—Deja de mirarme así – gruñó Jiyong revolviéndose incómodo en su asiento de la furgoneta, haciendo amago de los nervios que le provocaba que Youngbae lo mirara con tanta intensidad. —¡Bae, Por favor! Basta, me asustas — Farfulló, sintiéndose por primera vez incómodo de estar a solas con el moreno.
— No, tú me asustas a mí, Ji. Algo tienes— Replicó Youngbae sin dejar de mirarlo, con el presentimiento de que algo andaba mal. El gesto que hizo Jiyong de morderse lo labios, le hizo saber que no estaba equivocado, y que también él mismo estaba al tanto de su condición, pero que prefería ignorarlo.
—No sé de qué hablas.— Musitó Jiyong, desviando la mirada, un simple contacto de ojos, y sabía que Youngbae se daría cuenta de que estaba mintiendo. —Estoy bien.
—No mientas, Ji. No creas que no me di cuenta de cómo saliste corriendo del aeropuerto para vomitar— Protestó.
Durante los últimos días, Youngbae no le había despegado la mirada ni un segundo, desde el incidente del perfume de SeungRi, hasta ahora que estaban en Japón para comenzar con la gira de los domos,el moreno había recopilado un montón de acciones en Jiyong que le parecían todo menos saludables. El cansancio extremo, el exceso de sueño que lo hacían quedarse dormido hasta en las prácticas, la narcolepsia, y todas esas náuseas que siempre terminaban por hacerlo correr hacia el baño más cercano. Nada de eso era saludable; no era necesario ser un doctor para saberlo. Cualquiera sería capaz de darse cuenta ante todas esas señales tan obvias de enfermedad.
—No es nada— Dijo Jiyong mirando por la ventana. Eludiendo la verdad con una sonrisa de resignación. Ya pronto se le pasaría. —Estoy nervioso por los conciertos— Siguió mintiendo. Youngbae suspiró ante la necedad del pelirrojo, sabía que Jiyong era más de aguantarse que de quejarse, lo cual siempre hacía más difícil el ayudarlo.
—Ji..— Cualquier cosa que el moreno estuviera a punto de decir, se vio interrumpida cuando SeungRi entró repentinamente a la furgoneta.
—¡Hyungs! ¿Por qué no me esperaron?— Se quejó el menor, tomando asiento a lado de Youngbae. Jiyong exhaló un suspiro de alivio por la interrupción.
No pasó más de un minuto antes de que Seunghyun y Daesung entraran también. Esta vez, les había tocado viajar a los cinco en la misma furgoneta, porque el tráfico estaba horrible como para darse el lujo de traer una segunda.
—Dios, tengo tanta hambre, vamos por algo de comer— Sugirió Jiyong, recargando su cabeza en el hombro de Seunghyun cuando éste se sentó a su lado. Todos asintieron en aprobación, gustosos de disfrutar el resto de su tarde libre, antes de que mañana iniciaran con sus actividades para el concierto.
Sin embargo, Youngbae no pudo evitar regresar a la contemplación de mirar a Jiyong, era inevitable, y algo le decía que las cosas no estaban tan bien como quería aparentar.
°°°
Viajando en silencio un par de calles, con Seunghyun y Jiyong entre arrumacos, y el maknae molestando a Daesung y a Youngbae, el estómago de Jiyong hizo un sonido tan extraño y ruidoso que atrajo miradas de asombro por parte de todos, incluyendo la de Soonho a través del retrovisor.
—Les dije que tengo hambre— Se sonrojó Jiyong, llevándose la mano al estómago con la intención de que los gruñidos cesaran.
—¿Hambre? Para mí que tienes un monstruo ahí dentro— Señaló SeungRi escandalizado. Jiyong lo fulminó con la mirada.
—Vamos a uno de esos Café Krunk que acaban de abrir— Propuso Daesung, antes de que diera comienzo una discusión entre el líder y el maknae.
Ninguno había tenido la oportunidad de ir a alguno, y la verdad no les desagradó la idea de comerse una hamburguesa después de la comida tan asquerosa del avión.
No hasta que llegaron al restaurante y Jiyong les hizo pasar el momento más incómodo y desesperante de su vida...
—Umh… ya sé. Quiero dos hamburguesas dobles con mucha mayonesa, pero sin verdura — Pidió Jiyong después de casi 15 minutos de revisar el menú, en los que no podía decidirse por nada. —Bueno sí, con verdura, pero quítale la lechuga, el tomate, la cebolla y los pepinillos— Prosiguió. La mesera frunció ligeramente el ceño porque eso venía resultando lo mismo que al principio; sin verdura. —Una orden de papas… No, mejor dos órdenes de papas, una cubeta de pollo frito, y una ensalada— agregó lo último por la culpabilidad que le dio de pedir tanta comida chatarra sin nada saludable— Y una malteada de fresa...— siguió, con la seguridad de que si pedía una de vainilla terminaría vomitando por el olor que últimamente le desagradaba. —¿O una de chocolate?... Bueno, trae las dos, acá las mezclo. Que sean de dieta, por favor... No quiero subir de peso— se justificó, recibiendo miradas de asombro que le preguntaban si era en serio lo que decía.
