La cuerda quemó su piel de las muñecas un poco más. Estaba roja y de pronto saldría sangre en pequeños lugares pero non importaba. Los gritos que salían de su boca eran solo de satisfacción. El choque de las caderas del otro contra su trasero lo estaba volviendo loco que ya ni sabía su propio nombre.
—Yunho... Yunho...-Yunho-ah... — repetía sin cesar para alentarlo a que perdiera la cordura y se moliera más rápido más fuerte. Que lo destrozara y lo llenara. Solo eso pedía.
Hubo un punto en que ya no había más palabras ni frases solo gruñidos de lo más profundo de las gargantas de ambos participantes. El salvajismo de sus movimientos era algo que nadie conocía excepto las cuatro paredes y la cama reforzada.
¡Bendito Alec que les habló de la runa de resistencia!
Bastó un poco de empuje para terminar a la par. Yunho se desplomo sobre la espalda de su amante respirando con dificultad pero tan feliz que podría morir en ese instante y no sentir pena alguna.
Jaejoong se sentía en el mismo paraíso. Bajo a la tierra solo para asegurarse de que Yunho seguía a su lado, se acostó sobre su pecho y se abrazó como koala a su cuerpo. Yunho le dio un beso en el pelo y entonces recordó porque era la sesión tan intensa.
Junyoung y su Jae había ido a una misión de escolta. Nadie más que ellos dos sabían a quién cuidarían hasta una parte remota de los países bálticos. Yunho quiso cambiar de puesto con Jae, pero Junyoung se negó rotundamente.
—Es algo que solo Jae puede hacer — dijo el mayor tajante. Yunho preguntó el por qué, pero Junyoung solo sonrió con esas muecas torcidas suyas y atravesaron el portal sin responderle.
La fría imagen de un pueblo congelado le hizo ver que ya no estaban en Seúl. Casas, calles y cualquier objeto estaba lleno de escarcha. Excepto una casa de dos pisos que destacaba por ser la única sin hielo, pero dos enormes figuras masculinas con cabeza de halcón resguardaban la entrada.
Al acercarse, éstas se alejaron de la puerta. Jae no escucho ninguna palabra por parte de Junyoung. Caminaron dentro de la casa hasta una habitación color oro con largas velas en marfil y suelo de cristal multicolor.
Sabe que tener el Agua Sagrada dentro del santuario y un riesgo para ella y sus hermanos. Después de hablarlo con Jessica y Siwon, decide darle a los Nephilim tan preciado regalo.
—¿Has traído al mayor de la familia?
Junyoung asintió con la cabeza. En aquel lugar solo la voz del Arche Zur podía escucharse, o las paredes de cristal colapsarían con otro tono más bajo, como el de ellos dos.
Arche Zur los guía hacia una fuente que refleja lo que tiene en la mente; podía ver rostros claros y luminosos, y hay algo más, la manera en que Yunho se muestra ante Jaejoong y como de nítido y cálido es su imagen en la mente del chico lo que confirma que Jae es el indicado para resguardar aquel obsequio.
—Son lágrimas de Padre y Madre de Todos. — dice más para sí misma con el dolor de separarse del Agua Sagrada, pero con la confianza de que será bien cuidada. Es algo más parecido a una fuente de vida, brillante y todopoderosa.
Jaejoong extiende las manos para tomarlo, pero Zur niega una vez.
—No es algo que puedas tocar, no es material ni mundano.
El Arche se detiene a un paso de Jaejoong y extiende su preciosa mano para tocar el plano abdomen del chico, donde acerca el Agua Sagrada y todo alrededor parece brillar.
La fuente muestra entonces otra imagen y solo el Arche Zur se ha dado cuenta.
—Si tuvieras un hijo, ¿Cómo lo llamarías?
En la fuente se refleja la sorpresa de Jaejoong ante la pregunta.
A quien amo, no puede darme hijos: sigue siendo un enorme tabú entre los cazadores las relaciones homosexuales. Arche Zur ve hasta la decepción en sus ojos porque de verdad quiere algún día, tener familia. Pero por sobre eso, quiere a Yunho a su lado.
—Luhan y Hyuncheol, como el Arche de la Mente y el Gran Felino. Deberás recordar esos nombres.
