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Decisiones por ValeCaroline

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Notas del fanfic:

¡¡Mi dongsaeng!! ¡Feliz cumpleaños, y aniversario! Ya son como.... ¿cuatro años? Ya sé que es demasiado tarde, pero mejor tarde que nunca (?)

No hay muchas cosas que pueda decirte, más que las que siempre te digo. 

Más que nada espero que disfrutes y te guste. Siendo sincera necesitaba escribir de HP, y ahí estaba la historia pintada para mi (espero que el final no sea muy abrupto, pero no quería alargarme mucho en esa parte lol)

Kim JongIn estaba más nervioso de lo que había estado en toda su corta vida. Y a decir verdad, los chicos que estaban a su alrededor no le ayudaban en los más mínimo—excepto por ese niño Oh SeHun, a quien había conocido en el tren y parecía no tener sentimientos.

Cuando su nombre fue llamado, se acercó lentamente al taburete frente a toda la escuela. No esperaba que se hubiesen confundido, tampoco ser rechazado de las cuatro casas. A lo que le temía era en cuál quedaría.

Durante el viaje en el Expreso Hogwarts había oído cosas terribles de cada una de ellas, también cosas buenas, pero su personalidad no le dejaba ver más allá de la opinión de los demás.

—Hijo de muggles... tiene talento… mmhhh… ¿qué casa irá bien contigo? —escuchó una voz en su oído. Estaba leyendo su mente. Mirando sus recuerdos. Y JongIn sintió vergüenza de ser quien era. La voz siguió hablándole, mientras él sólo oía, cuando de repente—: ¡HUFFLEPUFF!

JongIn se sintió relajado. Por lo menos no había sido esa casa infernal de Gryffindor.

Se levantó del taburete, una vez la anciana profesora le hubo dicho que fuera a sentarse.

La mesa de Huflfepuff le recibió con aplausos y saludos de parte de todos. Él solo les agradeció con un asentimiento de cabeza.

El resto de la selección fue tranquila, Oh SeHun, tal como había afirmado cuando se conocieron, apenas el gorro rozó su cabeza gritó “Hufflepuff”. Se sentó junto a él. Ese fue como un acuerdo tácito entre ambos, una amistad extraña, que más adelante se convertiría en parte importante de sus vidas.

 

La vida dentro del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería no era exactamente lo que pensó que sería. La varita que había comprado con ayuda de sus padres en Olivander era usada muy contadas veces en clase, a su vez, los libros que debía leer ocupaban gran parte de su tiempo, más sabiendo que sus conocimientos sobre el mundo mágico eran completamente nulos.

Sin embargo, pudo hacerse conocido de algunos alumnos de su casa. Estaban por ejemplo YiXing y JunMyeon, de tercero, con quienes había hecho una tímida amistad cuando le ayudaron con los primeros hechizos que debía practicar.

—La pronunciación está bien, pero el movimiento de varita es demasiado brusco. Mírame —le había dicho JunMyeon. Gracias a ellos había recibido cinco puntos para su casa en la clase de encantamientos esa vez.

También había conocido a BaekHyun y JongDae, ambos Slytherin de segundo, quienes le habían salvado de ser castigado por Filch al haberse perdido en las mazmorras cuando debía estar ya dormido.

Los alumnos de Ravenclaw no eran muy sociables con personas de otras casas, no es que todos en el colegio se llevaran bien, pero saludos cordiales entre compañeros existían. Sin embargo, los alumnos de la casa azul eran un tanto más reservados.

—Demasiado inteligentes para el resto de nosotros —había mencionado BaekHyun una vez.

Los Gryffindor eran un mundo aparte. Demasiado orgullosos de sí mismos, caminaban por los pasillos siempre pedantes, JongIn los despreciaba. Había oído muchas cosas de ellos, y todas le causaban repulsión. Como la vez que JongDae había afirmado que el tal MinSeok le había lanzado la maldición tarantallegra en uno de los pasillos.

