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Un corazón roto (Rubelangel) por Ebangeline

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Notas del fanfic:

Rubelangel es REAL <3

-Necesito que vengas-

 

 

 

Leyó el mensaje en su Whatsapp, y al instante el corazón se le acelero.

 

-¿Le habrá pasado algo?- Se preguntó nervioso mientras recogía sus llaves y agarraba un poco de dinero. Salió a la calle lo más pronto posible, dirigiéndose a la casa de su mejor amigo. Esa noche el frío de España estaba insoportable.

 

Camino de prisa entre las calles húmedas y frías de Madrid. Ni un alma estaba presente en la ciudad. Miro su celular una vez más para verificar si algún otro mensaje le había llegado. Noto que eran las 12:05 de la madrugada.

 

-Joder, espero que no sea algo grave-  El vaho salió de su boca al pronunciar estas palabras.

 

Al ver el edificio donde vivía su amigo, camino más a prisa con el corazón acelerado. Entro en él, y  en elevador presiono el botón del piso donde se encontraba el departamento. La espera lo estaba matando, y al llegar corrió hasta la puerta de su amigo.

 

Toco varias veces esperando que alguien le abriera, sin recibir respuesta. Toco varias veces más, preocupándose al no escuchar a nadie dentro.

 

Saco su celular nervioso, y marco a su número. Espero en la línea hasta que le respondió la llamada.

 

-Rubiuh, ¿dónde estás macho?-

 

-Estoy afuera del edificio, en el parque de enfrente-

 

-Ok, espérame allí-

 

Guardo su celular más tranquilo al saber que Rubius estaba “bien”. Camino hacia las afueras del edificio y corrió al parque. El frío le estaba entumiendo las piernas y las manos.

 

Llego al parque y asustado busco con la mirada a su mejor amigo. No lo hallaba en ningún lugar, así que camino tratando de encontrarlo. Justo cuando iba a  sacar su celular para marcarle de nuevo, lo  vio en los columpios sentado. Y su corazón comenzó a latir con más fuerza.

 

Se acercó tranquilamente al castaño con una sonrisa hasta que se le borro al notar que se encontraba cabizbajo. Puso una mano en su espalda, provocando que el chico alto se volteara a verlo.

 

Y sonrío…

 

Pero Mangel sabía que era una sonrisa falsa, lo podía notar en sus ojos.

 

-¿Que pasa Rubiuh? ¿Para que me has llamado? ¿Todo bien? Que me has preocupado-

 

Se sentó en el columpio de al  lado, y comenzó a balancearse suavemente, esperando una respuesta de su amigo quien se encontraba con los codos recargados en sus piernas y las manos juntas.

 

-Rubiuh?-

 

-Mangel...-

 

La voz se le corto al pronunciar su nombre.

 

Y permanecieron allí en silencio un par de minutos.

 

Rubén se levantó del columpio y camino desganado. Mangel no le quitaba la vista de encima, su corazón se desquebrajo al saber que su amigo, su Rubius, estaba triste.

 

Camino detrás de él.

 

El silencio de la noche los envolvía, provocando un ambiente triste. Rubén no podía articular palabra alguna, porque un nudo enorme en su garganta se lo estaba  impidiendo.

 

Se sentaron en una banca fría, y allí observaron el parque  iluminado levemente por las lámparas.

 

-¿Qué pasa?- Preguntó sutilmente tratando de encontrar la mirada verde del chico por el cual se preocupaba demasiado.

 

-Lo que pasa es... – Hizo una pausa para reírse levemente y negar con la cabeza.

 

-Jen y yo terminamos- La voz se le partió de nuevo, el nudo en la garganta comenzaba a quemarle por dentro. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Trato de huir de la mirada de Mangel, pero este no dejaba de mirarlo preocupado.

 

Al oír esto, Mangel sintió una punzada en el pecho, el dolor de ver a su amigo así le comenzaba a estrechar el corazón. Unas ganas incontrolables de abrazarlo invadieron al pelinegro. Pero se contuvo.

 

No hubo más palabras, Rubius sabía que con la simple presencia de su mejor amigo y compañero del alma sería la mejor forma de reconfortarse. De pronto, una mano de Mangel viajo hacia la espalda del castaño y comenzó a acariciarlo suavemente, proporcionándole  apoyo.

 

Y no basto más para sentir las lágrimas desbordarse. Rubius agacho la cabeza y dejo que estas recorrieran sus mejillas. Un lamento salió de su boca rompiéndole el corazón nuevamente al  pelinegro.

 

No pudo soportarlo más, así que agarro al de ojos verdes por la cintura con una mano, y con la otra lo acerco hacia el, acomodándolo en su hombro.