“Arche Zur le dio el agua a Jae, sin sospechar nada el Nephilim volvió a casa. El agua de creación formo a dos niños en su interior, y no había sido posible de no ser que Jaejoong estaba enamorado de quien lo amaba igual. Esos niños son el resultado del amor más puro que no muchos tienen la dicha de sentir”
Jae y Yunho procrearon dos hermosos hijos con cara de ángel, ojos de lucero, sonrisas como soles y piel tersa y blanca. Eran Nephilim, hermosos como todos los cazadores. El agua que Arche Zur le había dado oirá cuidarla era agua de creación divina. Y también le dijo que había un destino para aquellos dos jóvenes. Serian acogidos bajo el manto de su hermano Arche Weles. Uno seria el portador del aliento del leopardo. Otro llevaría las órdenes del Silver Werewolf Elemental.
Porque si los Nephilim se entraban que dos chicos habían procreado era ponerles una sentencia a muerte a los dos pequeños y a los padres, y ninguno estaba dispuesto a pasar por aquello. Lo mejor era seguir las instrucciones de Arche Zur y que todos vivieran. Jae podría verlos cada que quisiera sin temas al qué dirán.
Puedo ver dos hermosos niños, esa será la forma que tomará el Agua Sagrada en cuanto dejen este sitio: recibirán obsequios y dones de sus hermanos y Padre y Madre de Todo siempre los observarán con cariño. Serán bellos, talentosos y brillarán en todo lo que hagan. Por favor, cuiden de ellos porque son parte de su misma alma.
Junyoung y el mismo Jaejoong se quedaron con dudas que no podían decir en voz alta. Arche Zur les decía adiós con una mano. Volvieron a casa en otro portal.
Jaejoong se acomodó más cerca de Yunho aun si era posible y sonrió de auténtica felicidad. Una sensación cálida se formó en su vientre y pensó que eran aquellas mariposas de enamorado. Yunho le besó la frente y ambos quedaron dormidos casi al instante.
Sueña con un par de niños, el primero con cabello rubio cual rayos de sol y el segundo con cabello café color de la nada y ambos con ojos tan negros que parecían infinitos.
Era la boda de alguien cercano, sus hermanos estaban orgullosos y sus padres radiantes.
Sentados en bancas de roca pulida a las orillas del mar, el agua era purpura y el cielo estaba iluminado por dos lunas plateadas. Yunho cargaba a un hermoso bebe y le hacía cosquillas en el estómago mientras Jaejoong y otro bebe igual de hermoso miraban tranquilos como el agua golpeaba sus pies. La espuma parecía divertir demasiado al pequeño.
Los bebés ya tienen unos diez años. Los miran correteando en el patio con su tío Junsu mientras Yoochun vigila de cerca a los tres niños.
Cuando Jaejoong despierta lo primero que ve y siente es a Yunho sobre el sorprendido pero inmensamente feliz.
—Lo que soñaste… también lo vi
—Tenemos… hijos ¿Cómo es eso posible?
Jaejoong suelta una carcajada y parece que la habitación se ilumina. Se le colgó al cuello de su amado Nephilim de cabello negro agradeciéndole mil veces.
—Aun no me agradezcas, tenemos que ir por ellos ¿no crees?
—¡Claro que sí! ¿Cómo pude olvidarlo?
—Es algo que les explicaré enseguida. — el Arche Zur se presenta ante ellos con esencia humana, más o menos. Yunho no sabe quién es pero su aura divina lo hizo inclinarse casi al instante. —Me complace conocerte en persona, Yunho. Eso explica por qué Luhan y Hyuncheol son tan hermosos. Mis hermanos están encandilados con ellos — Arche Zur camino hasta quedar a un metro de los chicos, Yunho dejo de inclinarse cuando Arche se lo pidió.
Tocó el pelo de Jae y la mano de Yunho y desapareció.
Escucharon el llamado de Yoochun desde el pasillo, su voz sonaba agitada y aguda.
Rápidamente se alistaron y salieron a su encuentro.
—¡Qué bueno que los encuentro juntos! ¡A la sala, rápido!
Bajaron de dos y tres los escalones. Al primero que vieron fue a Hoya de pie junto al sillón largo y Donghae inclinado hacia algo sobre éste y al escucharlos ambos giraron a mirarlos, luego de vuelta al sillón y una vez más a ellos.