—Pensé que MinSeok era de Ravenclaw —le susurró Oh SeHun cuando JongDae mencionaba lo humillante que había sido para él haber tenido que bailar de esa manera ante JunMyeon.  

—No todos los Slytherin somos malos, ni todos los Hufflepuff son idiotas —había mencionado BaekHyun una tarde, mientras estaban sentados en la orilla del Lago Negro, bajo el haya de siempre—. De igual forma no todos los Ravenclaw son inteligentes ni los Gryffindor valientes. ¿Conocen a LuHan? Se desmayó durante su examen de adivinación. Menudo Gryffindor resultó ser —rió con malicia. JongIn también, sin embargo SeHun quedó callado.

Pero claro, a pesar de todos los comentarios negativos que había recibido de aquella casa, había un Gryffindor que le llamó la atención:

Estaba caminando por los pasillos, hasta su clase de pociones cuando sintió que algo le caía encima. Segundos después se encontraba empapado, de pies a cabeza, con todos los materiales de clase arruinados.

Se giró hacia dónde había oído risas. Park ChanYeol. Un Gryffindor competitivo y burlón, de sonrisa altanera y ojos juguetones. El típico Gryffindor arrogante.

Sin decir una sola palabra, JongIn se dio la vuelta y siguió con su camino. Ya tendría tiempo de arreglar sus cosas.

Esa no fue la única vez que lo cruzó. La mayoría de las veces el chico le jugaba bromas pesadas que seguramente había comprado en esa tienda del Callejón Diagon, a la cual sus padres no le habían dejado siquiera acercarse. Una vez había tenido que vomitar todo el camino desde el Gran Comedor hasta el baño más cercano, y fue JunMyeon quien le facilitó el antídoto. SeHun le había dicho que el chico altivo de Gryffindor había puesto algo en su vaso.

 

Los años dentro de Hogwarts se hacían más y más interesantes para JongIn. A pesar de las burlas hacia el Gryffindor LuHan, YiXing había terminado por incorporar al chico al grupo, al mismo tiempo MinSeok de Ravenclaw también se unió.

Era una extraña mezcla de casas, pero sin dudas interesante de ver. Fue en tercer año que Kim JongIn supo que no todos los Gryffindor eran pedantes, de hecho, LuHan era muy amable con todos los de alrededor—aunque a veces inflaba demasiado el pecho cuando su casa ganaba algún partido de Quidditch gracias a su talento como cazador, pero eso a JongIn no le importaba, ni siquiera iba a ver los partidos de su casa. A él le gustaba la astronomía.

Ver las estrellas y lo que ellas tenían para contarle. Observar el movimiento de los planetas y dibujar planos. También adoraba las clases de transformaciones, dadas por un joven mago de apariencia severa, pero que terminaba siendo muy amable. Algunos rumores decían que podía transformarse en alguna extraña ave, y a veces creía verlo cuando salían al patio, parado sobre la torre de Ravenclaw.

Otra de sus aficiones era bailar. Había descubierto un aula en el séptimo piso que tenía espejos en las cuatro paredes, y el piso era excelente para deslizarse. Había tenido discusiones con MinSeok, ya que este afirmaba que ese lugar era tan solo un cuarto de baño. SeHun decía que le creía, pero JongIn no estaba del todo seguro de esa afirmación.

Do KyungSoo también estaba en su grupo, aunque pocas veces hablaba, parecía que JunMyeon lo habían secuestrado o algo, porque siempre estaba pegado a él, para infortunio de JongDae.

MinSeok era muy cercano a LuHan, siempre estaban juntos, YiXing también. Los tres eran como el trío dorado, preferido de los profesores. Un año después se transformó en cuarteto cuando YiFan, un Slytherin con un extraño gusto por la moda, se unió a ellos.

