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Eso que hiciste anoche por rockmonster

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Notas del fanfic:

Hey! Otro one-shot a la bolsa!

Notas del capitulo:

Tengo una sequía enorme de inspiración Dx Esto es resultado de una idea que pasó por mi cabeza hace poco... Creo que está decente

Un sonido extraño atravesó los oídos de Alice, haciendo que despertara. El sol entraba apenas por entre las cortinas del balcón, llegando hasta el sofá donde se encontraba tendida. La verdad estaba muy cómoda, así que no consideró moverse de ahí. Al menos hasta que ese sonido apareció de nuevo, y  ya no era extraño: se trataba de su celular vibrando en alguna parte del gran sofá. Comenzó a buscarlo con lentitud, haciendo que la manta que la cubría cayera al piso. Entonces vio que no traía puesto su pijama, sino un vestido negro. Entrecerró los ojos, arrugando el entrecejo más de lo que ya estaba por el horrible dolor de cabeza que le taladraba la sien en ese momento. El celular volvió a sonar. Arrastró una mano hacia dónde provenía el ruido del aparato y lo tomó, fijándose en la hora y en que tenía tres mensajes. No quiso leerlos, en vez de eso se levantó con pereza y se movió hacia la cocina en busca de un vaso con agua. Cuando estaba por beber una chica entró a la cocina.

-          Pensé que ibas a dormir para siempre -, dijo riendo.

-          Buenos días para ti también, Sarah

-          Son las tres

-          Dos cincuenta y siete…

-          Las tres

La muchacha la miró con los brazos cruzados, con una expresión que no ocultaba la emoción que sentía. Soltó un par de carcajadas de la nada y, sentándose en la mesita de la cocina, volvió a hablar.

-          Y… ¿qué tal? -, dijo levantando las cejas.

Alice terminó el vaso de agua y la miró perpleja unos segundos. La otra muchacha la miraba como un niño que espera que su papá le cuente un cuento.

-          ¿Qué cosa?

Sarah rodó los ojos, volviendo a cruzar los brazos.

-          Eso que hiciste anoche

-          ¿Qué hice?

-          ¿No recuerdas nada?

El celular volvió a vibrar con violencia. Luego lo hizo de nuevo, y así unas diez veces más. La chica lo tomó, observando que la cantidad de mensajes aumentaba considerablemente. Sarah rio.

-          Anoche, en la fiesta, alguien escuchó a dos personas besándose en el baño como si el mundo se fuera a acabar. Estaban en el baño de chicas…

La muchacha todavía no sabía a qué iba esa historia. Además, mientras pasaban los minutos su dolor de cabeza se intensificaba, impidiéndole pensar con claridad.

-          Todos están hablando de eso, por eso llegan tantos mensajes. Nadie sabe quiénes eran, porque estaban dentro de un cubículo. Pero yo sí sé -, añadió sonriendo.

El punto de todo el asunto tardó en llegar a su cabeza, pero llegó. Alice abrió los ojos como platos y comenzó a balbucear moviendo las manos delante de ella como queriendo alejar las suposiciones que su amiga estaba haciendo. Un montón de recuerdos comenzaron a llegar a su mente como pequeños flashes que iban y venían. De pronto su confusión se desvaneció, dando paso a un ligero dolor de estómago y a una sensación difícil de describir en el pecho.

Caminó hasta el living, con otro vaso de agua en la mano, tratando de escapar de la interrogación que estaba por suceder. Pero Sarah la siguió.

-          ¿Es idea mía o acabas de recordar todo?

-          Sarah… Por favor, me duele la cabeza

-          Después de todo lo que bebiste anoche no me sorprende, pequeña

La chica frotó su sien con una mano, mientras pensaba en cómo zafarse de la situación.

-          Oye, no voy a juzgarte, ¿sabes? Sólo quiero conocer tu parte de la historia

-          ¿Qué historia? Anoche no pasó nada. Bebí un montón, pero nada más…

Sarah se sentó en el sofá pacientemente. Acomodó los cojines  y luego le hizo una seña a la chica para que se sentara junto a ella. Después de un par de negativas la muchacha accedió, con una expresión de cansancio en el rostro.

