Kyungsoo cerró la puerta intentando procesar todo lo que había pasado, Jongin había desaparecido justo en el momento en que lo deseo y eso no era cualquier cosa.
Cuando se posicionó en la sala, se percató de que no estaba solo, estaba viendo con sus propios y grandes ojos a aquellas criaturas de las que tanto hablaba, lo tenían rodeado, eran de corta estatura, aspecto monstruoso en un color café, casi como en putrefacción, y llevaban cascos y armaduras medievales.
Se ocultaban y se mostraban de vez en cuando, molestando a Kyungsoo y asustándolo más, los relámpagos jamás cesaron y se percató de que un ave estaba golpeando con fuerza la ventana principal para entrar.
Era una lechuza blanca, que cuando al fin logró abrirse paso tomó de inmediato forma humana; un hombre de estatura extremadamente alta, cabello perfectamente rubio y mirada imponente.
—Es usted ¿verdad? —Preguntó Kyungsoo con una pizca de miedo- Es usted. El rey de los goblins. Quiero que me devuelva a mi amigo, por favor, si no le importa.
—Lo dicho, dicho esta. –Le respondió de manera fría.
—Pero… pero no lo dije enserio.
— ¿No?
—Por favor. –Rogó el pequeño— ¿Dónde está?
—Tú sabes muy bien donde está.
—Por favor, tráigalo de vuelta ¡por favor!— Kyungsoo estaba al borde de las lágrimas.
—Kyungsoo —El rey se le acercó lentamente—Regresa a tu habitación, juega con tus juguetes y tus disfraces. Olvídate de tu amigo.
—No puedo.
—Te he traído un regalo—Dijo el rey, sacando lo que parecía una pequeña bola de cristal, similar a una burbuja.
— ¿Qué es?
—Es una bola de cristal, sólo eso. Pero, si las giras así —El rey comenzó a girar la bola de cristal hasta que apareció una nube de neblina color rosa dentro de ella.
—Te mostrara tus sueños. Pero éste no es un regalo para un chico cualquiera, que debe soportar a un chico molesto.
Kyungsoo no podía quitar su mirada suplicante de los ojos del rey, en ningún momento miro el cristal.
— ¿No lo quieres?
Kyungsoo lo miró y movió lentamente negando con su cabeza.
—Entonces olvídate del chico.
—No puedo. Agradezco lo que intenta hacer por mí, pero quiero a Jongin de vuelta. Debe estar muy asustado.
—Kyungsoo.
El rey trasformó la pequeña bola de cristal en una serpiente y la tomó entre sus manos extendiéndola para después lanzársela a Kyungsoo hacia el cuello.
El chico más que asustado rápidamente trato de quitársela de encima, pero ésta se volvió un pedazo de tela. — No me desafíes Kyungsoo, pues no eres rival para mí.
—Pero debo traerlo— Se defendió perdiendo cada vez más la calma.
—Está ahí, en mi castillo, después de mí laberinto y la ciudad de los goblins. –Dijo el rey señalando por la ventana tras él y abriendo paso a Kyungsoo.
— ¿Sigues queriendo ir por él? —Contempló el rostro tan fino del chico más pequeño, quién observaba con asombro el paisaje que repentinamente había aparecido tras su ventana.
De un momento a otro Kyungsoo ya se encontraba a las afueras del laberinto, con el rey tras él.
— ¿Ese es el castillo más allá de la ciudad de los goblins? —Estaba incrédulo ante la situación en la que ahora se encontraba involucrado.
—Da la vuelta, Kyungsoo. Da la vuelta antes de que sea muy tarde.
—No puedo ¿¡No comprende que no puedo!?
—Qué lástima.
—No parece que sea muy lejos—Dijo Kyungsoo mirando fijamente el castillo.
El rey se acercó a él invadiendo completamente su espacio personal y colocando su cabeza muy cerca su hombro.
—Es más lejos de lo que crees y tienes poco tiempo—dijo susurrándole al oído.