 

Kim JongIn contaba con volver cada año al colegio y encontrarse con sus amigos.

Sin embargo, cuando ingresó a cuarto, hubo un cambio.

Ya dentro del vagón del tren se sentía una extraña tensión y cuando se subieron a las carrozas no lo soportó más.

—¿Qué es lo que sucede? —preguntó casi a los gritos. Fue SeHun el que le hizo un gesto para que hiciera silencio.

—El primer hijo de los Potter, está aquí.

—Estas de broma —exclamó, esta vez bajito. SeHun asintió, y JunMyeon secundó lo que había dicho—. Vaya…

—LuHan no ha parado de hablar de ello durante todo el viaje. Dice que no será sorpresa tener a Potter en Gryffindor —dijo YiXing, que recién se había unido al grupo, ya que en el tren se había ido a otro compartimento junto a MinSeok y YiFan, además de LuHan. En el momento en que se sentó, comenzó a rascarse los oídos—. Me duele de tanto escucharlo. No sé cómo lo soporta MinSeok.

—¿Se imaginan que pasaría si fuese a Slytherin? —divagó JunMyeon. Y JongIn se imaginó un escenario extraño, donde BarkHyun y JongDae bailaban sobre la mesa de Gryffindor, justo delante de las narices de Park ChanYeol cantando “tenemos a Potter, tenemos a Potter”. Sonrió ante la imagen, pero su sonrisa se desvaneció al preguntarse porque había pensado justamente en Park ChanYeol de entre todos los revoltosos Gryffindor.

Sacudió la cabeza y volvió a centrarse en la conversación, que había pasado a una discusión acerca de alguna extraña poción para la suerte.  

El año en Hogwarts comenzó normal. Los Gryffindor se la pasaban con la nariz más alta de lo que JongIn se hubiese imaginado alguna vez que podrían tenerla. James Potter había quedado en la casa de los leones. El mayor de los Potter parecía ser más petulante que cualquiera de sus compañeros de casa. Se la pasaba en los pasillos llamando la atención con tontos trucos con la varita, ganándose los retos del señor Filch y los aplausos de los alumnos.

De alguna manera, la popularidad de Park ChanYeol disminuía, y esto encabronaba al joven Gryffindor. Siempre había sido el centro de atención de todos y nadie lo había destronado en todos esos años. Sus bromas ya no causaban gracia y Park ChanYeol hacia la vida imposible a su blanco favorito: Kim JongIn.

No sabía porque, ni cómo fue que el chico un año más joven que él le había llamado la atención. Era un Hufflepuff cualquiera, que tenía amigos Hufflepuff y era cercano a gente de Hufflepuff.

—Míralo, caminando distraído por ahí, como si el mundo fuese un mundo de fantasía —le decía siempre a su amigo cuando el chico pasaba frente a ellos, luego le lanzaba alguna maldición inofensiva y reía como tonto junto a su séquito.

Pero esta vez era diferente. Debía hacer algo grande para volver a tener la atención de todos, y lo planeó con tanto cuidado y perfección, que al momento de ejecutarlo no sólo Kim JongIn quedó empapado con excremento, sino también Oh SeHun, Kim JunMyeon, Zhang YiXing y Byun BaekHyun. Kim JongDae se había manchado un poco de la túnica y se estaba riendo a carcajadas de sus amigos, al igual que todos los que habían presenciado la broma.

JongIn levantó sus ojos llorosos hacia el chico que le sonreía pedantemente unos metros adelante, preguntándose qué había hecho para merecer algo como eso.

—Bah, eso no es nada. —Escucharon todos una vocecita desde las escaleras del vestíbulo—. Mis tíos, los gemelos Weasley crearon el pasillo pantano. Tuvieron meses para sacarlo, incluso dejaron una parte para rendirles homenaje.

Park ChanYeol se puso colorado hasta las orejas que sobresalían de su gorro negro y se alejó pisando fuerte hasta el Gran Comedor, donde la cena de Halloween estaba por dar comienzo.

