“Soy el veneno del olvido”
Esta es la historia de cómo me uní a la liga de leyendas. Pero antes comencemos con lo elemental, mi nombre es Nakamura Don Fueragon, si te lo preguntas mi sangre es Noxiana pero no crecí en Noxus no, yo crecí a las afueras de los territorios tanto Noxianos como Demacianos, en un paramo olvidado apartada de cualquier ciudad-estado, incluso más allá de las tierras de Jonia, en aquel paramo crecen una exquisita variedad de plantas venenosas, o los ingredientes para los más ponzoñosos venenos, yo crecí en este coctel toxico, cerca de la planta más venenosa: “ojos de basilisco”, en ese paramo alejado de todo rastro de civilización es donde me criaron mis padres.
Desde que tengo memoria he estado rodeada de veneno, es más desde el vientre de mi madre, ella quería que fuera parte del ejercito Noxiano tal como fue ella y el resto de su familia, destacándome en el uso del arco, pero mi padre me crío para que apreciara el letal pero refinado uso del veneno, desde esos momentos había disputas entre mis progenitores causando que en dado momento yo decidiera matar a mi madre, ¿Por qué? Te preguntaras simple ella jamás fue una verdadera madre, y mi padre al contrario de ella me trato con el amor que un padre puede ofrecer y me enseño a ver los “ojos del basilisco” como una hermana. Fue esa fatídica noche que en la que mi padre debilitado por el veneno del “ojos del basilisco” y las agresiones de mi madre que murió, yo con tan solo 6 años de vida ya comprendía a donde me llevaba ella, lejos de mi “hermana” directo a un lugar desconocido y hostil: Noxus, me resistí, y cuando me solté de su agarre, corrí como nunca antes hasta que tropecé con una raíz, mi madre me dio al canse y antes de que me sujetara una vez más… sin sentir remordimiento alguno como ella me enseño le dispare una flecha envenenada en el corazón, murió rápido pero aun así su cuerpo convulsión, me quede sin padres, cuando regrese a la cabaña en la entrada había una niña un poco mayor que yo, de piel verde me vio con ojos de alegría y me dijo:”bienvenida a casa hermanita”. Aquel ser no era otro que la proyección mágica de los “ojos del basilisco”. Desde ese día los “ojos del basilisco” me han entrenado, el entrenamiento fue peor que el de mi madre comparable al infierno pero todo eso valía la pena por cumplir mi sueño aquel que nació en mi cuando mi padre me conto de “LA LIGA DE LEYENDAS”, plantando en mí el deseo no solo de ser parte de ellos…
Una vez hechas las presentaciones comencemos a contar el resto de mi historia en la liga de leyendas quieres, a hora ¿por dónde empezar? ¡Ya se!, porque no empezamos con el cómo me di a conocer entre los campeones estoy segura que eso te parecerá interesante.