—Tienes trece horas para resolver el laberinto y llegar a mi castillo antes de que tu amigo se convierta en uno de los nuestros. Para siempre… Qué lástima. —La voz del rey hizo eco en su cabeza.
Y desapareció dejando a Kyungsoo observando un amanecer probablemente ficticio y con trece horas para resolver el laberinto que tenía frente a él.
—El laberinto… no parece difícil. –Murmuró para sí mismo.
Comenzó a caminar buscando alguna entrada al laberinto y no tardó mucho en llegar a las afueras, pero algo llamó su atención, había un chico, por su aspecto parecía un campesino y se encontraba sobre unas escaleras arreglando un árbol o al menos eso parecía. desde la perspectiva de Kyungsoo.
— ¿Disculpe?
— ¿Sí? – El chico dio media vuelta a su cuerpo para mirarlo y luego…
—Ah, eres tú. –El chico bajó de las escaleras en las que se econtraba para comenzar a caminar, alejándose de Kyungsoo y sacando una lata de algo parecido a pintura aerosol o spray.
—Disculpe, pero necesito atravesar este laberinto, ¿podría ayudarme?
La vista de Kyungsoo fue atrapada por una ¿Hada? Sí, era una pequeña y hermosa hada con el cabello de oro y un par de pequeñas y finas alas.
— ¡Qué hermosa!— Exclamó con alegría.
— ¡57!— Antes de que pudiera hacer algo, el otro chico la había roseado con algo y la pequeña hada había caído al suelo.
— ¿Pero cómo puede hacer eso?—Kyungsoo se apresuró a tomarla en sus pequeñas manos. –Pobre de ella, es usted un monstruo y… ¡Ouch!, ¡Me mordió!
— ¿Y qué esperabas que hiciera una hada?
—Creí que eran buenas, como las que conceden deseos.
—Eso demuestra que no sabes nada ¿cierto?
—Es usted horrible.
—No lo soy. Soy BaekHyun ¿tú quién eres? Y deja de hablarme así, haces que me sienta anciano.
—Soy Kyungsoo
—Eso pensaba.
— ¿Sabe dónde está la puerta del laberinto?
—Quizá…
— ¿Dónde está? —Kyungsoo no obtuvo respuesta y decidió insistir. — ¡He dicho que dónde está!
— ¿Dónde está qué?
—La puerta.
— ¿Qué puerta?
— ¡Ah! Es inútil preguntarle algo.
—No si preguntas lo correcto.
Kyungsoo pensó en su pregunta.
— ¿Cómo entro al laberinto?
—Ah, eso está mucho mejor… se entra por ahí —BaekHyun retrocedió un poco hacia Kyungsoo y señalo una gran puerta negra que se abrió detrás de ellos.— ¿De verdad piensas entrar?
—Sí, me temo que debo hacerlo—Kyungsoo por fin se adentró al principio del laberinto, era peculiar, tenía destellos blancos por todos lados, en sus paredes, el suelo, y los árboles, en todo; como si fueran fragmentos de cristal esparcidos y hacían que todo brillara.
Solo había dos pasillos laterales. Derecha o izquierda, ahora ese era el dilema mental de Kyungsoo.
—Lindo ¡¿verdad?!—La voz ruidosa y burlona de BaekHyun hizo a Kyungsoo dar un respingo.
BaekHyun rio. —Bien, ¿irás por la izquierda o la derecha?
—Ambos lucen igual —Kyungsoo los miraba, a punto de entrar en pánico, si no decidía de una vez.
—Pues no llegarás muy lejos.
— ¿A qué dirección iría usted?
— ¿Yo? Yo no iría a ningún lado.
—Si va a ayudarme así, mejor no quiero su ayuda. —Lo estaba haciendo enfadar y para el chico de grandes ojos no era el mejor momento para enfadarse ¡Más de lo que ya estaba!
— ¿Sabes cuál es tu problema? Tú das muchas cosas por hecho. Este laberinto por ejemplo, aunque consigas llegar al centro, nunca podrás salir de él.
— ¡Esa es su opinión!—Respondió Kyungsoo notablemente enfadado.