—No te preocupes JongIn. Ven, vamos a limpiarnos —le dijo JunMyeon con su tono paternal. SeHun, por otro lado, estaba que hervía del enojo. Se adelantó, llegando a ChanYeol antes de que cruzara las puertas del Gran Comedor y le gritó:

—¿Qué mierda es lo que te pasa con nosotros, elfo doméstico crecido?

ChanYeol sintió todas las miradas sobre ellos, y sus orejas se pusieron aún más rojas de lo que ya estaban.

—¿Cómo me llamaste, sabandija? —dijo en un murmullo lento, pronunciando cada una de las palabras.

—Ya me oíste: elfo doméstico crecido —volvió a decir cada una de las palabras en voz alta. Todos en el vestíbulo se habían quedado en silencio, todos estaban expectantes de lo que sucedería. Incluso James Potter tenía curiosidad.

ChanYeol frunció la nariz por el olor que desprendía la túnica de SeHun y lanzó una sonrisa de lado.

No dijo nada. Se volvió y entró al Gran Comedor, dejando a SeHun más cabreado a que antes.

El grupo de JongIn se fue a cambiar. JunMyeon decidió hacer un hechizo que quitó el mal olor a la ropa, y luego les dijo que se la quitaran, que él mismo la lavaría. Así que todos fueron por otra túnica para usar en la cena. Sabían que el día siguiente sus ropas estarían en perfecto estado.

La cena de Halloween fue divertida, a pesar del mal rato que había pasado, JongIn rió mucho gracias a YiXing y JunMyeon. SeHun había desaparecido una vez que volvieron al Gran Comedor.

 

Entonces llegó quinto año. Muy a su pesar, JongIn tuvo que admitir que sin las bromas de Park ChanYeol, su vida en Hogwarts se había vuelto muy aburrida.

La primera visita a Hogsmeade se hizo presente antes de Halloween y todos estaban muy ansiosos de salir del castillo.

JongIn y SeHun fueron de los primeros en llegar, pero SeHun se perdió en cuanto pisaron la calle principal, dejando al moreno solo.

—Me dijo que se quedaría conmigo… —murmuró, y grande fue su sorpresa cuando una voz grave le respondió:

—A veces eres muy crédulo. Por eso es fácil que caigas en bromas. —Cuando se giró se encontró con la alta figura de Park ChanYeol. Pero no estaba sonriendo, ni seguido por su grupo—. ¿Por qué? Siempre haces lo que te dicen y piensas como te dicen.

JongIn sintió esto un insulto, pero sabía que era verdad. El mismo Olivander se lo había dicho cuando le vendió su varita. “—Es muy influenciable, no deje que otro mago la use o no querrá volver con usted.”

ChanYeol parecía cansado, tenía grandes ojeras bajo sus enormes ojos. Una gorra de lana cubría su cabello rojizo, pero dejaba que algunos mechones rebeldes escaparan por los lados. Tenía orejeras peludas para cubrirse del frío y la bufanda rojo escarlata de su casa le llegaba hasta la nariz.

JongIn se dio la vuelta con clara intención de alejarse, pero una mano en su hombro lo detuvo.

—Quiero… —Sin dudas, lo que fuese que ChanYeol quería decirle era muy difícil para él, porque tragó fuerte y luego le soltó el hombro, carcajeándose—. Bueno… me gustaría pedirte disculpas, por lo mal que te he tratado estos años.

JongIn comenzó a mirar alrededor y luego el piso, buscando alguna marca o lo que fuera que demostrara que estaba a punto de caer. Pero estaban completamente solos y no había murmullos alrededor.

—¿Es en serio?

—Le crees a todos menos a mí.

—La última vez que confié en tus disculpas terminé bañándome junto al monstruo del Lago Negro.

—Calamar gigante.

