-"Cuando en ocasiones no tenga confianza en mi mismo, al menos, por medio del teléfono, déjame oir tu suave aliento."
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Las relaciones humanas están llenas de actos de valentía, cada una de ellas con un grado de sacrificio al cual los sentimientos se enfrentan. Las divagaciones internas de Park Chanyeol se habían hecho cada vez más profundas desde que se había despedido de su valiosa relación con Do Kyungsoo, una relación que había estado llena de cambios y pequeños obstáculos que sus corazones desbloqueaban como si fuesen piezas importantes en el recorrido de un juego. Ambos no podían negar lo cómodos que se sentían el uno con el otro y Chanyeol creía que no podía llegar alguien más importante en su propia vida que el hombre de cabello azabache.
Chanyeol creía que esos gruesos labios iban a ser lo único que degustara con tanto sabor en su boca. Sólo podía pensar en lo mucho que amaba rodear sus brazos por detras del cuerpo del más bajo, atraerlo a su propio cuerpo y susurrarle lindas palabras en su oido, palabras que, muchas veces molestaban al otro por ser increíblemente cursis, Chanyeol no podía nada más que reir en aquellas situaciones, la cara sonrojada de Kyungsoo lo era todo para sus ojos. Sabía que muy dentro de él, adoraba cada una de las tantas muestras de cariño que Chanyeol le regalaba, aunque no se atreviera a decirlo en voz alta.
En su mente sólo podía revivir tiempos de alegría al lado de Kyungsoo que pensaba que iban a ser infinitos. Suaves manos que al contacto de sus largos dedos no desperdiciaban ningún minuto para tomarlos y, cómo el menor adoraba besar cada uno de ellos, a pesar de lo ásperos que a veces resultaban ser. La guitarra causaba estragos en sus manos. Sonrisas que ambos se dedicaban cuando sus ojos se perdían bastante tiempo en la mirada del otro, risas que fluían naturalmente, llenaban todas las alcobas del apartamento de Kyungsoo.
Recuerdos un poco más dolorosos los trataba dejar de lado; las veces en las que se besaban cálidamente por todos los rincones de la casa, ágiles movimientos de cadera de Chanyeol que estampaban a Kyungsoo en su sofá, y todas las alegres veces en las que ambos cantaban canciones, ocasiones en las que se intercambiaban abrazos y suaves susurros en el mueble.
Pero, todas las cosas buenas tienen un final, y por una extraña razón ambos corazones empezaron a alejarse, peleas en cuestiones de horas estallaban y almas comenzaban a sentir el cansancio del dolor de lastimar a la persona que más quieres.
Algo tan simple como las separaciones del trabajo de cada una de las partes de la relación había causado una gran repercusión en el poco tiempo que ya pasaban juntos.
Los turnos de Chanyeol en el hospital cada vez eran más tardíos y la cama doble en la que solía compartir con Kyungsoo empezó a hacerse más vacía, las noches se hacían más vacias, silenciosas y oscuras, las luces parecían cada vez más opacas aunque tuviese todas las luces de su habitación encendidas, con toda esa embriagante soledad, las lágrimas del más joven sólo relucían y empezaban a acumularse en las sábanas.
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Una de las ventajas de salir con tu mejor amigo es que no se guardaban rencores, ambos se seguían amando terriblemente, pero, se negaran a aceptarlo, tal vez, pensaban que aquellos sentimientos iban a desaparecer y todo volvería a ser como antes.
Después de todo, siendo ambos como el Ying-Yang, diferentes, necesitaban estar juntos, complementarse era su razón de ser luego de conocerse.
Una despedida que no sonaba a un adiós, y sonrisas y miradas de amor que no deben darse cuando terminas con alguien, flotaron entre ellos el día y el exacto momento en el que tomaron la decisión de alejarse un poco del otro. Para hacer un examen que les pudiera comprobar si la ausencia de su compañero no les hace sentir en realidad tanto anhelo dentro de sus almas.
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Pero el remedio había sido peor que la enfermedad, los trabajos de gerente de oficina se habían vuelto cada vez peores para Kyungsoo y las cargas de trabajo eran crecientemente horribles.
Sin mencionar el hecho de, cuando se veía obligado a ir a esas reuniones extracurriculares de bebidas con sus compañeros de trabajo, su ser se descontrolaba y todo el soju que fluía por su sistema le hacía pasar grandes bochornos al hacer sus ojos llorar y susurrar por el nombre de Chanyeol, aquel que extrañaba tanto.
