Cap 14.
-Mmm, ¡Las pizza están deliciosas!- sonrió abiertamente y levanto los brazos.
-Kise-kun tiene razón.- le dio un mordisco a su porción
-¿Cuanto tardara en despertar? Nanodayo.- susurro cruzado de brazos.
-¿Aka-chin esta triste?- dejo de lado su Maibu, prestando atención al pelirrojo.
-No, Akashi-kun no esta triste, solo quiere respuestas.- cerro los ojos, recostándose en el sillón
-Ya Akashicchi, no te preocupes y come pizza.- sonrió el rubio.
Y es que ver al pelirrojo sentado en la orilla del gran sofá de tres plazas acariciando los cabellos del castaño mientras lo miraba sin expresión alguna en el rostro, no le agradaba a ninguno, mucho menos el aura negra y espesa que se alzaba con honor y gloria, cubriendo todo su cuerpo.
-Akashi…-
-Shintaro…- Susurro.- trae a Daiki.-
-Bien.-
A pesar de que solo le ordeno al peliverde, los otros tres ni cortos ni perezosos se levantaron al mismo tiempo y se dirigieron con él hacia la cocina, harían cualquier cosa por no quedarse un minuto mas en esa habitación. Midorima dio tres toques a la puerta, pero nadie contesto, otros tres golpes mas, seguían si contestar, dio tres golpes mas, ya que la tercera es la vencida, pero nada, completamente harto, retrocedió dos pasos y de una patada alta, rompió la cerradura.
-Midorimacchi…- susurro el rubio.-¡HAHAHA! Midorimacchi la puerta estaba abierta! ¡Hahaha!.- torció el torso y agarro su estomago carcajeándose.
-Midorima-kun eres una bestia.- reclamo el peliceleste mirando la pobre cerradura que resulto estar abierta todo ese tiempo.
-Mido-chin, ¿Acaso olvidaste que esto es un Suite evaluada a 38.900 USD?- pregunto llevando un Pocky hasta sus labios.
-Oe ¿Acaso no saben tocar la puerta?.-
-Kagami-kun pensamos que habías sido abusado sexualmente de manera brutal y sin lubricación por Aomine-Kun.- dijo sin responder a la pregunta del cejas partidas.
-¡Kuroko/Kurokocchi/Kuro-chin/Tetsu!- gritaron al mismo tiempo, con un sonrojo, Algunos obvios otros no tanto.
-¿Que?.- pregunto mirando al peliverde con su típica cara de poker.- Aomine-Kun, Akashi-kun requiere de tu presencia.- corrió su mirada hacia el peliazul.
-Bien, ten Bakagami, todo tuyo.- paso tranquilamente el pote de helado al pelirrojo, y pesadamente se levanto del suelo.
-Oe, ¡Ahomine no me llames de esa forma!- miro al moreno con una vena saltando en su frente.- levantame, yo quiero ir.- ordeno.
-No, No iras es por t…-
-¡Callate maldita sea!- grito.- Tú, maldito estúpido, me levantaras y me llevaras hasta donde esta Furi!.- miro los ojos del moreno fijamente
-¿Por que?.- pregunto con la mirada seria.
-Porque supuestamente seré tu “esposa” y “madre” de tu futuro heredero, y como tal, tengo derecho a enterarme de todo lo que suceda, aunque no lo entienda, así que, me levantaras, y me sacaras de esta cocina a mi y a mi preciado helado.-
-Aomine-Kun, Kagami-kun tiene razón.-
-Si, Si ¡Estoy de acuerdo con Kurokocchi!-
-Bien… Ganaron ustedes.- rolo los ojos y estiro ambas manos al cejas partidas, el cual, primero, dejo de lado el pote de helado, para luego sonreír abiertamente, levantar los brazos, abrir las palmas y agarrar entre las suyas las manos del moreno.
-Oe, Ahomine, levanta el pote.-
-¿Qué?.- Arque una ceja.- Levantalo tu, también tienes Manos.-
-No me puedo agachar, le haría daño al bebe.- Cruzo los brazos.
-Aomine-Kun, Kagami-kun tiene razón.-
-Estoy de acuerdo con Kuroko, agacharse es muy malo para las mujeres embarazadas, puede hasta perderlo, Nanodayo.- acomodo sus lentes.
-Tu mismo le dijiste Midorima, “Mujeres”, Bakagami es hombre.-
-¡No depende del sexo Aominecchi!.- Grito el rubio frunciendo el ceño.
-Hasta Kise-kun sabe que es malo agacharse para Kagami-kun, no seas irresponsable.-
-Bien…- rolo los ojos, comino hasta el pote y se agacho agarrando el pote entre sus manos.- ¿Felices?.-
-Vas aprendiendo Mine-chin.-
Salieron sin apuros de la cocina, encontrándose al cruzar la puerta, una aura mas oscura que la de antes, era demasiado visible que la paciencia de Akashi pendía de un hilo, y no lo dudaron al ver las pequeñas tijeras rojas entre sus dedos. El moreno camino tranquilamente hasta el pelirrojo, coloco una mano en su hombro y con la otra acaricio la mejilla del castaño. -Vete.- le ordeno al pelirrojo, el cual muy a su pesar, levanto su cuerpo del sofá y se dirigió a los otros.
-No se va a levantar ni aunque quieras Akashi y va a ser mejor que te calmes, podrás ser todo lo que quieras pero el que manda aquí soy yo, se perfectamente que tu enojo no es con Furihata, pero lo mejor es que te alejes de el. Murasakibara, saca al tal Kasa no se cuento de la habitación y traelo aquí.- el pelimorado asintió y sin quejas se dirigió a la recamara.- Tetsu, Prepara un poco de te.- Asintió y fue rumbo a la cocina.- Midorima, Kagami, Kise, Siéntense y esperen.- callados, buscaron un lugar y tomaron asiento.- Akashi…- El heterocromo lo miro.- Vete.- Frunció el ceño e intento quejarse.- Ya lo dije, vete, no me hagas repetirlo una vez más.- el pelirrojo se levanto, susurro unas cuantas palabras y fue a su habitación.
-Mido-chin.. ¿Donde lo pongo?.- pregunto el pelimorado asomándose por la puerta que separaba el Living de la habitación principal con un pelinegro dormido.
-Colocalo aquí.- alzo entre sus brazos al castaño.- No creo que se levante hasta maña…- Sus palabras fueron cortadas por un gran portazo.- na… Uff.-
-Akashicchi esta muy enojado…- Susurro Kise.
-Lo sabemos, pero mientras este Aquí, no me dejara hablar.- cerro los ojos, dio vuelta en sus talones, y se fue rumbo a la habitación.
-Kise-kun, saca los cartones de pizza, por favor.- llevando en sus manos una azucarera y una tetera clásica.
-Claro.- sonrió el rubio. Amontono las cajas y las dejo a un costado de la mesita
-¿El del portazo fue Akashi-kun?.- dejo ambas cosas en la mesa. Para luego dar la vuelta y dirigirse a la cocina.
-Si.- Respondieron todos.
-Es la primera vez que lo veo de esa forma.- comento Midorima.
-¿Creen que Akashi-kun haga un desastre?-pregunto Kuroko llevando entre sus manos una bandeja con 6 tazas pequeñas.
-¡KUROKO!- Gritaron todos.
-¿Cuando apareciste?.- pregunto Kagami.
-Hace unos minutos.- respondió dejando las cosas en la mesita.
-Bien… ya esta.- dijo Murasakibara, con ambas manos en la cintura.- una obra de arte.-
Todos miraron al pelimorado.- ¡Oh dios no!- susurro el cejas partidas.
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