—Como sea. No puedo confiar en alguien como tú. Además, ¿por qué ahora? ¿Te has dado cuenta que tus seguidores solo estaban contigo por la popularidad?

—Algo así —dijo con vergüenza, y JongIn quedó en silencio. ¿Park ChanYeol dándole la razón?—. Quiero ser sincero contigo. Sé que no me creerás, pero esta vez diré la verdad. Ven.

JongIn miró alrededor. Los alumnos y habitantes de Hogsmeade pasaban a su lado sin hacerles demasiado caso. Decidió seguir a ChanYeol para saber hasta qué punto llegaría esa vez.

Siguieron por la calle, alejándose del centro y llegaron a una taberna poco cuidada, de aspecto fofo que a JongIn no le gustó en lo más mínimo, mucho menos al notar la cabeza de cerdo colgado sobre la puerta. ChanYeol se paró justo debajo para dejarlo entrar primero. El Hufflepuff miró al otro con desconfianza. Aun así entró.

Dentro no se veía mucho mejor, pero ChanYeol lo llevó hasta una mesa que queda algo apartada.

—Aquí nadie nos hará caso —mencionó ChanYeol una vez se hubieron sentado. JongIn observó al hombre en la barra limpiar un vaso con un trapo sucio, por lo que decidió no beber nada de lo que ahí ofrecieran—. Primero que nada, perdóname. Lo digo en serio.

—Hecho —dijo JongIn—. Ahora vamos. No me gusta este lugar. —El chico tenía una extraña sensación de que no debía estar ahí. Comenzó a levantarse.

—Hay algo que quiero confesarte.

—Ya te perdoné, ChanYeol. Déjame ir y...

—Me gustas.

Dos simples palabras y la boca de JongIn se abrió. Comenzó a murmurar cosas sin sentido, pero el otro lo silenció con un movimiento de su mano.

—Hay dos simples razones por las cuales te molestaba. En primer lugar —levantó uno de sus largos dedos—, porque tenía una reputación que cuidar y tú eras el blanco perfecto. Dos —levantó el segundo dedo—, llamaste mi atención demasiado rápido y quise que también me hicieras caso, aunque supongo que no fue la manera correcta, ya que me odias. —ChanYeol se ruborizó al decir aquello y JongIn seguía intentando formular palabras coherentes con su boca.

—No entiendo… ¿por qué lo dices ahora? —dijo cuando finalmente sus labios respondieron.

—Pues, porque me siento demasiado estúpido jugándote bromas cuando solo quiero que me hables. Tengo dieciséis años, algún día tenía que madurar.

—¿Y qué esperas que haga? —preguntó JongIn, algo ruborizado.

—No lo sé. Hasta esto llegaba mi plan. Pensé que te irías y todo seguiría normal, ya no te hago bromas y no tengo otra excusa para verte o hablarte.

JongIn se quedó unos instantes en silencio. Sin las bromas de ChanYeol no debería cuidarse en los pasillos, y tampoco razón para dirigirle la palabra o preocuparse por él. Sonrió ante la idea de paz, pero sabía que se sentiría algo vacío.

—No digo que seamos amigos, pero ¿podemos hablarnos? Ser cercanos.

—No lo sé. ¿Hablar con un Gryffindor como si nada?

—LuHan está en su grupo. Hablan a diario.

—LuHan es punto aparte. No es como todos los Gryffindor. Tiene tacto y humildad.

—Claro, como todos los Slytherin, creí que era una cualidad para entrar en esa casa. —La carcajada de ChanYeol no se hizo esperar. JongIn sonrió ante la imagen. Por una vez la risa del mayor no era burlona ni pedante, era solo una risa, y le gustó escucharla.

—Es como si los conocieras —soltó JongIn sin pensar.

—Todos saben lo egocéntricos que son los Slytherin. Los Gryffindor al menos somos honestos y leales. —JongIn lo pensó unos instantes.

