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Los Labios de Ruki por shiroyama yaoi

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Notas del fanfic:

Hola, primero gracias por interesarse, ya sé que un drabble suele tener máximo 500 palabras y este tiene mil más pero no pude evitar hacerlo así de extenso, solo espero que les guste este relato empalagoso, si Crimson se llega a pasar por aquí ojala te guste este Reituki, fue con amor :p

Los labios de Ruki no son como los de cualquiera, son extremadamente cálidos al tacto y si hay algo que llame la atención de su cuerpo incluso mientras está desnudo son ese par de hermosas carnosidades. Logran expresar por completo su estado de ánimo, pueden pasar del más enfermizo pálido hasta el más candente carmesí, lo primero ocurre cuando pesca algún resfriado, entonces se cuartean como si no hubiese bebido una gota de agua en muchos años, como si la deshidratación lo estuviese matando. Pero el color que éstos pierden, inmediatamente se traslada a sus amplias y redondas mejillas; quizá se deba a la fiebre que siempre acompaña sus gripes, o a la mucha vergüenza que le implica pedir ayuda para cosas tan sencillas como comer, aún no lo sé, pero es entonces que frunce su hermosa boca en un irresistible puchero y con la voz más rasposa de lo común musita un leve “Lamento molestarte de este modo Aki”.

De vez en cuando se tornan rosa pálido, suele suceder cuando se levanta más temprano de lo normal, esa preciosa imagen de ese hombre sobándose los ojos intentando despabilar su sueño es terriblemente tierna, incluso si mantiene el ceño fruncido mientras lo hace, ¿y yo?, Yo  me siento más que privilegiado por poder contemplarla a diario. Cada vez que apaga la alarma de su celular, rosa con esa húmeda lengua sus labios, intentando humectarlos después de la oscura noche; y es durante la larga jornada de descanso donde se presenta otra tonalidad en esos esponjosos belfos.

El rosa oscuro se apodera de ellos durante sus sueños, lo sé porque le he contemplado infinidad de veces mientras duerme, los entreabre coquetamente, dejando escapar entre ellos su tibio aliento, y dependiendo de su estado de cansancio también deja escapar algo de saliva, que moja su mejilla de un modo especialmente gracioso, aunque es mucho más hilarante ver su expresión al día siguiente, cuando despierta y nota completamente avergonzado que ha mojado su almohada y que aún tiene rastros de aquella secreción en sus mejillas en incluso en sus manos.

¡Por Dios, cómo amo sus manos!, son tan delgadas, finas y pequeñas, se sienten completamente cálidas entre las mías, parece que encajan como dos fichas de rompecabezas, aunque también las envidio, ellas pueden acunar su rostro mientras se entrega a los brazos de Morfeo,  pueden acompañarlo a donde sea, pueden cuidarlo y tocarlo a voluntad, yo también lo hago, pero a veces parece que ni el tiempo, las palabras o los actos son suficientes para expresarle a ese pequeño testarudo cuánto lo amo o lo mucho que hace acelerar mi corazón con un toque o una sonrisa, su perfecta sonrisa.

Esa que tiñe su boca de un rojo sutil, cuando ríe sus labios se estiran y enmarcan sus dientes algo torcidos, cada vez que aludo a ellos el solo se enrabia y dice “Son mis dientes imbécil, si los quiero arreglar lo hago y si los quiero torcer más también, apuesto a que no dirías lo mismo si tuviera la boca llena de alambre”, nunca entenderá que no me parecen feos, sencillamente no calzan con su estética de perfeccionista; últimamente suele cubrirse con el dorso de su mano cuando se carcajea con esa peculiar y floja risa, eso llega a molestarme y es allí cuando tomo su muñeca y me acerco para susurrarle que no me impida contemplar la gloriosa imagen de su rostro plagado de felicidad.

Pero no siempre es de ese modo, él llora y lo hace con frecuencia, sus ojos se plagan de una tristeza tan abrumadora que te hace pensar que se quebrará con el mínimo roce del viento, sus labios se tornan de un purpura claro, yo suelo pensar que es por la fuerza que ejerce en ellos para no sollozar y gritar a los cuatro vientos que está harto de todo y que necesita con urgencia un cambio, en estas ocasiones sus besos saben amargo, como si parte de su alma afligida se fundiera en ese simple contacto. Con el tiempo aprendí que no hay nada más que necesite en sus momentos de crisis que un simple abrazo y un beso plagado de sentimientos y de tranquilidad que le permita saber que le acompaño como lo hago desde el primer día que lo conocí.

Desde el ese efímero  momento que cruce mis ojos con él, supe que sería importante, que me engancharía a él como a ninguna otra persona y sobre todo supe que sería grande, un tipo reconocido y valeroso y hasta ahora no me he equivocado y mi mayor logro es haberlo ayudado a cumplir sus sueños, haberlo ayudado a crecer y sobre todo hacerme grande con él. Porque cualquiera que lo conozca sabe que siempre quiere mejorar y si yo no fuera tan progresista como él quizá esta relación no hubiera perdurado.