—¿Nada más, Hyung? ¿No quieres postre? — Burló el maknae con sarcasmo ante la glotonería del mayor.
—Tienes razón, se me olvidaba— Respondió Jiyong mirando nuevamente el menú. —Umh, un helado de chocolate y una rebanada de pastel, por favor— finalizó cerrando la carta.
—¿Para comer aquí o para llevar?— Preguntó la mesera tímidamente. La chica no tenía ninguna intención de ser sarcástica, pero cuando todos se rieron burlonamente, Jiyong la miró molesto.
—Para comer aquí — Masculló indiferente. Él mismo se daba cuenta que era demasiada comida para una persona, pero a su estómago no parecía importarle en absoluto.
Cuando la comida llegó, Jiyong no tardó ni un ápice en abalanzarse sobre ella. Comiendo un poco de cada cosa al mismo tiempo, para que los sabores se mezclaran, incluyendo el de los postres. Nadie en la mesa quiso decirlo en voz alta, pero sus rostros reflejaban el disgusto que sentían al verlo comer de esa manera, especialmente cuando utilizó el helado como sustituto de catsup para las papas.
—Ugh, eso es asqueroso, Jiyong — Barbotó Youngbae, con una mueca de disgusto en el rostro. Dejando a un lado su hamburguesa a la que sólo le había dado un par de mordidas.
Jiyong se encogió de hombros restándole la menor importancia, podía parecer asqueroso, pero en realidad no sabía así, al menos para él.
—No deberías comer tanto, Ji. Te puedes enfermar. — Dijo Seunghyun, al tanto de los malestares que achacaban al menor.
—Estoy bien— Contestó Jiyong por instinto, harto de que todo mundo se la pasara diciendo lo contrario.—No me hace daño—
—Te hace gordo — susurró SeungRi. Seunghyun le dio una patada por debajo de la mesa, pero aún así, Jiyong se detuvo a media mordida de su hamburguesa, mirándola unos segundos con recelo antes de dejarla sobre el plato.
—¡No estoy gordo!— Jiyong protestó, O tal vez sí. Apenas eran unos centímetros más de cintura, pero los suficientes como para que los pantalones le apretaran dejando una línea roja de irritación sobre su piel.
—Si tú lo dices— Murmuró el menor de todos encogiéndose de hombros.
Repentinamente había perdido el apetito.
°°°
A la mañana siguiente, comenzando con el itinerario de sus actividades grupales, viajaron todos juntos rumbo al domo en el que se presentarían por la noche, con la intención de dar un último ensayo sobre el escenario para ajustar los detalles que fueran necesarios.
Lo habían hecho bien con las primeras canciones, ajustando uno que otro detalle aquí y allá nada más, pero cuando fue el turno de Fantastic Baby, la falta de aire se hizo dolorosa, Jiyong no pudo soportar más la intensidad de la coreografía y cayó abruptamente sobre el suelo. Un duro golpe contra la plataforma sólida que por la rapidez del impacto lo noqueó por un par de segundos, atrayendo preocupadamente la atención de todos.
Cuando despertó a la conciencia después de un minuto, lo primero que notó fue el fuerte olor del alcohol por debajo de su nariz y que Seunghyun lo mantenía delicadamente sobre su regazo, como si fuera la más fina y delicada pieza de arte. Sujetándolo por la espalda con una mano y soplando pequeñas corrientes de aire hacia su rostro.
—Seung… — Murmuró parpadeando repetidamente para acostumbrarse a la claridad, pero la acción le provocó una punzada de dolor en la cabeza.
—¡¿Ji, Estás bien?!— Preguntó Seunghyun con un tono de voz preocupado, atrayéndolo más a su cuerpo. El menor se había puesto más pálido en el transcurso de los últimos segundos, que por un instante temió que no volviera a abrir los ojos.
—Sí...— Susurró Jiyong débilmente, con la desagradable sensación de que si el mayor no lo soltaba le iba a devolver el estómago encima por apretarlo tan fuerte.
—¡Hyung! Nos espantas— Chilló SeungRi arrodillándose a su lado y extendiéndole una botella de agua abierta.
Apenas se inclinó, Jiyong apreció aquella asquerosa fragancia de vainilla y melocotón que le hizo voltear la cara con asco supremo y vomitó del otro lado, justo sobre los zapatos de Seunghyun.
—Olvídalo, esto no puede seguir así — Tajó Youngbae molesto. —Voy a conseguir un doctor — sentenció, dándose media vuelta y acercándose a Soonho sin dar tiempo a que Jiyong se quejara y regresara a su habitual mentira de “No es nada”
SeungHyun se reprimió en decir algo desagradable sólo porque estaba demás decir que Jiyong se encontraba mal, sin embargo, su cara de asco fue suficiente para que los del Staff se comenzaran a mover y limpiaran el desastre.