-          No pasó nada

-          Claro, sólo bebiste demasiado

-          Exactamente. Además, si hubiera pasado algo tengo todo el derecho de guardármelo. Aprende a respetar la privacidad de la gente, Sarah

-          Entonces sí pasó algo

-          ¿Qué? Te acabo de decir que…

Se quedó a mitad de la frase porque los ojos de cachorrito de Sarah la habían interrumpido. La chica tomó un cojín y lo puso en la cara de Sarah. Así al menos no sentía tanta culpa al mentirle.

-          Ok. Ya entendí. No pasó nada

-          Bien, te ganaste una galletita

-          Entonces las miradas de la chica de la mesa frente a la nuestra no eran nada, y las chispas en el aire cuando tú la mirabas eran mi imaginación. Además creo que fue un sueño cuando te sacó a bailar y luego te llevó de la mano al bar…

El cojín resbaló de su mano, dejando ver a una muy confiada Sarah. La chica cerró la boca, que se había abierto de la impresión, y dejó el vaso sobre la mesa de centro antes de que se le cayera. No porque escuchar eso la pusiera nerviosa, tampoco porque un escalofrío le había recorrido la espalda al visualizar esos momentos en su mente. Anoche no había pasado nada.

Sarah la miraba, expectante. Alice suspiró cansada. Anoche sí había pasado algo.

-          ¿Recuerdas cuando estábamos en secundaria? Había una chica de un curso superior que iba a la escuela en bicicleta

-          ¿La del casco con una calavera?

-          Sí

-          ¿Esa de cabello corto?... ¿Samantha?

-          Sí, ella. Estaba anoche en la fiesta. Resulta que es familiar del esposo de mi tía y la invitaron al matrimonio…

Había esperado cualquier cosa menos verla en esa fiesta, de verdad. Durante mucho tiempo ella había sido alguien a quien adoraba. Era de esas chicas que hablan poco, pero son muy amables. Además era buena en todo lo que hacía en la escuela. No había competencia de atletismo, partido de fútbol u obra teatral en la que no participara y sus calificaciones siempre estaban sobre el promedio. Sin embargo, Sam no era popular. A pesar de ser una chica excelente, había más gente sobre ella. Pero para Alice ella siempre sería la número uno en secreto. Cuando se fue a la universidad sintió un gran vacío, que con el tiempo supo llenar de otras cosas, como sus propios estudios.

Al verla entrar al lugar donde sería la fiesta después del matrimonio no le fue fácil reconocerla. Su cabello había crecido, llegando a la altura de sus hombros, y estaba usando un vestido rojo bastante bonito. Su rostro, sin embargo, seguía igual. Esa mirada dulce tras los cristales de las gafas que llevaba y su hermosa sonrisa, continuaban embelleciendo su rostro. Alice no podía despegar sus ojos de ella. Al menos no cuando Sam no la estaba viendo.

Llegó el momento del baile y todos se pusieron de pie. Alice, que no tenía muchas ganas de moverse, salió a tomar algo de aire. Para su sorpresa, Sam la siguió.

-          Oye, estábamos en la misma escuela, ¿verdad?

La chica intentó evitar sus ojos cuando le respondió, guardando la emoción que le provocaba saber que su crush de adolescente se había fijado en ella mientras estaban en la escuela.

-          Sí… Era de un curso menor

-          Lo sé. Alice, ¿cierto?

La muchacha asintió.

-          ¿Por qué no vas a bailar?

-          Creo que comí demasiado… Preferiría estar quieta un rato

No sabía cómo es que podía entablar una conversación normal con ella. Quizás se había convencido de que después de todo Sam era una chica normal, igual que ella. Pero cuando ya no supo qué decir y el tema de conversación se le escapaba, comenzó a ponerse nerviosa. Y no encontró nada mejor que ir al bar a pedir algo. Después de eso accedió a bailar un rato. La música lenta comenzó mientras ella estaba sentada descansando. No había señales de Sarah por ningún lado y todas las parejas se habían trasladado a la pista de baile.