—¿Y los Hufflepuff? ¿Cómo somos?

ChanYeol dejó de reír y lo miró a los ojos seriamente:

—La mejor casa de Hogwarts. No solo se apoyan entre ustedes, sino a cualquiera que necesite ayuda. No importa si nunca se habían visto antes, los Hufflepuff son tan amables que será como si siempre hubiesen sido amigos.

JongIn le sonrió.

 

—Kai, ¿estás bien? —le preguntó SeHun cuando salieron de una clase de encantamientos ese martes. Este solo asintió y volvió a sonreír tontamente.

—¿Y a este que le pasa? —Sonó la voz de BarkHyun a la distancia.

—Parece que le echaron alguna maldición —razonó el más pequeño.

—No sean idiotas —dijo JongDae—. Está enamorado.

—¡¿QUÉ?! —exclamaron BaekHyun y SeHun a la vez.

—¿Qué cosas dices? ¿Cómo sabes sobre eso? —reaccionó JongIn, haciendo que los otros rieran. Pero SeHun lo dejó rápidamente para mirar el rostro de su amigo. Había estado así desde que habían vuelto de Hogsmeade el fin de semana y recién cuando JongDae lo mencionó se dio cuenta el porqué. Miró en misma dirección de JongIn y lo vio: rodeado su grupo de amigos, con la varita en mano y riendo estúpidamente como siempre lo hacía.

Park ChanYeol miró en dirección a JongIn, guiñándole un ojo, algo que pasó inadvertido para todos los demás, pero no para SeHun, quien enfadado observó claramente el rubor en las mejillas de JongIn y se alejó del grupo. Solo BaekHyun lo notó, pero no hizo nada para detenerlo.

JongIn sabía que nadie podría enamorarse en tan poco tiempo, pero la forma en la que ChanYeol le había hablado, disculpándose, se dio cuenta que no era tan idiota como siempre lo imaginó, tampoco era un príncipe azul. Era una persona, con sus defectos y extrañas ideas, y quizá pudieran ser amigos. Llevaba pensando en él desde el sábado, y era la primera vez que lo veía desde entonces, sintió un pequeño cosquilleo en la punta de los dedos, sin saber exactamente qué hacer después de ese guiño. Decidió alejarse con rapidez, dejando a JongDae y BaekHyun hablando sobre algo así como un conejo amarillo que no entendió demasiado.

 

Park ChanYeol caminaba por los pasillos tranquilamente, y unas voces le llamaron la atención.

—¿En serio? ¿Con todo lo que te hizo? —Silenciosamente se acercó a la esquina, que llevaba a otro corredor, la voz de JongIn se oyó claramente sobre la de su amigo.

—¿Qué tiene de malo? Solo seremos amigos.

—¿Después de haberte confesado que le gustas piensas que lo que querrá es ser amigos?

—SeHun… ¿Por qué te preocupa tanto?

Hubo un corto silencio y ChanYeol tuvo que asomarse un poco para asegurarse de que no se habían ido.

—Me gusta. Siempre me gustó… molesta, ¿sabes?

A JongIn se le encogió el corazón ante la vista de su mejor amigo. Parecía destrozado, con los ojos llorosos y la cabeza gacha. Se prometió que ese cosquilleo que sentía cada vez que pensaba en ChanYeol no era más que simple ansiedad por la nueva amistad. Solo ansiedad.

—Ahora dirás que te gusta y no sabes qué hacer.

—No es así, voy a ayudarte, hacer que…

—Eso no podrá ser nunca.

—¿Por qué?

—Porque él está enamorado de ti.

Y JongIn no supo qué más decir.

ChanYeol quedó allí parado, sin saber qué hacer. Quería acercarse al par de Hufflepuff, pero a su vez, no quería que supiesen que los había oído. Pero si me ven aquí

—Hola, tejoncitos, ¿qué hacen por aquí? —preguntó, disimulando el haber estado escuchando unos segundos atrás, con elegancia  petulancia. JongIn lo saludó con una sonrisa, pero SeHun se alejó con paso rápido—. ¿Y a ese que le sucede? —dijo.