—Cansancio— susurró Jiyong, limpiándose la boca con la servilleta que Daesung le había traído. Dispuesto a replicar que no era necesario un doctor, pero Seunghyun negó con la cabeza.
—Ni se te ocurra, te va a revisar un doctor quieras o no— Sentenció Seunghyun con voz firme. Negarse ya no era una opción.
Unos minutos después de que llegara el doctor, y terminara la revisión física sin encontrar ninguna anomalía a excepción del dolor de cabeza, el hombre dio comienzo a una serie de preguntas sobre su historial médico que pusieron nervioso al menor.
—¿Consumo de alcohol o tabaco? – Cuestionó el doctor con voz monótona. Jiyong soltó un bufido de exasperación por tener que estar contando sus hábitos personales.
—Sí...— Afirmó, a su lado Seunghyun le dio un apretón en la rodilla para tranquilizarlo y decirle que fuera paciente.
—¿Consumo de drogas? – Jiyong comenzó a dudar si aquél hombre era en verdad un doctor o un reportero infiltrado.
—No...— Musitó “Algunas veces, tal vez” pensó Jiyong, de cualquier manera no creía que eso fuera la razón de sus malestares, no era un drogadicto, sólo un curioso que probaba de vez en cuando.
—¿Problemas cardiacos o familiares con antecedentes?—
—No, no, ya dije estoy bien— Suspiró Jiyong, harto de todo el interrogatorio.
—Que eso lo diga el doctor— Replicó Youngbae, sin dejar de moverse de un lado a otro preocupado.
—Bueno… A juzgar por los síntomas... — Dijo el doctor revisando la tablilla con todos los datos médicos que había acumulado a lo largo de la revisión y las preguntas. —Parece ser un cuadro severo de anemia—
—¿Anemia? Pero si come como huérfano — Dijo SeungRi, quien hasta el momento había permanecido callado junto con Daesung y Soonho. Jiyong le fulminó con la mirada.
—La anemia no significa ausencia de alimentos, sino falta de nutrientes y minerales, por lo cual quisiera recetar un par de vitaminas. — Explicó el hombre con tranquilidad, a la par que elaboraba una receta y se la extendía a Soonho.
—¿Está seguro que sólo es eso? – Hesitó YoungBae, sabía que aquél hombre era un profesional en su trabajo, sin embargo, presentía que todo iba más allá de una simple anemia.
—A menos que haya otros síntomas, el diagnóstico podría cambiar – dijo el doctor desviando la mirada hacia Jiyong, esperando que éste añadiera algo más o confirmara sus palabras.
Jiyong dudó un momento antes de mentir que era todo, omitiendo otros síntomas como la aversión a algunos alimentos y sobre todo la hinchazón en su vientre que poco a poco comenzaba a asustarlo. No sólo por temor de estar enfermo de algo más, sino porque estaban casi al final de su gira, con la presión de terminar el álbum completo, y en lo último de su carrera grupal antes de darse un lapso para cumplir con sus obligaciones como ciudadanos en el ejército. Simplemente no podía decepcionar los fans, lo mejor era esperar a que todo terminara, y entonces, ya después se preocuparía por nimiedades.
—Es todo— Mintió, sintiéndose un idiota por no decir la verdad, cuando quizá todavía estaba a tiempo de descubrir el verdadero problema.
—Siendo así, de cualquier manera le sugiero que se haga unos análisis lo antes posible, para confirmar la presencia de anemia o descartar la posibilidad— Prosiguió el doctor, levantándose de su lugar y cogiendo su maletín dispuesto a partir. —Tampoco olvide tomarse las vitaminas, y mejorar su alimentación con más frutas y verduras. Tome las cosas con calma— Finalizó extendiendo la mano hacia Jiyong, dándole un ligero apretón antes de salir de la habitación.
Todo quedó en absoluto silencio, a excepción de los suspiros del pelirrojo, aliviado de que por lo menos ya se había librado de la carga de que todos se preocuparan por él.
—Te dije que no era nada grave— Murmuró Jiyong a Youngbae sólo para darle más credibilidad a su posible diagnóstico.
—Como sea, te harás esos análisis cuando regresemos a Corea.—Sentenció el moreno, necesitaba pruebas reales para convencerse. —Todavía no me creo lo de la anemia.
Jiyong no quería admitirlo, pero muy a su pesar, estaba de acuerdo con Youngbae en que todo pintaba más allá que una anemia. El problema era que no quería saberlo. Le asustaba descubrir que podía estar enfermo de algo grave, con algo como cáncer o un tumor a juzgar por el bultito que se había formado en su vientre. Evadir la realidad era una actitud cobarde, lo sabía, pero aún así, huir era lo correcto.
—Sí, mamá— remedó Jiyong, apretando la mano de SeungHyun inconscientemente en busca de apoyo.
—Todo saldrá bien— Susurró SeungHyun pasándole un brazo alrededor de los hombros. Jiyong sonrió dejándose envolver por el calor del abrazo del mayor.
Por ahora, era todo lo que necesitaba escuchar.