Sus labios se tornan rojos cuando está nervioso, suele tener la rareza de morderlos hasta que le duela realmente y esto perdura mientras se encuentre sumergido en la adrenalina, cuando canta en frente de miles de personas, su personalidad se vuelve arrolladora y el tono de sus labios no se disipa, pero inmediatamente la presentación se termine, la inseguridad lo colma y su boca vuelve al rosa pálido de las mañanas y no es hasta que recibe elogios o que reflexiona y comprende como enmendar sus errores que vuelven a ser rojos naturales.

Si hay algo que es curioso de Ruki es su carácter, cuando se enoja es realmente otra persona, se convierte en alguien arrogante, frío, sarcástico y descarado, no teme en ofender a alguien si lo han hecho con él y no lo culpo, suele tener un sexto sentido para percibir las malas intenciones de la gente. Pero cuando discute con migo, intenta medir sus palabras, prefiere romper alguna cosa o sencillamente esconderse para evitar los problemas, en esas circunstancias los belfos de Taka se fruncen en un puchero que se aleja demasiado de lo tierno entonces algo extraño sucede, su labio superior se torna pálido, como si estuviera enfermo y el inferior se colorea de un rojo encendido; es algo extraño pero hermoso es lo mejor de su enojo.

El rojo encendido de su enojo también se hace presente cuando Takanori esta excitado y eso solo consigue enloquecerme, ese contraste entre el blanco lechoso de su piel y el escarlata de su boca, es casi sublime, Taka suele morderse los labios justo cuando está a punto de alcanzar la cúspide de placer, los muerde con sarna intentando disimular el placer de su cuerpo, pero se quiebra en mil pedazos con una fuerza que ningún otro ser humano sería capaz, cuando termina siempre me besa, me atrapa entre sus cálidos brazos y me acaricia con esas esponjosas protuberancias con ternura, con amor, como si agradeciera no solo por el contacto sino por la vida que hemos construido juntos, como si no fuera suficiente tanto amor que nos profesamos, como si tuviéramos aún demasiado por recorrer, por vivir y por intentar.

Takanori disfruta del café hirviendo en las mañanas, pero cuando cambia su rutina y toma algo de chocolate en su taza favorita, sus labios se encienden en un rojo brillante y se delinean con una línea mucho más oscura, como si hubiese maquillado su boca y aunque él lo odie y se sonroje de inmediato cuando nota el estado de sus belfos, a mí me parecen apetecibles, como aquella manzana mitológica que condenó a la humanidad en el pecado, estoy seguro de que si  hubiese estado en el lugar de la llamada Eva y aquel fruto prohibido fuesen los labios de mi amado, entonces desafiaría a cualquier Dios y sin importarme más nada bebería de ellos, como él bebe de su café matutino.

Cuando el invierno azota sin piedad nuestro pequeño y aglomerado país, Ruki sufre, porque se debate entre su amor por la lluvia y la nieve y el odio hacia el frío, según él le hace lucir “Anti estético”, pero para mi gusto está más deslumbrante que nunca, con todo su pequeño cuerpo enfundado en ropajes anchos y de lana y con aquella bufanda que cubre sus labios púrpuras por la temperatura. No mentiré, también me fascina el invierno porque es  cuando dura más tiempo recostado en mi regazo en busca de algo de calor humano, lo puedo abrazar con libertad, protegerlo entre mis brazos y sentirlo acurrucarse como un pequeño y peludo animalillo.

No me malinterpreten por favor, no idealizo en ningún aspecto a Takanori, soy consciente de sus cualidades: de su alegría y dedicación, de la paz que inspira, de lo apasionado que es; noto cada día de mi vida lo muy persistente de su personalidad, sé que es amable, talentoso, inteligente y responsable. Siempre pierdo los estribos con sus expresivos ojos, con su hermoso cabello y su blanquísima piel, con sus hermosos muslos y conozco a profundidad cada marca de tinta que lleva en su cuerpo.

Pero del mismo modo sé de su testarudez y arrogancia, de lo estruendoso de su risa y voz, de que es caprichoso, de vez en cuando es demasiado afeminado, que siempre necesita atención y sé que también tiene defectos físicos: hombros huesudos, un abdomen prominente, está algo pasado de peso, tiene las  piernas cortas culpables de su baja y boba estatura, su nariz es extraña y chata, sin maquillaje parece brillar demasiado y sus dientes están algo chuecos. En definitiva él no es como la mujer de mis sueños, inicialmente porque no es una fémina, pero como diría una película. Él es mejor que cualquier mujer con la que haya fantaseado porque Takanori, Takanori es real.

Notas finales:

Muchas gracias por leer, si quieren dejar un comentario lo agradecería, espero les haya gustado, con respecto a la parte final a la película a la que Akira se refiere es "500 Días Con Summer" o "500 Días Con Ella", es una comedia romántica terriblemente buena, si tienen tiempo veanla no se arrepentiran, sin más preámbulos, se despide.

Shiroyama yaoi.


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