Kyungsoo de apenas dieciocho años de edad y con una mente fuera de la realidad, considerado un chico bastante peculiar por adultos, “raro” por sus compañeros de clase.
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Cuando era pequeño, su madre se ocupó en mostrarle los suficientes cuentos fantásticos que hablaban sobre la existencia de Goblins, hadas, elfos, entre otras creaturas míticas, pero tras la muerte de ella, cuando el chico había cumplido los siete, Kyungsoo se encargó de meterse en un frasco mental creado por él mismo, para vivir de libros ficticios y tratar de hacerlos realidad, representándolos con él como protagonista.
Pasaba horas y horas en lugares solitarios y lejos de casa, fingiendo ser un guerrero y encargándose de tener el mejor vestuario posible, Kyungsoo prefería estar solo fuera de casa en vez de tener que soportar a su “madrastra malvada” como le gustaba llamarla, ya que le insistía mucho en que consiguiera una cita o por lo menos saliera con chicos “normales” de su edad. Realmente le fastidiaba y más aún porque su padre la apoyaba. No tenía a nadie más que a Jongin.
Kim Jongin, su único amigo, el único que a pesar de no estar en su misma clase se había tomado la molestia de dirigirle la palabra, el único que no parecía asustarse con lo que su mayor decía, Jongin era su mejor amigo y daría todo por él.
[…]
—Enfrenté todos los peligros e innumerables fatigas, me adentre al castillo más allá de la ciudad de los goblins, porque mi voluntad es tan fuerte como la tuya y mi reino igual de grande…
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— ¡Te encontré! —Exclamó Jongin arrebatando el libro de su amigo y cerrándolo.
— ¡Hey! estaba por terminar, devuélvemelo. —Kyungsoo lucía irritado.
—No te entiendo Hyung. —Jongin frunció el ceño en confusión. — ¿Por qué ensayas libretos si no actuarás en una obra o nunca lo haces?
—Tú no sabes… ¡Ahora dámelo! —Se defendió el mayor.
—Hyung… Vayamos al cine, anda, yo invito ¿sí?
—Jongin… Hoy no, yo… Estoy ocupado.
—Últimamente ya no me prestas atención. —Jongin tomo una expresión triste. — ¿Sabes?, deberías entender que no es real, nada de esto es real… — Dijo mientras levantaba el libro en una mano y lo agitaba furioso a la vez.
Jongin estaba rindiéndose con el paso del tiempo, sí, le gustaba Kyungsoo, le parecía fascinante, era atractivo a la vista y era un buen chico, el menor no dudó un segundo en acercársele cuando notó que nadie más lo hacía y desde entonces Kyungsoo lo llamó “amigo” pero, él no quería ser sólo su amigo, nunca lo quiso, incluso en momentos donde era débil ante los sentimientos no correspondidos, amaba a su Hyung.
—Jongin. —El mayor sonó herido y Jongin se sintió horrible de pronto. —Es importante para mi…Devuélvemelo.
—No.
—Kim Jongin, es enserio. — Kyungsoo intentó arrebatárselo, pero era algo imposible, aunque Jongin era menor, era mucho más alto que él.
—Por favor… ¡JONGIN! — Kyungsoo comenzó a gritarle desde que el chico más joven había salido corriendo.
—Esto no es gracioso ¡Dámelo ya!
—No pretendo ser gracioso Hyung, estoy ayudándote. — Canturreó el moreno mientras escapaba.
— ¡No necesito tu “ayuda”! —Le gritó Kyungsoo manteniendo la poca calma que le quedaba y enfatizando la palabra “ayuda” con molestia.
Jongin se mantuvo corriendo inocentemente hacia cualquier lugar en lo que parecía ser un juego que solo a él le divertía y que además llevaría ya unos veinte minutos, en verdad no sabía cómo es que Kyungsoo seguía persiguiéndolo si su condición física sinceramente era pésima. Debido al cansancio en las piernas, el más alto tropezó y el libro voló justo hacia el drenaje que se encontraba cerca y para su mala suerte, abierto. El libro cayó dentro.
