Érase una vez... Así es como inician todas las historias que deben ser contadas, ¿no es así? Pues bien, éste "Érase una vez" quizá no inicie de manera común ya que, como mencioné previamente; érase una vez, una linda chica, con una hermosa voz y habilidades sorprendentes. Todos la llamaban, la chica de oro y plata.
Nacida en la aldea más cercana a las montañas de fuego esta chica era una experta en combate y armas, por tal razón muchos buscaban sus servicios para librar aldeas del mal u obtener beneficios inmensurables, sin embargo, su precio era caro, quizá en demasía. La única razón por la que esta chica salía de su casa a librar batallas que otros no podían era sólo por el oro; metal precioso y mal valorado que ella y los suyos atesoraban con un fulgor sano, alejándolo de mentes profanas que buscaban su belleza y riqueza solo para su beneficio personal.
Pero el oro, lo veas como lo veas, es una tentación demasiado fuerte que puede bien traerte desgracias o bendiciones.
Y un buen mal día, a la aldea de esta valiente chica llegó un comunicado con las lechuzas del bosque interno. El rey del oeste le pedía ayuda para librarse de un ser maligno que había invadido sus tierras prometiendo una riqueza sin igual y, por tal riqueza prometida, partió de su hogar al reino del oeste pero cuál fue su sorpresa al llegar a la tierra invadida. Un dragón; ser supremo y único a los que muy pocos se atrevían a desafiar.
¿Pero cómo sabría ella si era bueno o malo enfrentarse a este ser?
Las leyendas comenzarían entonces, cuando ella desapareció. De muerte y desgracia se habló, pero la leyenda no se hizo inmensurable hasta meses después, con el nacimiento de unos gemelos singulares; ambos niños, hombres los dos, habían nacido con dos pequeños cuernos, cual dragón, sobre sus cabezas y ojos con pupilas singulares.
"Viajó al Oeste, la chica de oro y plata, haya fue donde ocurrió -muchos contaron y dispersaron la historia sin saber-. Con espada en mano a la bestia enfrentó con osadía, pero más fuerte esta fue. Desgarró y ultrajó a la valiente guerrera, dejando sólo el gran deshonor enmarcado por dos"
Y sí, ello se contó por doquier. La batalla de la gran chica y el más poderoso dragón de agua fue relatada con detalles mal fundados y, peor aún, fue relatado con sumo morbo el desprecio de dicho ser místico hacía el atrevimiento de una simple mortal, llevándolo a castigarla de la peor manera, de la única con la que muchos juzgarían antes de investigar; la profanación y degradación de los guerreros. ¿Era por ello que la chica por muerta se había hecho pasar? Todos apostaron por que sí.
Entonces, todos la despreciaron sin preguntas hacer para la verdad conocer. Con dos gemelos híbridos recién nacidos se perdió en la inmensidad del bosque sin que nadie se preocupara por buscarla... Y años en paz vivió con sus hijos alejados de los demás, pero la paz siempre es opacada cuando la maldad busca un fin.
–¿Por qué ahora? Ya han pasado años –la ahora mujer hablaba con sumo miedo en su voz–. ¡¿Es que no pueden sólo olvidar?!
–Las criaturas como esas jamás olvidan -una anciana, la mensajera de la desgracia, solo bajo la mirada-. Está solo en ti hacer o no lo correcto...
–¿Cómo... Cómo puedo hacer...?
–Quinientos corazones de brujas deben atravesar para cerca estar –la anciana movió sus manos, dejando ver entre sus dedos un pergamino bastante viejo que la mujer frente a ella miró con asombro–. Entonces y sólo entonces, el mayor sacrificio de los suyos deben hacer para el hechizo deshacer y su verdadera forma así como lugar reclamar. Sin temor entonces podrán ir y venir, si bien librados salen, pues la verdad en sangre habrán labrado.
El destino estaba ya marcado, la moneda en el aire giraba, pero lo que sucederá para llegar hasta aquella batalla bien conocida y profesada por los únicos seres sin control en Pandora –las brujas– estas a punto de conocer...
Pesadillas y oscuridad serán las máscaras que cubrirán la verdad que esconden los dulces... En un saco mágico.