Hoy era —por buena o mala suerte— San Valentín, veía con aburrimiento los pomposos globos de helio en forma de corazón o las tan conocidas rosas rojas. ¿De verdad era tan especial San Valentín?, no le veía nada emocionante a dicha celebración. Aunque para las niñas de su curso, se notaba que era muy esperado ese día. Sin embargo yo me seguía preguntando ¿Por qué? Aun éramos unos simples niños de doce años.
— Que estupidez —murmure, caminando tranquilamente sobre la acera junto con una pelota de básquet en mi mano derecha.
— ¿Qué es estúpido, Aomine? —preguntó un curioso pelirrojo de cejas particulares.
¿Olvide mencionarlo? Él es actualmente mi segundo mejor amigo —el primero era Tetsu— de nombre Kagami Taiga, era un poco más bajo que yo y tenía la piel levemente bronceada. Nos llevamos súper, él también juega básquet y es muy bueno en ello; aunque no lo diga abiertamente.
Giré mi rostro y me mira expectante por una respuesta, creo que divague demasiado. En fi le contesto con una voz cargada en pereza:
— San Valentín, eso me parece estúpido ¿Qué le ven en regalarle chocolates a la persona que les gusta? Si me regalaran chocolate los rechazaría sin pensarlo, sea quien sea ¿Tú que piensas Kagami?
— ¿De verdad? —cuestiono con sus ojos brillosos y la mirada levemente entristecida apretando el bolso que tenía en la mano ¿Habré dicho algo malo?
— ¿Por qué pones esa cara Bakagami?
— ¿Eh? Por nada…es solo que para mí no es una tontería, yo pienso que tu pensar es así porque no te has enamorado Aomine —explico.
— Oh, ¿Acaso estás enamorado de alguien Bakagami? —pregunte divertido, dejando la pelota en el suelo para acercarme más a él.
— N-o es que lo éste…yo solo digo, mi mamá siempre me dice eso t-tonto —con nerviosismo me trato de explicar, no obstante, no estoy del todo convencido.
— No te creo, vamos dime ¿Quién se ha ganado el corazón del pequeño tigre? ¿Es Satsuki? — con burla le pregunte, acercando mis dos manos a sus hombros.
Él se puso bastante rojo y quitó mis manos de donde estaban con fuerza ¿Qué le pasaba? ¿Por qué se ponía tan enojado? Eran preguntas que quería fueran contestadas.
— Hey ¿Por qué te pones tan enojado? ¿Acaso es por qué la niña que te gusta no te ha dado chocolates? ¿O será que te los rechazo? —exclame con enojo y sin medir del todo mis palabras. Me molestaba el hecho de que no me tuviera confianza como para decirme quien le gustaba.
— ¡Tú no lo entiendes! ¡Tonto! No me gusta ninguna niña —grito furioso. Sus ojos se cristalizaron ¿Iba a llorar?
— ¡Claro que no lo entiendo Bakagami, si me explicaras por qué actúas así te entendería!
— ¡Cállate!, ya te dije que no lo entenderías, así que déjame en paz y hablemos de otra cosa.
— No quiero y hasta que me digas quien es no te hablare —le saque la lengua y recogí la pelota que había dejado hace unos minutos en el suelo para marcharme a casa.
……
Ya había pasado una semana desde esa pequeña discusión y Kagami me ha ignorado completamente. Se supone que esto no debía de terminar así, él debía de haberme dicho quién era y así yo me hubiera burlado, él se hubiera enojado y finalmente todo se resolvería con una buena partida de básquet. Pero no, él tenía que ser tan cabezota.
— Aomine-kun ¿Cuándo piensas hablarle a Kagami-kun? Él se ve bastante triste desde que dejaste de hablarle —comento Tetsu mirando de soslayo a Kagami que estaba en la otra esquina del salón con Kise.
— Pues a mí no me parece que este triste, mira no más como esta abrazado con Kise —dije señalándolos con mi dedo — además él tiene la culpa por no querer decirme, es un tonto.
— Yo pienso que Aomine-kun es el tonto por no darse cuenta aún —murmuro con un deje de misterio en sus palabras.
— ¿De que no me doy cuenta?, de ver que no me tiene confianza como para decirme quién diablos es la niña que le gusta ¿De eso quieres que me dé cuenta? —pregunte hastiado de la situación.
— Y si no es una niña ¿No te has puesta a pensar en ello?
