Capítulo No. 11
Esa mañana, Tetsuya se levantó muy temprano, tenía que salir de su departamento. Últimamente, todo allí comenzaba a ahogarle. Demasiado espacio, demasiado silencio, demasiados pensamientos, demasiado miedo…
Así que allí estaba, hablando por teléfono, intentando distraer la mente con trabajo, el único método que conocía, el único que le funcionaba.
-Mañana tengo reunión con los ejecutivos a primera hora y…
Alguien irrumpió en el estudio. Tetsuya se giró rápidamente pensando que sería alguien del staff, pero se quedó paralizado al ver la persona que le miraba insistentemente.
-Te… te llamo más tarde, ¿de acuerdo?- del otro lado de la bocina susurraron un “sí” lleno de confusión. -¿Qué haces aquí?
-Buenos días, Tetchan, yo también te he extrañado mucho…- dijo con ironía.
-Haido…- suplicó con voz cancina. Sabía, o cuando menos, intuía a qué venía su amigo.
-¿Se puede saber qué demonios estás haciendo, Tetsuya?
-Trabajando. Tengo mucho trabajo desde que…
-Sabes a qué me refiero, Tetsu.- le interrumpió antes de que le mareara con todas esas palabrerías que solía usar para confundirlo.
-No sé de qué me…
-Sí, sí sabes…- volvió a interrumpir con voz decidida. –Vi las fotografías. Sakai-san ha dado muchas entrevistas últimamente. ¿Y además, llamaste a Ken para contarle que piensas mudarte de nuevo con ella...? ¿Qué demonios está pasando, Ogawa?
-Nada está pasando. Simplemente me di cuenta que mi hijo necesita a sus padres juntos. Y nunca es muy tarde para redimir los errores…
-Claro,-sonrió sarcásticamente. –Y las fotografías tuyas y de Gackt en la playa no tuvieron nada que ver, ¿cierto?- otra vez esa ironía.
Esta vez se quedó en completo silencio. ¿Qué podía decirle? Hyde le conocía demasiado bien, ¿qué escusa podría darle?
-Tetchan, ¿por qué te empeñas en hacerte daño, en ser infeliz?
-Yo…- balbuceó. Hyde se acercó hasta él y lo guio al sofá que estaba justo del otro lado de la sala. Ambos se sentaron lado a lado. Tetsuya mantenía la vista baja, tenía tanta vergüenza de sí mismo.
-Kurozaki-san me llamó. Dice que Gackt está muy mal…- comenzó Hyde.
-¿Qué?- Tetsuya se le quedó mirando, él no quería lastimar a Gackt, él no quería lastimar a nadie, el sólo quería…
-Tetchan, yo sé que tú no la estás pasando muy bien y…
-Haido, basta. Estoy bien…- le detuvo. Tetsuya intentó componer la expresión, intentó mantener la serenidad que no tenía, una mirada llena de confianza para que Hyde creyera en lo que iba a decir. Para hacerse creer a sí mismo lo que iba a decir. –Escucha, lo que pasó con Camui fue un error. Un error del que me di cuenta a tiempo, afortunadamente.
-Tetsu, no hagas esto…
-¡¿Hacer qué?! ¡¿Intentar arreglar mi vida?! ¡¿Hacer lo que es mejor para mi hijo?! – perdió el control.
-¿Y mentirte, y mentirle a ella y a tu hijo, es lo mejor?
-¡¿Qué quieres de mí, Hyde?!
-Que dejes ser un cobarde…- por un segundo se arrepintió de haber dicho eso. –que dejes de temer… Gacchan te quiere, y sé que tú sientes algo por él. Lucha por tu felicidad, Tetchan, eso quiero…
-¡Yo no soy tú, Haido! ¡Yo no puedo salir y recibir la marea de prejuicios y aparentar que no me dañan! No puedo.
Tetsuya hundió el rostro entre sus manos. Estaba cansado, pero…
Hyde se acercó mucho al bajista y colocó una mano en su hombro a manera de confort. Tetsu elevó el rostro y se encontró con la mirada preocupada de su amigo. –Tetchan, no seas como yo, ¿sí? Ya es horrible que el mundo me tenga a mí, imagínate como sería si hubiera dos yo…- Tetsu sonrió un poco ante la broma. –Tetsu, no es que yo quiera obligarte a nada, pero te conozco y sé lo mucho que estás sufriendo. He visto esas fotografías con Sakai-san y ese no eres tú.
-…..- Tetsu no dijo nada, no podía, el nudo en la garganta se lo impedía.
