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Parte de mí por fanamorfic

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-          Esto es todo, para mañana termina los ejercicios.

-          Nos vemos mañana.

Jared acompañó a su profesora hasta la puerta. Se despidió de ella y nada más cerrar la puerta se apoyó en ella y se resbaló hasta el suelo.

-          No puedo más…

El rubio se sentía agotado. Tal y como le había advertido su madre, había tenido el doble de horas con su profesora particular aquella tarde. No había tenido tiempo para prácticamente nada. Ni siquiera había podido recuperar un par de las horas de sueño perdidas la noche anterior.

-          Al menos no me pillaron… - murmuró el muchacho pensando en sus padres.

Su padre regresaba tarde aquel día, y su madre había recibido una llamada urgente de la oficina, por lo que en aquel momento se encontraba solo en casa. Lo que era una suerte. El rubio estaba seguro de que, si bien no se habían despertado cuando regresó de madrugada anoche, sin duda, sus padres habrían sospechado algo si hubieran estado en casa y se hubieran fijado en lo cansado que estaba y en las oscuras manchas bajos sus ojos.

Jared prácticamente estaba por dormirse cuando imágenes de la noche anterior volvieron a martillarle. Durante todo el día, había tratado de mantenerse ocupado para así no pensar en lo ocurrido. Hasta ahora había conseguido mantener su mente ocupada, pero ahora que no tenía nada que hacer y se sentía mentalmente exhausto resultaba aún más difícil.

-          Una ducha – se dijo. – Una ducha debería funcionar.

El rubio se levantó del suelo con gran esfuerzo y subió las escaleras hasta su cuarto. Una vez allí se quitó toda la ropa y la dejó tirada en el suelo. Sin molestarse en taparse con una toalla, fue desnudo hasta el cuarto en la habitación de sus padres, el más grande de la casa y abrió el grifo de la bañera.

Cuando el agua cubría más o menos hasta sus rodillas se metió dentro y dejó que el calor reconfortara su cansado cuerpo.

-          Esto es vida…

El muchacho se permitió relajarse al fin. El agua caliente desentumecía su cuerpo y permitía a su mente vagar entre pensamiento y pensamiento hasta finalmente quedar en blanco.

No se sentía asía desde que había regresado de la fiesta aquella noche. Cuando había abierto la puerta de casa se sentía en alguna clase de trance. Pareciera alguna clase de robot en modo automático. Actuaba más por costumbre que por otra cosa. Ni si quiera recordaba haber tenido cuidado al pasar delante del cuarto de sus padres para no despertarles.

Se sentía completamente desorientado desde Samuel le había besado. O desde que él había besado al castaño. No sabía en qué momento había dejado de ser consciente de sus actos. No sabía si su reacción había sido algo así como un acto reflejo, o si le había besado porque de verdad había sentido algo cuando el castaño rodeó su cuello con sus brazos.

-          Maldita sea

Jared sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos de su cabeza. Pero ya era tarde. Las imágenes que había tratado de bloquear durante todo el día ya se habían colado en su mente.

Había empujado a Samuel contra el banco en el que estaban sentados. ¿De verdad lo había hecho? Sí, era estúpido ponerlo en duda. Cuando había vuelto en sí mismo se había encontrado inclinado hacia el castaño, sujetando una de sus muñecas con fuerza y con la otra mano en su nuca. Y su boca… Su boca… Bueno…

-          Le he besado…

El rubio se sumergió por completo bajo el agua y apretó fuerte los párpados. Ahí se quedó hasta que su cerebro le alertó por la falta de oxígeno. Jared salió a la superficie y tomó una gran bocanada de aire.

Y la cosa no acababa ahí… Con un respingo se había separado de Samuel, dispuesto a disculparse. Aunque en realidad había sido el castaño el que había empezado, pero una vocecita en su cabeza le aseguraba que ese primer acercamiento había sido exclusivamente fruto del alcohol. Pero aún no había soltado la muñeca del chico cuando se dio cuenta de que no estaban solos. A unos cuatro metros se encontraban Iván, Andrew y Mari mirándoles con la boca abierta.

Durante un buen rato nadie dijo nada. Finalmente, había sido Iván el que había roto el silencio. Quería irse a casa, no parecía estar muy cómodo en aquella situación. Mari secundó la propuesta cuando la cara de Samuel pareció volverse verde al incorporarse del banco en el que Jared le había… Bueno, le había aprisionado.

El grupo se deshizo sin decir nada más. Andrew acompañó a Mari y al mareado Samuel tras lanzarle un par de miradas a Iván y un par más a Jared. Los otros dos chicos habían tomado el camino hacia sus respectivas casas. Durante todo el trayecto se mantuvieron callados. Iván parecía sumido en sus pensamientos y Jared se sentía completamente perdido y desorientado. El rubio lo había preferido así.