—Hyung yo… Lo… lo…lo siento, no era esa mi intención. —Jongin se disculpaba con horror impregnado en el rostro.
Kyungsoo estaba parado frente a él con sus grandes ojos bien abiertos y cristalinos.
—Te odio.
—Kyungsoo, perdona-… —Jongin no pudo terminar, rápidamente fue interrumpido por el mayor.
—No vuelvas a hablarme ¿entendiste?
Kyungsoo se dio la vuelta y echó a correr ahora en dirección a su casa, con el moreno tras él, claro estaba.
Al llegar, Kyungsoo cerró la puerta justo en la cara de su amigo, sus padres no estaban ya que tenían una fiesta importante y llegarían hasta la media noche.
Jongin permanecía tocando la puerta y llamando repetidas veces, implorando perdón y recibiendo como respuesta de éste un “Largo niño”, “no me hables” o “no molestes”, había comenzado a llover y el cielo se tornaba obscuro siendo las siete en punto.
Hacía frio y era peligroso que el menor aún estuviera allí pero Kyungsoo estaba herido y… muy profundo, ese libro era lo único que tenía como recuerdo de su madre y a pesar de que ya lo había leído un par de veces el valor sentimental era lo más importante para él. Ese era su cuento favorito y posiblemente sabía todas y cada una de las palabras impresas en él.
Harto de los gritos del moreno, le gritó a través de la puerta algo sobre decir unas palabras que harían que los globlins se llevaran al pequeño Jongin en ese momento.
—Hyung, tengo diecisiete años, no me asusta y menos aún porque no pasará.
Eso era todo, la paciencia de Kyungsoo se había ido y el comentario del menor lo había hecho enojar aún más, quería recordar las palabras indicadas que estaban en aquel libro, palabras que cumplirían su deseo, pero la lluvia ya trasformada en tormenta eléctrica y una bastante ruidosa, no lo ayudaba a concentrarse.
Cerrando los ojos y tratando de recordar las líneas del libro comenzó:
—Quisiera… Eh… ¿Qué seguía?
Lo que Kyungsoo no sabía era que seres un tanto grotescos y pequeños se encontraban muy cerca y permanecían ocultos tras el anuncio de que diría las palabras, tan solo esperando la petición completa.
—Quisiera… Hmm… — Kyungsoo estaba exasperado pero no sabía si no podía recordar o si en realidad muy inconscientemente no quería recordar.
[…]
— ¿Pero qué es eso?— Dijo un pequeño goblin a sus compañeros mientras esperaban. —Ni siquiera comenzó con “Me gustaría”.
[…]
— ¡Hyung de verdad lo siento! Sabes que nunca te haría algo así, es solo… Desde que volviste a encontrar ese libro parece que yo no existo más. Incluso estoy celoso, porque… porque ¡ME GUSTAS!
—Quisiera… Quisiera… —Kyungsoo se detuvo por un momento. ¿Qué pasaba con Jongin y su confesión repentina? Eso no podía ser verdad, claramente lo estaba malinterpretando.
Kyungsoo estaba enojado y harto de los berrinches y caprichos de Kim Jongin, él de verdad era como un niño.
[…]
— ¿Qué es eso?, deberíamos irn… — El goblin no continuo, al instante todos los demás hicieron que callara.
[..]
—Me gustaría que los goblins te llevaran lejos de aquí, en este momento.
Un fuerte relámpago hizo que la luz en casa de Kyungsoo desapareciera pero… eso no era todo, Jongin quién hace apenas unos segundos seguía golpeando la puerta dejo de hacerlo y su voz dejo de escucharse.
— ¿Jongin?...
¿Jongin… Estás bien? — Comenzó Kyungsoo con la voz temblorosa mientras abría la puerta con cautela.
Jongin ya no estaba.