—Nada, solo está enfadado porque ahora somos amigos —contestó JongIn. Luego hubo un silencio incómodo.

—¿Sabes dónde está la cocina? —JongIn lo miró con curiosidad, negando la cabeza—. Qué lástima, dicen que los elfos te llenan de comida y atenciones. —El Hufflepuff soltó una carcajada, sin esperarse aquella respuesta. ChanYeol rió con él, luego recibió golpes del menor que le hicieron preguntarse qué sucedía. Pero JongIn seguía riendo y ahora golpeaba uno de los muros del castillo. Entonces entendió que era su forma de ser, y eso le hizo enternecer.

—Eso fue gracioso. Pensé que sabías dónde quedaban —espetó JongIn después de poder calmarse un poco.

—Se supone que están cerca de la Sala Común de Hufflepuff. Es más fácil que lo sepas tú a yo.

—¿En serio? —ChanYeol asintió ante la incredulidad del chico.

—¿No lo sabías? Me lo dijo Potter… —pero entonces se calló.

—Pensé que se llevaban mal.

—Te diré la verdad —murmuró, haciendo que JongIn tuviese que acercarse—. Escuché cuando se lo dijo a uno de sus amigos. Según él es fácil llegar. Y son los mismos elfos que limpian buena parte del castillo.

—¡Vaya! —exclamó JongIn, notando la cercanía que había entre ambos, y alejándose un poco—. Ya suponía que alguien tenía que encender el fuego.

 

Y sin saber cómo, JongIn estaba escondido cerca de la puerta que llevaba a la escalera del sótano.

—A todo esto… ¿qué es un elfo doméstico? —ChanYeol observó al muchacho con los ojos muy abiertos—. No hagas eso. Da miedito. Parece que se te saldrán…

—Shh, o nos descubrirá el profesor Longbottom.

—¿Y qué haría el jefe de casa de Gryffindor en el sótano del colegio? —susurró JongIn, pero ChanYeol lo escuchó y le dio un zape en la cabeza.

—No lo sé, me refería a cualquier profesor, no justamente a él.

—¡Pero lo nombraste! —JongIn contuvo el aliento durante unos segundos, llevando ambas manos a la boca, con una expresión sorprendida, llamando la atención del más alto—. ¡Estás enamorado del profesor Longbottom! —Pero en seguida se arrepintió de haber dicho eso, recordando las palabras del chico en Cabeza de Puerco el último fin de semana en Hogsmeade. Su rostro se puso completamente rojo y se levantó de su escondite—. Esto es una estupidez. Me iré. Buena suerte con tu investigación.

Y cuando estaba por irse, algo pequeño llamó su atención. ChanYeol también se levantó, para discutir, pero la mano de JongIn se pegó a su boca, señalando con la otra a la pequeña criatura que caminaba despistadamente por el sótano. Ambos se miraron entre sí y volvieron a mirar a la criatura.

—¿Eso es un elfo doméstico? —susurró.

—En casa hay uno, pero la cortina que usa está más sucia. —JongIn frunció el ceño—. No me mires así. Mi madre se niega a liberarlo dándole alguna prenda.

—¿Liberar? ¿Prenda? ¿Qué rayos? —Pero no pudo preguntar más porque ChanYeol le hizo una señal de silencio y comenzaron a caminar detrás del elfo.

El elfo parecía no darse cuenta de los dos gigantes siguiéndolo, y no se habría dado cuenta de no ser porque ChanYeol golpeó su cabeza con uno de los escudos colgados en la pared. El elfo se asustó y comenzó a correr, entonces JongIn le siguió rápidamente, y le tomó de los brazos, ChanYeol llegó sobándose la cabeza y le ayudó.

