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Idiota espadachín por RyoMoon

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Notas del fanfic:

Hola a todas, bueno... estaba durmiendo cuando de la nada me despertó esta idea un poco nostalgica, pero espero que les guste.


Se que casi no me doy el tiempo de escribir en esta categoria y no puedo pedirles nada, pero espero escribir más de ahora en adelante y hacerles pasar un buen rato.

Notas del capitulo:

Espero que lo disfruten, casi no se me facilita expresar la actitud de Gokudera, así que ha sido todo un logro escribir algo con él.


Katekyo Hitman Reborn le pertenece a Akira Amano

La tormenta que arrasa con todo a su paso se convierte en el tsunami que ahoga la paz


Yamamoto y Gokudera, dos jóvenes parte de la mafia, fueron elegidos hace 10 años para casarse y con ellos se pactaría paz entre la familia de ambos, un manto de tranquilidad entre sus familiares se forjaría con su unión, pero no entre ellos.


Gokudera Hayato era violento, agresivo con el guardián del agua, siempre molestándolo y humillándolo, en público o en la intimidad, no se dejaba convencer fácilmente, su apariencia de un gato de cabello plateado lo hacía parecer aún más fuerte de lo que realmente era.


Yamamoto Takeshi, un chico de cabello negro y actitud relajada, lleno de alegría y con los ojos más dulces que cualquiera haya visto en un espadachín formidable, la capacidad de sentir al enemigo y evitar que el enemigo te encuentre ocultando toda sed de sangre, es una conocida por la mayor parte de los espadachines de alto rango.


Los sentimientos de los dos crecían en diferentes vectores, Hayato guardaba rencor y Takeshi escondía su amor por su ahora esposo, desde que lo conoció siempre tuvo esa clase de sentimientos por el joven, pero no fue capaz de demostrarlo debido a la siempre impenetrable coraza de Gokudera, donde sus sentimientos nunca serian aceptado o correspondidos.


-Gokudera, no te exaltes tanto sólo porque las cosas no son como tú quieres-


-Ya me hartaste con esa actitud de defensor de la paz, ni siquiera puedes librar una guerra para protegerte, ¡Eres parte de la mafia! ¡No seas tan cobarde!-


-No soy un cobarde, simplemente no alabo la sangre que se derrama sin haber hecho uso de la negociación-


-¡Cobarde! ¡Quisiera nunca haberme casado contigo, sino fuera por la familia, jamás me habría juntado con un tipo tan desagradable como tú!-


Un día antes, ambos fueron forzados por su familia a consumar su matrimonio, debido a que hasta el momento no habían dormido juntos ni una sola vez, y las disputas seguían en el aire, para evitarlo, sus sirvientes les pidieron que pasaran la noche juntos y no les quedó más que ceder, para Yamamoto era un acto de amor, y para Hayato el acto que realizó con mayor asco en toda su vida.


Las manos suaves de Yamamoto, a pesar entrenar duramente con la espada, fueron atrapando a Gokudera, poseyéndolo y al final convirtiéndolos en un único ser.


-A mí no me molesta haberme casado contigo Gokudera… me gusta tu forma de ser tan rebelde y apasionada-


-Pues que sepas que ayer sentí la mayor de las decepciones, nunca pensé que los espadachines fueran tan malos en la cama-


-Eso… vamos, no digas esas cosas-


Soltaba una sonrisa fingida llena de su dolor reprimido, tratando de abrazar a su esposo que le daba la espalda, pero nada


-¡Vete de mi cuarto, no quiero verte nunca más!-


Su corazón se partió en mil pedazos con esas palabras y salió dejando al chico sólo mientras él simplemente cerraba con tranquilidad la puerta y se retrancaba en ella para llorar por el rechazo de su pareja.


Después de dos meses, Gokudera presentaba mareos y vómito, esto se presentó como un ultimátum para las familias, pues el sucesor sería un hijo de esos dos que dirigiría y unificaría ambas ramas.


Los amigos del peli plateado se acercaron para felicitarlo, y no fue hasta que se quedó solo con Tsuna, su jefe, que le dijo la verdad


-Me da asco aceptar que estoy embarazado de ese idiota-


-No digas esas cosas, Yamamoto es bueno contigo y te cuida mucho-


-Yo no lo amo, nunca voy a amarlo-


Alguien los escuchaba por fuera y volvía a llorar por su desprecio, salió para ver a su padre, pero se quedó a mitad de camino en un parque, donde se sentó y miró las estrellas que le brindaron mayor confianza, su luz era como el reflejo de la luna, lleno de melancolía y dolor, pero… también repleto de amor y tranquilidad.


