La puerta color negro se abrió ante los jóvenes asesinos, dejando a la vista a un chico casi… normal, tenía el cabello rubio cenizo, unos ojos grisáceos, los labios levemente rosados… era bastante apuesto, pero ¿su mayor característica? Unas hermosas y amplias alas, cubiertas por un brillante plumaje gris claro.
-“Hola… me llamo Liu… Homicidal Liu.”
Se apresuró a saludar el asesino de ojos esmeralda y cicatrices en la cara.
-“Oh… un placer Liu, yo soy Broken Soul, pero pueden llamarme Chris.”
Regreso el saludo sonriente, sacando un pequeño suspiro de todos los presentes.
El hombre alto y de traje se acercó.
-“Bienvenido Chris, te estábamos esperando. Es un placer tenerte aquí.”
Chris sonrió infantilmente y abrazo a Slenderman. Poco después se separó y miro a los chicos.
-“Es un honor, realmente los admiro.”
Dijo, con las mejillas teñidas de un leve carmín. Slender ordeno a los chicos que lo ayudaran a acomodarse en la casa, le tocaba compartir habitación con Bloody Painter.
En este momento, de hecho, se encontraban sentados en la cama.
-“Espero disfrutes tu estadía aquí, Chris.”
-“L-la disfrutare… es-estoy seguro.”
Su voz sonaba nerviosa, la presencia del pintor lo ponía en ese estado.
No podía dejar de pensar, “¿En tan poco tiempo me tiene comiendo de su mano?” Se preguntó a si mismo Chris, la verdad era es que se encontraba encantado con el pintor. Estaba contento siendo su compañero de cuarto.
En otra parte de la casa, se encontraba un pequeño chico de ojos miel, Ticci-Toby le solían llamar, él estaba un poco celoso de la cercanía del chico nuevo con el pintor, SU pintor, lo que no sabía es que uno de sus compañeros más cercanos se encontraba totalmente a su merced.
Brian, mejor conocido como Hoody, estaba completamente enamorado del joven de los tics, el cual no parecía darse cuenta de sus obvios sentimientos.
Hoody entro al cuarto de su amado y se sentó a su lado, rozando un poco sus manos.
-“¿En qué tanto piensas, ojos avellana?”
Lo llamo por ese cariñoso apodo que el mismo le había dedicado.
-“En… Bloo... ¡!”
Fue interrumpido por el de la sudadera naranja.
-“Painter. No deberías preocuparte tanto Toby…”
Sentía como su corazón se comprimía al escuchar ese nombre.
-“Sabes que no puedo evitarlo… lo amo demasiado.”
Brian cerro los ojos un momento, que el castaño pronunciara esas palabras, eran como millones de apuñaladas a lo largo de su cuerpo.
-“Si te hace sentir mejor… hablare con el… ¿Va? Pero no pongas esa cara… sabes que odio verte triste.”
Le acaricio la mejilla, mirándolo a los ojos con una sonrisa.
“¿Por qué lo ayudo a quedarse con otro?” se preguntaba en pelinegro, la respuesta invadió sus pensamientos. ”Porque lo amas, y quieres que sea feliz… aunque no sea contigo.”
Muy en el fondo, tenía unas tremendas ganas de llorar, de huir hasta las profundidades del espeso bosque y llorar, por otro lado, tenía una mezcla de sentimientos, entre ellos las ganas de ayudar a su pequeño niño y las inmensas ganas de probar aquellos labios, que parecían estar cubiertos por la más dulce miel.
-“¡Gracias Brian! ¡Eres el mejor!”
Grito el menor, abrazando a Hoody, colocándose contra el pecho de este. Brian no se contuvo, pero cuando estuvo a punto de juntar sus labios, alzo la cabeza y lo beso en la frente.
-“Sabes… que siempre estaré ahí para ti…”
Hoody hizo lo que prometió, hablo con el pintor de ojos zafiro. Una vez más, lloro hasta caer dormido y se lamentó por milésima vez de la cobardía que le impedía declararse al amor de su vida, su Toby.