El elfo chillaba con fuerza y los chicos temieron que alguien les descubriera.

—Kerchak se arrepiente. Kerchak promete castigarse si los amos lo dejan. —JongIn decidió soltar al pequeño y observarlo bien. Tenía el rostro rojo.

—Lo lamentamos, Kerchak. No quisimos asustarte. Estamos perdidos y necesitamos ayuda —dijo ChanYeol, y con ello el elfo se calmó.

—Kerchak puede ayudarlos. Kerchak sabe el camino —dijo, una vez lo soltaron por completo, mirándolos con sus ojos azul cielo. JongIn quedó impresionado ante el repentino cambio de actitud.

—También tenemos mucha hambre, y no sabemos si…

—No importa. Kerchak los llevará a la cocina y luego a las salas comunes.

—Me llamo Park ChanYeol.

—Un placer servirle, señor Park ChanYeol —el elfo hizo una reverencia—… y señor… —levantó un poquito la mirada, ChanYeol le dio un codazo a JongIn para que se presentara.

—Kim JongIn.

—Señor Kim JongIn.

Unos minutos después, JongIn y ChanYeol se encontraban rodeados de elfos domésticos, desviviéndose por servirles un trozo de pastel de carne y jugo de calabaza.

—Al final fue divertido —admitió JongIn una vez salieron de la cocina, con los bolsillos plagados de dulces—. Aquí es donde me quedo. —Señaló una pila de barriles y ChanYeol se quedó parado curioso.

—¿Me invitas a pasar?

—¡¿Cómo crees?! —preguntó escandalizado JongIn—. Ningún Gryffindor entrará en mi Sala Común, menos bajo mi responsabilidad. Ahora vete. —Le empujó ligeramente en el hombro para que caminara, y en el momento en que los pasos de ChanYeol dejaron de oírse, soltó un suspiro y se giró en dirección a los barriles para entrar en su Sala Común.

 

—¡¡¿Qué hiciste qué?!! —preguntó BaekHyun extremadamente curioso.

Cuando llegó bajo el haya junto al lago, con dulces para todos, le preguntaron de dónde los había sacado, y claramente les contó sobre su aventura con el Gryffindor.

—Sí, los elfos son muy buenos —soltó YiXing desinteresadamente, mientras saboreaba uno de los bombones de chocolate rellenos de salsa de frutillas.

—¿Ya conocías dónde estaba? ¡Tú, traidor! —LuHan se había levantado del césped y señalaba a YiXing con el dedo acusador, completamente ruborizado del enfado. El Hufflepuff al darse cuenta de lo dicho abrió los ojos sorprendido e intentó defenderse.

—Casi todo Hufflepuff sabe que las cocinas están junto a la entrada de la Sala Común. Es cuestión de buscar el cuadro con el frutero y hacerle cosquillas a la pera. —Y nuevamente todos estaban en silencio, mirando al chico con incredulidad, quien se volvió completamente rojo y salió corriendo, seguido por LuHan y MinSeok.

—Vaya, eso fue raro —dijo BaekHyun—. Volviendo al tema. Ya no tendré que amenazarte para que me digas donde está la cocina, no te preocupes que nadie pondrá  poción multijugos con cabello de Filch en tu vaso, JongIn.

El chico lo miró asustado y tragó saliva ruidosamente. BaekHyun giró su rostro y siguió hablando con JongDae y JunMyeon como si nada.

SeHun solo lo miraba, con el ceño fruncido. JongIn se preguntó la razón de la mirada tan juzgante de su amigo cuando quiso meterse al Lago Negro y dejar que el Calamar Gigante lo ahogara.

—No me dirijas la palabra nunca más en tu vida —dijo antes de levantarse y alejarse.

JongIn se quedó ahí sentado, sin saber qué hacer. 

Notas finales:

Lo corté en dos para que no se haga muy pesado. 


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