— ¿Qué?, no creo que a Kagami le gusten los…—me quede callado al ver la mirada seria de Tetsu, se veía demasiado convencido ¿Pero sería verdad? Se me hacía bastante irreal el imaginarme a un Kagami que le gustasen los niños. No es que me diera asco o algo así, es solo que se me hacía difícil de creer en algo así.
Oh, esperen un segundo puede que sea verdad, quizás a eso se refería con que no lo entendería ¡Bingo! Eres un genio Daiki, por eso se había molestado, porque temía a lo que podías llegar a pensar de él.
— Ya entiendo, creo que debo de pedirle una explicación.
— Y una disculpa por lo que le dijiste, no estuvo bien lo que hiciste Aomine-kun —completo Tetsu con su usual cara de póker.
— Tienes razón, también le debo una disculpa, muy bien Tetsu te veré mas tarde, tengo asuntos que arreglar con ése tonto — el timbre sonó. Me levante decidido de mi pupitre y camine hacía donde se encontraba Kagami, sentí como Tetsu me agarraba del brazo.
— No hagas ninguna locura Aomine-kun —me dijo, para deshacer el agarre que tenía sobre mi brazo, yo solo pude contestarle con una sonrisa y un movimiento con mi cabeza.
Sin más avance hacia Kagami y lo jalé para que viniera conmigo. Fue fácil pues estaba tan sorprendido que no dijo nada y me siguió.
Subimos a la azotea no sin antes percatarme si había alguien por ahí y por fin le solté el brazo. Suspire sonoramente y dije con voz firme —o eso trate—.
— ¡Lo siento Kagami! —dije de pronto para hacer una inclinación exagerada, que mostrara lo apenado que estaba. Levanté mi rostro y vi en sus ojos lo sorprendido que estaba.
— ¿Eh? —fue lo único que salió de sus labios.
— Yo de verdad lo siento, por haberte dicho todas esas cosas feas. Pero de verdad me enoje mucho al pensar que no confiabas en mi para decirme quien te gustaba, por eso fue que dije todas esas cosas y no me importa si te gusta una niña o un niño yo te quiero por cómo eres kagami, no por quien te guste o que genero prefieras, por eso y más yo…— pero no logre completar mi frase, kagami se acercó a mí y me abrazo. Me quede estático e inconscientemente lo envolví con mis brazos.
— A mi…no me gusta cualquier chico Aomine…me gustas tú — soltó como un balde de agua fría. ¿Era yo? ¿Yo le gustaba a Kagami? ¡E-so era imposible!
— ¡¿Eh?! — exclamé completamente rojo, separándome al instante de Kagami— ¿ Cómo es posible eso? Q-uiero decir ¿Cuándo paso? Yo…yo—no sabía que hacer en una situación así, estaba preparado mentalmente para enterarme que a kagami le gustan los chicos, pero que ese chico sea yo era…era ¡Una locura!
— Yo…no sé que decir…y-o— dije con total nerviosismo.
— No tienes nada que decir Aomine…yo me conformo con estar a tu lado como amigo, sé perfectamente que somos solo unos críos y que puede que unos años pienses que dejare de sentir esto por ti, no obstante yo te quiero de verdad, aunque tú no me quieras de la manera en la que yo quisiera, porque lógicamente a ti te gustan las niñas…yo…estoy dispuesta a…—no pudo más, las lágrimas recorrían sus rosadas mejillas, tenía unas ganas inmensas de decirle que yo también lo quería, pero sabía que le mentiría, no es que no lo quiera, solo que no al nivel que él quisiera y eso era algo que él y yo sabíamos perfectamente. Cerré mis ojos fuertemente y apreté mis pequeños puños, debía de hacer algo y lo hice al acercarme a él y secando sus gruesas lágrimas.
— Yo te propongo algo —dije con la vos más suave que pude y solté un suspiro al saber lo que diría— enamórame.
Su rostro rojo y sus ojos acuosos me miraron desencajados.
— P-ero que cosas dices…yo no podría…—
— No diré nada más, si dices quererme tanto, estoy seguro que podrás hacerlo ¿No es así pequeño tigre? —murmure con burla y vi sus ojos brillar de una hermosa manera.
Puede que ya me estés atrapando sin que lo sepas Kagami.
— ¿Aceptas?
— Acepto — susurro con seguridad — después no te arrepientas Ahomine —sonrió al terminar de hablar y de su bolsillo me entrego una bolsita color azul, la abrí con curiosidad y para mi sorpresa eran ni más ni menos que chocolates— feliz San Valentín atrasado.
Y reí, sí, definitivamente puede que ya lo estés logrando Kagami.