-          ¿Quieres bailar? -, le dijo Sam acercándose.

Alice, que ya alcohol en la sangre, no dudó en decirle que sí.

-          ¿Por qué quieres bailar conmigo?

-          Te veías un poco solitaria ahí sentada… No vine con pareja y me gustan las canciones lentas

“Obviamente lo está haciendo porque es muy amable, tonta”, se dijo, borrando sus esperanzas de que hubiera otra razón detrás de la invitación de Sam.

-          Además, eres linda

“Está siendo amable, está siendo amable, está siendo amable… ¿Soy yo o hace calor aquí?”. Sus mejillas se volvieron completamente rojas, haciendo que Sam se riera un poco.

-          Tengo un poco de sed -, le dijo a la chica del vestido rojo.

-          Vamos por algo de beber

Y se la llevó al bar de nuevo. Siguieron varios tragos en lo que quedaba de la noche, y Alice apenas podía recordar lo que hacía. Según Sarah, había coqueteado con todo ser vivo que encontrara, incluso con la novia, y que por eso ella era su principal sospechosa de haber cometido el delito del que todos hablaban. Sin embargo, había algo que sí recordaba fielmente: el momento en que había tomado a Sam de la muñeca y la había llevado dentro del cubículo del baño de chicas. Sam no alcanzó a pedirle explicaciones por su impulsivo comportamiento, ya que su boca había sido silenciada por la de Alice, quien sintió cómo la muchacha se relajaba luego de unos momentos para luego seguirla con el beso. El tiempo había dejado de existir para ella, fundida en los brazos de la otra chica a quien tanto admiraba. Entonces pensó que su fanatismo por esa chica durante la secundaria tal vez había sido algo más que eso, algo mucho más profundo. Se despegó de ella con las manos temblando, intentando que sus miradas no se cruzaran, y sin decir nada salió del cubículo, tocando sus labios con la yema de sus dedos. Una vez fuera del baño comenzó a reírse sola y a tropezar con todos. Fue entonces cuando Sarah la encontró y decidió llevársela de ahí.

-          Y entonces desperté esta mañana…

-          Son las tres, Alice

-          Bueno, esta tarde…

Alice sabía que no se arrepentía realmente de nada, pero ahora que sentía sus recuerdos tan vivos, el peso de los mismos cayó sobre sus hombros. Estaba preocupada, angustiada y con un dolor de cabeza punzante.

-          Bien… Creo que es hora de hacer una llamada

Sarah se levantó del sofá, dejando a Alice con sus preocupaciones en el aire.

-          ¿Qué? ¿A quién vas a llamar?

-          A la chica que te vuelve loca

-          ¡¿Qué?!

-          Me dio su número antes de que nos fuéramos. Tú ya estabas muerta en el asiento trasero del auto y ella se acercó. Me dijo que te lo diera, pero yo no sabía quién era. Y ahora lo sé, así que vas a llamarla

El balbuceo de Alice comenzó de nuevo. Sarah tomó su celular y marcó el número, a pesar del montón de cojines que Alice le lanzó y las veces que intentó quitarle el aparato.

-          Creo que no contesta -, dijo Sarah extendiéndole el celular a su amiga.

Alice lo puso en su mano, moviendo la otra hacia arriba en señal de victoria. Cuando estaba por colgar escuchó una voz saliendo del aparato.

-          ¿Aló?

La chica se desesperó un poco. Estuvo a punto de presionar el botón para colgar, pero se detuvo. Esperó a que la chica del otro lado hablara nuevamente para poner el celular en su oreja mientras Sarah le guiñaba un ojo. Tomó aire para calmarse y respondió.

-          Hola Sam

Notas finales:

Gracias por leer!!!!!!!!!!!!

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