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Dos piezas del destino por Remisagi

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Notas del capitulo:

Hola! 

No sé si les gustó el cápitulo anterior :(, pero aquí les trago el segundo cápitulo por si alguna quiere leerlo :) Y si alquien más se interesa en esta historia.

 

Ya que lo subí, tengo que terminarlo ajaja

 

Sin más que decir... A leer ~~

 

Ya era sábado, miró el reloj que marcaba las 12:08 pm, ya no tenía sueño, así que decidió levantarse y aprovechar ese día, para él los sábados eran los días más perfectos. Porque estas descansado del ajetreo de la semana y no tienes que preocuparte por dormirte temprano, pues al otro día es domingo.

 

Encendió la televisión, aunque nunca la miraba con atención, le gustaba escuchar el ruido que hacía, era su forma de sentirse acompañado en su solitaria vida en aquellas cuatro paredes que eran su hogar.

 

Se dispuso a tomar una ducha, y al salir ya estaba empezando a sentir hambre, abrió el refrigerador con la esperanza de encontrar algo que comer, pero solo escuchó un eco que sintió como si se burlara de él. Estaba comenzando diciembre, y aún no compraba comida para el mes, aunque no se preocupaba mucho de eso ya que le  fascinaba comer afuera.

 

Por fin en un rincón de la alacena encontró un paquete de ramen instantáneo, “no es el mejor desayuno”, pensó, pero no quería salir al mundo exterior aún.

 

Luego de comer, vio alguna película que daban en la televisión, quedándose dormido por unas horas, al menos las suficientes para no saber si el hombre era realmente un inspector o todo estaba en su cabeza.

 

Al despertar, miró el reloj 17:59, “¡¿En qué momento pasó tanto tiempo?!” exclamo para sí mismo, pero que importa, es sábado, podía hacer lo que quisiera. Y por lo mismo no iba a quedarse durmiendo todo el día en su casa en su día favorito de la semana.

 

Tomó su chaqueta, las llaves, su bufanda y con los audífonos en sus oídos como de costumbre emprendió el viaje donde sea que lo lleven sus pies, el plan era buscar un lugar interesante para pasar la tarde, un lugar donde poder tener más recuerdos de su vida.

 

Luego de casi una hora de caminar por la ciudad repleta de gente y aún con la nieve azotando su rostro, entro a lo que parecía un bar. A decir verdad él no era el hombre más fuerte a la hora de beber alcohol,  pero algo le dijo que entrara y el jamás se negaba a una petición del destino.

 

Dentro era mucho menos aterrador de lo que lucía por fuera, música tranquila, luces tenues y gente conversando tranquilamente. Un ambiente muy tranquilo para un adulto, aunque para un universitario como era el chico, cualquiera pensaría que estaba fuera de lugar.

 

Se acercó  a la barra y se sentó, pidió un trago suave, para no terminar ebrio a las 19:00 de la tarde. Como costumbre sacó su celular y recordó que no había sacado ninguna foto del día anterior.

 

-Aunque es imposible que olvide el día de ayer- rió bajito

 

Pero, ¿por qué pensó eso? , y nuevamente su mente se traslado a su mundo, a sus pensamientos, donde sin saber la razón, aparecía el chico de blanca piel que conoció en el café, esperen… ¿conoció es la palabra correcta?, el solo le sirvió dos tazas de café y unas galletas, no hizo nada más que su trabajo.

 

-Ten cuidado, no vayas a marearte otra vez – escuchó que alguien interrumpía sus pensamientos.

 

Tuvo que parpadear varias veces para convencerse de la imagen que tenía frente a él, tal vez seguía en su burbuja, pero si sus ojos no mentían, a su lado estaba sentado el chico de cabellos color menta que hasta hace segundos ocupaba todos sus pensamientos.

 

Tal vez el peli verde noto su cara de sorpresa, porque inmediatamente comenzó a hablar.

 

-¿No me reconoces?, lo siento… que vergüenza- dijo bajando la vista.

 

-Es imposible no reconocerte – soltó sin procesar aquellas palabras –Es decir… tu pelo… es… fuera de lo común – trataba claramente de arreglar la situación

 

-Pues, tú no te quedas atrás- respondió mirando el color naranja que brillaba en el pelo del moreno.

 

El peli naranja sonrió ante esta declaración, ¿Qué estaba pasando?, ¿aún seguía en su casa durmiendo por culpa de la película que trató de ver?

 

-¿Entonces…? – se sentó a su lado

 

-Jimin, Park Jimin – respondió adivinando esta vez el moreno.

 

-Un gusto Park Jimin, soy Suga – finalizó la presentación extendiendo su mano para apretarla con el contrario.