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Tardes turnos de hospital, vidas que se apagaban diariamente, estrés en la presión de hacer un buen trabajo y tanta sangre en emergencias tampoco colaboraban en el buen estado mental de Chanyeol, pero al menos le ayudaban a tener sus pensamientos ocupados, o sería un tonto hombre con una guitarra en casa, tocando canciones de desamor con mucho tiempo libre torturándole la cabeza.
Pero algunas ocasiones, desearía caer en ese estado.
¿Quién dice que los hombres no pueden sufrir por amor?
Aún más, cuando, su alma se sentía tan comprometida con Do Kyungsoo, el cómo adoraba hacer que sus labios se transformaran en una sonrisa, cómo recordaba con qué placer sus pequeños dedos recorrían su cabello cuando ambos estaban en el sofá simplemente escuchando sus respiraciones, cuando ambos en días frios se abrazaban y no podía decirse a ciencia clara en que lugar empezaba y terminaba el cuerpo del otro. Cuando ambos se entregaban a besos tan apasionados que al final, en el proceso de hallar sus respiraciones, los ojos de Chanyeol se enfocaban en aquella pequeña abertura en forma de corazón completamente roja, y como al instante que Kyungsoo captaba dónde estaba la miraba del más alto, sus mejillas se unían a la tonalidad de sus labios.
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beep, beep, beep.
Por cada tono que resonaba en sus oidos, se arrepentía más de haber tomado el teléfono y marcado a ese número que no llamaba desde hace poco más de un mes. Se suponía que ambos habían terminado en buenos términos, y que ambos se seguirían hablando, pero el tiempo pasó, y ninguna de sus voces volvieron a cruzarse.
"¿Será un mal momento para hablarle? ¿Estará ocupado? Muy probablemente ni conteste la llamada, Kyungsoo siempre ha sido muy cortante."
Estaba a punto de colgar el telefono, habría sido mejor si no hubiera sido tan "valiente" y simplemente dejara a un lado los impulsos estúpidos, pero, un suspiro sonó al otro lado de la línea.
- ¿Kyungsoo? - Raramente sintió un poco de calidez al pronunciar ese nombre que tanto había deseado que saliera de sus labios de nuevo.
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Llamada entrante, Chanyeol.
¿Es mejor que ignore la llamada o que simplemente se haga un favor a si mismo y contesta?
No se había dado cuenta por si mismo cuánto extrañaba la voz profunda, varonil y tierna del otro.
Miles de preguntas rodeaban su cabeza, ¿Estás bien? ¿Tu trabajo está bien? ¿Dónde estás? ¿No te has cansado demasiado? ¿Has comido bien?
¿Me has extrañado de la manera de la que te he extrañado yo a ti?
Usualmente, Kyungsoo no es un hombre que se entregue a las lágrimas y su rendición sea tan temprana.
Como un idiota, empezaron a caer gotas por sus mejillas, y un suspiro salió inconsciente por sus labios al contestar el teléfono.
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- Lamento molestarte, yo sólo.. no lo sé, quería hablarte. - quería escuchar tu aliento era lo que deseaba realmente decir, pero creía que era demasiado. Ya le bastaba y deseaba parar de ser el cursi de los dos.
Ninguna respuesta salía del otro lado de la línea, sólo algunas respiraciones, como para hacerle un recordatorio a Chanyeol que Kyungsoo existía, pero que no podía alcanzarle.
- Mira, Kyung, mi intención no era molestarte, en realidad puedo colgar en este momen...
- No cuelgues - Una voz rápida sonó en la llamada, sus palabras estaban cargadas de urgencia.
- No me molestas, Chanyeol, al menos, - Su voz vaciló - al menos escucho de nuevo a un amigo que me conforte.
Chanyeol ignoró el extraño y breve sentimiento que se expandió en su pecho por el hecho de ser llamado amigo por Kyungsoo. Los amigos no se aman entre ellos. Los amigos no se desean. No lloras de esta manera por sólo "amigos".
Lágrimas empezaron a caer por sus grandes mejillas.
Trató de enfocarse en lo importante.
- ¿Qué es lo que te inquieta en estos días? - Chanyeol preguntó aunque ya sabía la respuesta, trabajo, seguramente.
- Tú.