—¡Por el Ángel! — hoya dio un paso hacia atrás, la cara totalmente desencajada y parecía que le faltaba el aire.
—¿Esto es posible? — chillo Donghae alejándose por completo del sillón. En dos pasos estaban frente a lo que les pareció terrorífico, hermoso e increíble en partes iguales.
Un chico rubio más bajo que todos los demás, estaba inconsciente en el sillón. Su cabello rubio, su rostro hermoso, su piel lechosa. Era una impresionante copia de Jaejoong con algunos rasgos ligeros de Yunho.
—Hoya lo encontró en el pantano a punto de ser tragado por esas aguas pestilentes. — Explicó Yoochun — Alguien lo arrojo ahí a propósito después de quitarle algo muy preciado, aun no sé qué es pero no siento su alma muy estable.
Yunho no podía concentrarse en otra cosa que no fuera el cuerpo menudo frente a él, pero tuvo que reaccionar rápido para agarrar a Jaejoong que no soportó la presión y perdió la conciencia. Sin ayuda lo puso en otro de los sillones y volvió su atención al chico. Sin ese sueño, era seguro que había dicho que no podían hacer nada por el humano y se daría la vuelta, pero sabía quién era el chico, sabia su nombre y también sabia como curarlo.
—No hagan preguntas por ahora — miro a su hermano menor Hoya directamente —Vamos a llevarlo a una habitación— Se va a quedar hasta que se recupere. Tal vez mas tiempo.
Yunho era el que estaba algo histérico por lo acontecido. Nunca imaginó que su hijo se presentara en esas condiciones. Y juraba por el ángel que daría caza y muerte al desgraciado que lo había dejado en aquel estado. Se mantuvo alejado de la cama donde Luhan yacía boca arriba aun inconsciente. Jae en cambio fue a sentarse a un lado.
Jae sujetó su mano entre las suyas como si fuera algo sumamente delicado y luego con la misma calma acarició su rostro. Luhan parecía batallar en sueños y cuando sintió la calidez de la mano de su padre pareció relajarse. Jae sonrió deslumbrante mientras lagrimas bañaron su rostro y una calidez agradable se aportó en todo su cuerpo. Cada que tenía cerca al rubio todo el amor por el estallaba en forma de bengalas en una noche oscura.
—Yunho. Ven — le pidió con voz baja. El moreno se aproxima con ríes de plomo. Era como si otra vez estuviera en un sueño y si se movía brusco despertaría de aquel hermoso paisaje. —Vamos. Cúralo — Jae saco su estela de la bota y se la extendió
—¿Qué? Nunca hemos hecho eso. No sabemos si su naturaleza de elemental lo soportara y...
—Hable con Junyoung. Luhan es mitad humano mitad ángel como tú y yo. Las iratzes funcionarán igual de bien que con cualquier cazador.
Yunho aceptó la estela y con paso un poco mal firme se acercó por completó a la cama. Jae descubrió los brazos del rubio y dedico a trazar las runas con la confianza de que estas lo sanarían. Mantuvo el aliento desde que empezó a trazarla la vio brillando y cuando solo eran líneas oscurecida se permitió expulsar el aire. Jae tenía razón, la runa había funcionado. Luhan dejó de moverse tan rápido como antes. Lo único que lo mantenía inconsciente era la pérdida de fuerza intentando escapar del pantanoso luchando con lo que fuera que lo había puesto ahí.
Jae mantuvo entre sus manos la pequeña mano de Luhan suave y cálida extasiándose con su toque. Entre más lo veía más lo amaba. Yunho se alejó de inmediato. Aún tenía el pensamiento de que podía hacerle daño y se quedó atrás. Jae le revolvió el pelo con ternura y le acomodo las sabanas.
—¿Vas a quedarte?
—¿Tu no?
—No lo sé. Es extraño. Verlo en otros sitios era como menos cercano. Pero tenerlo aquí tener que presentárselo a los otros ya no como un amigo sino como nuestro hijo... Es extraño —repitió apenado. Jae soltó una carcajada al verlo tan frágil.
—Eres tan tierno…
Yunho rodeo la cama para sentarse detrás de Jae y abrazar su cintura.
-Tú eres tierno. Yo soy muy masculino.