 

-Suga… ¿es tu nombre real? –

 

-Claro que no – rió – Es solo un apodo, aunque me dicen así desde que tengo memoria-

 

-Ya veo- Jimin continuó divagando en sus pensamientos.

 

-¿Estás esperando a alguien?, llegué y me senté a tu lado – pregunto Suga mirando a su alrededor.

 

-No, no espero a nadie – se detuvo a pensar de nuevo – El peli verde lo observó  por un momento.

 

-Entonces… ¿qué haces por la vida?- preguntó rompiendo el silencio Suga.

 

-Estudio – respondió al salir de su mundo –danza, en la universidad de Seúl-  sus ojos comenzaron a transmitir un hermoso brillo.

 

-Debe gustarte mucho bailar – comentó Suga – Tus ojos brillan cuando hablas sobre eso.

 

El moreno se sonrojo al oír estas palabras y sonrió tímidamente asintiendo. Bajo la vista hacia sus dedos que jugaban nerviosos unos con otros.

 

-¿Y tú?, hace cuanto trabajas en el café- preguntó mirando su vista interesado en la respuesta del otro.

 

-Pues, hace algún tiempo – respondió – No es un trabajo estresante y eso me gusta – se limitó a decir.

 

Suga se notaba que era muy reservado, aunque claro, era la segunda vez que se veían, y la primera en que tenían una conversación de verdad. Aún así hablaron de varias cosas, muchas de ellas sin importancia, ambos tratando de que el silencio no se apoderara del momento.

 

Es extraño ¿no crees? – preguntó de pronto Jimin

 

-¿Qué cosa? –

 

-El encontrarnos aquí, Seúl es una ciudad enorme –

 

El peli verde lo miro por unos segundos, luego miró su vaso. Ya era su tercera cerveza y el moreno iba en la mitad de su primer vaso.

 

-Pues, entré aquí por intuición – comentó por fin

 

-¿Siempre le haces caso? – rió Jimin

 

-Creo que empezaré a hacerlo – respondió y luego tomó un sorbo de cerveza.

 

Los ojos del peli naranja se posaron en el de piel blanca, analizando con cuidado cada rasgo y tratando de guardar cada detalle en su mente, tal y como lo hizo con el café el día anterior. Tal vez eran los efectos del trago que no acostumbraba a beber, pero creyó ver un pequeño rubor en las mejillas del contrario.

 

De pronto sintió su corazón latir deprisa. Desvió su mirada al ver que Suga dejaba a un lado el vaso ya vacio para a continuación pedir otro al cantinero que los atendía.

 

Suga observaba a Jimin de reojo,  para que este no se diera cuenta de las miradas que le regalaba. Se sentía extraño, de pronto sintió mucho calor, probablemente sea la cerveza, pensó y tomó el nuevo vaso que ya estaba servido.

                     

Por unos momentos ambos se quedaron en silenció y se repartían breves miradas que jamás llegaron a cruzarse, aunque el silencio no era incomodo ambos en su mente tenían la necesidad de romperlo, pero no se les ocurría la manera de hacerlo.

 

De pronto Jimin miró su reloj, este marcaba las 21:56, habían pasado casi tres horas desde que entró al bar y se había encontrado, para su sorpresa, con Suga. El cabello de menta noto que el moreno observaba su reloj y se sintió un tanto ansioso, pero lo disimuló.

 

Jimin terminó por fin su trago, sorprendentemente estuvo tres horas con el mismo vaso, mientras Suga parecía beber la cerveza como si fuese agua.

 

-¿Tienes algo que hacer ahora? – Preguntó nerviosamente Jimin

 

-La verdad no… -

 

-Ayer vi que cerca de aquí comenzaría una feria de libros nocturna – continuó el moreno – Puede parecer aburrido, pero si quieres… -

 

-Yo te sigo – lo interrumpió Suga poniéndose de pie y dejando unas monedas de propina.

 

Jimin lo miró sorprendido, no esperaba que el chico aceptara tan rápido, es más, creyó que se reiría de el por querer ir a ver un montón de libros, pero sin hacer esperar más al de pelo verde se  puso de pie y ambos salieron del local.

 

Al salir sintieron mucho frío, Suga se puso un gorro que tenía guardado en el bolsillo de su chaqueta, mientras que Jimin se acomodo la bufanda que solo había aflojado un poco sin llegar sacarla totalmente dentro del bar.

 

A causa del fresco que aun sentían comenzaron a caminar rápidamente, Suga siguiendo de cerca los pasos de Jimin, quien con las manos en los bolsillos trataba de abrigarlas.

