

Pasaron volando sobre las cabezas de los guerreros y la compañía de otras valquirias que se desplazaban por todo el lugar, acompañando a guerreros o llevando platos de comida y jarras de bebida.

Entre todo el tumulto se dirigieron a lo que claramente era la mesa principal: la cual estaba llena de tipos con cara seria.

Sam lo dejo a la izquierda, junto a otras catorce personas más que estaban sentadas: cuatro chicos y tres chicas con nada fuera de lo común, omitiendo que estaban acompañados por siete valquirias.

En aquel momento viendo a aquellas personas talvez igual de confundidos que él. Nico empezó a pensar que se habia metido en un problema muy grande.

Una sirena resonó por todo el salón, y los miles de guerreros tomaron asiento.

—Sentémonos— dijo Sam y Nico accedió.

Docenas de valquirias volaron por el salón, repartiendo comida y bebida. Una valquiria pasó volando y depositó un plato de comida y una jarra, pero Nico solo vio curioso la comida debatiéndose internamente en si probarla o no, recordando que una vez que su madrastra comió de las granadas del inframundo ya no pudo abandonar este por completo.

—No piensas comer— dijo Sam echando un vistazo al plato todavía lleno de Nico.

—No, tengo hambre— fue lo único que les contesto para seguir viendo curioso todo lo que pasaba a su alrededor. Notando como unos cuervos lo miraban muy fijamente.

En la mesa de honor los tipos serios empezaron a golpear la mesa con sus jarras al unísono. Por todo el salón, los guerreros se sumaron al bullicio hasta que un latido metálico retumbó en el Salón de los Muertos. El tipo a quien Nico habia reconocido como el gerente se levantó y alzó su jarra. El ruido se fue apagando poco a poco.

— ¡Guerreros! —La voz del gerente resonó en el salón. — ¡Hoy se han unido a nosotros ocho nuevos caídos, así que empiece la presentación de los muertos! —rugió Helgi. Y Nico pudo sentir la mirada de diez mil guerreros clavándose en él.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado


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