El sueño y el cansancio a veces le hacían olvidar muchas cosas, como así también le hacían contestar que sí a cualquier petición que le hicieran. Aunque de todos modos, nadie en estado de somnolencia tendría el suficiente raciocinio para analizar algo estando a punto de dormirse.
Cuando se acostó miró el reloj y pudo notar que le quedaban solo cuatro horas para dormir, por lo que suspiró con cansancio tratando de conciliar el sueño. Hacía poco había recibido a una visita que llegó de madrugada, se trataba de su primo quien sería su huésped a partir de esa noche hasta que terminase sus estudios, él le había avisado sobre aquello con mucho tiempo de anticipación. Lamentablemente quien osaba a tocar el timbre una vez más, no, provocando un grito de frustración en el menor, quien arrastró los pies hacia la puerta casi con enojo, quería dormir, paz era todo lo que pedía.
Allí frente a él, estaba un muy buen amigo suyo, con mala cara de igual forma, todo mojado además, cargando un par de maletas, rápidamente le hizo pasar y le indicó cuál sería su cuarto, luego volvió a la cama, ahora sí a dormir, por fin.
Ambos huéspedes no se conocían entre sí, solo le tenían a él en común, además de tampoco saber que había alguien más allí aparte del dueño de casa, por lo que en la mañana, todo fue un caos. Quien llegara último, el mayor de los tres, tenía la costumbre de pasearse en bóxer, su amigo, el dueño de casa sabía sobre esta costumbre y estaba adecuado a ella debido a los muchos años de amistad, por lo que su reacción no habría sido escandalosa, sin embargo esa mañana oyó un grito a sus espaldas que casi le hizo botar el agua caliente sobre sus pies.
—¡Joder, qué susto!— grito antes de voltearse, rompiendo de todas formas el tazón que tenía en la mano al estrellarlo contra el mesón que dividía la cocina del comedor.
—El susto me lo has dado tú a mí ¿Se puede saber quién eres y qué haces en bóxer en la cocina de mi primo?— consultó el otro huésped de vuelta, con evidente semblante de enojo.
—Mi nombre es HakYeon, soy amigo de tu primo —le tendió la mano sonriendo, para tratar de ocultar su incomodidad al estar semi desnudo frente a alguien que no conocía—, no sabía que estabas aquí, HongBin no me lo dijo cuando llegué —agregó.
—se acercó y sin querer mirar demás, se concentró en observar el rostro y la sonrisa de su interlocutor, estrechándole la mano para no ser descortés— Me llamo JaeHwan, HongBin tampoco me mencionó que estabas aquí— mencionó tras soltar la mano ajena.
En ese preciso momento llegó el dueño de casa y al ver el pequeño desastre sobre el mesón, además de las circunstancias no le quedó de otra que bostezar. Gracias a ellos se había despertado muchas veces en la noche y también gracias a ellos mismos se despertó esa mañana sin ayuda de su alarma.
—Por lo que veo ya se conocen, traten de llevarse bien porque no quiero echar a ninguno a la calle, por favor— dijo en tono casi suplicante, mientras avanzaba hacia el mueble para buscar un tazón para tomar té.
Luego de ese pequeño discurso, HakYeon fue a su cuarto a ponerse ropa y JaeHwan se acercó a su primo con el mismo propósito de tomar un tazón del mueble para prepararse un té. Era notorio que el menor allí había pasado una mala noche, sus ojeras y los recurrentes bostezos hacían sentirse algo culpable a su primo.
—Pasaste una muy mala noche, ¿verdad?— casi susurró, sin querer alterar de ningún modo el carácter del menor.
—asintió mientras bostezaba— Sí, la verdad nunca recordé que llegarías en la noche y lo de HakYeon fue improvisado, de madrugada igual —bostezó una vez más—, no sé cómo sobreviviré a mis clases el día de hoy— añadió mirando con infinita paciencia su tazón, como si fuera lo más interesante del mundo.
—¿Por qué HakYeon está aquí también?— interrogó sin poder contener su curiosidad.
—Me llamó anoche diciendo que su departamento se inundó o algo así y por eso vino. Creo que su estadía será larga porque trajo dos maletas— contestó, para luego terminar su té de un par de sorbos.
En ese preciso instante volvió de quien hablaban, ahora vestido, con el cabello húmedo y un bolso colgando de su hombro derecho. Al igual que los otros dos se preparó un té y se sentó junto a ellos en la barra de la cocina.
—Mi estadía aquí es relativa, debo arreglar el tema del departamento, ponerlo en venta y buscar otro lugar a donde irme— intentó explicar, cosa que hizo a su amigo entrecerrar los ojos de forma inquisidora.
—Eso de la inundación fue culpa de una mujer, ¿no es así?— preguntó en tono resignado, mientras su primo trataba de esconder su cara de asombro tras el tazón.
—Sí, pero ya les contaré detalles más tarde se acerca la hora de irme. ¿Quieren que los lleve?— consultó antes de beber su té casi frío como si fuera agua.
En cosa de minutos los primos terminaron de buscar sus cosas y estuvieron en el auto de HakYeon, quien les preguntó a donde se dirigían para poder llevarles, pasando así a dejar a cada uno antes de dirigirse a su propio trabajo en una empresa, donde ejercía como paramédico.
HongBin estudiaba algo relacionado a las artes visuales y JaeHwan kinesiología, ambos comenzando sus carreras, luego de haber trabajado por un par de años para juntar dinero y poder pagar muchos de sus gastos.
El menor de los tres ya sabía cómo era su amigo, y solo esperaba no tener problemas debido a la debilidad y buena suerte con las mujeres de este, antes ya había tenido que lidiar con algunos percances menores gracias a HakYeon, por lo que esperaba que en todo ese tiempo las cosas hayan cambiado un poco al menos.