 

Ambos admiraban el paisaje nocturno de Seúl, las luces y los sonidos que embriagaban los sentidos de los chicos eran realmente un espectáculo. A ratos comentaban cualquier cosa, solo para notar que el otro aún seguía a su lado.

 

Al llegar a la feria, esta estaba llena de personas recorriendo cada pasillo, ojeando los libros sin llegar a comprar alguno. Los ojos de Jimin se iluminaron al ver tantos libros reunidos en un solo lugar. Otra de sus cosas favoritas era la lectura, otra forma de escapar de la realidad que muchas veces le estresaba.

 

Sin darse cuenta y como un niño, tomó del brazo a Suga y corrió a adentrarse a su paraíso, Suga sorprendido se dejó guiar por los pasillos y escuchaba atento a algún comentario que Jimin hacía emocionado.

 

Esa inocente sonrisa, y esa actitud de niño hicieron que el corazón de Suga latiera deprisa. Nunca había sentido algo como eso, pero le gustaba lo que el moreno provocaba en el, a pesar de lo poco y casi nada que se conocían, pero en fondo pensó que en esa feria descubrió una parte de Jimin que solo él pudo conocer, o al menos eso quiso creer.

 

Jimin salió de la feria con bolsas llenas de libros de todos los tamaños, la felicidad irradiaba en su rostro.

 

-Lo siento, realmente pierdo la cabeza cuando de libros se trata – se disculpó cuando ya se habían alejado lo suficiente de toda la multitud y el ambiente ya era más tranquilo.

 

-No te preocupes, no fue tan malo – dijo lo último con una tímida sonrisa

 

¿Desde cuando sonreía tanto?, eso no lo tenía claro, pero en esta situación ya había decidido dejarse llevar por estas extrañas emociones.

 

Ya era casi media noche cuando comenzaron a caer pequeñas gotas del cielo, que luego de unos minutos se convirtieron en una fuerte lluvia. Los jóvenes corrieron a refugiarse bajo el techo de algún almacén cercano. Jimin se preocupo de proteger sus nuevas adquisiciones.

 

-No dijeron que llovería – comentó de pronto Suga con un tono algo molesto.

 

-No puedes mandar en la naturaleza – dijo mirando las gotas caer – Si tiene ganas de llover, lloverá sin importar lo que las personas hayan pronosticado –

 

-¿Te gusta la lluvia?- preguntó interesado, la verdad no se esperaba ese cometario del chico.

 

-Claro que me gusta la lluvia – cerro sus ojos – ¿No sientes que todos tus problemas se van con cada gota que cae? –

 

De acuerdo, era un hecho, ese chico era el ser más extrañamente fascinante que jamás hubiese conocido, o puede ser que para ese entonces cualquier cosa que dijera le parecería lo más interesante del mundo.

 

Suga cerró los ojos imitando al moreno y estiró su brazo para sentir en su palma las gotas caer. El cosquilleo del agua entre sus dedos lo hzo sonreír. Se sentía nervioso, pero feliz, como en un sueño. Realmente en su mente se preguntaba si no estaría soñando en la oscuridad de su habitación.

 

Jimin pensaba con los ojos cerrados, repasaba con cuidado cada instante vivido durante el día y para su sorpresa no había nada malo que dejar ir con la lluvia, todos sus problemas desaparecieron, pero esto no fue gracias a la lluvia, en realidad pensó que el verdadero culpable  de limpiar sus pensamientos era aquel chico de piel blanca que estaba a su lado.

 

Abrió lentamente los ojos y lo observó sin girarse por completo. El chico a su lado estaba envuelto en sus pensamientos, que estará pasando por su mente, realmente quería saberlo. Vió la mano del contrario extendida hacia la lluvia y como por un impulso quiso tomarla y tal vez lo hubiese hecho de no ser porque de pronto la lluvia había cesado.

 

-¡Oh!, ya dejó de llover – dijo Suga abriendo los ojos, el moreno asintió avergonzado por lo que estuvo a punto de hacer.

 

-Será mejor que volvamos antes que comience a llover de nuevo – comentó nervioso, sinceramente no quería irse, pero se sentía un poco mareado con tantas emociones y reflexiones. 

 

-Tienes razón – dijo – Además, mañana debo trabajar en el café – recordó

 

Caminaron a un paradero cercano, ninguno decía nada. Se despidieron cuando Jimin fue el primero en subir a un bus que lo llevaría a su hogar.

 

-¡Ven al café mañana!- gritó Suga antes que Jimin subiera completamente al bus.

 

El moreno se volvió a verlo y asintió con una sonrisa en su rostro. 

Notas finales:

¿Muy lento? ahaahha, bueno ya irá avanzando un poquito más rápido.

Diganme que les parece ¿si? *^*

 

Hasta la próxima! 

 


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