— ¡Pues es mucho mejor que la tuya!
—Gracias por nada Bacon. —Respondió sarcástico.
— ¡Es BaekHyun! Y no digas que no te lo advertí—BaekHyun salió del laberinto cerrando la puerta y Kyungsoo se quedó completamente solo.
◊
Comenzó a caminar hacia la derecha pero mientras más avanzaba, el camino parecía no acabar, no había curvas, tampoco puertas, para Kyungsoo todo eso era una agobiante paradoja.
— ¿Qué clase de laberinto es este?, no veo giros ni esquinas sólo… ¡Sigue y sigue!
Desesperado, y tratando de relajarse, procuró mantener la cabeza fría y trató de convencerse a sí mismo.
—Quizá no. Quizá sí estoy dando las cosas por hecho.
Kyungsoo decidió correr esta vez, pero seguía siendo un molesto sendero recto.
Opto por dejarse caer al suelo y terminar sentado con su cabeza sobre sus rodillas abrazándose a sí mismo.
[…]
—Aló
— ¿Dijiste “Hola”?— preguntó el chico, muy sorprendido de quién le había saludado.
—No, dije “Aló”, pero se parece.
—Pero… Eres una lombriz.
—Soy una lombriz, exacto. Mmm ven adentro a conocer a mi esposa.
Kyungsoo no podía esperar nada más, así que dejó de darle importancia al hecho de que una lombriz ¡AZUL! estaba charlando con él.
—No, gracias, ahora no puedo porque bueno, yo no sé a dónde ir, este laberinto no tiene curvas, ni puertas, ni pasillos ¡Nada!
—Pero claro que los tiene, solo que tú no has estado mirando bien.
—Pero… ¿Dónde?
—Justo allí, frente a ti hay un pasadizo—le informó la pequeña lombriz de manera animada.
— ¿De verdad?— Kyungsoo se reincorporó para revisar. —No hay nada.
—Trata de atravesar la pared y verás a lo que me refiero.
— ¿Qué?
—Hazlo, inténtalo.
—Es una pared, es imposible atravesarla.
—Las cosas aquí no son lo que parecen, así que no des nada por sentado.
Kyungsoo se paró frente a la pared y levantó sus brazos como si fuera a empujarla, efectivamente, había pasillos al fondo, por lo que no dudó en continuar con su camino animadamente exclamando “gracias” y “tenías razón”.
— ¡Espera!— la voz de la pequeña lombriz que lo había ayudado lo detuvo.
—Muchas gracias —dijo el chico una vez más
—No te vayas por ahí, nunca te vayas por ahí. —La voz de la pequeña lombriz sonaba alarmada.
El chico de ojos grandes la miró confundido y giró todo su cuerpo al lado contrario descubriendo otro camino.
—Oh, ya veo— sonrío—Gracias, has sido de gran ayuda.
Y Kyungsoo continuó con su camino.
Ÿ
[…]
— ¡Ah! Si hubiera ido por ese camino, tal vez ya estaría en las puertas del castillo. – Mencionó la pequeña lombriz azul con algo de lástima, pues por órdenes del rey, todo ser que habitaba en el laberinto debía encargarse de confundir y perder al pequeño chico.
[…]
Kyungsoo se encontró en una parte más del laberinto y enseguida tuvo visión del gran castillo en el centro y pudo escuchar algunos gritos de Jongin aún muy lejos, decidió apresurarse “tranquilo Jongin, ya voy por ti” se dijo a sí mismo mientras corría por aquellos confusos pasillos marcando de vez en cuando algunas flechas en el suelo con un débil tono de lápiz, que sorprendentemente había guardado en sus pantalones, para evitar ir en círculos, lo que nunca notó fue que el suelo perfectamente hecho de bloques rocosos y cuadrados cambiaba de posición a su paso, como si de un cubo rubik se tratara.
No fue hasta que colocó una flecha y decidió volver a mirar en esa dirección que notó lo que pasaba.
—Se han estado cambiando mis marcas, pero que espantoso lugar ¡eso no es justo!
