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A primera vista por Rhape

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Para Light aquel habría sido otro perfecto y pacífico día si no fuera porque la tonta de su hermana Sayu se perdió. Acababan de mudarse a un vecindario nuevo, donde los alrededores parecían tan tranquilos que seguramente no existía amenaza alguna. Pero Light era estudiante de criminología, quería ser policía como su padre, así que estaba más que consciente del peligro que corría una niña de 14 años que caminaba sola en un lugar desconocido y con el sol a punto de ocultarse.

Al principio caminó rápido y la buscó con la mirada, a lo mejor se encontraba cerca, y no quería que sus padres lo oyesen llamarla y se alarmaran. Quería evitarse el castigo.

Primero maldijo a su hermana por querer acompañarlo a ver el lugar, después maldijo a sus padres por obligarlo a llevarla con él. Y por último se maldijo a sí mismo porque se estaba muriendo de la preocupación. A pesar de todo, amaba a su hermana y no quería que algo le sucediera.

Por suerte, la chica lo encontró primero.

- ¡Liiiiiiight! - escuchó la voz de Sayu tras él y se volvió enseguida para atraparla en sus brazos.

Estuvo a punto de gritarle si no fuera porque la niña gimoteaba abrazada a su cintura. Light sintió como sus rostro se suavizaba en contra de su voluntad y le dio palmaditas en la cabeza para que se tranquilizara.

- Ya, ya... No llores. ¿Dónde te habías metido? - preguntó con un poco de reproche. Entonces, al alzar un poco la vista, se percató de un extraño muchacho con ojeras que los observaba con sus ojos negros bien abiertos.

- Yo...yo... me perdí porque me distraje – confesó, pensando en que su hermano la regañaría si no dijese la verdad – Pero Ryuzaki me ayudó a encontrarte -

- ¿Ryuzaki? - Light volvió a mirar al muchacho y éste asintió con la cabeza – Gracias por ayudar a mi hermana – dijo, con una tenue sonrisa - ¿Hay alguna manera de que pueda compensártelo? -

- No. Así está bien – respondió sin cambiar su expresión.

Light comenzaba a incomodarse a falta de respuestas faciales, sumando su espalda arqueaba hacia adelante de manera despreocupada, sin embargo, ESO parecía ser normal en él, porque cuando Ryuzaki se acercó a ellos seguía con esa mirada distante – Entonces, ¿ustedes son los Yagami que se acaban de mudar? - preguntó sin nada de interés aparente, pero el castaño adivinó que intentaba ser cortés.

- Ah, sí. Hoy es nuestro primer día en la casa, Mi nombre es Yagami Light y esta es mi hermana Sayu. Tú... ¿serás acaso uno de nuestros vecinos? - se aventuró a preguntar. Es decir, si Ryuzaki estaba por los alrededores y sabía de su llegada...

- Correcto – asintió con la cabeza – Soy Lawliet Ryuzaki, su vecino a dos casas a la derecha de la suya – al terminar de decir eso se llevó una mano a la cabeza – No creo ser el más indicado para darles la bienvenida, pero... bienvenidos -

- Gracias – dijeron los hermanos al unísono.

- Umm, ¿debo comentarle a tus padres sobre la desaparición de Sayu? - preguntó de pronto, como si hubiese leído la mente de Light, la cual ya estaba maquilando lo que le dirían sus padres si Ryuzaki alguna vez lo sacaba a flote en alguna conversación futura.

Light no supo a primeras que decir, solo tenía los ojos abiertos en sorpresa.

- ¡No, por favor! Te agradecería mucho que no lo hicieras – dijo al fin, con mirada de perrito desamparado, eso siempre le funcionaba.

- De acuerdo. No tengo problemas con eso – se encogió de hombros.

- ¡Hey! ¿Y yo qué? - inquirió Sayu con el cejo fruncido – Quiero algo a cambio de mi silencio -

- Sí, sí, te daré lo que quieras, pero te callas, ¿de acuerdo? – respondió con un bufido de cansancio.

- Es un gusto haberlos conocido. Pero ahora debo volver a al trabajo – dijo el de cabello negro metiendo sus manos en los bolsillos y comenzando a caminar.

- Fue un placer. Y gracias de nuevo – se despidió Light de manera cordial.

El castaño dio un suspiro de alivio. Sayu estaba a salvo y había conocido a uno de sus vecinos. Ryuzaki parecía un tipo extraño a primera vista, pero prefirió no prejuzgarlo, es decir, le había evitado un buen castigo...

- Cómprame una caja de chocolates – pidió su hermana a cambio.