 

-Si necesitas llorar, te presto mi hombro para que lo hagas-

 

Rubén, sintiendo el calor de su mejor amigo, acomodo su cabeza entre el cuello y el hombro de éste. Y comenzó a llorar soltando quejidos. Mangel intensifico su agarre, lo abrazaba apretándole un hombro y con la otra mano se atrevió a acariciar el rostro suave de este, tratando de secar las lágrimas que incontrolables caían en sus pómulos y mejillas.

 

Rubius al sentir el apoyo de Mangel, alzo una mano hacia el otro hombro de su amigo y lo apretó tratando de abrazarlo. Escondió su rostro en el cuello del pelinegro.

 

Y lloro tratando de apaciguar el dolor en su corazón.

 

Mangel bajo sus manos a la cintura del castaño y lo apretó con fuerza, mientras recargaba su barbilla en el cabello que tanto le encantaba del otro.

 

Lo abrazaba tratando de protegerlo de cualquier otro peligro, tratando de que nadie más pudiese llegar a lastimarlo.

 

-Yo, yo l-la a-amaba… Mangel-

 

Por instinto, por naturaleza, dirigió sus labios lentamente a la cabeza del castaño y los posó en su cabello, dándole un beso lleno de ternura.

 

Y espero, espero tranquilamente, en la fría noche, a que dejara de llorar. Abrazándolo, mientras su corazón latía con fuerza, pues tener a Rubius así, abrazado a él, le llenaba de alegría. Pero a la vez no soportaba ver a aquella persona que tantas sonrisas le sacó destrozada.

 

Quería verlo sonreír, quería verlo haciendo gilipolleces… porque de ese Rubén… estaba enamorado, y nada lo hacía más feliz que ver la sonrisa de este. Admiraba ver esos hoyuelos que se formaban en sus mejillas, y amaba esas arruguitas que se formaban en sus ojos cuando se reía. Era una vista realmente hermosa.

 

Después de un largo rato, dejo de escuchar el llanto del castaño. Sintió como se separaba de su hombro y soltaba el abrazo. Aunque no quería dejar de abrazar nunca a su Rubius, deshizo el abrazo con dificultad.

 

Rubén se incorporó mientras se limpiaba el resto de lágrimas en sus mejillas. Miro la chamarra azul de su amigo empapada de su llanto.

 

-Lo siento… creo que manche tu ropa-

 

-Eso no importa, yo te preste mi hombro ¿no?- Suspiró

 

-Dime, ¿ya te sientes mejor?- Lo miro tristemente esperando un Sí como respuesta.

 

-Creo que ya- susurro bajando la mirada.

 

Se acomodaron en la banca de nuevo. Mangel noto que el castaño se estremecía por el frío. Y sin pensarlo dos veces, se quitó su chamarra y la puso sutilmente en la espalda delgada del otro.

 

-M-mangel, ¿Qué haces?... No es necesario- Y trato de quitársela, pero la mano de Mangel alcanzo la suya y lo detuvo.

 

Ese tacto los hizo sentirse bien.

 

-No, quédatela. De todos modos tiene tus mocos-

 

Rubén rio ante ese comentario, y sintió un enorme alivio en su pecho al ver que aún podía seguir riendo, a pesar de estar roto. Y todo era gracias a Mangel.

 

“Si Mangel no estuviera aquí conmigo, estaría perdido. Él siempre está allí, cuando más lo necesito, cuando más me siento perdido, él está allí, para alegrarme, consolarme, o brindarme su apoyo. ¿Qué haría yo sin este gilipollas?” Pensó sintiendo una extraña sensación  agradable en su pecho.

 

Y sin saber bien que hacía, Rubén miro a su amigo, miró esos ojos negros y brillantes adornados de largas pestañas que le correspondían la mirada y sonrío.

 

Como si fuera lo más normal, busco con su mano la del otro, y al encontrarla, entrelazo sus dedos sutilmente con los del pelinegro. Y sintió esa sensación cálida que tanto le había gustado.

 

Mangel lo miro sorprendido y observo al castaño, quien apreciaba sus manos unidas con una gran sonrisa.

 

-Mangel-

 

-¿Dime?-

 

-Te quiero-

 

Este trago saliva al escuchar esto. Agarro con más fuerza la mano del castaño y ambos miraron hacia el cielo lleno de estrellas de aquella noche. Tan resplandecientes y brillantes que hicieron que estos 2 chicos se sintieran llenos e inmensos solo con su simple compañía.

 

-Rubiuh…-

 

Y el corazón de los dos comenzó a palpitar aceleradamente.

 

-¿Si?-

 

-Yo te amo…

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado AHRE CABESAS <3 ok no xD 

Gracias por leer x3 


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