[…]
—Correcto. No es justo— dijo la voz de un joven que se encontraba frente a una puerta.
Kyungsoo se adentró al pequeño cuarto al escuchar la voz y pudo observar a cuatro caballeros que hacían guardia a dos puertas, dos de ellos que vestían armadura azul estaban frente a una y los otros dos que vestían armadura roja estaban frente a la otra.
—Esto era una pared hace un momento— dijo Kyungsoo con furia.
— ¡No!, la pared está detrás de ti.
El chico de ojos grandes giro para comprobar y la apertura por la cual había entrado allí estaba cerrada a sus espaldas.
Los cuatro caballeros estallaron en risas.
— ¡Sigue cambiando!, ¿Qué se supone que haga?— Kyungsoo lucía como si estuviera a punto de echarse a llorar.
—La única forma de salir de aquí es a través de una de estas puertas—le dijo uno de los guardias de azul, un joven de cabello rubio y rasgos totalmente finos. Kyungsoo podría haber pensado que era un príncipe o algo así.
—Una de ellas te llevará al castillo, en el centro del laberinto.
—Y la otra te llevará a una agonía segura, uh~
esta vez habló el otro caballero de armadura azul, él era casi de su misma estatura, cabello castaño, sus ojos eran pequeños y parecía ser muy risueño, al decirle aquello intento hacer sonidos pretendiendo “asustar” a Kyungsoo y los demás lo imitaron al instante.
—Y ¿Cuál es cuál?— Los miro con sus ojos más abiertos que de costumbre.
—Emmm… no podemos decirte ¿Cierto, Tao?—esta vez un chico de armadura roja le respondió, era muy blanco y más alto que él, en su mejilla se formaba un notable hoyuelo.
— ¿Por qué no?
—Pues porque…
—Nosotros…— completó su compañero Tao, éste era mucho más alto que todos, con cabello negro y lucía intimidante.
—No lo sabemos— Dijeron finalmente— Pero, Luhan y Chen sí— señalaron a los guardias azules.
—Ah, entonces les preguntaré a ellos.
—No puedes preguntarnos a los dos.
—Sólo a uno de nosotros. —Respondió Chen.
—Sí, está en las reglas— Dijo Luhan.
—Aunque debo advertirte que uno de nosotros siempre dice la verdad y el otro miente siempre. – Esta vez habló Chen, el risueño—Eso es regla también—continuó— Él siempre miente. Dijo señalando a su compañero.
—No es cierto, yo digo la verdad— Luhan protestó ante la acusación.
—Ay pero qué mentira. — Exclamó Chen dramáticamente. — ¡Mentiroso!— Todos comenzaron a reír, todos excepto Kyungsoo.
—De acuerdo—Kyungsoo fue hacia el guardia rubio— responde “sí o no” ¿Él me diría que ésta puerta me lleva al castillo? —Kyungsoo señaló al otro guardia azul.
—Mmmm ¿sí?—Luhan dudó.
—Entonces la otra puerta es la del castillo y está la de la agonía segura.
—Oh, ¿y cómo lo sabes? Él podría estar diciendo la verdad—Alegó Chen.
—Pero entonces tú no me la dirías, así que sí él me dice que sí, sé que la respuesta es “no”.
— ¡Yo pude decir la verdad!—Reclamó Luhan.
—Entonces él mentiría.—Señaló a Chen y luego se dirigió a Luhan. — Si usted me dice que él diría que sí, sé que la respuesta seguiría siendo “no”.
—Un minuto— dijo el guardia rubio— ¿Tiene razón?
—No lo sé—respondió su compañero— Yo nunca lo he entendido— Y comenzó a reír.
—Lo sabía, antes no lo podría haber descifrado, pero esto es más que regalado—Dijo Kyungsoo con aire de suficiencia mientras se dirigía a abrir la puerta que se encontraba tras los guardias de armadura roja.
Kyungsoo sonrió para sí mismo de manera satisfactoria. —Lo sé, me estoy volviendo inteligente— Y sin más, abrió la puerta.