-          Aún debe de estar en shock…

Jared no podía evitar pensar en el comportamiento de Iván aquella mañana. No habían hablado nada, y el chico aún parecía sumido en sus pensamientos. Cierto era que no habían tenido tiempo para estar juntos. Jared había salido pitando de clase para llegar a casa donde le esperaban, oh sí, más clases. Aun así, el rubio conocía bastante a su amigo como para saber que lago le rondaba la cabeza.

-          Y no es para menos…

Jared se sentía cada vez más avergonzado y desconcertado ante lo ocurrido. Qué debía de estar pensando el moreno de él en aquel momento.

-          Jared, estamos en casa – la voz de su madre, seguida de un ligero portazo sonó desde el piso de abajo.

Por la mente del muchacho posó la idea de que seguramente su padre había ido a recoger a su madre a la oficina. Casi podía ver la sonrisa de adolescente enamorada de su medre cuando su padre habría salido del coche solo para abrirle la puerta del copiloto. Siempre lo hacía.

-          Una pareja feliz…

Por alguna razón ese pensamiento se le atragantaba más que de costumbre… Cierto, Samuel le había dicho que no tenía padre. Había muerto tiempo atrás, según le había dicho. No podía evitar sentir pena por él. Aunque no era el único caso similar que conocía. Iván tampoco tenía padre. No conocía los detalles, pero sí sabía que Iván nunca le había llegado a conocer. Nunca quiso indagar mucho en el asunto, no le parecía correcto. Ni para su amigo ni para su madre, que le trataba tan bien como al propio Iván, como si fuera su propia madre.

Jared se sentía afortunado. Agradecía tener a sus padres en casa con él. Aun si eran así de empalagosos inclusos tras… cuántos años de casados. Nunca se había parado a pensarlo. Jamás había visto una fotografía de la boda de sus padres, ni le sonaba que le hubieran contado nada al respecto. Ni nada anterior a su matrimonio, si no recordaba mal.

El rubio frunció el ceño y una chispa de curiosidad afloró. Era mejor eso que repetir una y otra vez lo ocurrido en la fiesta.

Jared salió del agua y tapándose con una toalla las caderas y secándose un poco el pelo con otra fue a su cuarto y se vistió. Decidió vestirse bien en lugar de ponerse unos pantalones para estar por casa y unos pantalones viejos de deporte. Tenía demasiado frío por el contraste de temperatura con el agua caliente del baño.

Tras calzarse con unos playeros se dirigió al estudio de su padre. Suponía que sería ahí donde podría encontrar alguna foto de la boda de sus padres. Si no recordaba mal, su padre guardaba ahí algunos viejos álbumes.

No tardó en encontrar los pesados tomos llenos de fotos de ellos tres de los últimos diez años, pero no fue hasta que abrió el tercero de ellos que no encontró lo que buscaba.

A Jared casi se le cae al suelo el libro. No podía creer lo que estaba viendo. Trató de tranquilizarse.

-          No pienses en tonterías – se regañó. Aun así el muchacho no podía sofocar por completo el miedo que empezaba a sentir.

Con el álbum de fotos aún en sus manos salió del estudio y fue a la cocina donde podía oír a sus padres reír mientras preparaban juntos la cena.

-          Papa – le llamó con la voz algo temblorosa – mamá. ¿Qué es esto?

-          A qué te re… - la madre de Jared se giró para ver qué le mostraba su hijo, nada más ver la foto que el rubio le mostraba se le congeló la sonrisa en los labios y se puso seria. – Cariño – se dirigió a su marido si apartar la mirada de Jared. – Apaga el fuego.

-          ¿A qué te… - esta vez fue el hombre el que se giró y apretó los labios al ver la foto de su boda en manos de su hijo.

Sin decir nada, apagó el fuego que calentaba el agua con los macarrones para la cena y tomó la mano de su esposa. En silencio los tres se dirigieron al salón. Hicieron a Jared sentarse en el sofá frente a ellos.

Si el chico había sentido una pizca de miedo y dudas al principio, ahora sentía todo un torbellino de emociones. No sabía a donde mirar, si a la vieja foto en la que aparecía una feliz pareja recién casada con un niño de aproximadamente dos años tan rubio como el hombre, o a esa misma pareja, ahora seria, sentada frente a él.

-          ¿Ya había nacido cuando os casasteis? – preguntó Jared tratando de que su mente no le llevara a sacar conclusiones equivocadas.

Su padre asintió aún con los labios apretados. Su madre, por el contrario, apretó con fuerza la de su marido.

-          Tenías dieciséis meses por aquel entonces.

-          Sí que esperasteis – bromeó, tratando de tranquilizarse un poco. Pero sus padres no se rieron como normalmente habrían hecho. - ¿Por qué os lo pensasteis tanto?

-          Yo tenía dudas – habló su madre al fin.