- Está bien. Pero los escondes de mamá sino hará preguntas -

Y antes de volver sus pies hacia su hogar, Light se preguntó qué clase de ocupación tenía Ryuzaki para seguir trabajando a esas horas de la tarde.

Los días pasaron y Light y su familia reconocían mejor el vecindario. Sayu no volvió a perderse, como tampoco habían vuelto a ver a Ryuzaki. Light no le dio mucha importancia, seguramente no se lo topaba porque se encontraba demasiado ocupado con la escuela y su trabajo de medio tiempo, sólo llegaba a su casa prácticamente para dormir. Y cuando por fin llegó el fin de semana, se refugió en su mejor amiga, Misa, para rechazar las múltiples invitaciones que le hacían sus compañeras de clases para salir a citas románticas.

- ¿Estás seguro que no eres “rarito”? - preguntó por enésima vez la muchacha, mientras estaba acostaba boca arriba en la cama de Light jugando con su celular.

- No digas tonterías – respondió el castaño mientras leía un libro para su tarea.

Se conocían desde niños, por tanto Misa ya tenía una idea clara de cómo Light odiaba ser el centro de atención de las féminas, sobre todo de las escandalosas, por ello, para molestarlo, ella misma actuaba así en ocasiones. Por otro lado, a Light le agradaba la personalidad fuerte pero infantil de Misa, pues ella no tenía problemas en fingir en ser su novia obsesiva y espantaba con eso a otras chicas que intentaban acercársele. Era divertido y conveniente.

- Oh, bueno – continuó la rubia, intentando aguantarse la risa – Es que con 19 años y sin novia... -

- Ya la tendré a su tiempo – replicó cortante, no porque estuviera molesto, sino que mientras leía escribía notas en su cuaderno.

- Bueno, a diferencia de ti, yo quedé con mi novio para vernos dentro de una hora y ya debo ir a ponerme guapa para él – dijo levantándose y estiró los brazos – Gracias por prestarme tu Internet -

- Sí, sí. Ya vete – dijo, pero igual se levantó de su escritorio para escoltar a su amiga a la puerta de entrada. Él era un caballero después de todo.

Misa tomó su bolso, se despidió de Sayu, y cuando iba a decirles adiós a los padres de su amigo en la sala, ambos miraron con sorpresa a la madre de Light hablando entre risa y risa con Ryuzaki, quien, a diferencia de la mujer, éste mantenía su rostro estoico.

- ¡Oh, Light! Estaba a punto de llamarte. Ryuzaki me dijo que ya se conocían – dijo su madre al verlos – Misa, ¿ya te vas? -

- Sí, Señora Sachiko. La veré después, y mucho gusto – la rubio hizo una reverencia para la mujer y otra para el muchacho, después le hizo una seña a Light para que se quedara a atender a su invitado.

El castaño entendió y se sentó en el mismo sofá que su madre, quedando frente a su vecino y confiando en que éste no había comentado nada sobre lo de Sayu, sino su madre ya lo habría regañado.

Estuvieron un rato hablando los tres, con su madre encantada con todo lo que el de cabello negro decía. Light no sabía como hacía su madre para no darle importancia a la personalidad de Ryuzaki, no, más bien, a la nula personalidad de Ryuzaki.

- Ryuzaki, ¿qué edad tienes? - preguntó curiosa.

- En unos meses cumpliré 24 -

- ¡Vaya!, creí que tenías la misma edad que Light. Es que te ves tan joven -

Light concordó en eso. Ryuzaki parecía rondar su edad, sobre todo con esa ropa tan holgada que llevaba puesta.

- ¡Ah! ¡Miren la hora! – exclamó de pronto al ver el reloj de pared – Debo ir al mercado a comprar ingredientes para la cena. Mil disculpas -

- Señora Yagami, si me lo permite, me gustaría quedarme un rato más para conversar con Light – pidió suavizando su tono de voz, como si de un niño pidiendo un favor se tratara.

- Oh. Por supuesto. Es más, te pido que te quedes a cenar con nosotros. Estoy segura de que a Soichiro, mi marido, le encantará conocerte -

Luego de que Sachiko y Sayu salieran de compras, Light y Ryuzaki se quedaron en la sala.

- ¿De qué querías hablarme, Ryuzaki? - inquirió con curiosidad. Le pareció extraño que le pidiera hablar en privado, siendo que apenas se conocían.

- Light, quizás esto te suene increíble y te tome un tiempo asimilarlo, pero estoy enamorado de ti -

El castaño abrió los ojos de manera desmesurada y por un momento pensó que había oído mal. Cinco segundos tardó en digerirlo.

- ¿Qué? -


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