-Tetchan, ya no somos unos niños, no podemos seguir pensando que siempre habrá una próxima vez… además, si yo creyera que realmente puedes ser feliz con Sakai-san, no me opondría pero… no podemos cometer los mismo errores, ya no , Tetsu… Sólo piensa un poco lo que estás haciendo, ¿sí? Me atrevo a hablar por los demás y decir que sin importar qué decidas, todos te apoyamos. Cuentas con nosotros, Tetsuya.
Tetsu simplemente respondió con una sonrisa forzada. ¿Por qué no podía ser tan fuerte con Hyde? Como Gackt…
Gackt… lo extrañaba tanto…
Hyde tenía razón, tenía que arreglar todo este embrollo, pero cómo.
-Lo arruiné…- dijo en apenas un susurró. Hyde se movió un poco, bajando el rostro para poder mirarlo a la cara. –Tal vez ya es demasiado tarde, Doiha…
-Nunca es demasiado tarde, Tetsu…- le dijo con voz firme, confiado, sonriéndole para infundirle ánimos, y Tetsuya lo agradeció infinitamente. –Te ayudaré…
-No sé dónde está…- murmuró. –No volvió a su departamento…
-Y… eso lo sabes, porque….- le sonrió burlesco. Y Tetsu le devolvió la sonrisa.
-Lo quiero…- confesó, y se sintió bien decirlo en voz alta. –Lo quiero más de lo que puedo expresar…
-Entonces, hay que buscarlo, ¿no?...- le dijo al tiempo que sacaba su teléfono y comenzaba a buscar entre los contactos.
Tetsuya asintió y susurró un “gracias” lleno de esperanza y felicidad.
********************************************************************************
Al llegar a su departamento jamás se sintió tan… ansioso.
Tenía que hablar con Ayana pero, más que nervioso, se sentía ansioso. No como la primera vez que hablaron de divorcio, esto era… diferente. Necesitaba comenzar a arreglar su vida y había decidido comenzar por ser sincero, sincerarse consigo mismo y con los demás.
-¿Ayana?
-¡Acá!- le gritó la mujer desde la cocina. Así que se encaminó a paso tranquilo hasta allí.
-Ayana, tenemos que hablar…- fue lo que dijo al llegar al umbral. Ayana dejó todo lo que hacía y se volvió lentamente hasta encontrarse con la mirada de su ex-esposo. Y en su mente resonó esa palabra: EX-ESPOSO.
-No lo digas, ¿sí?- pidió al tiempo que se quitaba el delantal y se sentaba a la mesa.
-Tengo que decirlo…- se sentó aún lado de ella y la tomó de las manos. –Perdóname,- le pidió sinceramente. –Yo… no debí haber alentado esto… yo
-Lo sé…- le interrumpió. Tetsu la miró dolido y ella le sonrió. –Está bien, lo sé… Yo, yo quería creer que tal vez, tú y yo… que todo había ido bien, que tú me amabas y…
-Yo te quiero, Ayana…
-Pero no me amas…- otra sonrisa triste. –Nunca me llegaste a amar…
-Perdóname…
-No, si no te reprocho nada, al contrario, te agradezco me hayas dejado mantener la ilusión sólo un poco más…- Tetsuya la miró apenado y algo confundido, había dicho todo eso sonriendo. –Antes de irme, ¿puedo hacerte una pregunta?- Tetsuya asintió. -¿Puedo saber quién es?
El corazón de Tetsu comenzó a latir fuertemente, su respiración comenzó a forzarse y su manos comenzaron a temblar… tenía miedo, otra vez ese estúpido miedo…
-Gackt…- susurró sin darse cuenta. –Yo, estoy enamorado de Camui, ¿puedes creerlo?, quién lo diría, ¿cierto?
-Lo sabía…- dijo en medio de una sonrisilla. –Cuando vi las fotografías, lo primero que pensé fue; “Ese es el Tetsu del que me enamoré…”
-Ayana….
-Me iré esta noche…
-No tienes que irte ahora,- le interrumpió. –puedes quedarte y preparar todo, arreglar tu departamento aquí en Tokio y…
-Ya tengo todo listo. En realidad, esperaba esta plática mucho antes. Aunque…- pareció algo apenada por lo que iba a decir. –no nos quedaremos en Tokio, pienso volver a casa.
-¿Y, Keichan? No quiero alejarme de él otra vez…
-Lo siento, puedes visitarlo cuando quieras y arreglaremos para que pueda pasar tiempo aquí, contigo pero tenemos que regresar a casa…
Tetsuya bajó la mirada un poco desilucionado y Ayana lo notó.
-¿Por qué no llevas a Keichan al parque? para cuando regresen ya tendré todo listo...
Tetsuya le sonrió realmente agradecido y asintió. Llamó a su hijo y ambos salieron del departamento. El pequeño caminó en silencio y le tomó de la mano, decidido, como si supiera que pronto se alejarían...