-          ¿Por qué? – casi tartamudeó Jared. En su mente no paraba de pensar en la imagen de ellos tres. Su padre y él, con el pelo liso y tan rubio y ella, con su cabello negro y rizado perfectamente peinado, con ojos totalmente distintos a los suyos… No se parecían en nada.

-          Tu padre y yo habíamos estado saliendo durante cinco años cuando nos empezamos a plantear… dar un paso en nuestra relación. Pero entonces… - el padre de Jared rodeó los hombros de su amada y le dio un ligero apretón, parecía apenado. Ella le sonrió de forma algo triste para tranquilizarle.

-          Cometía un error, del que me arrepiento muchísimo. Al menos en parte. Era la fiesta en la oficina – se explicó. – Yo llevaba muy poco tiempo trabajando allí, aún ni era seguro que me fuera a quedar a trabajar después de unos meses y… Bueno, nunca tuve mucha tolerancia al alcohol, pero los compañeros de trabajo insistieron mucho en que me tenía que relajar. Me convencieron para que bebiera más de lo que debía y… No sé muy bien cómo ocurrió, pero había una mujer, una becaria en la empresa. Ella también bebió mucho y… no sé cómo pasó pero… - el padre de Jared no parecía ser capaz de encontrar las palabras correctas. Pero Jared no las necesitaba.

-          ¿Después?

-          Bueno, tu padre estuvo distante conmigo durante una buena temporada. No entendía la razón de que nada más mudarnos juntos empezara a tratarme asía, asique después de un mes me enfrenté a él y le pregunté qué ocurría. Me contó todo lo ocurrido, la fiesta… La becaria… - la pobre mujer no conseguía centrar la vista en ninguna parte, finalmente pareció decidirse por sus zapatillas de estar por casa.

-          Se enfadó mucho conmigo, por supuesto, y decidió volver a casa de sus padres. Pasó mucho tiempo hasta que volvió a dirigirme la palabra. Pero durante ese tiempo… Aquella becaria se puso en contacto conmigo. – el hombre hizo una pequeña pausa – Estaba embarazada. De ti – miró a Jared. Él siguió callado sin decir nada. – Hablamos de lo que debíamos hacer y… bueno. Ella quiso seguir con el embarazo hasta el final y… nueve meses después naciste tú. Por desgracia nunca congeniamos del todo…

-          Un par de meses después, llamé a tu padre, sabía todo lo que había ocurrido y, tal y como imaginaba estaba desesperado y sin saber muy bien que hacer. Poco a poco le fui perdonando y… Un año después se tomó esa foto – señaló la mujer el álbum de fotos aún en manos de Jared.

La historia había acabado y nadie parecía querer decir nada más, pero el padre de Jared no era paciente y aquella situación de estrés estaba acabando con él.

-          Di algo, por favor.

-          No sé qué decir – confesó el muchacho. – Me acabáis de decir que me habéis estado mintiendo toda mi vida – poco a poco, la ira iba sustituyendo el shock -. Me estáis diciendo que ella no es mi madre – señaló a la mujer frente a él, que apretaba con fuerza la mano de su marido – y que mi auténtica madre me abandonó. Porque yo no la veo por aquí – El rubio poco a poco fue subiendo el tono de voz, indiferente al gesto de dolor de la morena. - ¿Qué se supone que diga?

-          Cariño, no te hemos estado mintiendo, solo…

-          ¡Mentira! – gritó. – Me habéis ocultado la verdad todo este tiempo – se puso en pie. – Es lo mismo que mentirme.

-          Jared, tranquilízate – le rogó su padre.

-          Jared…

-          No, dejadme en paz.

Sin pensarlo, el rubio echó a correr, abrió la puerta de la calle y salió al exterior. Una vez fuera, corrió. Y corrió. Y siguió corriendo sin apenas ser consciente de lo que dejaba atrás. En aquel momento solo trataba de dejar atrás la conversación que había tenido con sus padres.

Su padre trató de seguirle, pero no era lo bastante rápido como para seguirle el ritmo a su hijo y no tardó en perderle. Resignado, regresó a casa donde su mujer le esperaba muy preocupada con el álbum de fotos abierto en sus brazos.

Nada más ver a su marido entrar por la puerta solo se dejó caer al suelo sollozando. El hombre se arrodilló con ella y la abrazó con fuerza. Sabía que aquello no sería suficiente para consolarla. Él mismo se sentía destrozado por dentro. De reojo vio la imagen que su mujer había estado contemplando en el álbum de fotos. Si bien era el mismo que había sujetado su hijo hacía unos minutos, la página era otra. Sin duda Jared no había llegado a ojear todas las páginas, o habría hecho preguntas sobre el bebé de pelo oscuro que aparecía junto a él en alguna de ellas.

 

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Les ha gustado? Espero que sí. Muchas gracias por leer. Denme su opinión


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