Un gran silencio se prolongó entre ellos mientras las lágrimas seguían corriendo. Mientras los segundos pasaban.
- No te sobre esfuerces demasiado en el trabajo, Yeol, también sé que te afecta el ver algunos pacientes morir, toma cuidado en estos días fríos.
- Kyungsoo... - Chanyeol inició pero fue interrumpido.
- Debes estar muy bien en estos días, supongo que no hay tanto estrés ahora en tu vida.
Las palabras Supones mal, casi se desliza por los labios del mayor. Al final, nada más se dijo.
- Los días... han estado un poco más tranquilos, supongo. - Chanyeol respondió con una mentira. - ¿Cómo va todo en la oficina?
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Todo genial, el trabajo es horrible, he pasado grandes vergüenzas con mis compañeros de trabajo, y he llorado como un idiota estando borracho, nada nuevo.
- Todo bien, ya sabes, las mismas cuentas, mismos números. - Al final respondió con un mentira desinteresada.
Ambos no podían decirse lo que en realidad querían, lo cual apestaba.
Pero, ¿Qué era lo que les detenía?
Sin esperarselo, Kyungsoo escuchó el tono del final.
Chanyeol había colgado.
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Media hora después y las lágrimas de Kyungsoo ya casi se habían secado, extrañamente no estaba llorando más, aunque estuviese bebiendo Soju como si no tuviese un mañana, ahora ya había desarrollado una buena tolerancia contra el alcohol.
La vida lo odiaba, justo cuando desea estar ebrio y no pensar en nada más, no puede quedarlo.
Hace unos diez minutos había empezado a llover torrencialmente en la linda metrópolis llamada Seúl, y el otoño se avistaba en su ambiente.
Hace 5 minutos Kyungsoo veía distraidamente el gran ventanal que ocupaba su casa.
Hace 4 minutos había empezado a suspirar como tonto por el frío que había empezado a sentir.
Hace 3 minutos se dió por vencido, con solo ver su ventanal y el alcohol que consumía, sólo lograba pensar más en Chanyeol.
Hace 2 minutos pensó en como extrañaba el calor de los brazos de Chanyeol, sus besos, el toque de su piel, sus susurros en su cuello...
Hace 1 minuto trató de hundirse un poco en el sofá para sentir un poco de calor artificial.
Hace un segundo unos toques en su puerta hicieron eco en la casa sumida en silencio.
Kyungsoo se levantó sombriamente y al estar un poco mareado por el alcohol no se molestó en ver la pequeña pantalla que guiaba a la cámara del exterior, se dirigió directamente a abrir la puerta.
Lo que vió le dejó desconcertado.
Pies grandes, piernas largas, abdomen delgado, algunas capas de ropa de más, completamente empapado cuerpo, sonrisa cálida, ojos rebozantes de felicidad, que ahora sólo expresaban anhelo.
Park Chanyeol.
Los ojos del más pequeño se agrandaron, sus ojos no daban crédito a lo que veía.
No hace muy poco esta misma persona le había colgado y le había hecho creer que ya esta había dejado de importarle su existencia.
Con el ceño fruncido, Kyungsoo sólo pensó en hacerle una cosa, y cosa que iba a ejecutar.
Golpearle.
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Chanyeol con una mueca se masajeó la intersección de su hombro y su brazo. Pero, al recuperarse rápidamente no perdió tiempo para acoger a Kyungsoo en sus brazos.
¿Qué importaba si estaba empapado?
¿Qué importaba si estaba adolorido?
Ningún contratiempo se comparaba con las ganas que tenía de volver a ver a Kyungsoo. De abrazarle y estar a su lado. De escuchar su risa y besarle.
No iba a desgastar esta oportunidad.
Esta ráfaga de valentía tenía una razón.
- Do Kyungsoo, puedes decirme con la verdad, ¿En qué nos beneficia esta separación? -
No respuesta.
- Kyungsoo, respon.. -
- Te extrañe - La tímida sonrisa que se manifestaba en los labios de Kyungsoo hizo que a Chanyeol le volviera el alma al cuerpo.
Su sonrisa tipo brillante (parecida a las radiantes de los comerciales), volvió.
- No tienes idea de lo mucho que yo también lo hice - Chanyeol respondió.
Y se ensanchó cuando Kyungsoo le besó con amor una de sus mejillas.
- Creo que lo sé muy bien.