— ¡Lisa Albertsen! —gritó Helgi. Una chica rubia y corpulenta con el físico muy parecido al de Clarisse La Rue se levantó con su valquiria.
— ¡Bien veamos tu valiente acción Lisa Albertsen! — volvió a gritar Helgi y alrededor del tronco del árbol, flotando en el aire, se encendió un círculo de pantallas holográficas gigantescas.
Mostrando como la chica habia arriesgado su vida para salvar a un grupo de niños de un kínder, en llamas.
En la mesa principal, los thanes o hombres serios como Nico habia decidido llamarles debatían entre ellos.
Al final quedando de acurdo todos de que un extintor definitivamente estaba en la lista de un arma en contra de un incendio. Declararon a Lisa Albertsen digna del Valhalla.
Los aplausos se escucharon retumbantes y lisa se azoro levemente.
Cuando el ruido se fue apagando, Helgi continuó. —Lisa Albertsen, ¿conoces tu linaje?—
—Yo…—La voz de la chica se quebró un poco—No conozco a mi padre— dijo y Helgi asintió con la cabeza.
—De acuerdo, pediremos consejo a las runas, a menos que el Padre de Todos desee intervenir. La mirada de todos se centró en el trono desocupado. Los cuervos erizaron sus plumas y graznaron, sin embargo el trono permaneció vacío.
Helgi encogió los hombros y señaló a un foso de fuego. De inmediato una mujer con túnica y capucha verde dio un paso adelante. Tenía la cara oculta en las sombras de su capucha, pero a Nico le pareció que se trataba de una anciana.
La anciana se acercó a la mesa, deteniéndose justamente frente Lisa Albertsen. Y en los pliegues de su túnica busco un saco de cuero del cual extrajo un puñado de piedras rúnicas.
— ¿Para qué sirven? — Le susurro Nico a Sam, sin dejar de ver las rúnicas—
—Son el antiguo alfabeto vikingo, cada letra simboliza también algo poderoso: un dios, un tipo de magia, una fuerza de la naturaleza. Son como el código genético del universo—
La anciana murmuró algo antes de lanzar las piedras a sus pies: algunas runas cayeron boca arriba y otras boca abajo. Pero una runa en concreto pareció llamar la atención de todo el mundo. Las pantallas holográficas proyectaron su imagen a todos los presentes en el salón.
Nico no entendía lo que significaba esa marca. No obstante le bastó con escuchar a los cientos de guerreros corear el nombre de Thor, para entender que Lisa Albertsen era una hija de Thor.
En cuanto los canticos se apagaron la anciana levantó sus brazos arrugados.
— ¡Lisa hija de Thor, regocíjate! Las runas dicen que lucharás como una guerrera en el Ragnarok!...a y mañana, en tu primer combate, demostrarás tu valor al ser atravesada por una lanza.
El público prorrumpió en vítores y carcajadas. Pero a Nico le pareció que Lisa con su cara pálida no compartía la misma alegría que este.
La ceremonia prosiguió y poco a poco los demás chicos fueron pasando, mostrando como habían sacrificado su vida valerosamente, los guerreros se emocionaban con sus valientes acciones y los thanes les daban la bienvenida gustosos al Valhala.
Cuando Nico se dio cuenta ya era su turno de ser juzgado — ¡Nico di Angelo! —Bramó Helgi— ¡Levántate e impresiónanos con tu valor!
Las pantallas empezaron a reproducir el video, en el cual se veía que Sam habia corrido hacia un callejón sin salida siendo perseguida por un gigante y antes de que pudiera defenderse Nico habia aparecido atacando al gigante.
La pelea no habia sido muy impresionante, ya que no habia durado mucho tiempo, en un segundo Nico habia atacado al gigante y al otro ya tenía clavada la mano de este en el pecho. Al mismo tiempo en que él habia clavado su propia espada al gigante.
No obstante su acto de valentía desinteresado habia bastado para ganarse la aprobación de los thanes y los gritos de algunos einherjar.
— ¡Nico di Angelo! —Gritó Helgi— ¿Conoces tu linaje?
Desde el momento en que se habia empezado a proyectar su video. Quiso pensar en la remota idea de que se despertaría en la cama de su cabaña en el campamento mestizo, pero aquello no paso y ahora tenía que contestar si conocía su linaje.
No creyó prudente decir que era un hijo de hades en un lugar lleno de nórdicos así que dijo —No—
—Muy bien pediremos consejo a las runas, a menos que el Padre de todo desee intervenir— Miró al trono, que seguía vacío. A excepción de unos cuervos que no dejaban de observar al hijo de hades. Y el gerente al no ver las intenciones del Padre de todo en aparecer añadió —Que venga la vala—
Entre las raíces del árbol, donde la cascada caía en el lago oscuro, estalló una enorme burbuja. Y en la superficie del agua aparecieron tres mujeres cubiertas de blanco, que a Nico le recordaron un poco a las moiras, pero solo por ser tres ya que en lo demás no se parecían en nada.
El salón completo se quedó en silencio, interrumpido solo por el crepitar del fuego de la comida y el sonido de la cascada. Miles de guerreros observaron paralizados de asombro como las tres mujeres se deslizaban por el suelo en dirección al hijo de hades.
Cosa que no le gusto para nada a Nico—no me digas que van a leer mi destino o algo así— dijo inclinándose un poco hacia Sam.
Sam miro a los cuervos un segundo antes de decir—me gustaría decirte que no, pero las nornas en persona han venido a leer tu destino—
—Nico di Angelo, hijo del inframundo—dijo una de las nornas con una voz suave e incorpórea que resonó por todo el salón.
En las manos de la norna del medio, se formó una niebla que se solidificó hasta convertirse en media docena de piedras rúnicas. La norna las lanzó al aire. Las runas flotaron por encima de ella y cada una se transformó en un luminoso símbolo blanco.
Miles de guerreros se revolvieron en sus asientos, haciendo ruido con sus armaduras y mirando expectantes las runas.
Las nornas hablaron a la vez, tres voces espectrales recitando al unísono, y sacudieron las hojas del gigantesco árbol:
El heraldo del lobo y el hijo del inframundo se unirán, el oeste los llamara a su destino, vida o muerte han de elegir, o en su misión fracasaran. En cuanto estas terminaron de hablar las brillantes runas se disolvieron. Las tres nornas hicieron una reverencia y se deshicieron en la niebla desapareciendo al instante. Causando que Nico digiera más alto de lo que habría querido— no otra profecía— mientras se llevaba las manos a las cienes.
En la mesa de los thanes, los lords conferenciaban entre ellos, dando rápidas miradas a Nico y a los cuervos que aún se encontraban en el asiento del Padre de todo.
Por todo el salón, los miles de einherjar pasaban su mirada entre Nico y otra persona que muy seguramente se encontraba entre los guerreros.
Hasta que Helgi dijo un poco confundido y con la mirada preocupante—Nico di Angelo hijo del inframundo, tu destino es preocupante. Los señores del Valhalla deben pensar más detenidamente sobre este asunto. De momento, serás bien recibido como un compañero. Ahora eres uno de los einherjar—