Regresó a su casa, donde su esposo lo esperaba con las mismas críticas que le dedicaba desde hace 10 años, pero al entrar tomó otra actitud, mientras lo escuchaba gritar pasó de largo y lo dejó hablando solo.


Desde ese día siempre tenía la mirada dura y fría, no le regalaba una sonrisa y tampoco iba a rogarle cuando se enojaban, tampoco lo abrazaba por la espalda y menos lo cuidaba como antes.


El día que nació el bebé, Yamamoto sonrió sólo para el niño, a él no le dedicó ni una mirada, sacó a su hijo del cuarto y lo llenó de mimos, tenía sus ojos y su cabello, lo único que le recordaba a Gokudera eran sus labios.


De aquella actitud, Hayato se impacientó al verlo tan distante, pues no se valora lo que se tiene hasta que deja de serlo, esta vez había sido arrasado por su frase.


-Yamamoto…-


Sus ojos se quedaron perplejos cuando pasó a su lado para despedirse de los sirvientes pues no estaría por una larga temporada, incluso encargó a su hijo a la niñera y no a él.


-Señor Gokudera, ¿necesita algo?-


-¿Cuál es su platillo favorito?-


-¿Eh?-


-No soy bueno en la cocina… pensé que podría recibirlo con su platillo favorito cuando él regrese-


Las mucamas sonrieron y lo apoyaron, empezaron a darle clases de las cosas que le gustaban al “idiota espadachín” siendo muy estrictas con “la señora” de la casa.


A su vuelta encontró la mesa servida, lo probó y le supo diferente a lo que siempre comía, pero extrañamente le causaba nostalgia.


-Ha estado bueno Rina-chan-


-Eh… él señor me pidió que no se lo dijera, no ha bajado porque le ha dado pena, pero lo preparó Gokudera-sama-


Se sorprendió del detalle, pero no le dio importancia y no fue a buscarlo la distancia había crecido más, los estaba alejando.


Entró al cuarto de su hijo para verlo, y en este lo encontró, Yamamoto levantaba al pequeño en sus manos mientras le sonreía.


-Hace mucho que no sonríes así…-


-Ah ¿esto? Es porque él puede estar junto a mí-


-Se parecen mucho, tiene tus ojos-


-Desgraciadamente también tiene el color de mi cabello-


-A mí me parece… lindo-


Murmuró de forma casi inaudible mientras un sonrojo se posaba en sus mejillas, asombrando más al guardián del agua.


-¿Necesitas algo Gokudera?-


-¿Gokudera?...-


-Dímelo, si necesitas algo le diré a las mucamas que te lo preparen-


-No necesito… nada-


Sus ojos no mintieron, lloraba de tristeza, recordaba cuando lo miraba y lo abrazaba, ahora esos gestos no existían y su esposo no volteaba a verlo aun al hablar.


-Te necesito…-


Abrió sus ojos por completo para voltear a verlo sollozando, con ese rubor apenas perceptible en sus lindas mejillas, mientras sus piernas temblaban y parecía que iba a caerse en cualquier momento, así que se acercó y le colocó una de sus manos en su hombro.


-Vamos, no pongas esa cara… eres injusto, me lastimas-


Le abrazó como antes solía hacerlo y protegiéndolo con sus brazos, escondió su rostro en su pecho.


-Pero tú ya no me miras, ya no me quieres…-


-No puedo creerlo, ahora me dices eso, alimentas mis esperanzas-


-Pero yo nunca dije que no te amara, era divertido pelear contigo, porque al final, siempre me protegías con estos dos brazos-


-Lo siento, no debí lastimarte-


-Es mi culpa, no fui capaz de decirte que te amaba a pesar de que todos los días lo sentía en mi corazon-


El chico de cabello negro lo cubrió y le dio un suave beso en los labios


-Gokudera, yo creo que estás enamorado de Yamamoto-


-Jefe, no diga esas cosas-


-Es que mírate, sólo piensas en él, en todo este tiempo pensaste en él, incluso puedo ver en tus ojos el reflejo de su rostro-


-Quizá…. Sí, pero no lo sé con certeza-


-No me dejaras otra vez ¿verdad?-


-No lo haré-


Los besos y caricias de ambos anunciaron que vendría otro niño pequeño, definitivamente siempre estarían juntos y se amarían aunque pelearan como perros y gatos.


-Idiota espadachín-


-No lo digas así, duele…-


-Te amo-


-Yo también-


-Mmmm, lo sé-

Notas finales:

Espero que les haya quitado el aburrimiento.

Si tienen alguna peticion de una pareja diganme y la atenderé lo más pronto posible, siento que ahora tengo mucho tiempo libre :D


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